Se debe comparar siempre antes de hacer una compra. Mucho antes de formar cualquier tipo de contrato, debes ver muy bien que es lo que te ofrece cada tipo de hipoteca. Para ello debes consultar varios bancos y fijarte en las facilidades de pago, además de los pros y los contras de cara al futuro.
Plazos cortos.
La mayoría de los plazos son largos, lo cual se ve muy apetitoso para todas las personas porque las cuotas se hacen cada vez más pequeñas. Sin embargo a la larga esto no es tan bueno debido a que la cantidad de intereses aumenta y las tasas con el tiempo pueden subir.
Aprende a negociar las condiciones.
Todos los bancos están abiertos a negociar, siempre que lo que ofreces sea rentable para ellos. Intenta no aceptar diferenciales muy altos e intenta bajar el precio aceptando otros productos del banco como tarjetas de crédito o seguros, que te ayudan a bajar mucho más la cantidad de intereses.
Lee siempre la letra pequeña.
No confíes en que porque sea un banco no debes leer la letra pequeña. Asegúrate de tener un buen abogado que revise todo el contrato y te asegure que no vas a firmar una cláusula abusiva o mucho menos ilegal.
No dejes de vigilar las cuotas que van cambiando.
Las cuotas de la hipoteca van cambiando con el paso de tiempo, lo que hace que tengas que estar muy pendiente de los cambios para evitar llevarte sorpresas con el tiempo. Algunas hipotecas te dan la posibilidad de tener periodos de carencia en los que se pueden aplazar los pagos, puedes usarlo para evitar los meses más altos.