Archivo de la categoría: Hipotecas

Ofideute, un ejemplo a imitar

Una balsa salvavidas para los hipotecados

Una balsa salvavidas para los hipotecados

Ofideute se está mostrando como un ejemplo a seguir por parte del resto de administraciones públicas, y es que la oficina de intermediación hipotecaria de la Generalitat de Cataluña ha conseguido detener ya un total de 259 desahucios desde que iniciara su funcionamiento un par de años atrás.

En total ha recibido unas 700 solicitudes de ayuda, lo que arroja un ratio de éxito de casi el 40% (concretamente el 37%), suficientemente elevado como para apostar por esta opción a la hora de ayudar a las familias hipotecadas con problemas a la hora de llegar a abonar sus cuotas hipotecarias.

Y es que Ofideute tiene un funcionamiento realmente sencillo e interesante. Cuando reciben la solicitud de una familia se ponen en contacto con la entidad financiera que sostiene el préstamo hipotecario y tratan de encontrar una solución negociada en lugar de dejar que el proceso de embargo y desahucio siga su curso.

De esta manera se han conseguido soluciones basadas en la dación en pago, en algunos casos, y en la obtención de una moratoria hipotecaria, parcial o total, en otros, con lo que las familias que estaban sufriendo el acoso de las entidades financieras consiguen llegar a un acuerdo y evitar el drama social.

Así, con la dación en pago logran que las familias eliminen la deuda hipotecaria, aunque se tengan que quedar sin la vivienda habitual, con lo que tienen posibilidades de comenzar la vida de nuevo, sin el peso de una deuda hipotecaria detrás que les ahogue financieramente hablando.

Igualmente, con la moratoria hipotecaria consiguen posponer el pago de sus cuotas hipotecarias, bien de manera total, lo que sería la moratoria total, o de modo parcial, con lo que pagarán ese dinero más adelante, cuando la coyuntura económica general, y, más importante, particular, mejore  y se encuentren en disposición de hacer frente al pago de la cuota en su totalidad.

En definitiva, se trata de una oficina que intermedia entre los consumidores y las entidades financieras, de forma que el equilibrio de poder en la negociación se iguala y los consumidores pueden tener una oportunidad real de ganancia. ¿Se extenderá esta medida a otras comunidades?

Todas las manzanas podridas al mismo cesto

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La verdad es que no se trata de una petición novedosa, ya que fue la gran estrella del comienzo de la crisis, pero sí que sorprende que se haya retomado esta idea tan descabellada y da que pensar si la proximidad de las elecciones generales no tendrá algo que ver, que yo me apuesto la vida a que sí.

La idea es relativamente sencilla. El Estado español crearía un banco, o bien utilizaría uno en dificultades, por ejemplo, la CAM, que como ya la tiene intervenida podría aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid, para servir como central de residuos de los productos tóxicos del resto de entidades financieras.

De esa forma todas las otras entidades se quitarían de encima las hipotecas contaminadas y los pisos embargados y se los endosarían todos al banco creado por el Estado, de manera que ellas saldrían de rositas, con su cuenta de resultados impolutas, mientras que los ciudadanos, a través del Estado nos haríamos cargo de todos sus problemas.

Una vez más nos encontraríamos con una situación de socialización de las pérdidas, lo cuál clama al cielo porque nunca se socializaron los beneficios, o al menos a mí no me llamaron al reparto, ¿tú sabes algo? Seguro que te lo callaste, ¿o puede que a ti tampoco te llamaran?

El caso es que el principal promotor de la idea, o instigador, tú eliges el término, es Rodrigo Rato, Presidente de Bankia, y durante muchos años dirigente principal del Partido Popular, lo cuál da que pensar, ¿no crees? Todo parece una maniobra orquestada para que en cuanto el PP llegue al poder se pueda organizar esta metodología de trabajo y los ciudadanos tengamos que hacernos cargo de las pérdidas de los bancos.

Se trata de una fórmula que ya se ha utilizado en algún que otro país, y los resultados obtenidos todavía están por ver, tal vez por falta de tiempo para analizarlos, o tal vez por falta de eficiencia en la medida, para dilucidar esta dicotomía tendremos que esperar algún tiempo más.

En cualquier caso, el único hecho real es que siempre acabamos pagando los mismos los desmanes del resto, sin que parezca haber un cambio significativo al respecto.

La Hipoteca peregrina

Ahora hasta se enternecen

Ahora hasta se enternecen

Hemos llegado a un momento, amigos, en el que ir a pedir una hipoteca al banco se puede convertir en un problema no sólo para nosotros, sino también para el banco, que antes se devanaba los sesos buscando el modo de captarnos como clientes.

Con la capitalización de nuestras entidades financieras marcando mínimos, y el mercado interbancario de capitales criando telarañas, algunos bancos se ven en la tesitura de negarse a prestar dinero, pero quedando bien con el cliente, manteniendo su imagen y haciendolo posible para que no corra la voz de que no tienen dinero que prestarte, ya que eso agravaría aún más la precaria situación de algunos.

Porque a veces se da la circunstancia de que quien pide la hipoteca es totalmente solvente, tiene un contrato fijo, treinta y cinco años, altos ingresos, dos avalistas, y una tasación de la vivienda que duplica la cantidad solicitada. Y acepta un seguro de riesgo, otro de vida y ha presentado hasta la foto de la rpimera comunión. Y aún así, el banco tiene que negarse a concederla y tiene que dar una buena razón para que no cunda la alarma. ¿Y qué se dice entonces? Lo que sea. Lo que buenamente se le ocurra al director de la sucursal para salir del aprieto, porque los directores se han convertido en esta crisis en verdaderos talentos de la fantasía épica.

El hecho, a veces, es que cuenten lo que cuenten, el banco sólo puede deshacerse de las viviendas que tenga en cartera, o lo que es lo mismo, endilgarle una deuda ya existente a otro pagano, porque lo que es dinero que salga por la puerta no pueden dar en modo alguno.

Así las cosas, hace un tiempo supe de un director de sucursal que, en su desesperación, le acabó diciendo al cliente: No te puedo dar la hipoteca porque nos hace más falta el dinero a nosotros que a ti.

Dicho eso, dicho todo.

Cambio de planes

El BCE no quiere dar la espalda a los ciudadanos

El BCE no quiere dar la espalda a los ciudadanos

En las últimos días se viene barajando la posibilidad de que el Banco Central Europeo decida realizar un cambio en la política que ha venido aplicando en los últimos y en lugar de apostar por una subida de tipos se la juegue a una bajada de los mismos, ante el temor que se ha instalado en los centros de decisión económicos de que podamos regresar a la recesión económica.

Lo que sí es seguro, salvo sorpresa mayúscula, es que el BCE no subirá los tipos en lo que queda de año por el temor de que ello pueda provocar una mayor congelación aún del crecimiento económico dentro de la zona Euro,  con lo que priorizará esta ayuda a la recuperación ante su tradicional lucha contra la inflación.

Sin duda se trata de una fantástica noticia para todas las familias hipotecadas, ya que con unos tipos de interés estables o a la baja tenemos un Euribor en la misma tendencia y ello provocará que el tipo de interés de las hipotecas crezca menos de lo que en un principio se podía haber pensado y las cuotas hipotecarias se mantengan estables.

Porque debemos de poner en tela de juicio todas las noticias que hablan de subidas de cuota hipotecaria de tal o cuál cantidad, porque esos cálculos se hacen en función de los valores estadísticos, sin valorar que gran parte de esas hipotecas están limitadas por la cláusula suelo.

Por tanto, cuando el Euribor estaba a la baja esas hipotecas no rebajaron tanto su tipo de interés, por lo que ahora el incremento será prácticamente imperceptible. Por ejemplo, si pensamos en una cláusula suelo al 3%, y ahora aplicamos el Euribor de septiembre que rondará el 2%, y le añadimos un diferencial de un punto porcentual, nos encontramos con que, en realidad el incremento no afectará en la cuota mensual.

En definitiva, que este 2011 va a ser un mejor año para los hipotecados de lo que podía haberse pensado en un principio, con lo que aquellas familias que todavía pueden permitirse pagar su cuota mensual se encuentran de enhorabuena porque pagarán lo mismo que hace un año.

Un método de resistencia contra el desahucio

Una elegante gochada...

Una elegante gochada...

Por principio estamos algunos, que ya que todos no, en que las leyes se hacen para cumplirlas, las deudas se contraen para pagarlas y al matrimonio se llega por amor. Dicho esto para alimentar a los adoradores de lo obvio, esos que dicen niños y niñas en vez de niños a secas, nos enfrentamos al hecho de que en el mundo real la gente tiene necesidades, a veces muy perentorias, y que en blogs como este nos sentimos en la obligación de ayudar antes a los propietarios hipotecados que a los bancos.

Por tanto, empecemos por los hechos.

Si no puedes pagar tu hipoteca, vas a perder tu casa. Eso es así y está bien que así sea, porque de lo contrario florecerían los jetas como setas de otoño. Ahora bien: el hecho de que pierdas tu casa no impide que sigas necesitando un sitio para vivir, y si el banco se queda con tu salario, o con una parte de él, para que sigas pagando, resulta que te echan de tu vivienda y no puede coger otra, ni siquiera en alquiler, con lo que te conviertes en un sintecho, o en un defraudador que comienza a cobrar en negro todo lo que puede. Y eso no nos interesa a nadie, socialmente.

Por tanto, hay que aguzar el ingenio. Y aunque el piso hipotecado lo peirdas, tienes que buscarte la vida lo mejor posible para no quedarte en la calle. Para ello hay un sistema:

Cuando llegue el embargo del piso, hay que resistirse hasta última hora, con el papeleo que haga falta y las triquiñuelas que a acada cual se le ocurran, como dificultar la notificación, etc. Pero cuando el desahucio sea inminente e imparable, no hay que resistirse, ni llorar, ni tratar de posponerlo tres días más. Cuando el embargo está ya encima, hay que ir al juzgado, aceptar los términos del embargo, ir al banco, firmar las  escrituras, decir que se está de acuerdo en todo, firmar ante notario que se está de acuerdo en todo y despedirse del piso.

Y ahora, y aquí está la gracia, cambiar las llaves de la puerta Y SEGUIR en la casa. Porque ya no eres un propietario que no paga. Ahora eres un okupa, y eso requiere otro proceso judicial distinto de otros tres años., como poco. Si no hubiese firmado lso papeles, seguirías siendo el duñoe, pero como ya los firmaste, el dueño es el banco y tú eres un okupa, con lo que el expediente juducial anterior, pierde vigor.

¿Lo cogísteis?

Pues espero que no os haga falta.

De nada.

P.D: Gracias a los amigos del blog de Fraude Fiscal por el truco.

Lo que significa endeudarse (o hipotecarse)

Hipotecados esperando solución...

Hipotecados esperando solución...

Insisto con mi manía de correr tras los conceptos. Cuando las palabras se usan mucho, acabamos por entender que significan lo que unos pocos quieren hacerlas significar, y por ese simple mecanismo se nos sustrae la capacidad de análisis, o lo que es lo mismo, la verdadera libertad. Porque ser libre sin tener ni idea de nada es una falacia.

Endeudarse significa obligarse uno a conseguir en el futuro más ingresos o tener menos gastos. Cuando firmamos una hipoteca, nos comprometemos, por treinta años, a tener unos ingresos y a reducir nuestros gastos. Los que impulsaron a los españoles a hipotecarse se portaban un poco como lo camellos, que lo único que quieren es el rendimiento inmediato sin preocuparse de lo que pasará mañana.

Una hipoteca, por fuerza, es una reducción de la demanda futura, porque una parte del dinero ya está gastado. Una hipoteca es una reducción del empleo futuro, pues al reducirse la demanda se reducen las necesidades de producción. Hipotecar a una parte importante del país, como aquí se hizo, supone, en resumen, que tendrá que haber mucho años de paro, muchos años de flojera económica y muchos años de anemia financiera, porque los recursos destinados a alimentar la economía durante tres décadas se los ha llevado alguien de golpe. Y no precisamente quien iba a poner una fábrica. Y no precisamente quien pensaba invertirlo en España.

Con el déficit público pasa lo mismo. Cuando el Estado tiene déficit, lo que está diciendo es que tarde o temprano subirá los impuesto o rebajará los servicios. Porque el déficit se paga con dinero prestado y el dinero prestado hay que devolverlo.

Eso, que tan simple nos parece, no lo comprendemos realmente en muchas ocasiones, y pensamos que se puede mantener por siempre el endeudamiento,. Por siempre la deuda y por siempre la hipoteca. Pero no.

No es de extrañar que sabiendo lo que sabemos de cuentas acabaran por hacer la Seguridad Social obligatoria. De lo contrario, mucho no cotizarían y de viejos acabaríamos manteniéndolos a escote…

¿A qué estamos jugando?

Como niños jugando en la calle

Como niños jugando en la calle

De la incoherencia congénita del actual Gobierno presidido por Rodríguez Zapatero ya teníamos ejemplos suficientes como para no llevarnos sorpresas en el futuro, pero da la impresión de que a cada día que pasa la incoherencia es mayor dejándonos a todos en fuera de juego y sin saber a lo que estamos jugando.

Tras vendernos la moto de que a pesar de estar realizando los recortes que están realizando, obligados por la Unión Europea y los mercados internacionales, seguían apostando por la defensa de los intereses de los ciudadanos y por una política de marcado carácter de izquierdas, ahora resulta que nos enteramos de que van a validar las cláusulas suelo en su nueva modificación de la legislación hipotecaria.

Es decir, que nos han tomado por tontos. Porque si hay una cláusula abusiva en los contratos hipotecarios españoles esa es la cláusula suelo. Quizá no tanto por el hecho de existir en sí misma, sino más por la diferencia que existe con respecto a la cláusula techo marcando una ventaja evidente en favor de las entidades financieras y en contra de los propios ciudadanos que quedan indefensos ante los abusos de éstas.

Lo más curioso, por otro lado, es que el candidato socialista, Rubalcaba, sigue apostando por intentar recuperar a ese votante de izquierdo que su Gobierno se empeña en seguir desperdiciando, con lo que los hechos nos siguen demostrando que el PSOE sigue tirando piedras contra su propio tejado, ahondando cada vez más en la crisis de identidad e ideológica que padece desde el comienzo de la crisis.

Por tanto, no nos dejemos engañar más. El tiempo nos dirá si las políticas del actual gobierno son buenas o malas, si han sabido acertar o no, pero de lo que no hay duda hoy mismo, sin necesidad a esperar el paso del tiempo, es que no son políticas de izquierdas, más bien al contrario.

De todas formas, seguro que tendremos a un miembro del PSOE tratando de justificar la defensa de la cláusula suelo con un algún algoritmo ideológico de compleja comprensión, alargando la agonía de un gobierno que se ha visto claramente superado por la actual crisis.

Unos dicen blanco y otros negro

Nadie se pone de acuerdo sobre su validez

Nadie se pone de acuerdo sobre su validez

Uno de los fundamentos para el buen desarrollo económico es el saber a qué atenerse, la seguridad jurídica de que las reglas del juego son unívocas y las mismas para todos, pero en los últimos tiempos parece que la realidad está yendo por caminos totalmente diferentes a lo que la teoría nos marca.

Cada poco tiempo vamos conociendo una nueva sentencia sobre la cláusula suelo, y la verdad es que pasamos del blanco al negro, para volver de nuevo al blanco, sin tan siquiera acordarnos del gris, que se queda como un color ignorado, de manera que unos jueces dicen que las cláusulas suelo son legales y otros que son abusivas, y todos parecen dar argumentos loables y plausibles, pero nadie parece acabar por convencerse de una verdad única.

Ahora ha sido el Juzgado de lo Mercantil número 9 de Madrid el que ha autorizado las cláusulas suelo considerándolas como válidas y no abusivas, bajo el argumento de que en un contrato a tipo de interés variable la entidad financiera tiene derecho a fijar un tipo de interés mínimo, el cuál queda compensado por las condiciones más favorables en otros aspectos, como por ejemplo, un diferencial más competitivo (argumento avalado por el Banco de España).

Sin embargo, lo que no dice la sentencia es que para que el contrato hipotecario fuera justo de manera absoluta, la cláusula suelo debería de ajustarse más a la cláusula techo, algo que no ha sucedido, de forma que la primera era muy fácilmente alcanzable, mientras que la segunda era una utopía colocada más de cara a la galería que con intenciones reales.

Por ejemplo, el BBVA, una de las entidades demandadas y que ha salido bien parada de esta sentencia (con 22 cláusulas anuladas de las 51 que habían sido puestas a disposición del juez), ofrecía un contrato hipotecario en el que la cláusula suelo era del 3%, un valor muy real, mientras que la cláusula techo era del 15%, un valor inalcanzable.

Por tanto, las entidades financieras deberían de fijarse más en estas diferencias y dejar de lado el concepto en sí de la cláusula, que nadie, en su sano juicio, quiere discutir.

Limitar la deuda hipotecaria. Una necesidad para todos

No es muy seguro, pero es un puente...

No es muy seguro, pero es un puente...

Ya sabéis que no soy partidario de ir por ahí perdonando deudas a nadie y que creo que el que firma un contrato lo firma con todas sus consecuencias. Para quien venga aquí por primera vez, le dejo un ejemplo de artículo al respecto.

Sabéis también que creo que los hipotecados somos mucho más responsables que los bancos en el desaguisado que se ha armado, porque los que ganaron dinero vendiendo el piso a más de lo que compraron no reparten con el banco, así que los que lo pierden, que no traten de repartir pérdidas ni de repartir su hipoteca.

No obstante lo dicho, creo que es necesario limitar de algún modo la carga de la deuda hipotecaria, de modo que no se convierta en una carga social que debamos pagar entre todos. En la India, por ejemplo, las deudas se heredan de padres a hijos y pueden llegar generación tras generación, hasta el punto de que se siguen pagando deudas del siglo XIX. En potras sociedades, como la romana, o la inglesa de principios de la revolución industrial, se podía sufrir esclavitud o prisión por deudas.

Este tipo de conductas, aparentemente justicieras, acaban convirtiéndose en un daño para todos y en un lastre para la economía.

Por tanto, y como cada cual tiene lo suyo, creo yo que lo ideal sería que la deuda principal, o sea el capital prestado, se debiese para siempre, mientras que los intereses devengados por impagos los perdiese el banco y no siguieran creciendo una vez determinada la insolvencia del deudor hipotecario.

De este modo, cada cual paga lo suyo: el deudor, por pedir prestado lo que no podía pagar, y el banco, por prestar a quien no debía. Un sistema como este, que es un ejemplo, nos libraría de mucha deuda artificial, de mucho papeleo, y de la sensación de que todso el retarso siempre va en nuestra contra.

Y nos ayudaría a respirar sin vulnerar los derechos de nadie. Creo yo.

Haciendo leña del árbol caído

Así nos estamos quedando los ciudadanos

Así nos estamos quedando los ciudadanos

Éramos pocos…, haciendo leña del árbol caído…, cualquier refrán similar nos hubiera valido par explicar la tremenda situación de la que hemos sido víctimas durante el año 2010 todos los ciudadanos españoles, y seguro que también durante los años anteriores, aunque no tengamos cifras de lo mismo, y es que según ha denunciado la OCU los notarios y registradores de la propiedad cobraron hasta 93 millones de euros de más en las facturas aplicadas por cancelaciones hipotecarias.

Unas cantidades que se cobraron en exceso sobre las minutas fijadas por el Decreto del Gobierno de 2007 que limitaba estas cuestiones con el objetivo de dinamizar, entonces ya, la venta de viviendas y permitir que los gastos no se dispararan hasta cantidades inasumibles para los ciudadanos.

Así, en virtud de dicho Decreto, la tarifa de un notario por una escritura de unas diez páginas no debería de exceder los 70 euros en una cancelación hipotecaria, mientras que la de un registrador de la propiedad, para una operación similar debería de situarse entorno a los 24 euros.

Sin embargo, las facturas analizadas por la OCU referentes al año 2010 muestran cantidades totalmente diferentes, ya que los notarios, por término medio, vinieron cobrando 260 euros por estos servicios, mientras que los registradores de la propiedad 144 euros, en ambos casos cantidades muy por encima de las fijadas por el Gobierno.

Ahora la OCU ha denunciado estos hechos ante el Ministerio de Justicia y ha solicitado que se devuelvan las cantidades a las personas afectadas, de la misma forma que se detengan de manera inmediata estos abusos para permitir que el sector inmobiliario se formalice de una manera justa y equitativa para todas las partes.

Pero no podemos dejar pasar por alto una reflexión que debemos de realizar entre todos y es que si ahora nos enteramos de este abuso gracias a la denuncia de la OCU, de cuantos otros abusos no hemos llegado a conocer nada, o de cuantos otros somos todavía víctimas, sin que ninguna autoridad pública tome cartas en el asunto y haga que los reglamentos y las leyes se cumplan de manera correcta en beneficio del adecuado desarrollo de la actividad económica.

Nos ahogamos en nuestra propia irresponsabilidad

Nadando en el fondo del mar

Nadando en el fondo del mar

Así, dicho de esa manera, suena hasta gracioso porque por mucho que nos pongamos a pensar nos costará imaginarnos lo que en realidad significa una hipoteca underwater, pero ahora bien, después de que conozcamos el significado, o al menos el significado que se le da, ya empezaremos a echarnos a temblar.

Se está llamando hipoteca underwater a esas hipotecas cuya deuda está por encima del valor actual de mercado de la vivienda, es decir, imaginemos una hipoteca de la que todavía queda por pagar, por ejemplo, 200.000 euros, mientras que el valor de mercado de la vivienda sobre la que se constituyó dicha hipoteca se encuentra en los 160.000 euros. Es decir, la deuda es mayor que el valor.

Y el problema es que estas hipotecas underwater están proliferando en nuestra economía de manera exponencial, ya que la caída de precios que se ha producido a consecuencia de la actual crisis económica está haciendo que todas las hipotecas que se concedieron por el 100% del valor de tasación (y no digamos las que lo hicieron al 120%), estén quedando fuera de juego.

Porque si entre todos los que jugamos el juego hipotecario, es decir, bancos y ciudadanos, nos hubiéramos fijado el 80% del valor de tasación como el máximo posible para la concesión de una hipoteca ahora no estaríamos con este problema, porque ese margen del 20% se hubiera encargado de absorber la caída de precios.

Pero los bancos querían vender más y más hipotecas, y nosotros queríamos más y más dinero para poder comprar casas más grandes, coches mejores y muebles más modernistas, el problema es que estas situaciones de vivir en el aire acaban por terminarse y luego hay que pagar las consecuencias de las mismas, como nos está sucediendo en estos momentos.

Y el problema principal es que aunque un ciudadano consiga vender su vivienda no podría, en ningún caso, pagar la totalidad de la hipoteca que todavía tiene, con lo que se quedaría sin vivienda pero con deuda, de la misma forma que las entidades bancarias no aceptarían, bajo ninguna circunstancia, la dación en pago por debajo del valor de la deuda hipotecaria.

La hipoteca, una especie en extinción

Negocio alternativo a la hipoteca

Negocio alternativo a la hipoteca

No hacía falta que nos lo dijera el Instituto Nacional de Estadística,  porque ya lo sabíamos todos, pero el número de hipotecas concedidas durante este año 2011, y el importe medio de las que se concenden, sigue en picado. Posiblemente, a la gráfica que representa estas magnitudes haya que colgarle pronto el cartel de “sigue en el sótano”.

La diferencia entre las hipotecas concedidas este año y las que se concedieron en 2010, que ya fue un ejercicio penoso y lamentable, es nada menos que el 42,2 % La cantidad media por la que se hipotecan las viviendas no llega a los ciento diez mil euros, lo que también supone un descenso de algo menos del diez por ciento. En total, y para que os dé la risa con el dato, s eyhan concedido en todo loq ue llevamos de 2011, la ridícula cifra de 32600 hipotecas nuevas, con un descenso acumulado del capital total prestado por los bancos para la compra de vienda de alrededor del cuarenta y dos por ciento. La cifra total de lo prestado es de tres mil quinientos millones de euros. Una risa para lo que acostumbraba a manejar este sector en otros tiempos.

La conclusión, es obvia: no hay un duro. Los bancos tienen poco dinero, y el poco que tienen prefieron cobijarlo bajo tres capas de hoirmigíon antes que prestárselo a nadie.

Ahora ya no se trata de ser solvente, de asegurar que devolverás el dinero ni de garantizar que el inmueble que quieres comprar no se va a depreciar por debajo del valor del préstamo solicitado: se trata de competir, pidiendo dinero, con dos docenas de gobiernos, centenares de empresas ymanadas de otros bancos, que lloran desesperados a la puerta de cualquiera que tenga un duro en busca de la capitalización que les falta.

Y competir con semejantes adversarios es difícil, sobre todo con el Estado, que sigue emitiendo deuda pública asegurando, ya con un artículo de la Constitución, que lo va a devolver puniualmente. ¿Puede alguien competir con eso? Yo creo que no.

Por eso la hipoteca es un negocio obsoleto, como la venta de hielo puerta  a puerta…

Quién lo dijera.