El presidente Xi Jinping comenzará el último año de su primer mandato en 2017, y los desafíos que enfrenta el manejo de la segunda economía más grande del mundo son múltiples. El gobierno de China está apuntando a tasas de crecimiento del 6,5% durante los próximos cinco años, pero la experiencia reciente ha demostrado que alcanzar o incluso superar estos objetivos no conducirá a una economía china estable a menos que esos objetivos sean alcanzados de manera sostenible.
¿Qué medidas tiene China para afrontar la lentitud de su crecimiento?
Desde la crisis financiera, los responsables políticos han intentado que el crecimiento mejore apoyándose en el sector empresarial, dotándolo con crédito barato para invertir en infraestructura y el formidable sector exportador de China.Pero ese crédito se ha canalizado cada vez más hacia inversiones menos productivas, lo que ha hecho que la deuda global se dispare.
Según un reciente análisis del Fondo Monetario Internacional, el crecimiento general del crédito ha estado promediando alrededor del 20% anual, mucho más que el crecimiento nominal del PIB (producto interior bruto). Esta no es una estrategia sostenible para el crecimiento económico futuro, y el presidente XI debe hacer más para reequilibrar la economía hacia el gasto de los consumidores.
Hay algunas dudas sobre si, en el próximo año, si la economía china va a seguir impulsando el crecimiento mundial en el futuro, ya que primero debe encargarse de arreglar sus propios problemas económicos, por lo que por su propia cultura y su manera de ver la economía, siempre intentará solucionar los problemas desde dentro hacia fuera.