Uno de los problemas más tontos y más frecuentes a la hora de formalizar una hipoteca sobre un inmueble de segunda mano es que a menudo no hay coincidencia entre la superficie que aparece en el registro y la que constata efectivamente el tasador en su informe.
Esto se debe a muy distintas circunstancias, pero en especial a la antigua legislación, que establecía tamaños máximos para los pisos de protección oficial y para las viviendas protegidas o subvencionadas de cualquier otro modo. Así, los promotores hacían la viviendas un poco mayores para poder venderlas más fácilmente, pero declaraban menos metros de los reales para poder seguir beneficiándose de las bonificaciones. Como en aquellos tiempos se pagaban muchas veces las viviendas a tocateja, o el banco concedía la hipoteca contra el certificado del constructor, no había ningún problema. O dicho de otra manera: si el Instituto Nacional de la Vivienda lo veía todo bien, el banco lo veía todo bien, pasara lo que pasase. Y no hacía preguntas. Cosas de las dictaduras, ya sabéis…
El problema viene ahora cuando tratamos de comprar una de esas viviendas y los metros no encajan. En principio, el banco no debería poner problemas, porque generalmente el tamaño real de la vivienda es superior al escriturado, pero aún así, al existir la divergencia de tamaño, las sociedades tasadoras lo señalan, y a veces el banco pide que se abra un expediente o acta de notoriedad o de mayor cabida.
De la clase de laberinto en que nos metemos por esa nimiedad hablamos otro día, si os parece.
Por hoy, baste esta nota entre histórica y práctica que, para mí, señala una cosa: a medida que pasa el tiempo parece que aumenta nuestra libertad, pero lo que en realidad ha aumentado es el volumen de papeleo que la simula y la variedad de pretextos con que se nos da órdenes cuando parecen solamente darnos recomendaciones y consejos.
Qué tiempos aquellos en los que se podía llegar con un fajo de billetes en el bolsillo y pagar a tocateja una vivienda. Ahora eso se vuelve impensable. La población media no ha tenido nunca en el banco ni una quinta parte de lo que vale su piso.
Pues sí, antes era posible. Antes, la gente ahorraba para comprar un piso y muchas personas, hasta que no tenían todo el dinero ahorrado no iban a comprarlo. Pasabas seis, ocho, diez años ahorrando peseta a peseta, pero lo bueno era que lo conseguías.
Mis padres pudieron comprar así, a tocateja, porque emigraron a Suiza. No os creáis que tuvieron que pasar tantos años ahorrando, concretamente fueron cinco y el piso, allá por el año 1968, les costó un millón y medio de las antiguas pesetas. Ya nos gustaría hoy en día comprar una vivienda con dos sueldos y en cinco años.
Perdón, me olvidé de poner el dibujito…
Mis padres pudieron comprar así, a tocateja, porque emigraron a Suiza. No os creáis que tuvieron que pasar tantos años ahorrando, concretamente fueron cinco y el piso, allá por el año 1968, les costó un millón y medio de las antiguas pesetas. Ya nos gustaría hoy en día comprar una vivienda con dos sueldos y en cinco años.
Es que no tenemos que irnos tan lejos en el tiempo. Hace una década, allá por el 2000, los pisos (o muchos pisos y casas) valían 4 ó 5 veces menos que ahora. Yo he visto pisos que estos últimos años se vendían en torno a 25 kilos que a primeros de siglo se vendían por 5-10 millones. Los mismos exactamente, y eso sin que hayan hecho nada especial tampoco alrededor del barrio.
Si yo supiera que yéndome cinco años a Alemania o a Suiza iba a conseguir ahorrar para un piso me iba sin dudarlo. El dinero de la hipoteca es como una losa que cada mes hay que llevar a cuestas. Muchas veces me imagino a mí mismo llevando una vida desahogada y tranquila, sin necesidad de echar cuentas todos los meses con la dichosa hipoteca.
Es que estamos empeñados en vivir en un mismo sitio y en tener una casa propia. A lo mejor te iría mucho mejor si decidieras buscar un buen trabajo en uno de esos países que citas, viviendo de alquiler, ahorrando y disfrutando de la vida sin tener que estar pensando todos los meses en tu hipoteca.
Ojalá se pudiera hoy en día hacer lo que hacían nuestros padres, Lucy, pero va a ser que no porque los precios en Suiza, por ejemplo, son más baratos que aquí. Si fuera posible seguro que ya lo habríamos hecho más de uno, pero desde luego que sería una idea tal y como está el país.
Cada uno disfruta de la vida como quiere o puede. Yo me he planteado muchas veces irme a trabajar a Alemania… Pero los perros no se atan con longanizas. Y, la verdad, no hay dinero para pagar lo bien que vivo aquí. Prefiero tener un pequeño sueldo con el que vivir humildemente con mi solecito, mi jamoncito y mi familia que estar allí con medio millón de pesetas al mes.
lo que sucede es que los bienes han subido de precio mas rapido que el incremento salarial , no es proporcional por el hecho de que las ganancias de los dueños de las empresas disminuye y la forma de obtener mayores reditos es bajando el salario a sus empleados.
Y con qué ilusión se compraba antes una vivienda, verdad? No digo que ahora no haga ilusión, pero tiene esa parte de la hipoteca que nos hace la vida mucho más dura y no esigual. Con lo estupendo que sería comprarla de una vez y olvidarte del tema.
Es que antes, Carmelo, las parejas compraban una vivienda e iban amueblándola muy poquito a poco, como las hormigas, con lo que cada compra era una nueva ilusión. Ahora se compra como un bien más de consumo, me temo, y las parejas necesitan que el piso esté totalmente amueblado y repleto de comodidades aunque al cabo de un año se separen.
Yo termino de pagar la hipoteca el mismo año que me jubilo (si es que se mantiene la jubilación a los 65). Será una paradoja, porque como lo que me más me gusta es viajar invertiré el dinero que tenga en pasearme por todo el mundo y no pisaré mi casa.
este tipo de costumbres se han dejado a un lado por el escenario tan complejo que se nos presenta , el contexto es desfavorable para la vasta mayoria poiblacional donde la gente no puede alcanzar los satisfactores que desea porque vive en un mundo de contradicciones economicas , politicas y sociales.
No te creas que no lo siguen haciendo. Yo conozco algún que otro caso de gente que estos últimos años ha querido comprar una vivienda con el maletín en mano, con todo el dinero contante y sonante y negro dispuesto a ser entregado… Eso sí, sólo se lo pueden permitir algunos, muchos menos que antes sin duda.
el valor de una casa es muy elevado y cuando alguien la vende es para adquirir otra bien inmobiliario en algun otro sitio , pero jamas usa el dinero para otro fin . La gente priomedio tiene en el banco una cantidad dineraria modesta pues las demandas de esta vida son muchas y deben de ser sufragadas.
Mis padres también pudieron pagarlo a tocateja porque mis abuelos estuvieron ahorrando toda la vida para pagar una casa a cada hijo. Un millón de pesetas era dinero entonces, pero seguro que no tanto como los treinta y cuarenta que cuestan en las ciudades dormitorio. Porque de las capitales de provincia ni hablamos…
Y digo yo… qué ganas de complicarse la vida. Qué necesidad de papeleo y burocracia tenemos. Es como si la misma sociedad se encargara de llenar las instituciones públicas de funcionarios y luego tuviera la necesidad de darles trabajo aumentando el papeleo.
Sobre todo en la era en la que estamos, de la tecnología, las comunicaciones, la alta velocidad y demás… Debería de ser todo mucho más sencillo y fácil de manejar, pero la administración se ha convertido en un monstruo con cada vez más tentáculos. Yo creo que sí, que por dársela el gobierno de “social” tiene que contratar a funcionarios que perfectamente podrían ser prescindibles.
Cuantas más administraciones hayan, más puestos de trabajo en los que enchufar a los sobrinos y conocidos habrán. Además, los funcionarios son trabajadores que pueden votarte para que su puesto de trabajo se conserve. No es más que consolidar las estructuras.
una administracion publica robusta no es sinonimo de eficiencia , la realidad es que la estructura gubernamental puede funcionar con menos burocratas , pero el protocolo de operacion es muy diferente a la realidad en la que esta inmersa y no se actualizan para desarrollar sus funciones de manera mas agil.
en Mexico pagamos algo que se llama predial que es un impuesto sobre la vivienda , esto se hace anualmente pero en la mayoria de los casos los metros que ellos tienen registrados no concuerdan con los que tiene la casa, pues la gente a traves del tiempo hace modificaciones a su hogares edificando un piso por ejemplo, pero jamas se avisa a la administracion tributaria de esto para que no suba el impuesto.
Por lo que parece, las cosas son muy distintas en México. Aquí sería imposible que se hiciera una obra sin permiso. Y ya no te digo de tal magnitud como levantar un piso más… Si mi abuela tiró abajo la casa del pueblo y le obligaron a que el solar perdiera metros con la calle.
En México sí que serán distintas, Julia, pero en Galicia no es la primera vez que veo que construyen un galpón al lado de la casa y allí sigue años y años. Claro que ocurre en el rural y allí nadie va a controlar lo que hacen los paisanos en sus casas. Me imagino que en una ciudad, y con los ejemplos que citas, es imposible.