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La economía sumergida

U-47

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Cuesta trabajo creerlo, pero España no se sube al podium de las medallas de la economía sumergida en Europa. Por mucho que pensemos que en eso de la picaresca y el escaqueo no nos gana nbadie, la verdad es que ni siquiera en ese campo destacamos del todo. Este es el ranking:

En primer lugar, y como país ganador del oro, tenemos a Grecia, donde el 27 % de su producto interior bruto pertenece a la economía sumergida.

La medalla de plata es para Italia, con un 25,5 % de facturación en negro, trabajadores sin dar de alta y chanchullos en general.

La medalla de bronce es para Portugal con un 22 % de actividad económica no declarada.

Y finalmente el diploma olímpico, pero sin derecho a medalla, es para España, con un 21,6 % de economía oculta.

Para los que se pregunten cómo se calculan estas cosas, decirles que hay una serie de variables que se han demostrado muy útiles para calcular estas cosas, como el consumo total de gasolina en el país, el consumo de electricidad, los vehículos industriales matriculados, etc.

Como datos curiosos, cabe decir que la economía sumergida en Alemania es del 14 % y en EEUU del 8,8 %, lo que teniendo en cuenta el descomunal tamaño de su PIB os da idea de la diferenncia de impuestos que recauda el Estado en estos países sólo por combatir este concepto.

Con estos datos, hay que preguntarse varias cosas, pero como quiero ser breve, me limitaré a dos:

—Los latinos, ¿tenemos los gobiernos que nos merecemos por ser todos unos chorizos, o nos hacemos unos chorizos al darnos cuenta de que los gobiernos persiguen al más fácil, o sea, al que asoma la cabeza?

—La otra pregunta es: ¿qué diferencia creéis vosotros que hay hoy en día entre estar dado legalmente de alta o meterse en la economía sumergida?, ¿vale la pena el riesgo?, ¿la gente lo hace por necesidad, o por convicción?

Por mi parte una sola respuesta y homenaje: me voy camino de Scapa Flow.

🙂

 

 

 

Ayudas, fiscalidad y sociología

Político amañando las listas para un referendum.

Político amañando las listas para un referendum.

Una de las cosas que más daño ha hecho a los griegos en su camino hacia la ayuda internacional para escapar de la olímpica quiebra que los amenaza es la publicación de algunos datos sobre su economía en la prensa de los países que tendrían que rescatarlos.

En Alemania hubo ayer unas importantes elecciones regionales, y a los alemanes no les gusta para nada la idea de rescatar a Grecia con su dinero cuando los griegos, como publicó hace poco el Frankfurtet Allgemeine Zeitung, se jubilan a los 62 años mientras los alemanes tiene que esperar a los 67 para poder disfrutar de su jubilación.

¿Insolidaridad, egoísmo? Yo no me atrevo a decir tal cosa, porque cuando me enteré de que la edad de jubilación en Grecia eran los 62 años lo primero que me pasó pro la cabeza fue largarme para allá o pedirles que no fuesen tan generosos si aspiran a que todos nos rasquemos el bolsillo en su favor.

Esto viene al hilo de dos cosas, y me centro:

-Que una unión económica y monetaria siempre será un fracaso si se limita a las magnitudes macroeconómicas olvidándose de la sociología y del modo en que cada gobierno recauda sus impuestos y los gasta. Mientras los europeos tengamos la misma moneda pero no los mismos impuestos, los mismos derechos y las mismas obligaciones, estaremos en un gigantesco paripé que dará este tipo de resultados: que unos se aprietan el cinturón y otros tratan de gastar lo suyo y lo del vecino.

-Que al paso que vamos, si llega el día en que sea España la que necesite la ayuda alemana o del resto de Europa, nos vamos a echar unas risas de tres pares de narices cuando el Süddeutsche Zeitung, por ejemplo, publique que en España se trabajan 35 días y se cobra el paro todo el año. Porque a ellos no les podemos explicar que eso es sólo en dos regiones y que es una deuda histórica con la Pinito del Oro y bla, bla, bla…

O sea que, como decían otro día en otro foro, con estas mimbres, si nos llega el momento de ser nosotros los que pidamos ayuda, nos va a socorrer Rita die Sängerin.

Los que no sepan alemán, sigan el enlace. Peor bno creo que haga falta…

 

Para no hipotecar el país entero

 

No vivimos en el mundo de Disney...

No vivimos en el mundo de Disney...

Hoy voy a tratar de no enrollarme. La cuestión quye tenemos en España es que tenemos que reducir el gasto, como sea, pero el gasto se encuentra distribuido en montones de manos y cada cual puede hacer de su capa un sayo.

En España es muy típico que cada autonomía quiera ser más chula que la vecina, y que ahorre el otro. No somos sólo nosotros los que padecemos este problema, así que como me he cansado de oír erstos días toda clase de conversaciones sobre lo que se podría hacer para evitar que las autonomías gasten como locas, os explico los dos sistemas que existen actualmente en dos países federales: EEUU y Alemania. 

Son bien distintos, así que ojo y ya me diréis cual os gusta más: 

Sistema americano.

 En Estados Unidos no existen mecanismos de rescate para las finanzas de los Estados. Si un Estado se pasa gastando, pues quiebra. Los mercados fomentan la necesaria disciplina en materia de deuda oportunamente, al imponer tipos de interés mayores a la deuda estatal. Ese sistema ha funcionado muy bien desde el siglo XIX, y se han vivido algunas quiebras de estados. En estos momentos, estamos a punto de ver si California será el siguiente estado en quebrar y sabremos qué pasa con los mecanismos actuales en ese caso.

Sistema alemán

En Alemania existe un organismo llamado “consejo de estabilidad” que debe aprobar los presupuestos de los estados. Da igual lo que vote el parlamentyo regional, soberana y democráticamente elegido,  que como el Consejo de Estabilidad vea que gasta demasiado, le devuelve los presupuestos y a hacer otros.

Además, la Contitución alemana exige que a partir de 2020 no se permitirá a los estados alemanes (o Länder) tener déficit y deberán gastar cada año lo que ingresen. Según esta ley, el máximo de exceso será del 1,5 % y sólo descontándolo del año siguiente.

Espero que la chica de la foto os diga unas cuantas cosas, proque como sabéis soy amigo de los símbolos. Es Hannah Montana, la niña de Disney. Ella ha sabido hacerse mayor.

¿Y nosotros?

Lo que las cifras dicen y todos callan

Aquí pasa algo raro...

Aquí pasa algo raro...

En los últimos meses nos han bombardeado con cifras y conceptos que tratan de ilustrar las consecuencias humanas y productivas de esta crisis. Sin embargo, a veces pienso que toda esa parafernalia matemática lo que hace es ocultar la realidad más que arrojar luz sobre ella.

Una de las magnitudes más llamativas, para mí, fue siempre la curiosa relación entre el Producto Interior Bruto y el desempleo español. Porque resulta que en otros países, como Alemania, la recesión ha sido mucho más grave, pero se ha destruido menos empleo. Incluso en el caso griego, con el país al borde la bancarrota, el paro no sobrepasa el 10 % mientras aquí hemos llegado ya al 20 %.

Como sabéis, se da todo tipo de explicaciones para ese fenómeno, pero hay una que me preocupa y que quiero proponeros, aunque sea sólo un ejercicio intelectual:

En España padecimos una recesión o descenso del PIB del 3,1%.

En ese mismo periodo perdimos 1.090.000 puestos de trabajo. O sea, millón y pico.

Pues a ver:

Si el PIB es lo que producimos entre todos, y un millón y pico de personas han dejado de producir, ¿qué e es lo que estaban produciendo para que baje tan poco el PIB al eliminar a esas personas del mercado de trabajo? ¿A qué puñetas se dedicaban o las dedicaban sus patrones?

Porque lo que tenemos, en números gruesos, es que en España deja de trabajar un 5,5 % de la población activa y sólo se pierde un 3,1 % de la producción. Y eso en los momentos iniciales, porque ahora dicen que el PIB se recupera pero el paro sigue creciendo.

Así que es vuestro turno para explicarlo, porque yo no lo entiendo.

La deuda (¿alguien tiene un Tanagel a mano?)

Nuestras ministras nos salvarán...

Nuestras ministras nos salvarán...

En este blog he hablado mucho de la deuda pública y de lo que sucede cuando el Estado se dedica a absorber los recursos disponibles, de modo que no llegue el crédito a los empresarios privados.

Lo que no había dicho nunca, porque acabo de enterarme hace poco, es el monto total de la deuda española, pública y privada.

El 260 % del PIB. Nada menos.

¿Os dais cuenta de lo que supone eso? Debemos 2,6 veces lo que se produce en un año, y se supone que ese año también habrá que gastar, vivir, consumir, etc. ¿Os dais cuenta de lo que quiere decir? Que con nuestra estructura productiva podemos tardar décadas enteras en pagar esa deuda, porque para deber el 260% del PIB hay que vivir muchos años con el dinero del futuro, que es justamente lo que hemos estado haciendo.

Las cosas, lamentablemente, son así: nos hemos gastado el dinero de este año, el del 2011 y el del 2012, y estamos como estamos. Con el dinero del 2013, tenemos que vivir este año, y lo que se pueda del siguiente, y así sucesivamente hasta que se pueda rellenar el boquete causado por toda una diversidad de causas que comentamos aquí a diario.

Visto ahora el tema, con el dato fresco, ¿cómo puede alguien dudar de que habrá que hacer grandes recortes de gastos?

Permitidme una cuenta: con un 10 % de recorte sobre el nivel actual, tardaríamos 26 años en pagar.

Casi nada.

No sé vosotros, pero yo voy mirando en el botiquín, porque noto una flojera..

Nuestro problema social

Ortega y Gasset, el autor de la idea. Y de tantas otras...

Ortega y Gasset, el autor de la idea. Y de tantas otras...

Amigos, hoy toca hablar con palabra ajena, pero tranquilos que no será sin buena causa.

Copio en primer lugar un texto de Ortega y Gasset sobre el se orito satisfecho. Luego hablamos:

Este personaje, que ahora anda por todas partes y dondequiera impone su barbarie íntima, es, en efecto, el niño mimado de la historia humana. El niño mimado es el heredero que se comporta exclusivamente como heredero. Ahora la herencia es la civilización — las comodidades, la seguridad en suma, las ventajas de la civilización. Como hemos visto, sólo dentro de la holgura vital que ésta ha fabricado en el mundo puede surgir un hombre constituido por aquel repertorio de facciones inspirado por tal carácter. Es una de tantas deformaciones como el lujo produce en la materia humana. Tenderíamos ilusoriamente a creer que una vida nacida en un mundo sobrado sería mejor, más vida y de superior calidad a la que consiste precisamente en luchar con la escasez. Pero no hay tal. Por razones muy rigurosas y archifundamentales que no es ahora ocasión de enunciar.

Ahora, en vez de esas razones, basta con recordar el hecho siempre repetido que constituye la tragedia de toda aristocracia hereditaria. El aristócrata hereda, es decir, encuentra atribuidas a su persona unas condiciones de vida que él no ha creado, por tanto, que no se producen orgánicamente unidas a su vida personal y propia. Se halla, al nacer, instalado, de pronto y sin saber cómo, en medio de su riqueza y de sus prerrogativas. El no tiene, íntimamente, nada que ver con ellas, porque no vienen de él. Son el caparazón gigantesco de otra persona, de otro ser viviente: su antepasado. Y tiene que vivir como heredero, esto es, tiene que usar el caparazón de otra vida. ¿En qué quedamos? ¿Qué vida va a vivir el “aristócrata” de herencia: la suya, o la del prócer inicial? Ni la una ni la otra. Está condenado a representar al otro, por lo tanto, a no ser ni el otro ni él mismo. Su vida pierde, inexorablemente, autenticidad, y se convierte en pura representación o ficción de otra vida. La sobra de medios que está obligado a manejar no le deja vivir su propio y personal destino, atrofia su vida. Toda vida es lucha, el esfuerzo por ser si misma. Las dificultades con que tropiezo para realizar mi vida son precisamente lo que despierta y moviliza mis actividades, mis capacidades. Si mi cuerpo no me pesase, yo no podría andar. Si la atmósfera no me oprimiese, sentiría mi cuerpo como una cosa vaga, fofa, fantasmática. Así, en el “aristócrata” heredero toda su persona se va envagueciendo, por falta de uso y esfuerzo vital. El resultado es esa específica bobería de las viejas noblezas, que no se parece a nada y que, en rigor, nadie ha descrito todavía en su interno y trágico mecanismo; el interno y trágico mecanismo que conduce a toda aristocracia hereditaria a su irremediable degeneración.

 

Bueno, y ahora, decidme: ¿tiene o no tiene esto algo que ver con que el país se vaya hundiendo poco a poco?, ¿No tiene esto algo que ver con todos los problemas sociales de acomodamientos, renuncia al esfuerzo, falta de compromiso y tendencia a vivir por encima de nuestras posibilidades?

Nuestros padres y abuelos las pasaron canutas y el país mejoró en cincuenta años más de lo que había mejorado en dos siglos. Nos lo dieron todo y ahora parecemos dispuestos a exigir que siga nuestra adolescencia social.

Todo ha empeorado, es cierto, pero quizás esa clave social de la que tan a menudo hablamos en los comentarios resida en ese caparazón que menciona Ortega: el caparazón de una España que nos viene grande y tratamos de desmenuzar para sentirnos más cómodos.

Porque en vez de tortugas nos sentimos caracoles.

El modelo productivo español

Una extraña formación aparecida espontáneamente en una playa de Levante...

Una extraña formación aparecida espontáneamente en una playa de Levante...

Describir la estructura económica de España requiere un libro de ochocientas páginas y ya lo escribió, y muy bien, Ramón Tamames, aunque supongo que las últimas ediciones serán un poco menos voluminosas después de todo lo que hemos ido cerrando, arrancando, eliminando y malvendiendo.

El resumen, sin embargo, es mucho más simple: padecemos crónicamente de falta de iniciativa y de empleo, de modo que desde tiempos inmemoriales la economía española no ha sido capaz de dar trabajo a toda la población.

Por ese motivo emigraron nuestros padres y abuelos a Francia, Suiza y Alemania. Por ese motivo emigraron nuestros bisabuelos a Argentina, Chile, Cuba y Venezuela. Y por ese motivo conquistamos y colonizamos América: porque íbamos sobrados de hambrientos dispuestos a todo para empezar una nueva vida en otra parte. Creedme: los que viven bien en su casa y en su pueblo no se embarcan hoy en pateras para cruzar el estrecho, así que mucho menos se embarcaban antes en carabelas como cáscaras de nuez para cruzar el Atlántico.

Nuestro segundo problema, y sólo citaré estos dos, es la balanza de pagos. Importamos más de lo que exportamos y eso, además de ser una sangría financiera constante, con sus consecuencias de empobrecimiento, tiene un significado más profundo que debería hacernos reflexionar:

Si nuestra balanza de pagos es negativa es porque importamos mucho o porque exportamos poco, o por las dos razones a la vez. Si exportamos poco es porque no conseguimos producir bienes y servicios que interesen fuera de nuestras fronteras. No somos relevante ni interesantes, o no hasta el punto adecuado.

Si importamos mucho es porque no somos capaces de satisfacer la demanda de nuestra propia población, que prefiere, por diversas razones, los bienes y servicios producidos fuera .Por tanto, no es que falte demanda: es que la que hay, prefiere comprar fuera antes que aquí.

Si lo que producimos no interesa lo bastante ni a los de afuera ni a los de aquí, ¿qué demonios esperamos?

Unid eso a la afición del Gobierno a gastar más de lo que ingresa y la conclusión me la contáis en los comentarios.

Si os atrevéis, vaya.

Derecho y necesidad

Tenemos demasiadas visiones extrañas

Tenemos demasiadas visiones extrañas

Profundizo, con vuestro permiso, en la idea del otro día: ser pobre no es una condición moral, y tener una necesidad no te da derecho a nada.

Otro ataque del Invicto Ejército de los Obvios, vale, pero es necesario repetir estas cosas para quitarnos de encima esa mugre pseudocristiana o pseudomarxista, o pseudo-algo que nos han echado encima para convencernos de que tiene más derecho a algo el que carece de ello.

Tiene derecho a una vivienda el que la paga. Tiene derecho a recibir exactamente lo que ha contratado, en el pazo acordado, y en las condiciones estipuladas. Tiene derecho a que el banco lo trate conforme a la Ley, a que no le aplique condiciones abusivas en la hipoteca y a que lo informe de todo cuanto ataña a su contrato con el banco.

Fuera de ahí, en la hipoteca, en el trabajo, o en cualquier faceta de la vida, nadie tiene derecho a vivir de su prójimo ni a convertir su necesidad en un arma que amenace los derechos, los bienes o las vidas de los demás.

Porque resulta que los derechos de unos se convierten, siempre e indiscutiblemente, en obligaciones de otros, y a medida que nos crean obligaciones nos reducen la libertad. ¿O no habíamos caído en eso? La libertad no es la posibilidad de  votar cada cierto número de años, sino la posibilidad de decidir sobre ti mismo y tus propios asuntos sin que venga el cantamañanas de turno a podar tu árbol de posibilidades hasta dejar una sola rama: la suya.

La dictadura no tiene por qué consistir necesariamente en prohibir cosas: también puede crearse una dictadura haciendo que todo, casi todo lo que importa, sea obligatorio. Por interés público. Por las necesidades ajenas. Por la madre que lo parió.

Se me nota que vengo contento, ¿eh?

Trataré de enmendarme.

La estética del perdedor

el romanticismo de la decadencia es romántico porque no es racional...

el romanticismo de la decadencia es romántico porque no es racional...

Soy de los que creen que la economía debería ser, ante todo, una rama de la sociología, así que poerdonadme proque de vez en cuando os encaje estos párrafos en vez de hablar de Euribor e hipotecas.

Algunas veces, en los comentarios, me habéis oído decir que la pobreza no es una cualidad moral. Lo pienso de veras: se puede ser pobre y honrado, y también se puede ser pobre y canalla. La pobreza, por tanto, ni nos mejora no nos empeora.

¿Y a qué viene este ataque de la armada de la obviedad? A que empiezo a darme cuenta de que hay cosas que es obligatorio decir, porque alguna especie de monstruo maligno nos ha comido la lógica.

Ser pobre es una mierda. Y sus consecuencias son peores. La única manera de ser pobre y disfrutarlo es huyendo de sus consecuencias, como algunas comunidades religiosas, que no tienen nada pero disponen de todo en caso de emergencia.

Perder las guerras es malo, porque no existe ninguna estética del perdedor fuera de la épica de su resistencia, que, si os fijáis no tiene que ver con perder, sino con resistir, que es otra cosa. El que se apoya en la barra del bar a rumiar sus penas con un cigarrillo a medio apagar entre los labios no está resistiendo. Está regodeándose. La estética del perdedor es, casi siempre, la estética del regodeo, o una simple pose para justificar su rendición

Con todo esto vengo a decir que tengo la impresión de que esta crisis y esta presión sobre el crédito y la hipoteca han servido para que muchos crean abierta la veda de la lamentación pasiva, esa clase de lamentación que lleva a no hacer nada, no intentar nada y no emprender nada, porque los tiempos están malos.

Entre las razones por las que en España durará la crisis más que en otros lugares, propongo que apuntéis esta nueva: porque nos sirve de disculpa y de pretexto para la fatalidad y la vagancia que tanto nos gustan.

Así de sólidas son a veces las coartadas.

 

La jugada del pacto

Nos encontramos a veces ante extraños laberintos

Nos encontramos a veces ante extraños laberintos

Llevamos un tiempo en el que todo el mundo habla de la necesidad de un pacto entre Gobierno y oposición y de lo bueno que sería para el interés común que todos los partidos pusiesen de una vez sus desacuerdos en barbecho para tratar de sacarnos del hoyo en el que nos eternizamos.

Puede que así sea, pero permitidme un análisis distinto de las cosas, ya que para eso estoy aquí, firmando el artículo del día.

Hablemos claro: un pacto de unidad nacional, que es lo que piden en realidad esas voces, es más propio de los sistemas totalitarios que de una democracia. Los pactos de ese tipo, de hecho, son antidemocráticos siempre, pues presuponen que todas las fuerzas políticas deben renunciar a sus ideas, sus proyectos y sus intereses por el bien de un interés general que, curiosamente, no coincide con esas ideas. ¿Quién demonios va a reconocer que abandona su programa para hacer otra cosa que es mejor?, ¿quién va a suicidarse de ese modo dando a entender que sabe que hay cosas mejoras que las que lleva años proponiendo?

En democracia, existen distintos partidos porque existen distintas soluciones posibles para los mismos problemas. Pero si en el momento de la necesidad estamos todos de acuerdo en que existe una sola solución, ¿para qué sirven los partidos y para qué sirve la democracia?

¿Os dais cuenta del sindiós filosófico que esos pactos entrañan? Significan, ni más ni menos, que hay alguien que conoce la verdad, alguien que conoce la solución buena y que los demás deben dejar de mentir por unos meses para aceptar esa solución divina, por el bien de la nación.

Se puede hablar de pactar, se puede mencionar el diálogo, la transigencia y el acercamiento. Todo cojonudo, vale. Pero a la hora de la verdad, cuando haya que materializar toda esa palabrería en hechos concretos, ¿quién reconocerá que lo suyo es un error y que lo verdaderamente bueno para la comunidad es lo de los otros?

Por eso, como sabéis, se habla mucho pero no se concreta nada. Porque no se puede concretar. Porque los que gobiernan no quieren gobernar y los que están en la oposición no pueden gobernar, precisamente porque están en la oposición tras haber perdido unas elecciones.

La solución es obvia: si el que gobierna no quiere gobernar, que convoque elecciones. Si el que está en la oposición quiere llegar al gobierno, que las gane.

Cualquier otra solución es pasarse la voluntad del pueblo por el forro.

Y ya lo hacen lo bastante por su cuenta como para encima animarlos.

¿Por qué me pasa esto a mí?

.

¿Y aún te preguntas qué pasa?

¿Y aún te preguntas qué pasa?

¿Por qué? Porque eres hijo de la resignación y nieto de la envidia, porque no había más remedio, porque no somos nada, porque qué le vamos a hacer

Porque no hay rencor de clase como el rencor a la clase propia, porque te azora tu infancia, te avergüenza tu padre y te abochorna tu abuelo; porque saliste de la nada para acabar en la nada, pasando por la nada y aspirando a la nada.

Porque fuiste vicedelegado del parvulario, vicedefensa central del equipo de tu barrio, vicesecretario de la comunidad de vecinos y serás vicemuerto.
Porque nunca te llega el día de mañana, porque piensas en futuro y obras en pasado, porque hipotecaste el presente al 14% y tienes dos avisos de embargo.

 Porque eres solidario, interactivo, versátil, multimedia y funcional, porque te han impactado, porque lees con prisa y bebes sin pausa, porque las únicas letras que tienes son las que debes, porque te manifiestas pero no te pronuncias, porque las cosas son como son.

 Porque eres feo y colaboras, porque tienes cara de que no, porque te tratan de usted los niños y de tú hasta los ujieres, porque tienes tanta mano izquierda que tienes dos.

Porque eres progresista en la calle, conservador en casa y franquista en la cama; porque tienes el título enmarcado, la póliza enmarcada, el contrato enmarcado, la polla enmarcada.

Porque si tú supieras, porque lo oíste por ahí, porque dijo el otro, porque pensó el otro, porque al final tuvo que hacerlo el otro, porque no te comprenden, porque no te apoyan, porque no te valoran, porque hay que ver.

Porque el que tiene, tiene, porque la ley es para todos, porque ser rico no es malo si se sabe repartir, porque ser pobre no es malo si se lleva con dignidad, porque eres pobre como el que es rubio, pobre como el que es cojo, pobre como el que es tonto y plastifica el diploma.

Porque tu bandera es la miseria, tu himno la desidia, tu pendón el abandono, tu estandarte la decadencia; porque eres como los pozos, que a más te quitan más grande eres, porque tu orgullo es tu vida, porque tu vida está en venta y aún maldices al que la compra.

Porque esto no tiene arreglo, porque éramos pocos y parió la abuela, porque este año tampoco juegas la promoción, porque cogiste la sífilis en un water, porque haber jugado un décimo.

Porque hoy por ti y mañana por mí, porque arriero eres, porque siempre son los mismos, porque todos los tontos tienen suerte, porque tú lo merecías más, porque si tuvieras dos tetas.

Porque resulta que entonces, porque no te lo vas a creer, porque efectivamente no te lo crees, porque así está montada la cosa, porque es otro el que la monta.

Porque aguantas hasta siete y sin sacarla, porque ella no lo sabe y otra no hay, porque sales derrapando del garaje, porque no ves con las gafas pero te quedan muy bien.

Porque a Brahms le falta ritmo, porque lo dijo la ONU, porque te hiciste insumiso y no te hicieron un héroe, porque te hiciste la mili y no te hicieron un hombre, porque te hiciste objetor y no te hicieron ni caso.

Porque piensas globalmente y no actúas puntualmente, porque por una vez no pasa nada, porque pasaste de largo, porque pasaste de todo, porque pasó lo que tenía que pasar.

Porque mañana mismo empiezas, porque cuando tengas tiempo, porque de este año no pasa, porque en cuanto te jubiles, porque pudiste haber hecho, porque pudiste haber sido, porque crees que estás de vuelta cuanto sólo estas devuelto, porque si llegas a saberlo, porque manda cojones, porque vaya por Dios.

www.javier-perez.es

Escritor Freelance

Para que no se diga que todos los días veis al mismo Ladríllez.

😀

Comprar y vender oro. El monopolio de la moneda

Nos han cambiado hasta a la chica de los billetes

Nos han cambiado hasta a la chica de los billetes

Como acabamos de pasar la Semana Santa, os voy a hablar de un tema un poco raro, para que tengáis tiempo de aterrizar después de las  vacaciones. O para todo lo contrario, no sé.

Se trata del monopolio del papel moneda: ¿por qué, vive Dios, tiene el Estado el monopolio de fabricar moneda? ¿Por qué suprimió el patrón oro y ahora no tiene ya la obligación de darte el oro correspondiente a los billetes que lleves al banco emisor?

Como sabéis, en los antiguos billetes venía escrita la frase: “el Banco de España pagará al portador 1000 pesetas“, por ejemplo. Sin embargo, con el paso del tiempo, la obligación de entregar esa cantidad en oro desapareció, con lo que el billete, que en realidad era un pagaré, se convirtió en un cheque sin fondos, apoyado sólo por cosas como la confianza, la credibilidad y los peces de colores.

Si toleramos esta descomunal estafa de partida, ¿cómo podemos esperar luego que el Estado no nos trate como a idiotas?

Algunos economistas radicales sugieren que para evitar las consecuencias derivadas de esta falta de respaldo de la moneda, debería permitirse que cualquiera emitiese billetes con respaldo en oro o plata. ¿Cómo lo veis?. ¿Aceptaríais billetes del Corte Inglés, por ejemplo, si el Corte Inglés os los cambiase pro oro cuando fueseis a su ventanilla, o preferiríais el dinero del Estado?

¿Por qué está prohibido acuñar monedas aunque sean de oro, si la estafa en ese caso no es posible?

¿Creéis que hay algo bueno detrás de esta desaparición del patrón oro que respaldaba a todas las monedas o que simplemente es un mecanismo, el primero, para hacernos jugar con dinero del monopoly mientras la riqueza real la controlan otros?

¿Serían posibles las devaluaciones y otros trucos de los gobiernos si alguien más que ellos pudiese fabricar moneda de curso legal?

¿Es justo este monopolio monetario?