Hecha la ley, hecha la trampa, parece ser el modus operandi por el que se han guiado las principales entidades financieras que operan dentro de la Unión Europea, a juzgar por la sanción a la que han sido sometidas por manipular el Euríbor, principal índice de referencia hipotecaria dentro de la zona Euro, con lo que ello ha supuesto para la economía de miles y miles de familias, porque es evidente que estas entidades no lo manipulaban en su contra precisamente.
¿Cómo es posible que un índice tan importante pudiera verse manipulad de manera tan sencilla?
Pues muy fácil, basta con echar un vistazo al método de determinación del Euríbor para darse cuenta de que no hay que ser muy listo para idear la forma en la que se podía manipular. El Euríbor no es más que la media del tipo de interés al que se prestan las entidades financieras entre sí, es decir, basta con que unas cuantas entidades se pongan de acuerdo entre sí y utilicen tipos de interés ficticios para que el Euríbor esté ya manipulado.
De esta manera se garantizaban que las hipotecas se mantuvieran altas y que las familias siguieran pagando un elevado precio en sus cuotas mensuales ocasionándoles pingües beneficios de manera permanente a estas entidades.
Sin embargo, por una vez y sin que sirva de precedente, parece que al Comisión Europea ha estado hábil y ha dejado atrás la habitual concatenación de favores debidos para multar a estas entidades financieras por su práctica abusiva y en contra del tan cacareado libre mercado.
Y es que por mucho que nos cuenten milongas al respecto, nadie quiere libre mercado, especialmente no las grandes empresas que tanto lo exigen de cara a la galería. Ellos piden y piden autonomía, independencia, falta de regulación, pero siempre y cuando no les afecte a ellos de manera directa y no se vean perjudicados en su cuenta de resultados.
Por ello son los primeros que firman acuerdos anticompetencia entre ellos, los primeros que acuerdan precios, etc., así que no te dejes engañar por la propaganda del libre mercado porque éste ni existe ni podrá existir nunca, por mucho que nos empeñemos.