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La hipoteca y el amor.

Cuestión de echarle paciencia...

Cuestión de echarle paciencia...

No sólo nuestros sueldos y las prestaciones sociales están bajando. Por lo que parece, la actual crisis económica conduce a que los españoles nos queremos mucho más y desciende también y de una manera realmente acusada, el número de divorcios, volviendo de regreso, en lo que antes era una cifra imparablemente creciente, a los niveles del año dos mil o dos mil dos.

Ahí van los datos: según el estudio  de 2011 del Consejo General del Poder Judicial, los divorcios descendieron un 1,9%, de 119.554 a 117.179, mientras que las separaciones se redujeron un 7,7%, de 7.962 a 7.347, y los matrimonios declarados nulos aumentaron de 166 a 176, un 6%. Eso, en 2011. En 2012 parece ser que esta tendencia aún se hace mayor.

O sea que, tanto hablar del daño psicológico que supone una ruptura y tanto hablar del sufrimiento emocional que se causa a los hijos, cuando los hay, en el caso de una ruptura y parece ser que lo único que verdaderamente hace recapacitar a los españoles a la hora de tomar una resolución tan drástica es la hipoteca.

Está claro, por tanto, que es lo que entendemos y qué es lo que nos importa. El dato, que parece una anécdota, nos retrata más como individuos y como sociedad que tres baterías consecutivas e encuestas. Hablamos de solidaridad, de empatía, de preocuparnos por los demás y de cien mandangas edulcoradas por el estilo, pero lo cierto, lo real, es que lo que no pueden los hijos, ni la amenaza de la depresión,   ni el supuesto derecho a una segunda oportunidad que tantos exigen para los delincuentes, lo puede, de un plumazo y sin esfuerzo, la consciencia de que tras el divorcio hay que seguir pagando la hipoteca a solas.

Es una afirmación cínica, por supuesto, pero da gusto ver cómo con la crisis tenemos todos un poco más de paciencia, soportamos mejor los defectos de la pareja y, en suma, nos queremos un poco más.

¿Y sabéis una cosa? Que hay una parte de todo esto que digo que no es sólo cinismo, sino también pura y cruda realidad: que muchos de los que ahora han tenido que aguantarse porque no pueden permitirse dos viviendas morirán juntos, felizmente, a los noventa años. Porque a veces darse un respiro, aunque sea por obligación y no por ganas, lleva a estas cosas.

Para los demás, para los que no tendrán más remedio que segur aguantando a quien ya no quieren por culpa de una hipoteca, mis condolencias y si acaso, un consejo: con un poco de buena voluntad, todo el mundo tiene un lado amable.

Al fin y al cabo, hasta Hitler tenía novia.

¿Bajará el precio de la vivienda?

La verdadera realidad del sector

La verdadera realidad del sector

A pesar de que en un principio el Gobierno español había negado por activa y por pasiva la opción de la creación del banco “malo”, algo que se le había venido recomendando durante largo tiempo, su recapitulación en favor de esta opción puede generar un importante vuelco en el mercado inmobiliario español con una más que esperada caída de los precios de la vivienda en nuestro país.

¿Por qué bajará el precio de la vivienda?

Hasta ahora nos encontrábamos con un mercado de la vivienda artificialmente dirigido por las entidades financieras que mantenían el precio de los pisos que tenían en cartera demasiado alto, aprovechando el monopolio de financiación del que disfrutaban y siguen disfrutando ante los ciudadanos que quieren lanzarse a la compra de una vivienda.

De esta forma, para no perder dinero en sus balances valoraban las viviendas que habían embargado por su precio de adquisición en lugar de por su precio actual de mercado, con lo que, si tenemos en cuenta que la tendencia del precio de la vivienda ha sido claramente a la baja en estos últimos años generaba un desfase importante.

Ello hacía que los particulares que quisieran vender su vivienda no bajaban tampoco el precio tanto como deberían, ya que se movían en un escenario de precios altos, convirtiendo la situación en la pescadilla que se mordía la cola.

Entonces, con la creación del banco “malo” las viviendas comenzarán a valorarse por su precio de mercado de una manera definitiva produciéndose un vuelco evidente en el precio de los inmuebles de nuestro país, claramente a la baja, permitiendo así la adecuación general a la realidad que estamos viviendo en estos momentos.

Esto es importante porque es la única manera de que se pueda iniciar la recuperación del sector inmobiliario en España, porque se necesita, ante todo, que el precio toque fondo de una manera definitiva. A partir de ese momento podemos empezar a plantearnos la lenta y paulatina mejora del sector en favor de precios más competitivos y de ausencia de chantaje, en virtud del poder de la financiación, por parte de las entidades financieras.

Hipoteca y guillotina. El fin de las negociaciones.

Todo muy moderno y aséptico, eso sí...

Todo muy moderno y aséptico, eso sí...

Ya lo sabíamos todos y además lo hemos comentado aquí muchas veces: en caso de no poder pagar la cuota de la hipoteca lo mejor era negociar con el banco, porque tal y como vienen las aguas, la mayor parte de las entidades preferían una espera, una rebaja o cualquier otro tipo de paño antes de embargar un piso que luego no iban a poder vender.

Los bancos lo preferían y nosotros, en general, también. Un poco de espera, un poco de mano izquierda, te voy pagando estos meses lo que pueda, me amplías el plazo, y ya se irá viendo. O sea, darnos tiempo unos y otros en la idea de que no hay mal que cien años dure.

Pues mirad por donde ahí ha terminado por caer la bomba: el FROB, ese organismo creado para rescatar las cajas (porque son cajas casi toda las que necesitan pasta pública) ha prohibido a todas las entidades rescatada renegociar ningún tipo de condición con los morosos, de manera que se inicie la ejecución inmediata de las viviendas hipotecadas con el número suficiente de recibos pendientes par comenzar el trámite.

La idea es simple: el banco malo se hará cargo de los inmuebles fallidos, pero es oportunidad no durará siempre, por lo que los bancos rescatados deben apresurarse a declarar fallidas aquellas hipotecas que presenten especiales condiciones de riesgo o tengan ya acumulados unos impagos suficientes.

Esto, da la vuelta a la tortilla: hasta ahora, estábamos seguros de que ellos tenían tanto interés como nosotros en llegar a un acuerdo. Ahora nosotros queremos llegar a ese acuerdo, pero ellos saben que, si no pagamos, “el banco malo” se hará cargo del piso y se lo podrán quitar de encima de una vez por todas. Los incentivos, por tanto, están claros: o tienen MUY claro que van a cobrar la cantidad completa y puntualmente, o preferirán deshacerse del cliente.

El FROB ha justificado esta decisión diciendo que es imprescindible clarificar de una vez por todas a cuánto ascienden los créditos tóxicos, o de lo contrario Europa nos fusilará en cuarenta y tres paredones diferentes.

Tienen razón, a su modo, pero que el dinero público sirva para apretarnos las clavijas y suprimir cualquier atisbo de flexibilidad, da por saco…

¿Bajarán los pisos con el banco malo?

¿Seguimos con el agua al cuello?

¿Seguimos con el agua al cuello?

Curiosa metamorfosis la que ha sufrido nuestro Ministro de Economía que ha pasado de negar una y mil veces la posibilidad de la creación de un banco malo para la maltrecha situación financiera de muchas entidades nacionales a valorar positivamente todo lo que puede generar para la economía en su conjunto, especialmente de cara al descenso del precio de la vivienda, cosas de la política, supongo.

Aún así, no podemos negar que De Guindos tiene razón. Uno de los principales lastres de la economía está siendo que las viviendas no están descendiendo tanto como deberían ya que las entidades financieras se niegan a depreciar el valor de sus activos, de todas esas viviendas que han estado embargando durante todos estos años de crisis.

Ello ha provocado un desajuste claro en el sector con lo que no ha podido lograr la recuperación que debió de haberse producido ya hace unos meses, porque las entidades financieras han estado manteniendo precios desorbitados en un momento de coyuntura económica que pedía precisamente lo contrario, aprovechando su capacidad para mantener clientes cautivos gracias a su monopolio en concepto de financiación para los clientes.

Según los expertos en la materia, con la creación de una entidad financiera “mala” los bancos y cajas podrán derivar hacia ella sus activos tóxicos, aquellas viviendas que han perdido gran parte de su valor, y éstos serán vendidos al precio que corresponde en el mercado, con lo que se beneficiarán las propias entidades, que aunque sufrirán pérdidas, al menos se desharán de sus activos tóxicos, y los propios ciudadanos que podrán acceder a viviendas mucho más económicas.

A pesar de que ya se han lanzado pequeños trazos de como se orquestará este banco malo lo cierto es que todavía no tenemos clara la letra pequeña con lo que no podemos pronunciarnos sobre su viabilidad futura en un escenario de recesión económica como la actual. Sin embargo, todo apunta a que podemos estar ante la solución menos mala para conseguir que las entidades financieras solventes no se contagien de la situación que han generado el resto de entidades, especialmente las Cajas, gobernadas en su mayoría por políticos caprichosos y guiados por los intereses creados.

Cuanto tenemos que aprender de los americanos, al menos en esto

Ya podrían sufrir lo mismo las entidades financieras españolas

Ya podrían sufrir lo mismo las entidades financieras españolas

En un momento como el actual en el que la sensibilidad hipotecaria, financiera y bancaria está a flor de piel, noticias como la que nos llega desde el otro lado del charco no hacen sino echar sal en la herida que tenemos abierta todos los ciudadanos españoles.

Viendo como las autoridades europeas no hacen sino ayudar a las entidades financieras, no digo que sin razón, ni con ella tampoco, el comprobar como la ciudad de Nueva York haya decidido demandar al gigante financiero JPMorgan por fraude hipotecario nos pone los pelos como escarpias.

Porque después de haber ayudado a su sistema financiero, como el inicio de la crisis demandaba, ahora ha llegado el momento de empezar a exigir responsabilidades, algo que todavía no hemos hecho en Europa, y en lo que los Estados Unidos se nos ha adelantado.

La base de la demanda está en las hipotecas de alto riesgo que aceptaron los directivos de JPMorgan sin el sustento económico y financiero de las familias necesario como para garantizar el pago de las cuotas resultantes, y el haber utilizado estos productos hipotecarios de alto riesgo como garantía y aval de otras operaciones financieras.

Según las propias autoridades de la ciudad de Nueva York, este sólo es el principio de toda una serie de demandas contra las entidades financieras que realizaron abusos durante los años de crecimiento económico y que han provocado gran parte de la terrible crisis que todavía nos asola.

Viendo este comportamiento, los españoles nos preguntamos como es posible que los directivos de las Cajas que se dedicaron a malversar el dinero de todos los contribuyentes y ahorradores se vayan de rositas, o peor aún, cobrando indemnizaciones millonarias sin tener que dar la cara por ningún tipo de responsabilidad.

Lo justo sería que todas estas personas que tuvieron en sus manos miles de millones de euros pasaran a disposición judicial para, al menos, responder con su patrimonio por el tremendo agujero que provocaron en las cuentas de estas instituciones, que ahora han tenido que desaparecer.

Porque no podemos olvidar que las Cajas realizaban un servicio a la comunidad, dotándonos de integración y desarrollo territorial, que ahora ha pasado a mejor vida en favor del negocio puramente financiero de los bancos. Y toda la culpa de ello la tienen los directivos de las mismas, políticos y sindicalistas en su mayoría.

Adiós a la deducción por compra de vivienda

Habrá casas baratas

Habrá casas baratas

Ya se había anunciado, pero al presentación de los próximos Presupuestos Generales del Estado lo ha terminado de confirmar: los que compren su vivienda habitual a partir del 1 de enero de 2013 no podrán desgravarse su hipoteca.

Estamos, por tanto, ante uno más de los vaivenes del Gobierno, y digo Gobierno en sentido institucional, porque hoy me he levantado muy fino:

Primero vino Zapatero a decirnos que los ricos dejarían de poder desgravarse la hipoteca y retiró esta bonificación. Allí fue cuando nos enteramos, con pasmo, de que ser rico era ganar más de veinticuatro mil euros al año. Pensamos que el pobre hombre estaba majara, pero lo que sucedía, simplemente, era que conocía lo que dejaba tras de sí y tenía buenas razones para pensar que quien ganase esa cifra pudiera considerarse rico. Y acertó.

Llegó luego Rajoy y pensó que eso era un infamia y una afrenta, sobre todo para los Registradores de la Propiedad, gremio al que pertenece, y decidió devolver a las leyes fiscales esa desgravación, permitiendo que en 2012 todo el mundo se desgravase la hipoteca. La idea oficial era que de ese modo saldrían más viviendas de la cartera de los bancos y de los constructores, se aliviaría la crisis bancaria y se desatascaría el problema del ladrillo.

Por supuesto, no fue así ni mucho menos, porque la gente no compra viviendas por tres razones: porque no tiene pasta, no se la prestan, y no sabe cuánto le va a durar el curro.

Así las cosas, el problema inmobiliario sigue tan echo polvo como hace un año, las cuentas públicas un poco peor, la herencia de Zapatero se ha convertido en la parálisis de Rajoy y desaparece de nuevo la desgravación pro hipoteca, que cuesta al Estado unos tres mil quinientos millones de euros al año.

Lo cierto es que esta desgravación es muy difícil de explicar desde el punto de vista teórico, ya que supone que los españoles pagamos a escote una parte del precio de un bien que es propiedad privada y exclusiva del que lo compra. Esto sólo es justificable en el caso de que esta propiedad suponga un bien para la comunidad y ahí es donde surgen las subvenciones (en teoría, digo), pero existiendo la posibilidad del alquiler no está ni mucho menos clara la razón pro la que, del bolsillo de todos, tenga que salir una parte del importe de una vivienda que se compra en propiedad.

¿Que es un bien de primera necesidad? Sí, claro, como la electricidad. Y en lugar de desgravar, te crujen a impuestos.

El PSOE quiere, ahora, regular las hipotecas

A buenas horas mangas verdes

A buenas horas mangas verdes

A pesar de buffet libre que el PSOE ofreció a las entidades financieras durante los años que ostentó el poder ahora intenta cubrirse de gloria presentando ante el Parlamento, o mejor dicho, ante los medios de comunicación, toda una serie de medidas que buscan la protección de las familias hipotecadas.

Lo que llama la atención es que estas propuestas se hagan ahora cuando el poder está en manos de otros, y que no se hicieran cuando realmente tenían poder de decisión y de haber cambiado, de hecho, las cosas. Debe de tratarse del mal endémico del político, no sólo español, sino a nivel mundial.

De cualquier forma, hay que reconocer que las propuestas que ahora aparecen en el ideario socialista tienen un sentido y deberían de ser tomadas en cuenta.

La primera, y probablemente, más importante es impedir por ley que las cuotas hipotecarias puedan superar el 50% de los ingresos familiares, con lo que se garantiza cierta sostenibilidad de las finanzas familiares y que no se caigan en las situaciones surrealistas que aparecieron en el momento del pinchazo de la burbuja inmobiliaria.

Otra medida interesante es evitar que una hipoteca pueda tener un plazo superior a los 30 años, con lo que se evitan dos cosas. Por un lado, que una cuota excesivamente baja pueda ser tentadora para una familia a la hora de entrar en un producto hipotecario que no se puede permitir, y, segundo, conseguir que los intereses pagados por dicha familia no sean excesivos, ya que el plazo de amortización es un parámetro fundamental a la hora de medir el pago de intereses.

Por otro lado, el PSOE también intenta evitar que los bancos se puedan apropiar de las viviendas embargadas por el 50% de su valor, como sucede en estos momentos, lo que les está produciendo una doble ganancia, el piso embargado y la hipoteca que se mantiene.

De esta manera, la propuesta socialista es que no se pueda obtener el pleno dominio de una vivienda por debajo del valor de hipoteca del mismo, con lo que se garantiza que las entidades financieras no tengan incentivos para acudir a la subastas públicas.

En definitiva, a buenas horas mangas verdes, pero al menos es un paso adelante, más demagógico que otra cosa, eso sí, pero que puede servir para que se inicie el camino correcto, al fin.

El engañabobos del Euríbor

Que no nos cuenten milongas

Que no nos cuenten milongas

A pesar de que todos nos podríamos estar frotando las manos con la caída en picado del Euríbor, principal índice de referencia de las hipotecas europeas, lo cierto es que todas aquellas familias que se están planteando la contratación de un producto hipotecario se están encontrando de lleno con unos diferenciales claramente inasumibles, no ya solo para sus presupuestos, sino para cualquier presupuesto medianamente restringido.

Y es que según denuncian varias organizaciones de consumidores nos estamos encontrando con diferenciales de hasta el 5%, lo cuál está disparando el tipo de interés para muchas hipotecas contratadas en estos momentos de hasta el 6%, o incluso más, con lo que lejos de poder estar contentos con un Euríbor las nuevas hipotecas no pueden otra cosa más que maldecirlo.

Por otro lado, las familias que ya tienen una hipoteca contratada tampoco se están pudiendo beneficiar de la caída del Euríbor, al menos no todas y no en toda su extensión, por culpa de la cláusula suelo que se sigue aplicando en muchas hipotecas, a pesar de que ya hay numerosas sentencias condenatorias contra esta práctica abusiva.

Así que, en general, podemos decir que las familias que se están beneficiando de la caída del Euríbor son una minoría, por lo que las buenas noticias con las que nos bombardean los medios de comunicación al respecto no son más que ruido mediático que no va a ningún lado más allá del propio ruido que generan, sin ningún eco en la realidad del día a día de la sociedad.

Eso sí, las familias que tienen contratada una hipoteca y la enorme fortuna de no sufrir el martirio de la cláusula suelo, pueden disfrutar de una reducción importante en su cuota mensual, con un ahorro anual que, dependiendo del importe de la hipoteca, puede situarse en el entorno de los 1.000 euros, cifra nada desdeñable para los tiempos que corren.

En definitiva, no todos los titulares de prensa ofrecen la rigurosidad que podríamos exigir y lanzan las campanas al vuelo antes de analizar en detalle la realidad del propio titular, la situación que realmente genera una u otra circunstancia.

La hipoteca en yenes. Enésimo pufo hipotecario

En argot, la bandera de Japón significa también otra cosa...

En argot, la bandera de Japón significa también otra cosa...

Seguimos nuestro recorrido por la larga procesión, casi viacrucis, de pufos hipotecarios para dedicar nuestra atenión a las hipotecas en yenes ¿Os acordáis de ellas?

La cosa empezó hace seis años, allá por 2006, y la jugada consistía en comprar duros a cuatro pesetas. Como el tipo de cambio era muy favorable y los tipos de interés japoneses ayudaban también, comenzó el festival de los juegos japoneses. Luego  las cosas fueron cambiando poco a poco y el que se apuntó a una de aquellas hipotecas, por ejemplo de cien mil euros, debe en estos momentos alrededor de ciento setenta mil. O sea, que debe como un setenta o un ochenta por ciento más de lo que pidió prestado.

La explicación es sencilla: hoy, cada euro equivale a noventa y siete yenes aproximadamente frente a los ciento sesenta y cuatro de hace cinco años.

¿Y a que no sabéis lo que dicen los afectados? Pues que les engañaron los bancos, por ponérselo todo demasiado bonito y demasiado fácil. Que les explicaron que el riesgo era otro, y que les dieron todas las facilidades para jugar al mercado de divisas con la hipoteca de su casa. O sea, que la culpa es del ferretero, que vende los cuchillos, y no del tío que da la puñalada.

Por lo visto, lo que más nos cuesta entender en este país es que somos responsables de lo que hacemos. Somos responsables de nuestra ignorancia, y especialmente, muy especialmente de nuestra avaricia. Porque este caso concreto, que afecta a unas treinta mil personas, es difícild e negar que la avaricia y las ganas de o9btener una ventaja fue la causa principal del desastre posterior.

A los que se encogen de hombros y dicen que unas veces se gana y otras se pierde, todos mis respetos y mis aplausos, porque así es la vida y así es el riesgo. A los que el echan la culpa al banco, tres collejas, por ir de espabilados si sale bien (habría que oírles hablar con los amigos cuando ganaban) y por no saber perder con gallardía cuando toca perder.

A ambos, de todos modos, mis condolencias. Y al resto, ojo a las combinaciones en las que además de los plazos normales del pago de una hipoteca se introduce, a mayores, la variable del azar. Si quieres ir al casino, pues vale, pero si no, mejor dejar la ludopatía para un par de euros dedicados a la lotería primitiva…

Hipoteca e incertidumbre. La hipoteca unicornio.

Por ahí fuera nos retratan. Lo más triste es tener que leer a corresponsales extranjeros para enterarnos de algunas cosas o para que alguien se atreve a decir lo que pensamos muchos. No os perdáis este artículo de la alemana Stefanie Claudia Müller sobre la situación de España.

Una hipoteca esperando a su cliente

Una hipoteca esperando a su cliente

Mientras tanto, la decisión sobre si pedimos o no el rescate sigue sin tomarse, y algunos, como el presidente del BBVA empiezan a ponerse nerviosos por el daño que esta simple dilación produce a la economía española y su credibilidad.

¿Y cuales son los hechos? El hecho es que ya pedimos el rescate de la banca y aún no ha llegado un duro. El hecho es que aceptadas las condiciones, se procedió a iniciar la batería de reformas requeridas, pero por nuestra parte nos e ha avanzado gran cosa y por parte de la Unión Europea nos e ha desembolsado un céntimo, con lo que nuestro sistema financiero sigue sin un chavo de lo liquidez y las hipotecas continúan siendo animales mitológicos, como los unicornios y los pegasos.

La razón profunda de todo este inmenso despropósito hay que buscarla, creo yo, en la escasa voluntad reformadora del gobierno español, de este y de cualquier otro. De lo que se trata, parece, es de capear el temporal, apaciguar a los mercados y dejar que el tiempo vaya pasando, pero sin molestar a los votantes propios y mucho menos a los grupos de poder que en estos momentos disfrutan de una situación ventajosa. Se trata de que las reformas las pague otro, de que en Alemania haya elecciones y llegue alguien con ganas de soltar la pasta. Se trata de que el tipo de interés, o la prima de riesgo (que viene a ser lo mismo) se reduzca en los mercados de capitales para poder volver a la vieja costumbre de pedir un poco prestado todos los años para no tener, así, ni que recortar gastos ni que aumentar ingresos.

Somos adictos a la deuda y nos comportamos como yonkis. Decir que sí, agachar la cabeza, prometer buena conducta y esperar la ocasión para intentar meternos otros pequeño o gran chute de dinero ajeno.

Con el dinero propio no nos llega, y subir impuestos, ya sea a los ricos, a los pobres o al Sursum Corda no sirve para que suba la recaudación. Lo Impide la curva de Laffer y ya está: hay una cantidad máxima que se puede recaudar, se suban lo que se suban los impuestos.

Si dinero no tenemos y ganas de decidir lo importante tampoco, ¿qué tenemos?

A una pandilla de diletantes esperando que se le pase el cabreo al vigilante. Pero me temo que esta vez no tendremos suerte. Nos han tomado la medida: nosotros prometemos hacer reformas y ellos prometen darnos dinero.

Hacer que hacemos, que dicen en mi pueblo.

La vivienda sigue en caída libre

¡Cuidado que la vivienda baja!

¡Cuidado que la vivienda baja!

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el precio de la vivienda libre cayó durante el segundo trimestre del año en un 14,4% en tasa interanual, lo que supone el mayor descenso que sufre este índice desde el año 2007, lo cuál pone de manifiesto que las medidas del Gobierno al respecto mediante la última reforma financiera parece que están comenzando a funcionar.

En comparación con la caída que ya se había producido en el el primer trimestre nos encontramos con que se agudizado el proceso a la baja, ya que en los tres primeros meses del año experimentamos un descenso del 12,6%, es decir casi dos puntos porcentuales menos que en los meses que van desde abril a junio.

El gran problema es que con esta caída ya acumulamos un total de 17, sí, sí, 17 trimestres consecutivos de caída, lo cuál puede ser una buena noticia para aquellos que quieran comprar una vivienda, pero nefasta para los que con su esfuerzo adquirieron una vivienda en los tiempos de burbuja inmobiliaria y ahora se encuentran con que el precio de la misma se está hundiendo, y no nos engañemos, no se trata de grandes terratenientes, sino de gente como tú o yo, clase media que paga, como puede, su hipoteca de manera religiosa.

Una caída que parece haberse acelerado desde principios de 2011, cuando la caída se situaba en el 4,1%. Según los expertos económicos estos descensos se deberían de haber producido antes, pero las reticencias de las entidades financieras a rebajar el precio de las viviendas que habían embargado provocó que los descensos fueran menores de los que determinaba el mercado.

Por tanto, una vez más, nos encontramos con que el sector financiero, responsable directo de la crisis y de la tardía recuperación que estamos sufriendo, se sitúa al frente de las causas de las dificultades que sufren los ciudadanos de a pie, y a pesar de ello siguen recibiendo las ayudas de los gobiernos, lo cuál es, en gran medida, necesario habida cuenta del modelo económico en el que estamos inmersos, el cuál no tiene ningún sentido sin el sector financiero operativo a pleno rendimiento.

Hipoteca y rescate. La escopeta cargada

Insiste en que es un caballo purasangre...

Insiste en que es un caballo purasangre...

Los mercados descuentan desde ya hace tiempo que España acudirá a una especie de rescate light con el que podremos eludir el monstruo de los vencimientos de octubre, cercanios a los veintiocho mil millones de euros.

Lo que a todos nos pide el cuerpo es hacer caso a todas las voces que dice, machaconamente, que los recortes no hacen más que ahondar la recesión, porque la gente que no tiene dinero no puede consumir, y sin consumo no hay trabajo ni salida de la crisis.

Es verdad. Tienen razón. Y como además de ser cierto desde el punto de la ortodoxia económica significa que tienen que aflojarnos la soga del cuello, pues apoyamos esa idea.  Sin embargo, me temo que hay algo más, y ese algo más es lo que no nos apetece ver.

Para que aumente el consumo y podamos salir de la recesión hay que ser prudente con los recortes, pero lo cierto es que las cuentas no cuadran. Evitar los recortes significa gastar un poco más. Y para gastar ese poco más hay que pedirlo prestado, porque con lo nuestro no llega. Y pedirlo prestado está muy bien, pero el caso es que hay es donde nos espera la oveja (la madre del cordero) porque podemos pedir prestado todo lo que nos dé la gana, pero el caso es que no nos quieren prestar.

Por eso estamos en la tremenda tesitura de que necesitaríamos subir el gasto para salir de la crisis, pero el gasto supone endeudamiento y nadie nos quiere prestar. Así que la solución es la otra, la que nos joroba, porque la idea de que te vuelves más solvente cuanto más debes (que es la que defienden los guays estos días) no se sostiene por ninguna parte.

Llevado a lo diario, sería como decir que al banco le conviene ampliarnos la hipoteca para que sigamos pagando. Y puede sonar bonito, pero lo cierto es que el banco, puesto ante el dilema de ampliar la hipoteca y poder perder más, o perder ya lo que sea, acaba decidiendo cerrar las pérdidas a fecha actual sin correr más riesgos.

Porque esa es nuestra tragedia: nadie se cree ya que en el futuro podamos pagar mejor de lo que podemos pagar ahora, seguramente porque analizan nuestras costumbres y nuestras exigencias y no les gustan un pelo.

Pero de eso, de sociología, costumbres y poses de deudor en plan hidalgo ya hablaremos otro día, que ahora aún es demasiado pronto para que se reconozcan los errores cometidos en ese sentido.