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Administración y poder de la empresa. Los fallos del capitalismo (y VI)

Somos compañeros y estamos en el mismo bando...

Somos compañeros y estamos en el mismo bando...

Este capítulo, último de la serie, no estaba previsto inicialmente porque no se trata de un fallo sistémico propiamente dicho, sino de un efecto humano derivado de las descorrelaciones que genera el propio sistema capitalista. Si os apetece un repaso al concepto general, ya que se trata de una srie, empezamos en este artículo sobre los fallos del capitalismo.

El tema es delicado, así que trataré de abordarlo lo más directamente posible: lo mismo que el socialismo está pensado para las hormigas y no para las personas (ya hablaremos de eso más adelante), el capitalismo genera intrínsecamente corrupción.

En el sistema capitalista, los medios de producción están en manos privadas que, necesariamente, actúan en libertad y buscan sus propios intereses. De esta búsqueda de los intereses propios nace el bien común. Un embajador de la URSS en Gran Bretaña, preguntó una vez: ¿quién se ocupa del suministro de pan de Londres? La respuesta, que lo dejó aterrorizado, fue NADIE.

En un sistema capitalista, alguien fabricará pan mientras sea rentable hacerlo, y será rentable mientras no haya exceso de pan. No hace falta que nadie se ocupe. El sistema se ocupa solo.

Pero para evitar abusos y defender el bien común, el sistema capitalista necesita una serie de normas y regulaciones, y ahí es donde la corrupción se produce, y diré más, se produce NECESARIAMENTE.

Las empresas privadas manejan grandes cantidades de dinero, e incluso inmensas cantidades de dinero. Sin embargo, su actividad y la posibilidad de obtener beneficios, depende del cumplimiento de una serie de regulaciones que son vigiladas por funcionarios que ganan mil, mil quinientos, o tres mil euros al mes.

No hay relación alguna entre el valor de lo que el funcionario defiende y lo que el propio funcionario obtiene por su defensa. Y ahí es donde surge la corrupción.

Cuando un alcalde de un pueblo, sin sueldo, que se paga de su bolsillo a veces los viajes a la diputación, tiene el poder de decidir si se puede edificar una urbanización de sesenta millones de euros en un monte, surge la corrupción queramos o no.

Cuando Microsoft depende de un funcionario, aunque este gane tres mil euros al mes, para vender internet explorer en Europa o no, es posible que la ley se amolde.

Cuando una empresa minera depende de una concesión, o de una licencia ambiental, io d eun permiso para realizar vertidos contaminantes, y esos papeles los extiende un señoe que gana mil quinientos euros al mes, es difícil que logre mantener el tipo mucho tiempo.

El capitalismo, pro tanto, deja la riqueza en manos privadas y la regulación en manos de gente que a menudo no tiene un duro. ¿Hay peligro mayor?

La respuesta es la ética, por supuesto, pero eso no es un mecanismo económico, y además aún faltan unos días para los Reyes Magos.

Feliz Año Nuevo.

 

 

Las externalidades. Los fallos del capitalismo (V)

Pobre niño: no se dio cuenta de que era una inocentada.

Pobre niño: no se dio cuenta de que era una inocentada.

Este es, por fin, el último fallo sistémico del capitalismo del que voy a hablar. Queda un detalle al que dedicaré un artículo entero, pero con esto terminamos la serie dedicada a analizar el sistema económico capitalista.

Las externalidades son los efectos no compensados de las actividades económicas de unos en las actividades de otros o en el capital social de la comunidad entera. Suena tremendo, ¿eh? Pero tranquilos, que intento explicarlo.

En la economía capitalista los precios se ajustan por el mecanismo de la oferta y la demanda. Pero resulta que lo que hacemos tiene a veces efectos colaterales que nadie paga, y que al final van a recaer en todos nosotros, o en quien no tiene nada que ver con el asunto. Como ejemplo de andar por por casa, un bar de copas: el dueño del bar vende las copas al precio que puede, paga sus impuestos y se considera un buen ciudadano. Bien.

Pero resulta que cierra a las cuatro y media de la mañana y hace ruido. El ruido del bar de copas molesta a los vecinos, que pierden horas de sueño, y bajan su productividad como trabajadores. Y algunos clientes, borrachos, al salir, gritan, rompen las papeleras, hacen pintadas o mean por las calles. La actividad del bar de copas, por tanto, tiene grandes externalidades, que si debiese pagar él en vez de todos, haría que su negocio no fuese tan rentable o que tuviese que vender las copas a diez veces más de lo que las vende.

Lo mismo puede pasar con una mina, o una fábrica, o con el simple uso del coche: generan contaminación, riesgos y gastos de dinero, espacio y recursos que pagamos todos, y no sólo sus propietarios.

Con el tiempo, estos costes ocultos se acumulan desvirtuando el sistema capitalista, pues si cada cual paga lo suyo no hay quien pague estas externalidades. El beneficio económico de muchas actividades es superior al que debería ser, y el coste de muchos productos y servicios, inferior a su coste real. Esto suelen obviarlo los liberales, que creen que cada cual debe pagarse lo suyo. En general, estoy de acuerdo con ellos en algunas cosas, pero me pregunto quién cuida de las playas si el hotel costero cobra la habitación y el turista se limita a pagarla.

Al final, resulta que hay una serie de costes que se acumulan y que nadie paga, o que paga el que no le corresponde, por lo que la capacidad y la habilidad para escaparse del pago de esos costes y que otro los pague por ti acaba siendo determinante para ser competitivo en los precios de tus productos o en lo que gastas en tus compras.

La conclusión es evidente: el sistema de fijación de precios por la oferta y la demanda tiene un grave problema: hay cosas que todos el mundo gasta, pero nadie paga y eso distorsiona tanto la oferta como la demanda, lo que es un grave, gravísimo problema del capitalismo.

 

IRPF 2010: Desafío Total

Rebelión en la granja. Los políticos, que son nuestros sevidores, deciden dejar de serlo y...

Rebelión en la granja. Los políticos, que son nuestros sevidores, deciden dejar de serlo y...

Parece una peli de acción, pero se trata del IRPF 2010, un encuentro en la tercera fase con la Hacienda Pública en el que muchos morirán con las botas puestas o entonarán el Requiem por un sueño, como Aronofsky.

En principio nos anunciaron que subirían los impuestos a las rentas más altas, pero a estas alturas ya está claro que eso era sólo una frase tendente a aprovechar el cainismo de los españoles, que aceptan quedarse ciegos con tal de que dejen tuerto al rico. La verdad, por supuesto, es que nos los van a subir a todos, porque ricos hay pocos (cada vez menos) y no se saca un puñetero duro de exprimirlos. Donde verdaderamente está la tajada es en sacarle doscientos, trecientos, o quinientos euros a quince millones de españoles, no en sacarle cien mil euros a mil personas.

En principio, además de la subida del IVA, que como todos sabemos es un medida solidaria y social (fin del modo risas), van a subir los impuestos a las  rentas del capital, es decir, lo que se paga por la venta de pisos, alquileres de viviendas, y por los rendimientos de los ahorros y las acciones, tanto los obtenidos de dividendos, como las plusvalías obtenidas de su venta. El gobierno ha optado aquí por un sistema de tramos, dejando en el 19 % los primeros 6000 € y pasando al 21 % a partir de esta cantidad.

En cuanto al alquiler, se podrá deducir en la Declaración de la Renta el 10 % de las cantidades pagadas siempre que sea tu vivienda habitual y que tu renta no supere los 24000 euros brutos. Dependiendo de las Comunidades Autónomas, se podrá practicar también otra deducción en la cuota autonómica.

Hay que tener en cuenta también que desaparece la famosa deducción de los 400 €, aquellos que nos dieron a cambio de nuestro voto, a pesar de que se dijo en un principio que sólo se quitarían a las rentas más altas.

Otra de las cosas que se han modificado y que conviene tener en cuenta es que se ha rebajado el límite para la obligatoriedad de declarar: antes no era obligatorio hacer la declaración para ingresos inferiores a 11200 € y en el IRPF 2010 habrá que declarar si se tiene al menos 10.200 euros de ingresos.

Por último, debemos tener en cuenta que las retenciones que antes eran del 18 % pasan al 19 %, en asuntos como intereses de cuentas bancarias, pagos de actividades culturales y en general los sometidos a este tipo de retención.

Así que ya sabéis: aterrizad como podáis e ir haciendo cuentas de lo que va a costar la declaración de este IRPF 2009, porque el IRPF 2010 va a ser peor.

Pero tranquilos, que volvemos a Aronofsky, para acabar: nos queda PI, la fe en el Caos.

 

 



Reflexiones para Nochebuena y Navidad

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A veces me gustaría perderme

Os dejo con 3 comentarios de los lectores para que reflexionemos (o no):

Santa Paciencia (Sobre el capitalismo)
Mi máxima es: ¿por qué pagar más pudiendo pagar menos por lo mismo? Muchas personas, generalmente ricas, quieren destacar por encima de los demás y por eso transigen en pagar cantidades mayores por los mismos productos o servicios, porque de esa manera piensan que, obtengan o no un mejor servicio o producto, consiguen distinguirse de los demás y marcar la diferencia. Pura vanalidad humana de la que se saca partido el mercado, que nos tiene más estudiados que los estudiantes de Medicina a los cadáveres.

Marta (Mensaje de esperanza)
Pues yo estoy embarazada de casi 5 meses y en una eco que es muy importante me han dicho que todo va bien, con mi primer hijo no fue así y lo pasamos muy mal, aunque todo se va solucionando bastante bien. Así que, como esta vez las probabilidades jugaban más en contra y, de momento, todo va bien, me considero afortunada.
¡¡¡Virgencita, Virgencita que me dejen como estoy!!! Y mucha suerte a todos los que no tienen trabajo y quieren trabajar.

Ismael (Más esperanza)
Desde luego los que estamos con trabajo debemos sentirnos afortunados y sí, es como si nos hubiese tocado la lotería, no podemos pedir más en el aspecto económico con la que está cayendo. A todos los que ahora mismo están parados les deseo trabajo para 2010 de todo corazón.

Felices fiestas

La información privilegiada. Los fallos del capitalismo (IV)

Todos van como locos en busca de información verídica sobre el otro...

Todos van como locos en busca de información verídica sobre el otro...

Seguimos con los fallos estructurales del capitalismo, pero tranquilos, que ya nos van quedando menos.

Hoy quiero hablaros de la información privilegiada, pero no sólo a nivel de grandes finanzas, donde saber diez minutos antes que los demás qué acción o qué materia prima va a subir o bajar puede suponer forrarse hasta las cachas para tres generaciones.

El capitalismo se basa en la idea de la información perfecta. Todo el mundo conoce los precios de los productos, sus características, y actúa en consecuencia, tratando de maximizar su utilidad, o lo que es lo mismo, de obtener el máximo rendimiento posible de su dinero.

Lo que ocurre en realidad es que la capacidad económica o política se utiliza para sesgar esta información, de modo que el cliente no pueda discernir las verdaderas cualidades del producto o conocer realmente el precio que paga por él.

El ejemplo clásico es el coche de segunda mano. El vendedor sabe los kilómetros reales que tiene, las averías que ha sufrido el coche y su estado en general. El comprador, en cambio, sólo ve su aspecto. En estas condiciones, cualquier precio que pida el vendedor estará por encima de su valor real, y encima el comprador corre el riesgo de comprar MUY por encima del valor de mercado del producto, si conociese todas sus características reales.

Imaginaos que en un concesionario de coche de segunda mano hay coche de tres mil, de cinco mil y de nueve mil euros. Entre los coche de tres mil puede haber alguno que valga tres mil y alguno que no llegue ni de lejos a esa cifra; entre los coches de cinco mil, puede haber también alguno de tres mil que se puso en el grupo superior “por si cuela“, y en el grupo de nueve mil, puede haber coches de los grupos anteriores, además de los de mejor calidad.

Esta estrategia es bastante habitual en algunos sectores, de modo que se mezclan productos de ínfima calidad a un altísimo precio con los más caros y de mejor reputación. El resultado es que los mejores, se venden caros y dan un beneficio normal, y los peores se venden caros y dan un beneficio descomunal.

Lo mismo sucede con los productos de gran precio. Entre las opciones caras es perfectamente posible colocar un absoluto fiasco, para maximizar el beneficio

 

Dos ejemplos más de esto, pero con el matiz de la imposibilidad de conocer lo que rrealmente se compra o realmente se paga, son los servicios de banda ancha de internet, donde se publicita cualquier cosa que poco tiene que ver con la realidad final y el recibo de la luz, donde es imposible saber qué es lo que pagas por la electricidad, qué de impuestos y qué de tasa ornitológica por el sostenimiento de las nidadas del periquito malayo.

Por lo demás, y en general, hay varios modos de racionar la información, o de cortarla, y dependiendo del método empleado afecta más o menos a la eficiencia de los mercados. No es objeto de este blog entrar en ese tema, pero podría citar la intoxicación informativa, la ocultación, y la destrucción cultural de las masas. La más eficiente es la última, pues el ignorante que se cree con derecho a opinar realimenta la ignorancia, imponiéndola a los demás a través de la democracia. Para quien esté interesado en el tema, recomiendo “la Rebelión de las Masas”, de Ortega y Gasset.

Concluyo precisamente con una frase de Ortega: “El sistema actual puede permitirse un sistema educativo mejor, pero un sistema educativo mejor sería perjudicial para el sistema actual”

¿Hace falta decir más?

Sí, una cosa: Felices Fiestas.

🙂

 

¿Sostener el qué?

A ver si es posible que no sea por las armas, y a ver si es posible que no lleguemos a esto ni a estos...

A ver si es posible que no sea por las armas, y a ver si es posible que no lleguemos a esto ni a estos...

A ver. Voy a presuponer que hablo entre gente de cierta cultura. Si me paso con esa premisa, o pensáis que me he vuelto loco por creer tal cosa,  os ruego que me disculpéis.

La Economía Sostenible, como concepto, tiene el mismo fallo que el viejo grito de Viva España como eslogan o como exclamación patriótica.

Tradicionalmente, hasta los años treinta, se gritaba Viva España al final de los mítines, tanto conservadores como socialistas. Era algo común, pero llegó un tío, José Antonio Primo de Ribera, hijo del general Miguel Primo (el de la dictablanda) y fundador de la Falange, que dijo que semejante frase era intolerable.

La Falange de José Antonio no era exactamente el partido fascista y reaccionario que conocimos luego a través de Franco y su Movimiento (otro concepto genial, casi como los de hoy en día, porque el Movimiento consistíaa en no dejar moverse a nadie). La Falange original era más bien otra cosa que paso de explicar, por salirse del ámbito de este blog, y por no meterme en berenjenales eternos. En resumen se trataba de una organización bastante facha y bastante rara, pero de corte casi sindical y no patronal (como ejemplo de sus lemas originales os he puesto el cartel de la foto, que pide pan y no dividendos, que pide justicia y no igualdad…).  Quien tenga alguna curiosidad ssobre el asunto, que pruebe en este enlace, por ejemplo.

El caso, y a eso iba, es que José Antonio decía que gritar Viva España era de cobardes y mentecatos, porque para vivir como estaba viviendo, mejor que se muriese de una puñetera vez. Por eso pidió a todos los suyos que en vez de viva España gritasen Arriba España. La mierda en que acabó todo la conocemos de sobra, así que no hay por qué seguir contando.

Ahora, con la Economía sostenible, me parece a mí que nos pasa otro tanto, pero no hay quien lo diga. No tenemos ni siquiera a un alucinado, a un revolucionario o a un reaccionario con dos neuronas o dos cojones para decirlo claramente.

¿Sostener el qué?

¿Una administración monstruosa, ineficiente y multiplicada por diecisiete? ¿Un sistema de contratas basado en que unos cobran, los contratistas, y otros curran, los subcontratistas? ¿Una economía basada en el endeudamiento, sin capacidad competitiva ni de generar empleo? ¿Una economía que no logra jamás dar empleo a la población ni mantener un nivel social digno sin recurrir a la caridad, el subsidio y la propina? Prefiero no seguir.

Lo que tengo muy claro es que en España no hay que sostener la economía. Hay que crearla y levantarla. Hay que dar trabajo a la población. Hay que permitir crear riqueza al que la quiera crear y vivir de su trabajo al que quiera trabajar.

Sólo es eso. Así de sencillo. Sostener este cadáver que lo sostenga su padre.

Pon el euribor en tu blog

euribor4 Aprovechando que es domingo os dejo con esta utilidad para los que tengáis un blog o una web y queráis tener el euribor actualizado en el mismo. Así podréis ver el euribor sin tener que visitar otras webs y daréis un servicio extra a vuestros lectores.

Es muy fácil de implementar. Solo hay que selecionar un pequeño código y pegarlo en el blog. Podéis elegir entre 3 colores. El código está en:  Poner el euribor en el blog (gracias a hipotecasyeuribor.com)

Es momento de tranquilidad en el euribor, pero esto no durará demasiado. La primera señal ha sido la leve subida del IPC. Así que estaremos pendientes.

El poder de la escasez. Los fallos del capitalismo (III)

Paloma preaprándose para hacer valer sus reivindicaciones a través de un mecanismo distinto al de la escasez.

Paloma preparándose para hacer valer sus reivindicaciones a través de un mecanismo distinto al de la escasez.

Dentro de la serie dedicada a los fallos del capitalismo, hoy vamos a hablar del poder de la escasez, que es un concepto bastante difuso, pero que voy a tratar de acercar para que lo discutamos un poco entre todos.

El poder de la escasez es la capacidad de una empresa o individuo de poner trabas a otros para que entren en su mercado. El poder de la escasez consiste en la capacidad de crear mercados o productos capturados, o de menguar la libertad de los consumidores para negociar, de modo que tengan que hacer lo que la otra parte ordene y mande.

Suponed que en el mundo sólo hay tres sellos de correos en los que la reina de Inglaterra aparece con un parche de pirata en el ojo. Son una rareza y se cotizan a quinientos mil euros cada uno. Si un sólo comprador consigue hacerse con los tres y quema dos de ellos, no habrá quemado un millón de euros, sino que habrá ganado mucho dinero, porque el que queda, único, valdrá mucho más que la suma de los tres anteriores.

Esto es sólo un ejemplo para entender el concepto, pero en la vida diaria los casos más típicos son aquellos negocios sujetos a concesión administrativa, que disfrutan de un poder de la escasez que los convierte en mucho más rentables de lo que serían en realidad si cualquiera pudiese hacerles libremente la competencia. ¿Ejemplos? El taxi, el estanco, y la farmacia.

A menudo las regulaciones del sistema capitalista no van dirigidas a incrementar la cantidad de información de la que disponen productores y compradores, sino a limitarla, y más claramente aún, a limitar las opciones de respuesta, de modo que crece el margen de maniobra de una parte reduciendo el de la otra.

En el mundo de la vivienda y la hipoteca existe una paradoja de este tipo: la de las zonas verdes. A menudo creemos que el hecho de que se reserven grandes zonas de una nueva organización para parques y jardines obedece al deseo de las autoridades de mejorar la el entorno, pero en ese caso debería parecernos sospechoso lo poco que protestan los dueños de los solares ante esas imposiciones.

Lo cierto es que cada metro cuadrado de jardines encarece el metro cuadrado edificable muy por encima de lo que el propietario pierde al renunciar a ese metro, aumentando su poder de escasez sobre esa parte de la ciudad.

Otro caso son los títulos académicos para todos: parece positivo que la gratuidad se generalice, pero eso hace que los títulos se devalúen de modo que el título que verdaderamente distingue y permite obtener el puesto deseado es uno que queda fuera ya del talento del estudiante y depende del dinero del que dispongan él o su familia para obtenerlo.

La frecuencia y la facilidad con que se crean regulaciones que aparentemente benefician al ciudadano, pero que en realidad sirven sobre todo para generar poder de escasez en favor de unos pocos, hace que esta faceta sea particularmente engañosa y proclive a la demagogia.

El peligro añadido, al margen de la administración, estriba en lo rentable que pueder ser para una industria comprar a los productores de la competencia simplemente para cerrarlos y quedarse con sus patentes, marcas y derechos, aumentando el precio de sus productos. Y es que, cuando destruir algo, sea un sello, una fábrica o un empleo, es rentable y crea riqueza, hay algo mal en el sistema.

P.S:

Permitidme, para acabar, una gran pregunta: ¿creéis que cada cosa tiene un valor, independientemente de su precio, o no?

Zapatero y Filemón

El genuíno Ladríllez:  Ladríllez Peñón, que me apadrinó en mi bautismo.

El genuíno Ladríllez: Ladríllez Peñón, que me apadrinó en mi bautismo.

 Me refiero a este Filemón, por supuesto, y de cómo no podemos comprender hoy en día que un poeta de sal gorda se impusiera a rivales como Menandro.

Pero también podría referirme a otro homónimos, como el personaje mitológico, esposo de Baucis, al destinatario de una de las epístolas de San Pablo, o incluso a otro de apellido matemático.

En cualquier caso, ahora que ya he tenido tiempo de examinar el proyecto un poco más a fondo, la Ley de Economía Sostenible de Zapatero parece cosa de Pepe Gotera, lo mismo que su CNI parece cada vez más una TIA de la que ha marchado hasta el Super. Nos queda Ofelia, eso sí, ascendida a ministra para cumplir la cuota.

Veinticinco mil millones de euros dicen que van a gastar en diez años en convertir nuestra economía en algo sostenible. Y lo dicen, seguramente, porque nunca han llegado a aprender la atinada enseñanza de los sacos: que si están vacíos, no se sostienen en pie.

Lo mismo que a los sacos les pasa a los razonamientos y a las economías. ¿Qué hay de una reforma laboral que haga más interesante contratar trabajadores? Nada. Nos dicen que no se reducirán derechos, y nos parece bien.

Pero la reforma no tiene por qué pasar por reducir derechos, sino por ejemplo, por permitir que el dinero de todos, o sea la contratas públicas, no vayan a parar siempre a las mismas manos. La reforma puede pasar, por ejemplo, por evitar las subcontratas, que consisten, ni más ni menos, en que unos se llevan el dinero y otros hacen el trabajo por la mitad. Pero eso, ni se menciona.

¿Y qué hay de un sistema energético que nos permita disponer de energía barata, para que nuestra economía pueda competir? Nada tampoco. Pretenden que se establezcan aquí industrias esperando restricciones y encarecimientos constantes.

 Y cuando se les pregunta por una solución te hablan de molinos de viento.

Para eso nos bastaba con que nos gobernase Don Quijote, pero no va por ahí la cosa, porque ningún tonto se volvió loco.

No son de libro de caballerías: son de tebeo.

 

 

Los fallos del capitalismo (II) Empleo de recursos en actividades improductivas.

Amaestrarlo para hacer esto fue caro y difícil. Algún día sabremos para qué sirvió.

Amaestrarlo para hacer esto fue caro y difícil. Algún día sabremos para qué sirvió.

Sigo hoy analizando los fallos sistémicos del capitalismo y me permito recordar que un fallo sistémico es aquel que se deriva del propio sistema, y no de una mala interpretación, sesgada o interesada del mismo.

El otro día hablamos de la obsolescencia planificada y de por qué se malgastan recursos en fabricar cosas a las que se obliga a durar mucho menos que su vida real.

Hoy voy a fijarme en el empleo de recursos en actividades improductivas. Una actividad improductiva es aquella que no añade bienes ni servicios reales al mercado, ni aumenta la eficiencia en su producción.

Hace unas semanas os conté que para vivir como vivía un norteamericano medio en 1955 bastaría con trabajar veintidós horas semanales, y hay que recordar que el americano medio de aquel año también dejaba muy buenos beneficios a su empresa y también destinaba algunas horas a actividades improductivas.

¿Qué ha sucedido entonces para que trabajemos mucho más? Obviamente, que las actividades improductivas se han multiplicado.

Hay actividades improductivas de muchos tipos y las hay que lo son sólo parcialmente, pero voy a citar tres clases, para que nos hagamos todos juntos una idea:

Defensa: el dinero y recursos empleados en armas y ejércitos es una actividad improductiva. Aunque se ha discutido mucho sobre esto, el método kantiano del imperativo categórico nos lleva a la conclusión de que esta actividad es improductiva. La explicación a lo bruto se entiende mejor: si nadie se dedicara a la agricultura, nos moriríamos de hambre. Si nadie se dedicase a limpiar las calles, nos comería la basura. Si nadie en el mundo se dedicase a las armas, no pasaría absolutamente nada; es más: saldríamos ganando. La conclusión kantiana es directa: la defensa es una actividad improductiva. Parte de la prosperidad de Europa se debe a que se abandonó el gasto militar en manos de los EEUU, que recibe unas prebendas por ello (el sueldo del gendarme) pero nos libera a los europeos de buena parte de ese gasto atroz.

Administración excesiva: el capitalismo se basa en un Estado de Derecho, pero ese Estado de Derecho consume unos recursos excesivos para lo que aporta al sistema. Un ejemplo: ¿realmente creéis que el que haya en España 1.940.000 planes de riesgos laborales activos ahorra más recursos de los que consume?, ¿realmente creéis que a una droguería con dos empelados le sale rentable ese plan? ¿Pensáis en serio que exigir proyecto de arquitecto para una casa de dos plantas es una mejora productiva que optimiza los recursos? A eso me refiero.

Publicidad: la publicidad es una actividad que trata de conseguir ventaja de unos productos sobre otros, pero no añade nada a esos productos. La publicidad es, en pocas palabras, un rearme bélico, pero a nivel comercial. Ningún anuncio hace que el producto sea más duradero, más barato ni más eficiente. Lo que intenta el anuncio es que creamos que el producto efectivamente lo es, generando toda clase de distorsiones en las bases del mercado puro capitalista.

Ahora, sumad vosotros estos tres factores, y otros muchos que se os pueden ocurrir, y decidme qué parte de los recursos humanos y materiales se tiran por el desagüe del capitalismo.

Regalos para los comentaristas

kingston8gb_estesiGracias a vosotros, los comentaristas, el blog se hace más interesante y enriquecedor. Como prometí voy a premiar a los comentaristas más activos para agradecer vuestra participación.

Podéis ver los premios y premiados de noviembre pinchando aquí

Y seguir la actividad para el mes que viene aquí

Para animar a los nuevos comentaristas, decir que para el mes que viene premiaré a los nuevos comentaristas, y solo recibirá regalo el primer puesto en caso de repetición con este mes.

Los fallos del capitalismo (I) La obsolescencia planificada.

Modelo humano según el sistema capitalista.

Modelo humano según el sistema capitalista.

Si alguien esperaba encontrar aquí un alegato sobre la avaricia humana o sobre las desigualdades económicas, se ha equivocado de artículo.

Hoy, tal y como anuncié este lunes, voy a hablar de los fallos sistémicos del capitalismo, o sea, de aquellos que son propios de su mecánica y consustanciales a él.

Cada uno de los cinco apartados que voy a tratar en este y otros artículos se podría ampliar mucho más, así que queda a vuestro juicio pedir que se amplíe o se profundice el análisis de alguno de estos cinco fallos. Si puedo, trataré de complaceros, aunque no siempre pueda estar a la altura de lo que se me pida que explique.

A lo que estamos. En mi opinión, los fallos del capitalismo son fundamentalmente cinco:

Obsolescencia planificada.

Empleo de recursos en actividades improductivas.

El poder de la escasez.

Información privilegiada.

Generación de externalidades.

Desproporción de responsabilidades

Hoy vamos a hablar del primero.

La obsolescencia planificada es el fenómeno por el cual la vida real de un producto es inferior a su vida útil, con lo que eso conlleva de desperdicio de recursos naturales, horas de trabajo y otros elementos productivos. Si queréis una explicación más amplia, podéis verla aqui.

En el sistema capitalista, la eficiencia la marca el beneficio, pero no se tiene en cuenta el aprovechamiento óptimo de los recursos, sino solamente su coste frente al precio al que se pueden vender.

Esto, a la larga, conduce a que se malgasten recursos de todo tipo. Dos ejemplos que pueden ilustrar este fenómeno son la moda y los diseños propietarios.

La moda es un ardid de marketing por el que se convierte en obsoleta la ropa de años anteriores que todavía está en buen uso. Unos zapatos, unos pantalones o un vestido pueden durar cinco o seis años, pero la obsolescencia planificada obliga a tirarlos a la basura o sustituirlos por otros en un plazo mucho menor, con el consiguiente desperdicio de materias primas, horas de trabajo, almacenamiento, transporte, etc.

Si el plan E de Zapatero consiste en abrir zanjas para volver a taparlas luego, ¿en qué consiste la moda más que en lo mismo? Ambos son ejemplos de obsolescencia planificada.

El otro ejemplo es el diseño propietario con obsolescenmcia planificada, que es aquel que ya incorpora un fallo que será mejorado en la versión siguiente, o carece de funcionalidades que serán incorporadas poco después sin que este retraso obedezca a más razones que el deseo de vender dos veces el mismo producto, y fabricarlo dos veces, con el consiguiente desperdicio de recursos.

En el mundo de la informática y la electrónica hay tantos ejemplos de esto último que me parece inútil elegir uno concreto.

Quedo a la espera de vuestros comentarios y de que me digáis qué fallo del capitalismo analizamos a continuación.


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