Una vez más se demuestra que el mundo real no tiene nada que ver con la banca, y viceversa. Las entidades financieras españolas viven en su propio universo paralelo y poco o nada quieren saber de lo que está pasando en el día a día de los ciudadanos, protegiéndose en la obtención de sus propios beneficios y apuntando a su propia recuperación.
Vamos por partes. En un escenario en el que las entidades financieras están siendo rescatadas de manera permanente por parte de los gobiernos europeos, éstas siguen dando beneficios a sus accionistas, menos que antes, es verdad, pero beneficios al fin y al cabo, y ahora resulta que se están aprovechando de sus clientes para obtener liquidez.
Te cuento, resulta que las entidades financieras están presentando las hipotecas privadas, la de las familias, como aval ante el BCE para obtener liquidez. Es decir, mientras que por un lado niegan las hipotecas por activa y por pasiva, y cuando las conceden lo hacen a tipos de interés claramente prohibitivos, por otro están presentando un activo claramente seguro ante las autoridades financieras europeas para obtener beneficio propio.
Y es que en un mundo en el que la morosidad no hace sino incrementarse de manera permanente encontrarse con un activo financiero con un 3,4% de morosidad (según el dato de septiembre de 2012, último disponible) es una bicoca que el BCE sabe apreciar y la banca española utilizar.
Sin embargo, los ciudadanos pedimos desde el pleno derecho que las autoridades españolas impongan un cierto nivel de exigencias a las entidades financieras para que todo el beneficio que obtienen de la buena voluntad de los ciudadanos, buena voluntad que tiene que ver con aceptar los abusos habituales que se están produciendo, sea revertido en la propia sociedad.
Por ejemplo, se debería de fijar por ley un máximo para los diferenciales que se aplican en las hipotecas, de manera que el tipo de interés que acabe por afectar al ciudadano hipotecado sea menor. De esta manera se facilitaría el acceso de los ciudadanos a la financiación hipotecaria, porque la baja morosidad de estos préstamos justificaría claramente unos diferenciales mucho menores.
Pero, ¿cómo son a día de hoy las hipotecas que las entidades financieras conceden para pisos de su propiedad? En líneas generales suelen ofrecer algunas ventajas respecto al resto, sin embargo, conviene estar alerta, leer siempre la letra pequeña y hacer números antes de firmar.