Dónde dije digo, digo diego, pero como dije digo, gano votos, y al decir diego, ya no los pierdo, así de sencillo es el silogismo argumental de Esperanza Aguirre durante su campaña electoral. Si el martes en los desayunos informativos de Europa Press dijo que aplicaría la dación en pago cuando fuera reelegida, luego el miércoles, en Telecinco, reconoce que no tiene competencias para ello.
Pero a nadie le importa, y menos a ella, la única realidad es que ha conseguido que en el electorado cale la idea de que ella quiere defender a los más desfavorecidos y como prueba su apoyo a la dación en pago, una figura jurídica ante la que ella misma votó en contra en el Parlamento, ¡qué venga Dios y lo vea!
El problema es que este engañabobos que practican todos los políticos, no sólo Esperanza Aguirre, dura toda la campaña electoral, durante la cuál tenemos que escuchar barbaridades carente de todo rigor, y este año, como no podía ser de otra manera, ha tocado el tema hipotecario de lleno.
Aprovechando el sufrimiento de las familias hipotecadas de este país, los políticos se han lanzado al barro y han comenzado a prometer el oro y el loro, para sensibilizar a los ya hipersensibilizados potenciales votantes con una hipoteca a cuestas que no pueden pagar.
Unos dicen que pagarán las cuotas a los parados, otros que conceden una moratoria hipotecaria, los de más allá que déjate de hipotecas y os pongo un alquiler a precio coste, y los otros que te quieren crear un banco público para que de hipotecas a todo el mundo, vamos como las Cajas que los otros quieren cargarse, en definitiva, un galimatías que durará lo que dure la campaña.
Lo peor es que entre tanto ruido nadie se esfuerza en proponer algo coherente, algo con un poco de rigor que pueda sacarnos las castañas del fuego a nosotros, los pobres ciudadanos que cada mes tenemos que seguir pagando nuestras cuotas hipotecarias sin solución de continuidad, para los políticos no somos nadie, sólo un voto que conseguir y una reivindicación que olvidar tan pronto como consigan el poder.
muy bueno el inicio del artículo, y ¡qué de cierto hay en todo lo que aparece en él!. Los políticos deben de ser los únicos que por no cumplir lo que prometen, salen de rositas.
Gracias, Alcadri, ese es el problema que aquí no dimite ningún político, es como si tuvieran inmunidad absoluta para todo lo que hacen.
Además de lo que añadis, el otro gran problema son aquellos que oyendo sandeces y barbaridades como lo del banco publico o intervenir el mercado del alquiler via precios prefijados, todas ellas medidas que nos hundirian aun mas en la podredumbre en la que estamos, a pesar de eso, hay quienen en su total ignorancia se creen que si de verdad se tomasen esas medidas se arreglaría el problema y votan en consecuencia.
Si al final va a ser verdad lo que decía mi abuela, que cada pueblo tiene el gobierno que se merece.
En democracia, sí, Dabeman: cada cual tiene el gobierno que se gana a pulso.
Ojalá estuviésemos como en Bélgica, que llevan más de un año sin gobierno y les va la mar de bien. Vive la revolution! Je suis Napoleon!!!