Algunos tenemos la impresión de que en España los jueces sienten demasiado a menudo la tentación de gobernar sin necesidad de pasar por las urnas, y que utilizan su potestad para interpretar las leyes como un arma que les permite llevar su influencia y su poder mucho más allá de sus funciones.
Pero estas son sólo sospechas y no afirmaciones, ¿vale?, porque, como todo el mundo sabe, hablar mal de un político es normal y hasta saludable, pero hablar mal de los jueces es delito.
Dicho lo cual, el caso que hoy nos ocupa no sé muy bien si va de eso, simple politiqueo, o se trata de una llamada de atención sobre si no se estará llevando demasiado lejos la complejidad de los productos financieros, de modio que ni los mismos que los crean conocen las consecuencias y el alcance de todos lso refinamientos que inventan. Ya hablamos de ellos en otra ocasión, pero en lugar de una conjetura, el tema se ha convertido en realidad, así que vamos a ver lo que sucede con todas esa hipotecas que los bancos titulizaron, vendieron a fondos de inversión y ahora resultan impagadas.
Como se trata de un mercado interno y opaco no hay datos oficiales sobre el número de hipotecas titulizadas, o sea, las que los bancos han vendido a terceros, pero cualquier cuenta que se haga al respecto nos lleva a la conclusión de que tiene que ser una cifra muy alta, seguramente más de la mitad de todas las hipotecas vivas. Los bancos venden esas hipotecas para no tener que esperar 30 años a recuperar un dinero que prefieren invertir en otra cosa, pero justo en ese momento, según la justicias, dejan de tener derecho a reclamar la deuda si hay un impago.
¿Hasta qué punto es así? No está claro. A ciencia cierta no lo sabe nadie, y el tecnicismo, en realidad, carece de importancia.
En la mayoría de los procesos que se abren sobre este tema, lo más difícil para el afectado es saber si su hipoteca se ha vendido a algún fondo o a terceros, porque el banco no está obligado a informar sobre el asunto, y empiezan además a tomar precauciones. Los jueces, por su parte, se han interesado por la cuestión y cada vez hacen más preguntas.
De lo que va el asunto, por una parte, es de frenar los desahucios, y de otra, de marear la perdiz, así que, la verdad, ya no sabe uno a qué carta quedarse…