A ver si el señor Rajoy se entera de una vez: un líder sin seguidores es un tío que pasea.
Si nuestro Presidente se enterase de eso comprendería el por qué de tanta desafección entre sus ciudadanos, de tan poco aprecio entre sus votantes y la altísima intención de abstención entre los que le apoyaron la última vez.
Y con las hipotecas pasa igual.
Un banco que no da préstamos, es una churrería sin humo. Un banco que no se dedica a tomar el dinero de muchas personas, pagar un interés a los depositantes y prestar más tarde ese dinero a un interés superior al pagado, se sigue llamando banco, pero ha dejado de serlo en el modo en que lo conocíamos para dedicarse a otra actividad. Y la naturaleza del negocio debe de ser del todo inconfesable, puesto que no hay quien quiera meterse a describirla.
¿Y qué está pasando? Pues un poco eso. Que nos dicen que el crédito a las empresas mejor a un poquito, y que mejora también un poco, mínimamente, la concesión de hipotecas, peor luego resulta que si nos ponemos a mirar los requisitos para estas operaciones y las condiciones de solvencia para los clientes a los que van dirigidas, nos quedamos otra vez encogidos de hombros: empresas públicas, o clientes subvencionados, como los jóvenes a los que en algunas comunidades autónomas se les dan subvenciones para su primera vivienda.
¿Tenemos entonces un negocio bancario o hipotecario? ¿Tenemos algo que se parezca a instituciones financieras, que recogen el ahorro y lo canalizan para convertirlo en inversión, como dice la teoría clásica? No. Tenemos no sé qué, montando una vez más no sé sabe cual tejemaneje para ganar dinero si se puede o conseguir que lo paguemos a escote si se pierde, como ya sucedió. Si esta vez el plan pasa por cobrar las pérdidas de antemano, a través de subvenciones, en vez de cobrarlas a posteriori a través de rescate, pues oye, ¡que me alegro”!
Pero no, de momento, con las condici0nes que vemos, los intereses que pagan por las cuentas corrientes y los requisitos que ponen para conceder una hipoteca a un tipo normal de la calle, no consiguen convencerme de que un banco es un negocio normal que hace operaciones normales.
Nuestros líderes son tíos que pasean y nuestros bancos, pues no sé… mejor no pensarlo.