La situación financiera con la contratación de una hipoteca ha sufrido un cambio bastante drástico en los últimos meses, el más llamativo de todos ellos tiene que ver con la entrada en vigor de la nueva Ley Hipotecaria desde el pasado 17 de junio, cuyo principal objetivo es lograr una mayor transparencia en el mercado inmobiliario.
¿De qué forma se pretende lograr dicho objetivo? La metal para cumplir con el mismo es que se pueda facilitar el acceso al hipotecado a un mayor conocimiento sobre lo que firma a la hora de contratar una hipoteca, un ejercicio fundamental dentro de este mercado, que muchos clientes no toman con la debida seriedad hasta que comienzan a presentar problemas con la condiciones de sus pagos.
Por ello, una de las metas principales de esta nueva ley es que los clientes aprendan la importancia de leer la letra pequeña de los contratos, por decirlo de cierta forma.
La importancia de un contrato hipotecario
De hecho, un contrato hipotecario es uno de los documentos más importantes que cualquier persona puede llegar a firmar, y para que funcione, como todo convenio legal de este tipo, ambas partes deben estar totalmente de acuerdo con el compromiso que están firmando y por el que están adquiriendo total y plena responsabilidad de lo que se firma, lo cual incluye los términos bajo los cuales se va a celebrar esta relación de compra-venta.
De esta forma, la Nueva Ley Hipotecaria busca, en última instancia, que el hipotecado conozca y sea plenamente consciente de los riesgos que asume sobre lo que está firmando.
A continuación vamos e repasar las principales diferencias que se presentan entre la nueva y la vieja ley hipotecaria, de manera que podamos conocer con mayor detalle los pros y contras de la nueva regulación en torno al mercado hipotecario.
Los pros y contras de la Nueva Ley Hipotecaria
En primer lugar, tal y como ya se mencionó con anterioridad, la nueva ley hipotecaria busca aplicar mayor transparencia en torno a ciertas condiciones que por descuido o conveniencia, podían permanecer a la sombra, es decir, datos ocultos para el hipotecado que eran de especial relevancia para saber si un crédito hipotecario le convenía del todo o no.
Mayor responsabilidad en torno a los procesos y gestión de documentos para la celebración de un contrato hipotecario, de tal forma que la entidad financiera pueda conocer con detalle la solvencia económica de los clientes, así como la responsabilidad de la entidad para entregar información más exhaustiva al consumidor y que este último acuda ante notario para analizar la condiciones de la documentación remitida por el banco, lo cual incluye comparecer ante notario al menos 24 horas antes de la firma.
Mayor acceso a las diversas ofertas de los mercados
La integración de los nuevos canales de información en los portales inmobiliarios, permitirá que los clientes puedan buscar las ofertas que mejor se ajusten a su solvencia económica, es decir, que mejor se adapten al alcance de sus recursos. De esta manera, se pueden guiar por las mejores condiciones de los mercados y no solo por las ofertas que les ofrece su banco tradicional.
Probablemente, el punto más positivo para los consumidores respecto a la Nueva Ley Hipotecaria es que los gastos hipotecarios, como notaría, gestoría o registros de documentos, ahora corren por cuenta de los bancos, y suponen un ahorro de alrededor de entre 500 a 1000 euros para los hipotecados.
La mala noticia es que algunos bancos parecen haber trasladado ese gasto a los precios de sus hipotecas, de tal forma que estos están presentando aumentos importantes en los últimos meses.