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¿Por qué pide Europa suprimir la deducción por hipoteca?

La cosa está que echa humo...

La cosa está que echa humo...

Yo creo que a estas alturas nos lo esperábamos todos, pero si un gobierno socialista suprimió la deducción en la hipoteca de la vivienda habitual era muy raro que un Gobierno conservador pudiese mantener mucho tiempo el órdago de recuperara esa deducción.

El supuesto teórico, porque ya sabéis que en economía y en política todo se basa en supuestos teóricos, era que los socialistas pretendían desincentivar la propiedad y favorecer el alquiler, mientras que la derecha recuperaba esa deducción porque iba en beneficio de los propietarios.

La realidad, sin embargo, pasa de rollos politiqueros y lo cierto es que esa deducción nos cuesta una pasta gansa en un momento en el que estamos más famélicos que el gato de Carpanta.  Para que os hagáis una idea, la cifra ronda los cuatro mil quinientos millones de euros.

Llegados a este punto, nuestros socios de la Unión Europea nos han preguntado cómo va eso de que les pidamos dinero para recapitalizar los bancos o para que nuestra deuda pública no pague unos intereses abusivos mientras subvencionamos a los españolitos que se compran una casa. Y sobre todo nos han preguntado por qué hacemos semejante cosa, si ser propietario del piso en el que se vive no es algo que el Estadio deba fomentar.

Y ahí es donde los hipotecados creo que tenemos un problema, porque esa deducción es muy difícil de justificar. Una deducción en el IRPF significa, ni más ni menos, que quienes no tienen una casa, subvencionan parte de su hipoteca al que sí que se la comprado. Y puede darse la coña, por poner un ejemplo, de que el inquilino, además de pagar el alquiler, subvencione la hipoteca a su casero. Que sí, que ya sé que es para primera vivienda y en teoría no debería poder suceder, pero también sé dónde vivo y sé lo que pasa…

¿Creéis que es justificable a día de hoy que se mantenga la deducción por compra de primera vivienda? ¿Podría significar la supresión de esta ventaja fiscal el enterramiento definitivo del sector inmobiliario?

Vuestro turno. Y enseguida, por favor, no vaya a ser que las noticias acaben por dejar obsoleto el artículo, aunque lo haya escrito sólo un par  de horas de que lo veáis publicado…

Hipotecas, deudas y bonos.

Somos prisioneros

Somos prisioneros

Si no fuese tan trágico, me daría la risa: al Gobierno se le ha ocurrido por aquí hablar de la figura de los hispabonos, y ya hay un montón de gente echándose las manos a la cabeza por lo descabellado de la propuesta. De hecho, como se lleguen a aprobar van a ser una fuente inagotable de conflictos y un sumidero de de dinero.

¿Y qué son los hispabonos? Son unos títulos de deuda pública mediante los cuales el Estado garantiza la deuda de las autonomías, con un mecanismo que hace que unas autonomías se hagan responsables y avalistas de las deudas que contraigan las otras. ¿Les parece bien a los murcianos tener que pasgar las deudas que contraiga el Gobierno extremeño? ¿Les parece bien a los navarros pagar la deuda de Galicia?, ¿le parece bien a Madrid y Cataluña avalarse las deudas entre ellos? La verdad es que no, y antes aún de que se haya aprobado la emisión de esta herramienta financiera ya ha comenzado la gresca.

Esto lo entendemos todos, ¿verdad? Pues aún así nos empeñamos a que a los holandeses, los alemanes y los austriacos les parezca bien pagar nuestras deudas. Somos capaces de comprender que dentro no parece razonable, pero no queremos entenderlo fuera e insistimos en mandangas como la insolidaridad y el odio a los niños pequeños. Los países del centro de Europa no quieren oír hablar de eurobonos porque eso supone dar dinero a países donde no controlan el presupuesto. La contrapartida, obviamente, es pedir el control sobre los presupuestos generales del Estado y su ejecución, pero conceder eso significa, ni más ni  menos, convertirse en una colonia.

¿Avalarías la  Volver a la botica de la abuela de tu vecino de portal?, ¿avalarías la hipoteca de tu vecino de calle?, ¿avalarías la deuda de los locales comerciales del edificio donde vives? ¿Pagarías la hipoteca del edificio de enfrente sin que te diesen voz y voto en sus cuentas?

A lo mejor la respuesta a todo este maremágnum está en estas preguntas tan simples.

La Izquierda Plural solicita la dación en pago con carácter retroactivo

Derecho al pataleo

Derecho al pataleo

La dación en pago es una de esas figuras que nos ha estado persiguiendo desde que estallara la crisis, con asociaciones y agrupaciones solicitando su aplicación tanto a las nuevas hipotecas como a las ya constituidas, aunque parecía haberse instaurado como general la opción de que sólo se aplicara a nuevas hipotecas.

Sin embargo, la Izquierda Plural, agrupación parlamentaria que recoge a IU, ICV y CHA, ha presentado una petición en la sede legislativa en función de la cuál apuesta por la aplicación de la dación en pago, pero no sólo para las nuevas hipotecas sino también para las hipotecas ya constituidas siempre y cuando se cumpla un requisito básico.

Un requisito que no sería otro más que se tratara de la vivienda habitual de la familia, y que ésta pudiera demostrar que no tuviera otro inmueble a su nombre. En este caso, la Izquierda Plural considera justo que sea la familia la que decida si quiere apostar por la figura de la dación en pago para resolver la situación hipotecaria, con lo que anularía la deuda a cambio de entregar la vivienda.

Como no podía ser de otra forma, esta petición ha levantado ampollas en el sector financiero que ya se encuentra en graves dificultades como para empezar a plantearse un agujero mayor que supondría la reducción de la deuda hipotecaria de las familias y la acumulación de más stock de viviendas.

Una vez más, los intereses de los ciudadanos colisionan claramente con los de las entidades financieras, que lejos de solidarizarse con la situación a la que se ven sometidos los ciudadanos, prefieren apostar por sus propios intereses creados y generar una situación insostenible para el conjunto de la sociedad.

Es evidente, a poco que se aplique algo el sentido común, que esta propuesta no va a salir adelante y que quedará en una mera petición sin recorrido, más de cara a la galería que con una funcionalidad real que se pueda aplicar a la economía del día a día.

Y es que este es uno de los problemas de la clase política española, que trabajan más en función de la opinión pública que de los intereses comunes.

Los desahucios baten todas las marcas

Lleves el tiempo que lleves en la vivienda, te pueden echar igual...

Lleves el tiempo que lleves en la vivienda, te pueden echar igual...

Detrás de cada desahucio hay una tragedia, y no sólo para el que se queda sin casa. La tragedia, con la legislación española en la mano, se va acumulando hasta convertirse en una rémora para todos porque, en el caso de que el desahucio sea debido a una ejecución hipotecaria, la vivienda se pierde pero la deuda permanece. Y los desahucios, como un verdadero indicador de la magnitud del estacazo que nos estamos metiendo, no dejan de subir.

Según datos del Consejo General del Poder Judicial, se ejecutaron en España durante 2011 58241 expedientes de desahucio, lo que supone un incremento de más del veinte por ciento sobre el año anterior, que ya había sido malo. Este dato, de todos modos, incluye también a los inquilinos a los que se echó de la casa por no pagar el alquiler, así que no hablamos sólo de viviendas embargadas.

Si miramos los datos por regiones, tenemos que la comunidad más afectada fue Valencia, seguida de Andalucía y Madrid, por este orden. La que menos desahucios tramitó fue La Rioja, como apenas doscientos cincuenta casos.

Por contra, las ejecuciones hipotecarias han ascendido en todo 2011 a 77.854, una cifra bastante inferior a la que se registró en 2010.

¿Y cómo se analiza esto? Supongo que de muchas maneras, pero para mí, un aumento de los desahucios y una reducción de las ejecuciones significa que a muchos de los que se les ejecutó la vivienda el año pasado se les está desahuciando este, pues su fueron de alquiler y no lo pudieron pagar. Otra interpretación posible pasa por pensar que, de cierta manera, nos estamos acercando a una especie de punto de equilibrio, donde los hipotecados más dudosos ya han ido perdiendo sus casa y lso que quedan son un poco más solventes.

Este, por tanto, puede ser el punto crítico para iniciar una recuperación o irmnos de cabeza al más negro de los abismos.

Que haya suerte…

Seguimos en caída libre en lo que a hipotecas se refiere

Al menos tú llevas paracaídas

Al menos tú llevas paracaídas

En lo que supone la mayor caída de la historia de esta serie estadística, el saldo hipotecario de las entidades financieras cayó este pasado mes de abril en un 7,05%, en tasa interanual, según los datos aportados por la Asociación Hipotecaria Española, hasta situarse en los 966.514 millones de euros.

Pero no sólo eso, ya que en tasa intermensual también nos encontramos con una caída del 0,9%, importante por las cifras que se manejan, y que dejan en entredicho la viabilidad de las tasas por encima del 20% de crecimiento interanual a la que asistíamos un mes sí, y otro también, durante los años de bonanza económica.

En términos absolutos se produjo una reducción de 73.264 millones de euros en comparación con los datos de abril de 2011, y de 8.780 millones de euros con respecto al mes de marzo de este mismo año

Siguiendo con la valoración absoluta nos encontramos con que del total del saldo hipotecario vivo sostenido por las entidades financieras españolas, 887.416 millones de euros pertenece a los bancos y cajas de ahorros (lo que supone una caída del 7,64%), 65.409 millones de euros a las cooperativas de crédito (con una reducción interanual del 4,95%) y 13.689 millones de euros a establecimientos financieros de crédito, los grandes beneficiados de la crisis.

Y es que estos establecimientos, fuera del cauce habitual de entidades que ofrecen hipotecas, incrementaron su saldo hipotecario en un 35% durante el mes de abril, y en comparación con el mes de abril de 2011, lo que certifica, en cierto modo, la existencia de demanda hipotecaria.

Porque los clientes que acaban acudiendo a estos establecimientos financieros de crédito son ciudadanos que han acudido previamente a su banco o caja habitual y han recibido un no por respuesta, lo que les lleva a apostar por esta nueva alternativa.

Con ello no podemos por menos que redundar en la idea generalizada de que los bancos y cajas españoles están haciendo mucho daño a la economía con su incapacidad de participar en la economía real y su obcecación en enrocarse en sus propias necesidades y dificultades financieras, lo cuál está repercutiendo en el bloqueo generalizado de todos los sectores de producción y de consumo.

Hipoteca y confianza. O por qué los mercados no nos quieren…

Protesta contra la central nuclear de León. Cuestión de imagen.

Protesta contra la central nuclear de León. Cuestión de imagen.

Dicen por ahí en los comentarios, y en montones de foros y medios de comunicación, que la desconfianza de los mercados hacia España no tiene base real, y quizás tienen razón. Nuestros datos reales son mucho mejores que los de otros países que, sin embargo, no pasan nuestras apreturas para conseguir crédito. Desde aquí, lo percibimos como una injusticia y seguramente lo es, pero no está de más entender qué influencia tiene en los mercados ese concepto tan difuso que es la confianza.

Para ver lo que está pasando, tenemos que partir de dos premisas: que la confianza es una variable humana, y no macroeconómica. Y que los mercados se basan en hacer cábalas sobre el futuro, pero no tienen una bola de cristal.

Pongámonos ante el más que pedestre y cotidiano caso de que vamos a pedir una hipoteca. ¿A quién se la dan antes?, ¿al auxiliar administrativo, funcionario, del ayuntamiento de Matalascañas, o al becario microbiólogo investigador del CSIC? Obviamente, se la lleva el funcionario, aunque sea muy posible que el otro, en un par de años, esté ganando mucho más y hasta tenga la posibilidad de ganar una pasta gansa con sus conocimientos.

¿A qué amigo le prestarías tú el dinero si ambos te lo pidiesen? ¿Al que pasa de rollos y trabaja en una panadería, o al revolucionario agitador que encabeza todas las manifestaciones, aunque trabaje de jefe del panadero y gane el doble? Casi todo el mundo se lo presta al primero, porque supone menos riesgo, ya que el segundo, aunque ahora gane más, puede acabar en la cárcel, despedido o en una movida gorda cualquier día…

Eso es lo que les pasa a los mercados. Resulta que la cantidad de dinero para prestar es limitada, y la cantidad de gente que lo pide es muy grande, así que los que tienen el dinero pueden permitirse elegir. Y eligen al que les da mejor aspecto y les suena a menos riesgo. Y he dicho aposta”les suena”, porque es cuestión de oído.

-Cuando el gestor del fondo de inversión de Dubai ve que los asistentes a la final de la Copa del Rey silban al Príncipe, no se tira diez horas intentando saber qué coño pasa. Pone una crucecita junto a España y anota: país inestable. Riesgo político. Y nos jodemos.

-Cuando el gerente de un banco de Singapur oye decir que el Presidente del Gobierno español pospone los presupuestos generales hasta después de unas elecciones regionales, no llama a un asesor para enterarse de qué  se juega en esa región. Pone una crucecita junto a España y anota: no se toman en serio la situación. Y nos jorobamos de nuevo.

-Cuando luego esas elecciones arrojan como resultado la victoria de los mismos que llevaban treinta años, y que enarbolan una cifra récord de desempleo en su región y grandes  jaleos judiciales por corrupción, el gestor de los fondos soberanos de Singapur no manda a un embajador a saber qué puede estar pasando. Pone una crucecita junto a España y escribe:  autoridades corruptas. Pueblo tolerante con la corrupción. Y pagamos medio punto más.

Y así sucesivamente. No pongo más casos porque son muchos y los conocemos todos.

Vivimos en un mundo donde es forzoso pedir prestado. Para ello, además de ser solvente hay que parecerlo. Nos sucede como a la mujer del César , si lo recordáis…

Y mientras demos fuera la impresión de ser un meretricio desbocado en riñas, revoluciones fallidas y jaleos cuaternarios, nadie se fiará de nosotros ni de nuestras cifras. Y pagaremos por eso, más que por nuestra verdadera situación.

Es el destino de todos los que hablan mal de su país, su pueblo y su familia: que los demás les creen y luego se lo cobran.

Europa sigue exprimiendo el limón

Europa sigue haciendo de las suyas

Europa sigue haciendo de las suyas

Si hay algo que todos los analistas financieros tienen claro es la solidez de gran parte del sistema financiero español y el tremendo agujero negro en el que se encuentra una pequeña parte del mismo, perjudicando al conjunto y dando la impresión de que estamos al borde del precipicio.

Que lo estamos, no te digo yo que no, pero es cierto que hay que saber distinguir entre aquellas entidades que sí hicieron bien su trabajo de las que se lanzaron al riesgo supremo sin importar las consecuencias. Una buena inyección de liquidez a estas entidades con problemas hace cuatro años hubiera solventado el problema y habría evitado que se juntara en la misma cesta las manzanas sanas de las podridas.

Ello nos lleva a la realidad actual en la que gran parte del sistema financiero se encuentra sobreprovisionado, estamos hablando de entidades como, por ejemplo, el Banco Santander, BBVA o, incluso, Ibercaja, mientras que otras entidades se encuentran en caída libre sin solución de continuidad, a pesar de las ayudas públicas.

Y ahora la Unión Europea, gran desconocedora de la situación real del sistema financiero español, se tira a la piscina con la idea de exigir mayores provisiones, las cuáles, en muchos casos, no serían necesarias a juzgar por la sostenibilidad de los balances de estas entidades.

Estas provisiones vienen como un requisito previo antes de inyectar dinero en las entidades, como ha solicitado el Gobierno español, en una especie de rescate encubierto al realizarse a través de las entidades financieras y no directamente sobre el Estado español.

Hay que recordar que mayores provisiones repercuten directamente en una reducción drástica del dinero previsto para la concesión de créditos e hipotecas, los cuáles se reducirán aún más ya que las entidades financieras tendrán que guardar más dinero y no dispondrán del mismo para sus clientes.

Vamos a ver en que acaba todo ésto, pero lo cierto es que no tiene muy buena pinta si nos atenemos a lo que ha venido pasando en estos últimos meses, cuando siempre que nos hemos temido lo peor, lo peor ha sucedido, sin ningún rayo de esperanza al que poder aferrarnos.

La sociedad no aguanta más la situación con Bankia

Todos a por Bankia

Todos a por Bankia

Este domingo unos 200 indignados se han manifestado en la Plaza de Lavapiés de Madrid con el objetivo de reclamar una solución real al rescate de Bankia, más allá del beneficio evidente del que está disfrutando la entidad financiera como consecuencia de la inyección de dinero público.

En concreto, los manifestantes reclamaban una medida de clara justicia social, como sería el estatuto de alquiler social para todas las viviendas que la entidad financiera tiene vacías y en propiedad, las cuáles han ido pasando a sus manos como consecuencia de los impagos de las hipotecas y posteriores embargos.

Desde la plataforma de indignados se considera que es de justicia social que estas viviendas vayan a parar a manos de los ciudadanos, los cuáles hemos pagado el rescate a Bankia con nuestro dinero de los impuestos, por lo que no parece de recibo que la entidad financiera pueda seguir manteniendo estos inmuebles sin sacarlos al mercado a precios sociales.

Sin embargo, no parece que Bankia esté por la labor de ofrecer esta posibilidad a los ciudadanos, ni que el Gobierno esté por la labor de presionar a la entidad financiera para que así sea, en un nuevo ejemplo de desgobierno al que asistimos, certificando que seguimos en manos de los mercados, tanto nacionales como internacionales.

Además, hay que reconocer que la manifestación no tuvo el seguimiento que se podía haber esperado, principalmente porque faltó algo de publicidad al acto, por lo que no parece que pueda tener la fuerza social suficiente como para forzar un cambio en la dirección del Gobierno.

En este sentido, desde la plataforma de indignados han iniciado otras campañas con el mismo objetivo de lograr la justicia social. Destaca por ejemplo el crowdfunding que han lanzado para conseguir el dinero suficiente que permita sacar adelante una querella contra Rodrigo Rato, por su mala gestión al frente de Bankia.

En definitiva, la sociedad sigue diciendo basta ante los desmanes de los dirigentes políticos y las altas esferas financieras, pero el problema es que mucha gente sufre pero poca protesta, con lo que los desmanes se siguen produciendo y los responsables se van de rositas.

La vivienda en propiedad es un lastre

Aquella vieja España de caballeros andantes...

Aquella vieja España de caballeros andantes...

A toro pasado somos todos Manolete, vale, pero en momento0s como el presente vale la pena analizar pro qué algunos países más desarrollados económicamente que el nuestro tienen la vivienda más barata y han conseguido evitar la burbuja inmobiliaria.

El caso más típico posiblemente sea Alemania, con unas circunstancias históricas un tanto peculiares, pero que podían haber sido las nuestras.

Después de la Segunda Guerra Mundial el país queda un poco más que machacado. Y además, dividido en dos sectores durante más de cuarenta años. Como la gente está en la ruina, es el Estado el que se dedidca a construir millones de viviendas, pero en lugar de venderlas en propiedad las alquila en la mayor parte de los casos.

Eso tiene dos efectos: por una parte, al ser el Estado el principal casero del país, las leyes sobre morosidad con los inquilinos se endurecen hasta el punto de que si dejas de pagar el alquiler prácticamente te fusilan al amanecer. Como consecuencia inmediata de la protección del propietario, salen al mercado de alquiler cientos de miles de viviendas, a bajo precio, sí, porque es imposible competir con el Estado, pero salen.

En segundo lugar, si tu casero es el Estado y tienes cinco millones de viviendas en alquiler, el día que tengas que trasladarte de ciudad sólo tienes que hablar con tu casero y preguntarle si te permite cambiar el piso que tienes en una ciudad por otro en la localidad a la que debes desplazarte. La respuesta normalmente es afirmativa, ya que el parque de vivienda disponible por parte del Estado es enorme.

Esto, a al larga, genera tres efectos:

-Que la vivienda es siempre barata, ya sea en alquiler o en propiedad, porque el que intente vender vivienda cara no va a poder competir con los precios del mercado.

-Que la movilidad dentro del país es realmente enorme, sin más coste que la mudanza y tener que limpiar y pintar el piso que dejas (obligatorio por ley o te lo descuentan del IRPF, con multa adjunta).

-Que el número de pequeñas empresas, autónomos y emprendedores se dispara, porque la renta que la gente se iba a gastar en una vivienda que tarda en pagarse treinta años, va a parar a otras actividades.

Y es es tercer punto el que quería señalar: en un país donde la renta de la gente, sus ingresos durante la parte más productiva de su vida, están destinados previamente a una hipoteca, ¿de dónde va a salir el capital necesario para montar empresas?

No somos más tontos ni menos emprendedores que en otros países. La razón de que en España haya menos empresas hay que buscarla también en la falta de dinero, ocasionada en gran medida porque la hipoteca del piso aprisiona la renta disponible durante décadas, dejando sin un duro al que tenga una idea para montar un negocio.

Y todo eso se arreglaba, por ejemplo, dando los pisos de Protección Oficial en alquiler y nunca en propiedad. Una cosa muy difícil, por cierto, en un país con mentalidad agraria.

Al final la culpa es de la boina que aún llevamos dentro…

Bankia fulmina cualquier atisbo de recuperación

La que has liado amigo Rato

La que has liado amigo Rato

Muchos podrían pensar que lo que le está sucediendo a Bankia bien merecido se lo tiene por la mala gestión que ha venido realizando durante los últimos años, pero mucho me temo que esa manera de pensar es totalmente errónea ya que lo que le está sucediendo a Bankia nos afecta a todos.

En primer lugar porque el dinero que se le está inyectando a la entidad proviene de nuestros bolsillos, del tuyo y del mío, entre otros, por lo que los recortes que se están llevando a cabo en otras partidas presupuestarias para poder reducir el déficit del país a marchas forzadas se está gastando finalmente en el rescate de Bankia.

Y, en segundo lugar, y tal vez más importante porque nos afecta de manera directa, el rescate de Bankia y la desconfianza que ha generado en los mercados nos afecta de manera directa a la hora de conseguir créditos de las entidades financieras españolas.

En un escenario en elevada tasa de morosidad, el cuál provoca una enorme aversión al riesgo por parte de los bancos y cajas españolas, ahora debemos de añadir las dificultades de financiación que estas mismas entidades van a encontrar en los mercados financieros.

Unos mercados que dadas las “trampas” que realizó el anterior Consejo de Administración de Bankia para maquillar sus cuentas y poder salir a bolsa ya no se fía de la capacidad de nuestro sector financiero para salir adelante. Por tanto, ya no le prestan dinero.

Ello hace que los bancos y cajas no tengan liquidez para prestar a sus clientes, más allá de los depósitos de otros clientes, lo cuál limita hasta el extremo la capacidad crediticia de bancos y cajas, que acaban condenadas a prestar sólo aquel dinero que tienen en cartera.

Por tanto, ya no importa como se resuelva la situación de Bankia, aunque de momento apunta en la mala dirección, porque el daño ya está hecho y los grandes perjudicados seremos, una vez más, las familias y las empresas que acabamos condenadas a seguir viviendo sin la capacidad crediticia necesaria para poder pensar en el medio-largo plazo, condenados, por tanto, al cortoplacismo más absoluto.

El saldo hipotecario sigue a la baja

El dinero sigue candado a cal y canto

El dinero sigue candado a cal y canto

Según los datos que ha publicado esta semana la Asociación Hipotecaria Española, el mes de marzo registró la mayor caída interanual en el saldo hipotecario de toda las serie estadística, lo que certifica las dificultades con las que se sigue encontrando el sector.

Concretamente, el saldo hipotecario durante el tercer mes del año quedó fijado en 975.293 millones de euros, lo que supone un descenso del 6,68%, una caída que se confirma también con el descenso que se ha producido, de manera oficiosa, en abril, con una caída del 6,26%.

Aunque no hay duda de que la reducción del saldo hipotecario es esencial para que podamos empezar a recuperar la economía española, lo cierto es que la velocidad a la que se está produciendo es preocupante, tanto como la velocidad a la que crecía durante los años de burbuja inmobiliaria, cuando nos encontrábamos con crecimientos por encima del 20%.

Una reducción de este calibre viene a significar que la velocidad a la que se constituyen nuevas hipotecas es menor que la velocidad a la que se amortizan las ya constituidas. Unas amortizaciones que, en la mayoría de las ocasiones, tienen su fundamento en el embargo y posterior desahucio producido por la falta de pago de las cuotas hipotecarias mensuales.

El problema es que nada hace pensar que en un futuro próximo podamos empezar a plantearnos una recuperación del sector inmobiliario que pueda ralentizar la caída, más bien al contrario, por lo que deberíamos de abandonar la idea de reconstruir nuestra economía sobre la base del “ladrillo” e intentar apostar por nuevas alternativas.

Unas nuevas alternativas que sólo tendrán razón de ser desde el fundamento de la financiación como fórmula necesaria para conseguir proyectos de inversión viables y sostenibles, proyectos que puedan permitir que las empresas busquen productos y servicios de alto valor añadido con los que generar empleo de una manera directa.

Sin embargo, las políticas de los gobernantes parecen ir encaminadas en la dirección de la austeridad absoluta, sin alternativas de crecimiento reales, con lo que la crisis que ya dura demasiado, puede acabar durando aún más, castigando a las familias en peor situación económica y social.

Efectos de un hipotético cambio de moneda: hipotecas y depósitos.

La cosa se pone homérica....

La cosa se pone homérica....

Este es uno de los casos en que ser el autor de los artículos puede aprovecharme para aprender algo en lugar de tratar de mostrar a los demás lo que pueda saber. Vaya pues por delante mi declaración de humildad y el ruego de que si hay algún lector mejor informado que yo, me ilustre y nos ilustre a todos.

Desde que se ha desatado el pánico final, tipo Mad Max, del posible pero aún improbable retorno a la peseta, leo por ahí que si regresáramos a la antigua moneda nuestras cuentas se pasarían a pesetas perno nuestras deudas permanecerían en euros. Un comentarista del artículo anterior, con esta base, recomienda incluso utilizar los ahorros que podamos tenerer para amortizar toda la hipoteca que se pueda de cara a cubrirnos de esa eventualidad.

Pues bien: lo he estudiado un poco a fondo y en mi opinión no es así. No es así ni lo ha sido nunca en todos los casos que ya ha habido a lo largo de la historia, que no son pocos ni raros.

Cuando un país cambia de moneda, el cambio afecta a todos los contratos vigentes, tanto a los deudores como a los acreedores. Cuando un país cambia de moneda, los ahorros que estaban en dólares pasan a estar en Percebes (para inventarme una moneda) y las deudas expresadas en dólares pasan a estar expresadas en Percebes. De hecho, la utilidad de la creación de un corralito es precisamente evitar que se produzcan extracciones de efectivo o trasnferencias en una moneda distinta de la que se acaba de hacer oficial.

Por tanto, si regresáramos a la peseta, nuestras cuentas pasarían a expresarse en pesetas, y también las hipotecas, y las deudas pendientes, y las letras de la nevera, y absolutamente todas las transacciones pendientes, de igual modo que se hizo con las hipotecas pendientes de pagarse cuando entró en vigor el Euro, pero a la inversa.

Otro tema, del que hablamos cuando os parezca, es lo que les sucedería a los bancos españoles y sus deudas frente a entidades extranjeras. Eso sí sería un desastre del carajo, pues al devaluarse la nueva moneda y mantenerse sus deudas en la anterior, se crearía una especie de agujero negro casi imposible de cubrir, con lo que el país entero podría entrar en quiebra, y sin poder pagar la cuenta petrolífera, cosa que muy posiblemente llegaremos a ver en Grecia por mucho que aplaudan su suicidio los agitadores de turno. Hay otros efectos, la mayoría derivados de la inestabilidad y de la fuga de capitales, pero no es el momento de comentarlos. Lo peor, sin duda, sería que los precios se elevarían mucho más deprisa que los salarios, como sucedió a finales de los setenta y principios de los ochenta, creando una crisis económica y social aún peor de la que padecemos.

Por lo demás, un cambio de moneda supondría sin duda alguna una devaluación, con el consiguiente aumento de las exportaciones, reducción de las importaciones, empobrecimiento general y transferencia de riqueza de los ahorradores a los deudores.

Precisamente por eso, y no porque sean muy malotes, es por lo que Alemania se opone tajantemente a la depreciación del Euro.