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Esperando las reformas

El Sol Invicto por quien tanto brindan

El Sol Invicto por quien tanto brindan

No sé si es que estamos tontos o es que creemos que todo se arregla frente al mundo por el mismo procedimiento de dejar las cosas para nunca como hacemos aquí.

Hace meses, casi un año, que el Gobierno afirma que es urgente abordar las reformas estructurales necesarias para adaptar nuestro mercado laboral y nuestro modelo productivo a las necesidades de esta crisis. Desde entonces, son millon y pico los españoles que han perdido su trabajo, decenas de miles las pequeñas (y no tan pequeñas) empresas que han cerrado y centenares de miles los españoles desahuciados de sus viviendas o con la soga al cuello, tirando de sus últimos ahorros.

Y las reformas no llegan.

Unas veces se opone la patronal, otras los sindicatos, y otras el lucero del alba, pero el Gobierno, que es quien tiene la responsabilidad de hacer algo, lo que sea, aunque se equivoque, prefiere dejar para más adelante lo que no puede esperar.

¿Se piensan que el mercado de trabajo y el modelo productivo son como la sentencia sobre el Estatuto de Cataluña, que va ya para cuatro años pudriéndose en el Tribunal Constitucional?

Si están en esas, se equivocan: lo que hagamos entre nosotros, y lo mucho que nos burlemos de la independencia de los jueces o de nuestra propia Constitución se la bufa a todo el mundo, mas o menos. Lo que hagamos con nuestros modos de contratación nos afecta a todos, y se mira con lupa desde los despachos de los inversores internacionales, cada día más convencidos de que no se debe invertir un duro en España porque aquí no se decide nada real.

Enfrascados en discusiones y en maniobras electoralistas, nuestros gobernantes han decidido no decidir. Pero las hipotecas no se discuten. Se pagan o no se pagan. Y el trabajo no se discute: se tiene o no se tiene.

Los brindis al sol, para los mitraicos. Los demás, cristianos, ateos, judíos y musulmanes, necesitamos que alguien haga algo y lo haga de una vez.

Lo que sea, pero ya.

El dolor hipotecario

Se prepara una matanza de cigarras

Se prepara una matanza de cigarras

¿Pero alguien, oh Cielos, puede explicarnos los motivos de esta extraña y contumaz política del Euro fuerte?

 

Gran Bretaña sin tapujos y Estados Unidos a la chita callando han devaluado sus monedas para hacer más competitivos sus productos en los mercados exteriores. La Unión Europea, en cambio, mantiene el dogma de que es mejor un Euro fuerte, caiga quien caiga, y la esperada y dolorosa devaluación de la moneda común no acaba de producirse, para desesperación de los deudores, públicos y privados.

Lo cierto es que muchos, demasiados, han hecho sus cuentas contando con que acabarían pagando sus préstamos con un dinero que a la postre valdría menos que el que recibieron en préstamo. Lo cierto, para ser sinceros, es que en muchas partes les ha salido bien la jugada, porque los deudores británicos, por ejemplo, han visto que su moneda se ha depreciado un veinticinco o un treinta por ciento en sólo unos cuantos meses.

Pero los que estamos en la zona Euro, resulta que seguimos con la soga al cuello, y países como Grecia (el más visible), o España, se encuentran con que sus deudas no menguan un ápice por el empeño alemán de mantener alta la moneda.

Los alemanes lo tienen claro: viven de las exportaciones y de esa extraña excepción suya consistente en que logran exportar sin que el precio de sus productos les afecte, porque el Made in Germany está por encima del bien y del mal de los vaivenes de precios. ¿Que lo nuestro es caro? Es verdad. Si alguien quiere una mierda, hay por ahí mercancías mucho más baratas, parecen decir al mundo. Y les funciona.

¿Y los demás? Los demás no podemos decir lo mismo, y al tener que competir en precios nos empobrecemos en una espiral bajista de sueldos y beneficios que devora los empleos y la competitividad de nuestras economías.

Los demás vemos como el dolor hipotecario, ese concepto que podría definirse como la parte de nuestra renta que está gastada de antemano en una vivienda que se compró demasiado cara, crece sin cesar, sin que haya ya morfina de subvenciones ni fondos europeos que lo alivien.

Si la devaluación llegase, nos podríamos salvar las ciudadanos, pero quizás no los bancos. Si la devaluación llegase, los estados podrían ayudar a los bancos con el alivio de ver cómo subían los impuestos al aumentar el consumo de la gente. Perderían los que tuviesen dinero ahorrado y ganarían los que tuviesen deudas. Sería un alivio para la mayoría, y un dolor para unos pocos, pero no esperéis tal cosa. No todavía.

 

El dolor es un arma afilada y nos la quieren aplicar antes de ofrecer la salvación. Lo dijo muy bien el otro día la revista alemana Der Spiegel: SE APROXIMA UNA MATANZA DE CIGARRAS.

¿A quién pensáis que se referían?

Exigen que desaparezca la hipoteca si el banco se queda con el piso

Opiniópn de los bancos al respecto. El del globo verde somos nosotros.

Opiniópn de los bancos al respecto. El del globo verde somos nosotros.

Tardaba ya en hacerse realidad esta iniciativa, pero al fin se ha concretado.

La propuesta, impulsada por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, cuenta con el asesoramiento del Colegio de Abogados de Barcelona y solicita que el sistema hipotecario español se equipare al de Estados Unidos, donde la vivienda, y sólo la vivienda, garantiza el pago de la cantidad hipotecada.

En estos momentos, cuando un ciudadano no puede pagar la hipoteca, el banco la saca a subasta, y como la situación económica actual está como todos sabemos, resulta que la subasta se queda sin pujadores con lo que, el banco, según la ley, se puede quedar con ella por el 50 % del valor de salida.

La jugada, pro tanto, es la siguiente: debes 100.000 Euros. El banco te embarga el piso y, valga lo que valga, lo saca a subasta en ese valor, y como nadie puja por él, el banco se lo queda en 50.000 y trata de sacarte por el medio que sea los 50.000 € restantes porque, como sabéis, el embargo del piso no anula la hipoteca.

Lo que solicitan estas plataformas ciudadanas es que los bancos asuman también parte de su culpa y de su riesgo. Si el piso es el que garantiza la deuda, una vez que el banco se queda con el piso no es lógico, no es justo, ni equitativo, que la deuda subsista.

O dicho de otro modo: si un ciudadano compra piso cuando no debe, pues que espabile. Pero si un banco da una hipoteca por un piso que no lo vale, que espabile también.

Lo que plantea la Plataforma de Afectados por la Hipoteca es que se debe reformar la Ley de Enjuiciamiento Civil y la Ley Hipotecaria a fin de e introducir la figura de la dación en pago, que ya existe en países como Francia o Estados Unidos, para dar por cancelada la totalidad de una deuda hipotecaria con la entrega de la vivienda al banco.

Sobre las consecuencias de este asunto, hablamos en los comentarios. Pero yo, de momento, propongo una: sube el riesgo, sube el diferencial.

Sobre quién nos apoyamos

La cosa se pone verdaderamente mala...

La cosa se pone verdaderamente mala...

Hace algunos años fue muy famoso un libro titulado “la rebelión de Atlas”, de Ayn Rand, que viene a ser un canto un tanto exagerado al neoliberalismo, pero con algunas ideas aprovechables. Me consta que algunos lectores habituales de este blog lo conocen, porque incluso alguno de ellos utiliza un seudónimo alusivo a uno de los personajes.

La idea fundamental del libro, que en un principio iba a titularse “la huelga” es que la sociedad entera descansa sobre los hombros de muy pocos individuos. De ahí que finalmente la autora lo titulase “la rebelión de Atlas”, en alusión al gigante mitológico que sostiene el globo terráqueo y lo que pasaría si un día decidiese no sostenerlo más.

Si os gusta más el planteamiento científico del asunto, os recomiendo que echéis un ojo a las tablas input-output de Leontief . Yo me voy a limitar a daros un análisis brevísimo de lo que sucede con los flujos económicos, para que sepáis de dónde sale nuestra debilidad estructural. Perdonad las inexactitudes y los resúmenes.

Son flujos de ingresos las exportaciones, el consumo de los extranjeros en el país, la agricultura, la minería, la pesca y la industria.

Son flujos de gasto las importaciones, lo que gastan los españoles en el extranjero, el gasto público en general y la depreciación de las cosas por el paso del tiempo.

Cuando alguien nos sirve una cerveza en un bar, alguien la ha producido, alguien la ha envasado, la ha transportado, ha producido el camión y la gasolina, ha construido el bar, ha puesto el camarero y ha obtenido los correspondientes permisos administrativos. Lo que se paga a todos esos profesionales tiene que provenir de ingresos netos. ¿Quiénes los han generado?

El agricultor que plató el lúpulo para la cerveza.

El que trajo el agua para fermentarla.

El que fundió la arena para hacer la botella y el vaso.

El que construyó el local y los que fabricaron los materiales de construcción.

El que fabricó el camión (mala suerte, porque ese está en Alemania. Ese es un gasto)

El que extrajo el petróleo (mala suerte de nuevo)

El que lo trajo y lo refinó (mitad y mitad)

El dueño del bar (Mala suerte. Sus ingresos no vienen de producir nada, sino de dar un servicio al que produce. Es trabajo, pero no es producción neta, aunque sí sea PIB).

Los permisos administrativos genera eficiencia, si queréis, pero no producción.

El camarero (vive también de los sueldos de los demás, pero tampoco genera nada)

Teniendo en cuenta que España tiene una balanza comercial negativa, porque importa más de lo que exporta, ¿os dais cuenta de por qué nos empobrecemos lentamente pero sin remedio? La base productiva del país es MUY pequeña, dicen que en torno al 8 % de la población activa. El resto, mueve y cambia de manos lo que esos producen, añadiéndole pequeñas ventajas, pero no riqueza real.

Seguimos otro día. Y perdonadme, que ya sé que el tema es obtuso.

 

¿Qué exigimos?

Con partituras así, tenemos el concierto que tenemos...

Con partituras así, tenemos el concierto que tenemos...

No voy a señalar hacia afuera, porque me sumo, como uno más, a unas exigencias que a todos nos gustarían que fuesen mínimas.

Exigimos un sueldo con el que poder vivir, un horario en el que poder conciliar nuestra vida laboral y personal y una estabilidad que nos permita planificar nuestra vida más allá de un seis meses o un año, porque vivir a salto de mata está bien pàra las liebres pero no para las personas. Porque es muy caro. La hipoteca es mala, pero el alquiler es más caro. Las cosas como son.

Estas razones mencionadas son, fundamentalmente, las que hacen que tantos jóvenes vean en la oposición y el funcionariado la única salida digna, y no se lo reprocho.

La cuestión, y aquí viene lo malo, es quién paga todo eso. En la empresa pública lo pagamos entre todos, pero los ingresos públicos provienen de los impuestos que se cobran a la empresa privada y los particulares. Ya sé que parece una chorrada, pero hay que decirlo: el Estado no se paga a sí mismo, sino que detrae recursos de los demás para cubrir sus necesidades.

El problema, y os lo planteo para que lo comentemos entre todos, es: ¿cómo podemos hacer que nuestras empresas y nuestros profesionales ganen dinero y sean a la vez competitivos? Los impuestos, por definición, son una parte de lo que la gente gana: ¿Cómo podemos hacer que ganen más para que paguen más, y que al mismo tiempo puedan dar a la gente buen sueldo, buen horario y estabilidad?

A mí lo único que se me ocurre es que no existiera competencia, pero eso es como decir que se lucha contra las inundaciones prohibiendo la lluvia.

La otra solución es innovar, o emplear inteligencia en vez de fuerza bruta, pero con un sistema educativo más preocupado de hacernos a todos iguales que de hacernos mejores, no podemos conseguir otra cosa que ramplonería y mediocridad: justo lo que nos acaba de hundir frente a otros igual de brutos que nosotros, pero mucho más baratos.

La conclusión es que exigimos lo que no podemos tener, dado nuestro modelo productivo. Y cambiar de modelo, por muy imperativo que sea, va a ser como despertarnos en un campo de trabajo.

Mala cosa.

 

¿Por qué pagar un buen sueldo?

Porque si no, se enfadan los dioses.... (no va a colar)

Porque si no, se enfadan los dioses.... (no va a colar)

A menudo leo por aquí que para cobrar mil euros, o menos, no valía la pena haber estudiado una carrera, o haber hecho esto, o lo otro, o que para semejante cantidad vale más seguir en el paro o vivir del lomo ajeno.

No entro a juzgar si tienen o no razón los que dicen semejantes cosas, pero creo que es bueno que nos pongamos en el lugar del que paga esos sueldos, a ver si entre todos nos ayudamos a saber lo que tenemos y a darle un valor. Para evitar sorpresas y estafas, más que nada.

Supongamos que tenéis una empresa, la que sea. Supongamos que una churrería.

¿Por qué razón pagaríais mil quinientos euros al tipo que fríe los churros, los envuelve en un papel, los espolvorea con azúcar y se los da al cliente?

Yo lo haría por dos razones fundamentales: porque gano mil quinientos, por lo menos, y porque no conozco a nadie que lo haga por ochocientos. Si falla cualquiera de estas premisas, os aseguro que no le pago mil.

Paras que alguien cobre un buen sueldo, es necesaario que su trabajo produzca una rentabilidad mayor que lo que cobra y hace falta que no haya nadie en el mercado dispuesto a hacer el mismo trabajo por menos. Y cuando digo el mismo trabajo, me refiero a la misma tarea y a la misma calidad.

A medida que se ha mecanizado el trabajo y que las tareas son más automáticas, las diferencias entre unos y otros trabajadores se han reducido, con lo que al empresario no le suele importar que sea uno u otro el que desempeñe la tarea.

Por tanto, para cobrar un buen sueldo hay que diferenciarse por uno de estos caminos:

-Estar en un sector donde la diferencia personal de uno a otro sea grande. Por ejemplo, ser escritor, como yo aquí, o agente comercial. No somos iguales todos en esos trabajos, ni mucho menos.

-Estar en un sector donde la formación del trabajador sea cara para la empresa, de modo que cambiarte por otro le resulte caro al patrón.

-Estar en un sector donde no se pueda meter cualquiera con cuatro conocimientos de última hora. Esto lo saben muy bien los albañiles y los periodistas, que ven que cualquiera coge una paleta o un micrófono.

Fuera de todo esto, nos queda el lloriqueo y decir que el mundo es muy injusto, pero creedme: un título y unos estudios no sirven de nada si los tiene todo el mundo, o si lo que te enseñaron, lo de veras útil para el mundo real, puede aprenderlo cualquiera en dos tardes con el patrón o con un compañero.

 

 

Y, así que ojo….

Nacer caducado

Nunca es fiesta para todos...

Nunca es fiesta para todos...

Son geniales los revolucionarios de hoy en día. Me fascina la tribu contestataria, siempre contra el penúltimo poder, contra la penúltima injusticia y contra el penúltimo opresor. Siempre ofreciendo una imagen de osadía mientras apalean al perro sin dientes, porque al que aún los conserva, aunque sea un caniche, ni acercarse.

Empezaron a criminalizar la construcción cuando la construcción ya se había detenido. Empezaron a criminalizar a la banca de inversión, cuando la banca de inversión ya había quebrado. Y llegaron tarde otra vez con sus quejas actuales, porque lo que se necesita ahora es que alguien dé trabajo a los albañiles en paro y salve de la ruina a la banca, antes de que nos lleve a todos con ella al abismo.

¿Para cuándo un movimiento serio, del origen que sea, que trate de mirar la realidad a la cara y señale a los santones del pensamiento único actual?, ¿por qué no emplear todas esas energías, por ejemplo, en decir que el Estado nos trata como a vasallos, o que la democracia que vivimos es una simple componenda de políticos mediocres y empresarios televisivos?

Pero no, eso no. Mejor seguir con la revolución a lo Walt Disney. Con la aventura sin riesgo. Con el circo sin leones. Con el retablo de mártires por la causa en la que la sangre siempre la ponen otros y los de siempre cobran la subvención.

Mejor seguir luchando por consignas que parecen canciones de un cantautor malo. Mejor montar el cotarro enfrentándose a dictadores muertos, religiones no violentas y empresas que ya quebraron.

Por la tercera república. Por el cuarto reich. Por el quinto jinete. Por el sexto mandamiento.

Pero de dar trabajo o abaratar la hipoteca, ni una palabra.

¡Venga ya!

La escasez de huecos de mercado

Innovar no es tener ideas peregrinas. Ese es nuestro problema.

Innovar no es tener ideas peregrinas. Ese es nuestro problema.

Llamadme pesado, os lo ruego.

Voy a hablar del exceso de capacidad productiva, otra vez, porque veo que no se acaba de meter la idea en la cabeza ni a nuestros políticos ni a los comentaristas de prensa económica. Yo seré un pelma, pero al menos los que frecuentáis este blog tenéis una idea más, no mejor, pero distinta, de las causas y posibles salidas de esta crisis.

Decíamos el otro día que para crear empleo era necesario encontrar gente dispuesta a asumir un montón de riesgos (y complicaciones) a cambio de un beneficio incierto.

Hoy tengo que añadir que, además de eso, es necesario encontrar un nicho en el mercado, y lo cierto es que cada vez hay menos rincones donde sea posible competir generando empleo, porque las necesidades totales pueden ser ya cubiertas por un número cada vez menor de empresas.

Las verdaderas oportunidades de competir están en hacer lo mismo que ya está haciendo otro, pero más barato, o con menos empleados, y eso puede crear economía y beneficios, pero no crea empleo a nivel global.

La mecanización, las fusiones de empresas, el aprovechamiento masivo de las sinergias, y también, por qué no decirlo, las prácticas monopolísticas tan comunes en algunos sectores hacen que sea muy difícil entrar en el mercado como no sea a a través de la innovación.

Y en ese campo, precisamente, los españoles no somos punteros.

¿Creéis realmente que podemos seguir creando empleo fabricando masivamente ladrillos, barcos, y bordillos de acera? Una sola empresa, en un rincón perdido del mundo, es capaz de producir todos los bordillos que se precisan en el mundo entero. Lo mismo con todos los bolígrafos, etc.

El problema, nuestro problema, es que todo lo que pueda ser fácilmente deslocalizable es más rentable de producir en otro lado, y lo que no lo es, como los servicios, no alcanza ya a cubrir la masa crítica de la economía.

Todo el mundo puede producir mucho, demasiado, y no hay clientes para tanta mercancía. Los almacenes rebosan de productos sin vender y las cuentas de los bancos y las promotoras de pisos sin vender. En esas condiciones, seguir produciendo, es apretarse más la soga al cuello.

Y dejar de producir, pegarse un tiro.

Elijamos.

 

El origen del empleo


Monumento al último empleado fijo.

Monumento al último empleado fijo.

Todos hablamos de crear empleo. Muy bien. Pero para eso hay que hacerse una pregunta: ¿quién lo crea? La respuesta obvia es que los empresarios y emprendedores del país, ya sean públicos o privados. Ya veis que no me meto hoy en ideologías.

El empleo, pro tanto, no se crea solo. Se necesita que alguien, un empresario, lo genere.

Pasamos a la pregunta segunda: ¿cuándo se convierte alguien en empresario? Cuando cree que el riesgo que va a correr le va a merecer la pena, pues ganará más con su empresa de lo que ganaría dejando el dinero en una cuenta corriente o en bonos del Estado.

Tenemos, por tanto, que el empleo se crea sólo cuando hay gente dispuesta a arriesgarse a cambio de un beneficio que puede ser cierto o no.

La situación real, por tanto, y que nadie menciona por su nombre, no es que España necesite empleos. España lo que necesita es empresarios, y mientras se les demonice con manifestaciones, insultos y acusaciones de codicia, no habrás más empresarios.

España necesita empresarios y mientras sea más rentable y más seguro preparar unas oposiciones que montar un negocio, no saldremos del paro estructural y crónico que padecemos desde tiempos del rey Witiza.

España necesita empresarios, y mientras el lucro esté socialmente mal visto, conseguiremos sólo iglesias y sacristías, me da igual si católicas, de una ONG, o de partidos apegados a la misma idea de ensalzar la pobreza porque es guay, mola, y nos iguala.

España necesita empresarios, y mientras el Gobierno le ofrezca mayor rentabilidad a lso que meten su dinero en deuda pública que a los que lo ponen a crear empleo, tendremos cada vez más deuda y cada vez menos empresas, por aquello de los incentivos perversos que animan a cualquier sistema.

O lo entendemos de una vez o nos vamos a tomar por saco.

Cuadros que no cuentan y cuentas que no cuadran

Colibríes en celo en los lagos de Finlandia. (Con dos cojones) :-)

Colibríes en celo en los lagos de Finlandia. (Con dos cojones) 🙂

Lo peor que le puede pasar a una galería de arte es tener cuadros que no cuentan, y lo peor que le puede pasar a un Gobierno es tener cuentas que no cuadran. Zapatero lleva camino de convertirse en ambas cosas: galerista de estampas costumbristas que no le importan a nadie y un desastre contable sin precedentes.

En cuanto a sus cuadros, tenemos la pantomima de los sindicatos, remisos a convocar una huelga general al Gobierno porque se la querrían convocar a la oposición y eso no les parece del todo serio, así que esperan a que la oposición gobierne para empezar a protestar. Y de momento tragan y callan como si en lugar de viven en un drama o en una tragedia viviesen en otra clase de cine que por pudor no menciono.

En cuanto a los cuadros, tenemos voluntarismo, decir que las cosas se van a arreglar porque sí, y porque es injusto que no se arreglen. Tenemos escenas de pánico disimulado, esperanza autoimpuesta y un intento de ilusión óptica para hacer que el país parezca en movimiento, como la mirada de los antiguos retratos, que simulaban seguir al observador.

¿Y las cuentas? No cuadran. Dicen que el déficit se va a reducir, pero mes a mes se emite nueva deuda. Suben los impuestos para recaudar más, pero las arcas públicas han recibido hasta la fecha hasta un 20 % menos de ingresos que otros años. Piensan potenciar el empleo, pero ya han salido media docena de foros diciendo que los 350.000 trabajos que pensaban crearse con la rehabilitación de viviendas son una broma, porque el problema es que la gente no tiene con qué comprar esas casas. Y casas, lo que se dice casa, hay de sobra.

¿La salida? Dejar la galería de arte. O por una vez olvidarse del abstracto y darse al realismo. Aunque no sea guay. Aunque no cuele cualquier cosa cuando no tienes ni idea…

No queda otra.

 

Ecología y desarrollo

Método de ahorro y defensa del medio ambiente

Método de ahorro y defensa del medio ambiente

En esta clase de temas hay que dejar claros unos cuantos puntos, antes de nada:

-Que ser un cerdo es intrínsecamente malo.

-Que mientras no se demuestre lo contrario, este planeta es nuestra única casa, y si nos lo cargamos, nos vamos a tomar por el saco en columna de a dos y al paso de la oca.

-Que los recursos son limitados y toda economía basada en el perpetuo crecimiento es en realidad un cáncer, que se basa también, como tristemente sabemos, en el continuo crecimiento a costa de los recursos del entorno.

-Que cuidar del medio ambiente no es una opción de entre muchas, sino la única manera de cabal de evitar el suicidio.

Dicho lo cual, y espero que estéis de acuerdo, quiero retrotraerme al artículo de hace unos días sobre el sistema Hoxha, aquel que renunciaba a la mecanización y la tecnología para dar empleo a todos, para preguntaros si algunas de las actitudes de los grupos de defensa del medio ambiente no os recuerdan básicamente a las tesis de ese sistema.

No sé vosotros, pero yo tengo la impresión de que las reclamaciones de los grupos ecologistas han llegado a una dinámica y a unos extremos, y sobre todo a una metodología que parece que están más en contra del desarrollo que a favor del medio ambiente.

Cuando uno oye frases como que la electricidad producida pro las nucleares “podría ser sustituida por ahorro” lo primero que se le viene a la mente es que quieren llevarnos al método Hoxha.

Cuando uno escucha que hay que ahorrar agua incluso en los sitios en los que sobra, por lo saludable del hábito del ahorro, a uno se le viene de nuevo a la cabeza la medievalización de Hoxha.

Cuando la energía eólica empieza a ser mala también porque desorienta a las aves y afea el paisaje, lo que empieza a pensar uno es que tratan de convencernos de que vivamos con menos electricidad. Pero no por razones ambientales, sino ideológicas.

Y el caso es que la defensa del medio ambiente consiste en todo lo contrario: consiste en desarrollar procedimientos y sistemas más productivos y que empleen menos recursos medioambientales. Consiste en investigar, pensar, y generar industria y economía basada en el conocimiento y no en las materias primas. Porque el conocimiento es inagotable, mientras las materias primas tienen un límite.

Pero eso no: insisten en restar. En retroceder. En menguar. Y lo único que consiguen es una reacción negativa hacia las tesis que dicen defender.

Al final, acabaremos por creer lo que dicen algunos: que ecologistas y pacifistas surgieron en Occidente impulsado por los soviéticos para entorpecer el desarrollo industrial del bloque capitalista y que, una vez desaparecida la URSS, les iba tan bien que pudieron seguir sin la subvención rusa.

O es eso, o no lo entiendo.

 

Los sistemas económicos (IV) La alternativa Hoxha. Un paso atrás.

Ingeniero industrial junto a su ordenador.

Ingeniero industrial junto a su ordenador.

Para acabar con la serie de los sistemas económicos y sus distintas posibilidades, quiero acercarme una curiosidad: el sistema Hoxha, abanderado por el presidente albanés, Enver Hoxha, último representante del más férreo estalinismo en Europa.

En primer lugar hay que decir que su desarrollo práctico se basó en la más implacable dictadura y en el comunismo, pero a nivel teórico no tiene por qué ser así, por lo que voy a tratar de explicar el sistema, y no su historia, condicionada por múltiples circunstancias exteriores.

El sistema Hoxha consiste básicamente en dar un paso atrás. Cuando el Estado cree que es imposible dar trabajo a toda la población, porque el exceso de capacidad productiva es superior a lo que se puede absorber, entonces se renuncia a la tecnología y se empieza a producir manualmente lo que antes se producía de modo mecánico.

Por este sistema, se renuncia, por ejemplo, a la mecanización del campo, se prohíben los tractores y las cosechadoras y hay que volver a la tracción animal y al segado a mano. La industria deja su lugar a los artesanos y, en general, se baja de perfil el estado y el desarrollo.

Este sistema se suele conocer también como medievalización, porque pasa por preferir las actividades intensivas en mano de obra a las intensivas en producción. Lo cierto es que da trabajo a todo el mundo, aunque ese trabajo produzca sólo una fracción de lo que podría producir, pero pensando siempre en la autarquía y en que el país viva de sus propios recursos. El fin, por tanto, es trabajar, no producir.

La idea básica que alienta al sistema es que la gente debe poder tener una vida tranquila, sin sobresaltos, y con el sustento asegurado, pero poco más que eso.

Sus problemas son obvios y no me molesto siquiera en detallarlos. Se agravan cuando se es el único país en que lo practica.

La ventaja, porque tiene una, es preocupante: que puede durar eternamente porque este sistema, sí, es realmente sostenible en el tiempo, casi de modo infinito.

Lo he propuesto como curiosidad, para que tengáis algo distinto que contar los que leéis este blog en vez de otros, y para que vayamos pensando a qué sistema se refieren en realidad cuando hablan de un sistema ecológico que no destruya la Tierra.

¿Curioso, verdad?

Esperemos que sólo eso.