A pesar de buffet libre que el PSOE ofreció a las entidades financieras durante los años que ostentó el poder ahora intenta cubrirse de gloria presentando ante el Parlamento, o mejor dicho, ante los medios de comunicación, toda una serie de medidas que buscan la protección de las familias hipotecadas.
Lo que llama la atención es que estas propuestas se hagan ahora cuando el poder está en manos de otros, y que no se hicieran cuando realmente tenían poder de decisión y de haber cambiado, de hecho, las cosas. Debe de tratarse del mal endémico del político, no sólo español, sino a nivel mundial.
De cualquier forma, hay que reconocer que las propuestas que ahora aparecen en el ideario socialista tienen un sentido y deberían de ser tomadas en cuenta.
La primera, y probablemente, más importante es impedir por ley que las cuotas hipotecarias puedan superar el 50% de los ingresos familiares, con lo que se garantiza cierta sostenibilidad de las finanzas familiares y que no se caigan en las situaciones surrealistas que aparecieron en el momento del pinchazo de la burbuja inmobiliaria.
Otra medida interesante es evitar que una hipoteca pueda tener un plazo superior a los 30 años, con lo que se evitan dos cosas. Por un lado, que una cuota excesivamente baja pueda ser tentadora para una familia a la hora de entrar en un producto hipotecario que no se puede permitir, y, segundo, conseguir que los intereses pagados por dicha familia no sean excesivos, ya que el plazo de amortización es un parámetro fundamental a la hora de medir el pago de intereses.
Por otro lado, el PSOE también intenta evitar que los bancos se puedan apropiar de las viviendas embargadas por el 50% de su valor, como sucede en estos momentos, lo que les está produciendo una doble ganancia, el piso embargado y la hipoteca que se mantiene.
De esta manera, la propuesta socialista es que no se pueda obtener el pleno dominio de una vivienda por debajo del valor de hipoteca del mismo, con lo que se garantiza que las entidades financieras no tengan incentivos para acudir a la subastas públicas.
En definitiva, a buenas horas mangas verdes, pero al menos es un paso adelante, más demagógico que otra cosa, eso sí, pero que puede servir para que se inicie el camino correcto, al fin.