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Aumentan la cantidad inembargable para proteger a los hipotecados

Parece bonita, pero es venenosa.

Parece bonita, pero es venenosa.

Sin duda es una buena noticia y me parece además justa: acaban de aumentar la cantidad a la que el banco no podrá echar mano en caso de embargo hasta los 961 €. Esta cantidad se ha calculado sobre el salario mínimo interprofesional, que es de 641 €, y se trata de añadirle un 50 % a dicho salario mínimo. Además, por cada miembro de la unidad familiar que no tenga ingresos propios, se añade otro 30 % más del salario mínimo interprofesional, con lo que la cantidad inembargable para continuar con el cobro de viviendas no subastadas puede llegara los 1350 € al mes.

La cuestión en sí tiene bastante miga y, como digo al principio, parece justa y apropiada, aunque no está exenta de grandes y graves inconvenientes. Hablaremos más de este asunto y de las nuevas normas para la subasta de pisos embargados a lo largo de lo próximos días, pero hoy quiero hacer un pequeño análisis de este importante cambio:

-En primer lugar, permitir que la gente respire tiene que ser bueno para la economía. Si crece la cantidad inembargable estamos dando un respiro a un montón de gente y reintegrándola al mercado, lo que puede dinamizar l demanda y hacer que la economía mejore un poco, porque uno de los mayores riesgos quew padecíamos con el tema de las hipotecas impagadas era que la situación se enquistase durante quince o veinte años, dejando en la pobreza crónica a una serie de gente.

-En segundo lugar, al aumentar las cantidades que no se pueden embargar, podemos estar ante la circunstancia de que lo que se pueda embargar sea menor que los intereses de lo que se debe, con lo que la deuda podría convertirse en eterna. Esto, tradicionalmente da lugar a la generación de morosos profesionales, que nunca aceptarán un trabajo por encima de esa cantidad (ya que no ganan nada trabajando) o que se pasarán a l trabajo en negro y la economía sumergida, con el consiguiente perjuicio para toda la sociedad.

-Por último, y de manera directa, esto hará que los bancos presten menor porcentaje de la tasación lo que perjudicará, en general, a los que menos tengan, abriendo la breca entre las clases sociales. Unos podrán tener cosas en propiedad, y el resto sólo alquiladas.

¿Cómo lo veis?

Hipoteca y derechos civiles

Geografía lógica que veo por ahí...

Geografía lógica que veo por ahí...

Los que me leéis a menudo ya sabéis de mi obsesión por mantener en pie los conceptos, pues una vez que los conceptos se pierden o se diluyen no hay forma humana de seguir manejando el raciocinio, ni la lógica. Y donde desaparecen la razón y la lógica quedan la presión, la coacción y las armas. Así que ya veis que lo considero importante, vaya.

Hoy, por tanto,  ataco de nuevo con algo obvio, pero que aún así es necesario repetir, para que no nos dejemos llevar por esa especie de corriente de la palabras vacías que unos repiten otros no escuchan, pero repiten, y otros finalmente acaban usando como arma arrojadiza sin haberlas entendido nunca ni haber albergado la menor intención de ello.

Todo ciudadano tiene derecho a la vida, pero no a que lo mantengan, ni a vivir a costa de otro. Lo que este derecho significa es que no se puede matar a nadie. Simple y llanamente eso. El que espera en el corredor de la muerte, ve vulnerado ese derecho. El que se muere de hambre en medio de una sequía, pues no. Debe contar con nuestra caridad, nuestra solidaridad o nuestro sentido común (porque nos interesa que otro día nos socorran), pero lo cierto es que nadie vulnera un derecho suyo, y hay que tenerlo claro.

Todo ciudadano tiene derecho al trabajo, pero eso no quiere decir que tienes derecho a que alguien te contrate, o a que alguien te dé un empleo. Lo que significa es que nadie te puede privar de la oportunidad de trabajar, y eso incluye el trabajo por tu cuenta. Si eres pintor no te pueden impedir pintar. Si eres albañil, no te pueden impedir levantar paredes o poner azulejos. Pero tu derecho al trabajo no incluye la obligación de otro de dártelo. Si quieres trabajar, ponte por tu cuenta y trabaja. Eso y no otra cosa es lo que significa este derecho.

Todo ciudadano tiene derecho a una vivienda digna, pero eso no significa que otro la tenga que construir gratis para ti, ni que otro tenga que regalar el solar donde se ubica. Tu derecho a la vivienda no incluye que se me pase a mí el recibo de tu hipoteca. Ni a la sociedad tampoco. El derecho a la vivienda digna significa que no te pueden alojar en un cuchitril, ni obligar a residir un lugar insalubre. Pero no significa que otro te pague la casa, ni que sea gratis.

Porque derecho no es gratuidad. Tus derechos son tuyos y tu hipoteca también.

Otra cosa es que socialmente articulemos los medios para minimizar los daños, pero eso ya no va de derechos, sino de inteligencia.

Hipoteca y banca pública

Banca pública y banca privada

Banca pública y banca privada

Pues sí: también yo me he interesado estos días por el movimiento 15M y las manifestaciones de los indignados. De hecho, hasta pasé una hora larga en una asamblea tratando de enterarme de lo que pedían y de lo que no. De eso ya hablo en otro lado, así que no voy a repetirme aquí.

Lo que sí vale la pena contar es que una de las solicitudes más recurrentes es la existencia de una banca pública que preste el dinero que no está prestando la banca privada. Se pide la constitución de bancos públicos que ayuden a comprar una casa sin matarte con la hipoteca, de bancos públicos que ayuden con créditos a la pequeña y mediana empresa, de bancos públicos que ayuden al que está empezando con una actividad y tiene que abandonarla por falta de financiación.

Y el caso es que está todo muy bien, peor no dejo de preguntarme una cosa, y de paso os traslado la pregunta:

¿Y qué son las Cajas de Ahorros más que banca pública?, ¿de quién son las cajas de ahorros más que de los impositores? Lo dije allí en voz alta y me respondieron que las cajas están gestionadas por los políticos. Vale, sí. ¿y quién se supone que gestiona la banca pública que esta gente pide?, ¿quién gestiona la banca pública en general? Los  políticos, por supuesto, como todo lo que es público.

Para mí no hay duda: las cajas son banca pública, y no nos han ayudado a obtener mejores hipotecas. Las cajas son banca pública y no cobran menores comisiones, ni ofrecen diferenciales más atractivos, ni tardan más en embargarte cuando no pagas. Por mi parte, con esta experiencia, lo veo claro: la banca privada nos ha jorobado bien. ¿Pero qué ha hecho la banca pública, o sea las cajas? Pues lo mismo.

Para eso, si me dan por saco, al menos que no sea con mi dinero. Digo yo, vaya.

Lo otro, lo de pedir bancos o lo que sea de carácter público y que no lo gestionen los políticos, que me lo expliquen.

La hipoteca como síntoma y medidor de la reactivación

Reunión de banqueros mundiales.

Reunión de banqueros mundiales.

Para muchos de nosotros la hipoteca es un problema en sí mismo, y basta con eso para que nos interesemos por su evolución, por el Euribor o por las distintas condiciones que nos imponen para concederla, renovarla, o subrogarnos. O sea, que la hipoteca no es síntioma de nada, sino la enfermedad en sí, y bastante tenemos con curarnos de ella como para encima ponernos a mirarla a la lupa.

Pero el mercado hipotecario es también un buen indicador del momento en que se recuperará la economía y nuestro conocimiento de ella, aunque sea a la fuerza, nos ayuda a comprender cómo van a ir otros sectores.

El mercado hipotecario es el más seguro y el que más garantías ofrece a los bancos de recuperar su dinero. Os puede parecer una broma que diga esto, pero como en España no está aceptada la dación en pago, el que se hipoteca responde de su deuda con la casa y con sus bienes presentes y futuros, así que no se puede pedir más garantía.

Mientras el mercado hipotecario esté flojo, podemos entender que la liquidez bancaria está por los suelos, y sin liquidez bancaria no hay modo de crear empleo ni hacer despegar la economomía, más que nada porque no hay quién se anime a crear una empresa sólo con sus ahorros, ni modo de sostenerla con esa sola financiación.

Porque lo cierto es que todos o casi todos pensamos que el principal problema de este país es el paro. ¿Y cómo se va a crear empleo si se deniegan las líneas de crédito a los pequeñas empresas?, ¿cómo se va a crear actividad y empleo si no se puede financiar ninguna nueva actividad ni ninguna ampliación de la ya existente?

El desempleo, amigos, proviene en este caso de la falta de respaldo financiero. Y la falta de respaldo financiero proviene de muchas cosas, demasiadas, pero hay algo que desde nuestra humilde condición de hipotecados o demandantes de hipoteca podemos ver perfectamente, mucho mejor incluso que los políticos: que si la hipoteca se endurece, el paro aumenta. Que si las hipotecas se complican, la economía no se recupera.

Así que, por favor, viendo lo que hay y todos conocemos en el mercado hipotecario, permitidme que no sea aún demasiado optimista sobre las posibilidades de recuperación para los próximos meses.

Aún no. Más adelante, ya veremos. Y que no le dé al BCE por subir los tipos d einterés, que entonces sí que la hemos armado…

Hipoteca y población. El laberinto.

Que cada cual saque sus conclusiones...

Que cada cual saque sus conclusiones...

El viernes nos preguntábamos de quién son lo bancos y de quién es la hipoteca. La respuesta, a mi ver, está clara: nuestros. Ya sé que no os gustó la idea, pero los bancos, como los políticos, sond e los accionistas y de los votantes. O creemos eso, o nos hacemos totalitarios. Mala suerte.

Hoy pasaré a otra pregunta que nos hacemos a menudo: ¿cuándo se venderán los pisos vacíos? ¿Cuando saldrá por fin de la cartera de los bancos el gigantesco stock de urbanizaciones sin vender que pesa sobre sus balances como una losa?

La respuesta es que probablemente nunca, y trataré de explicarlo.

Por toda España se acumulan decenas de miles de pisos sin vender. Hay gente que se ha entretenido incluso creando mapas de urbanizaciones y barrios fantasmas. En cada ciudad, y ya lo hemos visto antes, hay barrios enteros de casas vacías.

La cuestión es saber a quién se le pueden vender, y para eso hay que echarle un ojo a la pirámide demográfica española.

El mayor boom de población se produjo al final de la guerra civil y en los años ochenta. Posteriormente hubo una avalancha de inmigración que aumentó nuestra población en otros cinco millones de personas.

La clave del problema está en que la construcción de vivienda en España fue posterior a la generación de la población, por lo que es esperable que las casas, en muchísimos casos, duren más que las personas.

Los nacidos tras la guerra civil tiene ahora una media de setenta a setenta y cinco años. Por razones naturales, es esperable que abandonen sus pisos en una media de diez años, por lo que a todo el stock de pisos sin vender se va a añadir un buen número, de cenas de miles, de viviendas usadas vacías. Y lo harán justo en un momento en el que se podrán vender muy malamente y cuando sus hijos y herederos, en muchos casos, residen en otras localidades y no las van a ocupar.

Estas viviendas, por tanto, presionarán a la baja a los pisos vacíos por dos lados: aumentando la oferta en los casos en que se quieran vender, o reduciendo la demanda cuando los herederos los ocupen.

Casi nadie habla de esta realidad, pero lo cierto es que nuestra pirámide demográfico nos dice que lo que no se haya vendido en cuatro o cinco a os no se venderá nunca, o tendrá que bajar sensiblemente de precio.

Si a eso unimos que muchos de los inmigrantes que llegaron a España han retornado a sus países o acabarán haciéndolo si la crisis se prolonga, entonces está claro que el stock de pisos no sólo no va a disminuir, sino que incluso puede crecer en los próximos años.

Y al que le quede la esperanza aún de colocarle su hipoteca a otro, que le eche un ojo a los datos de natalidad. Y hablamos.

¿Pero de quién son los bancos y las hipotecas?

Le llamamos trastos hasta que nos enteramos de que son nuestros.

Le llamamos trastos hasta que nos enteramos de que son nuestros.

Una de las frases que con más frecuencia escucho en las últimas fechas en boca de cierta progresía es que la banca es culpable de la crisis y la banca debe pagar esta crisis. 

Suena bonito. Suena justicieros. Suena Robin Hood y Curro Jiménez, y por eso nos encanta esa idea a los españoles, tan partidarios siempre de tempanillos, Dionis y otros bandoleros.

Y el caso es que tienen razón, porque la banca puede estar en el origen de esta crisis, por su política errática de prestar a quien no va a devolverlo, de permitir gastar lo que no se tiene y de permitir endeudarse al que nunca ganará lo bastante para cubrir la deuda. La banca es culpable, sí, ¿pero quién puñetas es la banca?

Pues nosotros. La banca somos nosotros, porque la mayoría de los bancos pertenecen en un porcentaje ínfimo a un grupo de accionistas, y el resto a los depositantes de dinero, y a miles, millones de pequeños accionistas. 

Qué parte creéis que tiene toda la familia Botín en el Banco de Santander, por ejemplo? Pues entre todos no suman el 1 %. Y en los demás  bancos, igual, o menos.

¿Y quién es el dueño de las Cajas de Ahorros? Nadie en absoluto. Son entidades que pertenecen a los depositantes, las instituciones y los trabajadores.

Por tanto, cuando decimos alegremente que la culpa de esta crisis es de la banca y que la banca la va a pagar, acertamos de pleno por una vez: la culpa es de todos y la vamos a pagar todos, porque no hay otra bola que rascar. Si pagan los bancos, pagarán los que tengan en ellos su ahorros y sus fondos de pensiones. Pagará tu abuela, mi padre y tú. Pagará mi tío, tu cuñada y yo. Porque esa es la única banca que en realidad existe.

Y a esa banca es a la que se le pide que se quede los pisos y se olvide de la hipoteca a cambio de entregarle las llaves, con eso que llaman dación en pago. Cuando se pide una cosa así, no se está perjudicando a Emilio Botín: se está perjudicando a la abuela, al currela, a todo el que tenga un duro ahorrado.

De lo que pasa en un país donde no vale la pena ahorrar no os voy a hablar ahora. Ya lo hice en una novela, y no quiero repetirme aquí.

Ciudadanos del mundo e hipoteca de todos

Pasaporte de alguno que yo me sé...

Pasaporte de alguno que yo me sé...

De vez en cuando, conviene ir a la fuente de los conceptos, y aunque no haya espacio aquí para grandes profundidades, ni sea el sitio oportuno para ello, no está de más aproximarse a algunas ideas, aunque sea sólo para separar a los que dicen ciertas cosas por maldad de quienes las dicen por ignorancia.

Empezaré por lo mítico: cuando todo era gratis y en cantidades ilimitadas, no había que competir por nada. Había de sobra para todos y los seres humanos vivían en armonía. Un día les gustó la misma mujer a dos hombres, y el mismo hombre a dos mujeres. Y ahí fue necesario competir por conseguir lo que cada cual quería.

Al principio, los seres humanos se organizaron en clanes. Un clan es una familia en sentido amplio, con ramas colaterales acumuladas en unos cuantos a os y generaciones. El hombre primitivo se dio cuenta pronto de que cuanto mayor fuese el clan, se podían cazar animales más grandes, se dormía más porque te tocaba menos veces de guardia y los clanes vecinos sentían menos tentaciones de atacarte para llevarse la comida o las mujeres. Así fue como varios clanes se asociaron y formaron la tribu.

Con la tribu sucedió lo mismo, pero el número de asociados que un ser humano puede manejar en su mente es limitado, por lo que se tardó mucho tiempo, aunque no demasiado, en comprender que cuanto más grande fuese la tribu, se podrían construir mayores cosas y conseguir más fácilmente las que estuviesen en disputa con otras tribus. De este modo, pro razones de lengua o de raza, las tribus se asociaron y dieron lugar a los primeros estados, que fueron los sumerios, los babilonios, los egipcios, etc.

Desde entonces han cambiado muchas cosas, pero algunas permanecen iguales: un estado sirve para construir cosas en común, defenderse en común, abaratar costes y competir de forma más eficiente con otros. En general, un clan no puede competir nunca con una tribu, ni una tribu con un Estado.

Un ser humano tiene individualmente los mismos derechos, ya pertenezca a un clan, a una tribu o a un estado, pero el mundo no comienza con cada nacimiento ni se incendia con cada muerte, y por eso cada familia, cada clan, cada tribu y cada estado dejan en herencia a los suyos los logros y las deudas que hayan ido acumulando en el pasado.

Cuando un grupo, del tamaño que sea, hace caja común y acuerda normas comunes, decide compartir su destino. Esa es la famosa idea de la unidad de destino en lo universal (que no la inventó Franco, sino los redactores de la constitución norteamericana, u otros anteriores, aunque en España se atribuya al franquismo porque somos así de chulos).

Los Estados compiten entre sí, ya sea por recursos o por mercados. Cuando las personas se mueven de un estado a otro, sin pagar por lo que encuentran en el nuevo estado, y haciéndolo suyo por el simple hecho de viajar, están haciendo lo mismo que quien se muda de una casa con la hipoteca sin pagar a una casa con la hipoteca pagada, o con menos años pendientes.

Ser ciudadano del mundo es tenerlo todo pagado en todas partes, y no conozco a nadie tan rico como para permitirse tal cosa. Conozco a algunos que dicen serlo, pero son simples mentirosos y gorrones.

La casa es de todos cuando la hipoteca es de todos. Si la hipoteca de tu casa la habéis pagado tu abuelo, tu padre y tú, desconfiad si el jefe del clan, de la tribu o del estado os quieren hacer socios de inquilinos nuevos que empiezan a pagar desde hoy. Y más aún si os quieren hacer socios de inquilinos que no pagan.

Y si con tu trabajo empobreces a tu clan, a tu tribu o a tu estado comprando lo que otros producen en condiciones peores que las tuyas, puedes pensar que ahorras, pero en realidad te estás suicidando o cavando la tumba de tus hijos. Y todo por creer que la hipoteca es de todos y el mundo es de todos, cuando en realidad la hipoteca la pagas tú y nadie es tan rico como para llamarse amo del mundo.

El fin del trabajo (y de la hipoteca)

Por fin jubilado. Ah, que no es eso...

Por fin jubilado. Ah, que no es eso...

La hipoteca la menciono porque en este sitio hablamos de eso, pero hoy no me voy a meter con la hipotecas, sino con un tema que a todos nos interesa aún más: el trabajo.

A mi entender, cada día está más claro que que el trabajo, entendido como creación efectiva de riqueza y no como abrillantamiento de bordillo, escasea y seguirá escaseando.

Durante largos periodos de la historia humana, por no decir siempre, las mejoras tecnológicas destruían empleo, pero generaban a su vez nuevos sectores en los que dar trabajo a la gente desempleada con la invención de máquinas o nuevos procedimientos. Todos creemos a pies juntillas esa profecía de que si alguien inventa el tractor y elimina mil campesinos, se necesitarán mil empleados en la fábrica de tractores y el problema quedará más o menos resuelto.

Pero el caso es que de unos años a esta parte no es así. El caso es que la globalización y la fusión de los procesos lleva justo a todo lo contrario. Y si queréis, lo miramos en mi sector, el de los escritores, o pensáis en el de los músicos, y luego lo extrapolamos a donde mejor os parezca: hasta hace cien años, en cada pueblo había una banda de música, y en cada ciudad mediana o pequeña, un teatro. Eso llevaba a que hubiese miles de actores, fijos o itinerantes, que representaban obras en todas esas localidades. Pero llegó el cine, y con que las historias las interpreten cien actores, el mundo entero los ve. Y el resto se va al paro. Y se van al paro los músicos, porque se trata ahora de vender los mismos cantantes en cien países. Y se van al paro los escritores, por que vale más la pena traducir a Ken Follet o una nueva entrega de Harry Potter que apostar por un autor de León, o de Albacete.

Todo es cuestión de costes o de sinergias: es más barato vender diez músicos o diez escritores a cien millones de personas que publicitar veinte en cada país. 

Y como eso, que es un simple ejemplo, sucede con todo. España fue bien mientras pudimos mantenernos atados al ladrillo, y no porque el ladrillo fuese mejor, sino porque no se puede, de momento, hacer pisos en China para llevarlos a Marbella. O dicho en plan técnico: porque no e s un producto deslocalizable.

Para mí, la clave del enfrentamiento futuro, y de esta crisis, es que somos muchos, demasiados incluso, y unos pueden crear riqueza mientras que los otros se han vuelto irrelevantes: ni pueden comprar lo que se vende ni vender lo que producen. Esa irrelevancia es la que hay que enfrentar, pero como ya dije hace tiempo en otro lado, no se puede intentar tal cosa desde la estigmatización de los ricos, porque si el que piensa, produce e invierte es culpable, entonces más vale ser tonto, inservible e inocente.

Y eso parecen dar a entender algunos últimamente.

Los fantasmas de los pisos. Hipoteca, abandono y soledad

El fantasma de Seseña

El fantasma de Seseña

A la prensa internacional, y muy en particular a la anglosajona, le encanta hablar del problema de ladrillo español, por una parte porque muchos de sus compatriotas tienen dinero metido aquí y por otra, hablando claramente, porque es su modo de decir “mira esos mierdas, que pensaban que eran alguien…”.

La más famosa y emblemática de estas urbanizaciones es la de Seseña, por supuesto, diseñada para miles de familias y con menos de un centenar de vecinos en la actualidad. La otra que les encanta, por el batacazo que se metió, es Ciudad Valdeluz, en Guadalajara. Y lo que más risa les da, quizás para no mirar hacia dentro, es que hay miles de familias hipotecadas pro treinta años en unas urbanizaciones que no se habitarán nunca, lo que implica que la banca española, supuestamente saneada, tiene metidos ahí sus activos y sólo se salva de la quema porque nadie les obliga a valorar esos bienes a su valor actual.

Las otras presas elegidas por The Guradian, el New York Times y el Business Insider son Horche (junto a Ciudad Valdeluz, en  Yebes), las de Quer, Alovera y Chiloeches (también en Guadalajara), Yuncos (Toledo), La Serena (Murcia) o la urbanización granadina de Ojo del Salado y Chimborazo.

Y hay más. Seguimos nosotros:

Costa Esuri (Ayamonte, Huelva), La Muela (Zaragoza), Costa Miño (A Coruña), , El Toyo en Almería, , parte del Señorío de Illescas (Toledo) o La Torre Golf Resort (de Polaris) en Murcia.

Y lo peor de todo es que estas urbanizaciones fallidas son sólo la parte más visible del problema.  Lo malo, lo verdaderamente malo es que en cada ciudad, grande mediana o pequeña, hay dos o tres barrios a medio construir, con bloques deshabitados, o batidos por el viento. En León, tenemos La Lastra. 

¿Quién se anima a hablarnos de lo que hay en su ciudad?

P.D:  Hemingway, que era norteamericano, vino a escribir sobre la guerra civil española porque no tenía ni coraje ni vergüenza para hablar de la discriminación racial ni del exterminio de los pueblos indígenas en su país. Sí, en aquel mismo año 36. O sea que la cosa, con ser cierta, no es nueva.

Hipoteca, empresa y papeleo

Busca el inicio de tu empresa

Busca el inicio de tu empresa

Lo he estado buscando, pero todavía no he encontrado el dato de qué puesto ocupa España en un hipotético ranking de papeleo y gastos para comprar una vivienda o constituir una hipoteca, pero lo que sí he encontrado es que somos el país número 147 del mundo donde es más fácil crear una empresa. El dato procede del la tabla Doing Business, elaborada por el Banco Mundial y la International Financial Corporation.

Sí, habéis leído bien: hay 146 países en el mundo donde es más fácil montar una empresa que aquí. 146 países donde te ponen menos trabas y cortapisas, donde es más fácil tener una idea, arriesgar el dinero y ponerse a trabajar y crear trabajo.

El país que está en cabeza es Nueva Zelanda, seguido de Canadá, Australia y Singapur, y el país que está justo antes que nosotros, o sea en el puesto 146, es la República Democrática del Congo. En el puesto 135 está Burundi y el el 137 Uganda. Con esto, creo que ya está dicho todo, pero aquí os dejo el enlace a la tabla, para que lo veáis por vosotros mismos.

Ante semejante despropósito, de poco sirve acampar en las plazas para pedir que las cosas mejoren. Mientras no seamos capaces de dar facilidades a quienes quieren crea riqueza, mejor dejar en casa el perro (y la flauta), porque no las mejoras provienen de la buena gestión y de lo que seamos capaces de ofrecer, no del voluntarismo de que apretar los ojos para soñar.

Como decían por otro lado, una de las palabras españolas más difíciles de traducir al inglés es la palabra “gestoría“. Mientras en España las gestorías sean un negocio boyante, el país no levantará cabeza. Mientras tengamos que meternos entre pecho y espalda los costes y demoras de los notarios, los registradores y demás canónigos laicos, no seremos una economía moderna.

El papeleo nos come, pero el papeleo se autoregenera mediante convenios colectivos del sector público, privilegios de ciertos colectivos y laberintos circulares que devoran paso a paso la riqueza y las ganas de emprender.
Luego, con el resto, con lo poco que queda, vamos tirando. ¿Qué tiene de extraño que estemos como estamos?

Las consecuencias de salirse del Euro

La economía española marcha sobre raíles...

La economía española marcha sobre raíles...

Menos mal que aquí hablamos de hipotecas, por que en caso contrario, con ese tema tendría para acabar el año escribiendo artículos.

El caso es que hay mucho acémila suelto diciendo que la solución de nuestros problemas pasa por dejar que los bancos quiebren, declarar bancarrota por parte de los países que no puedan pagar su deuda y empezar de nuevo, causando gran dolor a los ricos, que es una cosa que siempre mola mucho, viste en sociedad y parece bien vista.

La realidad, por supuesto, es otra cosa. Los que piden esta clase de medidas lo hacen para llevarnos a todos a tal desastre que su revolución, esa revolución en la que nos acaban gobernando los comisarios y los piojos, sea posible.

Lo cierto, es que para salirse del euro, sin entrar en otras consideraciones, hay que adoptar otra moneda. En nuestro caso podría ser de la peseta o la neopeseta, vale. ¿Y qué ocurre con esa moneda? Pues que nada más negarnos a pagar nuestras deudas, por que la bancarrota es simple y llanamente eso, nadie nos prestaría, pro lo que tendríamos que sudar tinta para comprar los suministros exteriores necesarios , como el petróleo.

Con el país fuera del sistema monetario, la peseta se devaluaría rápidamente, ya que nadie la querría en el mercado de divisas, y eso significaría que, además de volatilizarse los ahorros de toda la población, nuestras deudas, las particulares, las que contrajimos al firmar nuestra hipoteca, pasarían a valer más, porque las hemos firmado en euros.

¿O nadie se ha dado cuenta? Toda la duda contraída dentro del país está denominada en euros, y un retorno a una moneda devaluada nos pondría a todos contra la pared, incapaces de asumir estas deudas. Si el Gobierno da un paso adelante y también elimina estas deudas, nos encontramos entonces con que nadie tiene nada, ni dinero para gastar ni un duro para invertir en crear empresas o generar trabajo.

En una situación así, sólo nos queda a todos depender del estado en plan comuna soviética, pero de un Estado que ni puede recaudar impuestos, porque nadie tiene un duro, ni puede pedir prestado fuera. ¿A qué es un panorama bonito?

Las movilizaciones contra la hipoteca

Leyendo las firmas recogidas...

Leyendo las firmas recogidas...

Como estamos empezando la semana santa, aunque para muchos la santidad y las vacaciones no empiezan hasta el miércoles, me parece momento de escribir un artículo lleno de coronas de espinas.

De un tiempo a esta parte vemos en esta web y en todos los demás medios de comunicación españoles una serie de campañas contra las condiciones hipotecarias, contra las cláusulas suelo o a favor de la dación en pago para liquidar nuestras deudas hipotecarias.

A mí me parece todo muy bien, y haría el pino puente si consiguiera librarme de la mía, pero tengo que decir que no me parece serio, y que esta clase de campañas nos retratan aún mejor que las hipotecas que firmamos.

Nos retratan como una sociedad infantil que cree que el Estado debe gestionar los negocios de los particulares pues estos no son capaces de leer o entender la letra pequeña de lo que firman, aunque lo que firmen les vaya a vincular para toda la vida.

Nos retratan como una sociedad inmadura y analfabeta que prefiere arriesgar el trasero a informarse, que prefiere colgarse a leer, que prefiere firmar cualquier cosa a preguntar a quien sepa.

Nos retratan como una sociedad que en el fondo no cree en el compromiso, en las reglas del juego ni en la responsabilidad de lo hecho. Si compré un piso y gano el doble, genial. Y si compré un piso y no lo puedo pagar, me jodo. Y lo mismo vale para los bancos. Pero aquí no hay nada de eso: aquí el particular que la cagó quiere entregar el piso para saldar la deuda y el banco que se metió en el riesgo que no debía quiere que lo rescatemos.

Mi respuesta es no: desahucio para los particulares y quiebra para los bancos, a ver si de una vez espabila el que la hace. A ver si de una vez podemos convencernos de que no hay acción sin consecuencia. A ver si de una vez, en suma, nos convencemos de que democracia es soberanía, y soberanía es responsabilidad.

Y si la gente no sabe, no entiende, no se atreve, no pregunta y no se informa, por lo mnos que no vote, y así al menos no estaremos en manos de zopencos que no saben gobernarse a sí mismos con lo que firman y nos gobiernan a todos con lo que votan.