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La hipoteca y los fondos buitre

Quebrantahuesos es un nombre más expresivo...

Quebrantahuesos es un nombre más expresivo…

Vivimos en unos tiempos de aversión al riesgo, eso está claro. Por eso, quienes se arriesgan pueden obtener unos beneficios tan gigantescos. Y por eso, quien necesita a alguien que asuma el riesgo tiene que pagar unas cantidades tan descomunales por ello, pues la demanda de riesgo es tan sumamente baja que su coste se ha disparado.

El riesgo es una de esas cosas que casi nadie valora a la hora de echar cuentas. Se habla de costes y de beneficios, pero casi nunca se habla de riesgos, como si se reconociera que el concepto es demasiado difícil de evaluar para meterlo en una cuenta seria. Y no es así: los riesgos existen y se pueden evaluar, en cifras con decimales y en euros contantes y sonantes: a eso se dedican las matemáticas actuariales y en eso c0nsiste precisamente el negocio de las compañías de seguros.

Cuando alguien habla de los beneficios que obtiene una empresa y los tacha de excesivos, que se pregunte qué riesgos está dispuesto a asumir y cuales no, y quizás entonces le parezcan (o no) las cuentas más ajustadas.

El caso es que los fondos buitre, que reciben ese nombre por rondar a las empresas que están a punto de quebrar para poder comprarlas por poco (asumiendo el riesgo de perderlo todo) son las que están haciendo su agosto en España con los cadáveres del boom inmobiliario. Según el Wall Street Journal, casi 200 fondos extranjeros rastrean España con 40 mil millones de euros listos para “invertir”, mientras BBC estima la cifra en 58 mil millones de euros. ¿Mucho dinero? Pues imaginad lo que se metió aquí para que esos sean los restos mortales…

Por lo general, Estos fondos de inversión esperan una rentabilidad mínima del 15 por ciento anual y no se detendrán si hay que trocear empresas, pedir desahucios o hacer lo que tengan que hacer para lograr ese rendimiento.

Las hipotecas impagadas o impagables, son objetivo preferente de estos fondos. Por ejemplo, Blackstone compró 2.000 viviendas protegidas al Ayuntamiento de Madrid por 125 millones de euros. La jugada consiste en comprar grandes paquete de viviendas de modo que el precio unitario sea ridículo aunque el monto total, el que recibe el vendedor sea importante.

Después, poco a poco, y con el tiempo que no tenía el vendedor, o sin las cortapisas políticas que el vendedor sufría, trocear esos paquetes y sacarles rendimiento.

Así que imaginaos lo que irá pasando, poco a poco, con el tiempo…

 

 

 

Ya ni las hipotecas aguantan la morosidad

Morosea que algo queda

Morosea que algo queda

Esta crisis que todo lo puede está hundiendo todos los parámetros habituales con los que nos solíamos manejar en términos económicos y financieros. Si cada día nos encontramos con una nueva sorpresa que llevarnos a la boca, ahora nos encontramos con que la tasa de morosidad hipotecaria también se ha empezado a disparar.

Hasta hace bien poquito nos habían vendido la cantinela de que los españoles preferían quedarse sin comer a dejar de pagar la hipoteca, algo que garantizaba los pago a las entidades financieras. Sin embargo, parece que esto ha cambiado a juzgar por los nuevos datos de morosidad hipotecaria que han hecho que las grandes entidades financieras se empiecen a llevar las manos a la cabeza.

Si en 2012 el volumen de créditos hipotecarios que manejaban las principales entidades financieras de este país, concretamente las que cotizan en el Ibex 35, es decir, Banco Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Banco Popular, Banco Sabadell y Bankinter, manejaban un volumen de 17.204 millones de euros en créditos hipotecarios morosos, en 2013, y según los datos del Banco de España, esta cifra se ha disparado hasta los 24.539 millones de euros, o lo que es lo mismo un crecimiento del 42%.

Unos datos que no dejan de ser tramposos, como bien apuntan gran cantidad de expertos económicos, y es que las entidades financieras maquillan sus cuentas con las viviendas que se quedan en propiedad. Es decir, imaginemos que una familia no puede pagar la hipoteca, entonces estaría dentro de estos volúmenes de créditos morosos. Pero al cabo del tiempo, la entidad financiera de turno se apodera de la vivienda con lo que el crédito hipotecario desaparece y así la deuda deja de ser hipotecaria.

Con esta pequeña triquiñuela los bancos y cajas van maquillando sus cuentas para poder satisfacer los intereses de sus accionistas y poder presentar así mejores cuentas ante ellos, lo que garantiza cierto estado de tranquilidad.

En definitiva, tantos años de crisis están haciendo mella en todos los sectores, y en el sector financiero más que en ninguno, como causante original de la crisis y por tanto el que debe de sufrir en mayor grado las consecuencias, aunque hasta ahora no se hayan producido en su justa medida.

¿A qué se debe la guerra de las hipotecas?

Esta es la guerra!!!!

Esta es la guerra!!!!

¿No te has enterado? ¡Qué sí, qué sí! Que se ha iniciado una guerra en toda regla por parte de las entidades financieras por captar a los pocos osados que se atreven a lanzarse a por una hipoteca, una guerra que todavía no tiene vencedores y que promete no dejar enemigos vivos por el camino.

La clave parece estar en ofrecer diferenciales por debajo del 2%, con lo que se pueden manejar hipotecas por debajo del 3%, aunque la mayoría está marcando suelos del 3%, para evitar el desmadre que pueda hundirlas aún más, pero en cualquier caso se trata de hipotecas realmente atractivas, especialmente en los tiempos que corren.

Pero, ¿tienen trampa?

Por supuesto que sí, no te vayas a dejar engañar. Tienes que tener en cuenta que las entidades financieras salieron escaldadas de la burbuja inmobiliaria que ellas mismas generaron y ahora se cuidan muy mucho a la hora de conceder una hipoteca.

Así que no te creas que todos podremos acceder a estas hipotecas baratitas, baratitas, nada de eso, están reservadas para gente con gran poder adquisitivo, o al menos con la capacidad suficiente como para hacer frente a todas las garantías que exige la entidad financiera.

Y, ¿a qué se debe esta guerra?

El mayor negocio de las entidades financieras, no nos engañemos, son las hipotecas, ya que es la mejor forma de tener a un cliente durante largo tiempo, cobrándole unos intereses más que interesantes para ellos a la vez que se le pueden ir vendiendo diferentes productos a través de la venta cruzada.

Con ello se busca la fidelización del cliente con la entidad, algo cada vez más difícil de ver, y de esa manera las entidades pueden obtener beneficios, no ya solo en el corto plazo, sino, sobre todo, en el medio-largo plazo, con todo lo que ello les puede reportar.

En definitiva, la guerra está servida, y nosotros somos la carnaza, es el momento de ser inteligentes y aprovecharse de este nuevo fenómeno sin caer en los mismos errores del pasado. Recuerda que los bancos y cajas solo quieren ganar dinero, y para ello tú lo tienes que perder, no hay otra alternativa.

La hipoteca y el tío que pasea

Pues busqué el paso de la oca y salió esto...

Pues busqué el paso de la oca y salió esto…

A ver si el señor Rajoy se entera de una vez: un líder sin seguidores es un tío que pasea.

Si nuestro Presidente se enterase de eso comprendería el por qué de tanta desafección entre sus ciudadanos, de tan poco aprecio entre sus votantes y la altísima intención de abstención entre los que le apoyaron la última vez.

Y con las hipotecas pasa igual.

Un banco que no da préstamos, es una churrería sin humo. Un banco que no se dedica a tomar el dinero de muchas personas, pagar un interés a los depositantes y prestar más tarde ese dinero a un interés superior al pagado, se sigue llamando banco, pero ha dejado de serlo en el modo en que lo conocíamos para dedicarse a otra actividad. Y la naturaleza del negocio debe de ser del todo inconfesable, puesto que no hay quien quiera meterse a describirla.

¿Y qué está pasando? Pues un poco eso. Que nos dicen que el crédito a las empresas mejor a un poquito, y que mejora también un poco, mínimamente, la concesión de hipotecas, peor luego resulta que si nos ponemos a mirar los requisitos para estas operaciones y las condiciones de solvencia para los clientes a los que van dirigidas, nos quedamos otra vez encogidos de hombros: empresas públicas, o clientes subvencionados, como los jóvenes a los que en algunas comunidades autónomas se les dan subvenciones para su primera vivienda.

¿Tenemos entonces un negocio bancario o hipotecario? ¿Tenemos algo que se parezca a instituciones financieras, que recogen el ahorro y lo canalizan para convertirlo en inversión, como dice la teoría clásica? No. Tenemos no sé qué, montando una vez más no sé sabe cual tejemaneje para ganar dinero si se puede o conseguir que lo paguemos a escote si se pierde, como ya sucedió. Si esta vez el plan pasa por cobrar las pérdidas de antemano, a través de subvenciones, en vez de cobrarlas a posteriori a través de rescate, pues oye, ¡que me alegro”!

Pero no, de momento, con las condici0nes que vemos, los intereses que pagan por las cuentas corrientes y los requisitos que ponen para conceder una hipoteca a un tipo normal de la calle, no consiguen convencerme de que un banco es un negocio normal que hace operaciones normales.

Nuestros líderes son tíos que pasean y nuestros bancos, pues no sé… mejor no pensarlo.

¿Es posible seguir cayendo?

Esto no hay quien lo pare

Esto no hay quien lo pare

Cada vez que escuchamos, hablamos o escribimos sobre un dato económico relacionado con el sector inmobiliario acabamos diciendo que puede ser el fondo, que a partir de ese momento podemos encontrarnos con el inicio de la recuperación, con el comienzo de la luz, una luz que siempre acaba por estar demasiado lejos y a un punto absolutamente inalcanzable.

Sin embargo, luego nos bombardean con un nuevo dato que no hace sino que nos comamos nuestras propias palabras y que acabemos por tener que reescribir todo lo escrito y volver a hablar de lo mismo, que los datos marcan un mínimo histórico, que a partir de ese momento comienza la recuperación, y volvemos a la casilla de salida.

Y es que esta crisis se está demostrando como realmente demoledora, y basta con echar un vistazo a los datos que acaba de publicar el INE sobre las hipotecas constituidas durante el pasado año 2013 y nos encontramos con una caída del 27,8% en términos interanuales, para cerrar el ejercicio con un total de 197.641 nuevas hipotecas, lo que significa un mínimo histórico, sí, sí, otra vez.

Con esta caída ya son seis años en los que las hipotecas constituidas han ido cayendo sin solución de continuidad, y aunque es cierto que nos encontramos un poco mejor que en 2012, cuando cayó un 33%, todavía estamos en unos valores insostenibles a todas luces, ya que la constitución de nuevas hipotecas es fundamental para el mantenimiento del negocio financiero.

Y es que no solo ha caído el número de hipotecas, sino, como no podía ser de otra manera, también el importe de las mismas, concretamente un 3,5% hasta situarse en los 99.838 euros, un descenso que viene motivado en gran medida por la caída de precios que sigue sufriendo el mercado inmobiliario español y cuyo fin los expertos llevan años anunciando sin éxito real.

En definitiva, nos pueden vender las milongas que quieran, pero lo cierto es que todavía nos encontramos en caída libre y nada hace presagiar que la cosa pueda llegar a cambiar en breve.

El importe medio de las hipotecas constituidas sobre viviendas bajó un 3,5% en 2013, hasta los 99.838 euros, mientras que el capital prestado se redujo un 30,3% en el conjunto del año

Hipoteca y derechos. ¿Sabemos de lo que hablamos?

Pues no: no es una oveja...

Pues no: no es una oveja… Ni tampoco una foto trucada.

Vengo de leer ahora mismo un saco de comentarios sobre el referéndum suizo sobre la limitación de entrada en el país a los miembros de la Unión Europea y he terminado de convencerme de que al gente no tiene ni idea de lo que son una serie de conceptos básicos que marcan el sentido de nuestra sociedad y nuestras instituciones.

Y ya me pasó el otro día leyendo los comentari0s a mi último artículo sobre las expropiaciones, multas y demás castigos contra los pisos vacíos. Conste que me encanta que se comenten los artículos y debatir con los lectores, siempre que se puede, pero cada vez me convenzo más de que algunas cosas, que consideraba bromas o intentos de desviar la atención hacia lo populista, las piensa la gente en serio. Y alucino.

Así que una vez más, y van cien, me veo obligado a ir al origen de los conceptos.

¿Sabemos lo que es el derecho al trabajo? ¿Sabemos lo que es el derecho a la vivienda? ¿sabemos, incluso, lo que significa el concepto de democracia? ¿O simplemente tenemos una idea caga que leímos en el envoltorio de una piruleta?

El derecho al trabajo que consagra la constitución, significa, más ni menos, que nadie puede impedirte trabajar, ni siquiera por sentencia judicial. Te pueden encarcelar, poner multas, expulsarte el país o lo que regule la ley para cada caso, pero nunca y bajo ninguna circunstancia se te puede prohibir  ganarte la vida con el trabajo. Este artículo legal pretende combatir aquella práctica comunista mediante la cual no se podía trabajar sin estar afiliado al sindicato, y no se podía uno afiliar al sindicato si no te avalaba el partido o los respresentantes de zona (o sector), con lo que se conseguía que un elemento no afín se muriese de hambre, pues no lo afiliaban al sindicato y no podía trabajar.

Eso significa el derecho al trabajo, y no que alguien tenga que darte un empleo, pagarte un salario y afiliarte a la Seguridad Social. Eso ya no es un derecho propio: eso es imponerle, porque sí, una obligación a otro.

Con el derecho a la vivienda sucede los mismo: el artículo de la constitución que regula el derecho a una vivienda digna se refiere a que nunca se te puede obligar a vivir en un puñetero cuchitril, o en condiciones insalubres. Y se refiere a un hecho que ahora ya no vemos tan a menudo, pero que en su momento era muy habitual: las viviendas que facilitaba la empresa a sus trabajadores y en las que a. a menudo, era obligatorio o casi obligatorio residir.

Un ejemplo, por poner uno cualquiera, eran las casa cuartel de la Guardia Civil, donde los guardias debían residir obligatoriamente o los pabellones obreros de las minas o de las azucareras, que yo recuerdo tan bien.

Por lo tanto, el derecho a la vivienda que regula la constitución hace alusión a que no puedes ser obligado a vivir en la calle (derecho a que no te echen de casa como se hacia con los judíos durante el III Reich, antes de pasar a medidas peores) ni tampoco se te puede forzar a vivir en una vivienda que no cumpla las condiciones mínimas.

Pero no significa que te tengan que regalare una vivienda, ni que los demás te tengan que pagar tu casa, ni tu alquiler, ni tu hipoteca, porque la vivienda es un derecho. Tienes derecho a residir en una vivienda digan, pero te la pagas tú, la consigues tú y la barres tú. El derecho alude a lo que no te pueden obligar, no a lo que te tienen que dar.

Y si la vivienda deja de ser digan porque no has sacado la basura en un año, no tienes derecho a exigir que vengan los vecinos a sacarte la porquería. ¿Se entiende mejor así?

Porque es increíble lo que uno tiene que leer y escuchar algunas veces…

 

 

Más madera, esto es la guerra

¡Qué empieza la guerra!

¡Qué empieza la guerra!

2014 ha llegado repleto de sorpresas, sorpresas relativas ya que es como el cuento de nunca acabar, como una historia repetida que ya hemos vivido y que acabó convirtiéndose en una pesadilla de la que todavía no nos hemos despertado y parece que hay mucha noche todavía por pasar.

El caso es que las entidades financieras se han vuelto a lanzar a una guerra de guerrillas con el tipo de interés de sus hipotecas, teniendo como único objetivo empezar a deshacerse de la ingente cantidad de viviendas que todavía acumulan en su posesión, tratando de tentar a las familias para que vuelvan a caer en el mismo error.

Y es que no hay nada como una hipoteca barata para que todos nos empecemos a plantear si no es mejor comprar que alquilar, porque por el mismo precio podemos tener algo en propiedad, pero, ¡ay, amig@!, no olvides lo que nos ha pasado, el pueblo que olvida su historia está condenado a repetirlo, y no lo digo yo, lo dice la historia misma.

Pero no solo eso, resulta que muchas de las entidades financieras que se están lanzando a la caza y captura de los incautos lo hacen desde la posición de privilegio que supone el haber sido rescatados, es decir, no juegan con su dinero, sino con el tuyo y con el mío, compitiendo con otras entidades que sí han sido siempre solventes y que ahora se encuentran con una situación que les resulta insostenible.

De todas formas, no te fíes mucho de los bajos tipos de interés que están ofreciendo, porque la mayoría llevan trampa incorporada, trampa en forma de vinculación excesiva, una vinculación que condena a las familias durante largo tiempo. Además, no están al alcance de todos los bolsillos sino que exigen una solvencia a prueba de bombas.

En definitiva, parece que 2014 amanece con guerra de precios en las hipotecas, una guerra que no debe cegarnos ya que no podemos olvidar de donde venimos y hacia donde vamos, todo lo que hemos sufrido y lo que nos está costando levantarnos. Si puedes, aprovecha las ofertas pero con cautela, mucha cautela.

Las multas a los pisos vacíos

Expropiada por poco uso, para venderla luego como argumento electoral.

Expropiada por poco uso, para venderla luego como argumento electoral.

En algunas esquinas de la geografía española ya no saben qué hacer para que no se hable de la situación real de las arcas públicas. O eso es lo que prefiero pensar, porque si tengo que creer que se trata de asuntos serios, sin cortina de humor por el medio, todavía es peor.

Según informa el diario barcelonés La Vanguardia, el Ayuntamiento de Barcelona ha realizado el pasado viernes día 31 de enero una declaración institucional en el Pleno municipal apoyando las reivindicaciones que la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, de modo que se tomen medias inmediatas para intentar acabar  con las viviendas vacías en la ciudad.

La declaración también recoge el compromiso del Ayuntamiento de iniciar procesos sancionadores que pueden acabar con tres multas “de hasta 100.000 euros” si las viviendas se mantienen vacías. Este ha sido el último punto del orden del día del antes citado Pleno .

Suena muy progre, muy guay y muy chupilerendi, pero digo yo que lo mismo que no se puede despedir a un trabajador con una ley retroactiva no se podrá multar con una ley retroactiva a un tío que compró el piso cuando estaba permitido tenerlo vacío, convertirlo en churrería o usarlo para picadero.

Y más nos vale que la cosa siga así, porque si empiezan los despidos con la legislación actual a contratos con legislación antigua, no se libran ni los funcionarios.

Lo que yo quiero decir con esto, sobre todo, es que en España la chirigota está llegando a límites impensables en un país serio. Ahora, no sólo te cobran impuestos, te chulean con robos de dinero público y te oprimen con toda clase de de normativas y reglamentos, sino que además pretenden decirte qué es lo que puedes hacer con lo tuyo y lo que no, incluso a sabiendas de que es ilegal, de que un ayuntamiento no tiene competencias para ello y de que se trata sólo de un brindis político para asustar a alguna pobre vieja y satisfacer a un par de pirados.

Pero claro, si la Generalitat puede cambiar fronteras, ¿por qué no va a poder meterse a censor de la propiedad el Ayuntamiento?

Es la lógica de los majaderos, la misma que me permite preguntar a mí, con su misma razón y su misma mecánica, cuanto cobrarán a quien tenga una moto con menos de 10.000 Kilómetros y una pareja con menos de cien revolcones.

Por decir algo, vaya…

Cuando debes más de lo que tienes

Cavando tu propia tumba

Cavando tu propia tumba

Poco a poco van aflorando las consecuencias últimas de la crisis, por si hubieran salido pocas hasta ahora, y se acaba de publicar un estudio elaborado en base a los datos del Instituto Nacional de Estadística, o sea que no es muy sospechoso, el cuál revela un dato demoledor como es el hecho de que casi un 10% de las hipotecas activas están por encima del valor del inmueble sobre el que fueron constituidas.

Esto se debe a la tremenda caída del precio de la vivienda durante estos años de crisis lo que ha provocado que las hipotecas firmadas hace cuatro o cinco años, sobre un valor de mercado claramente inflado por la burbuja inmobiliaria, ahora se hayan quedado por encima del valor de mercado de estas viviendas.

¿Qué consecuencias tiene este hecho?

Sin duda, el empobrecimiento de estas familias, que ahora mismo tienen una deuda por encima del valor de la vivienda que poseen, es decir, aunque vendieran la vivienda por el valor de mercado que se pudiera determinar en una negociación de compraventa seguirían manteniendo una deuda con la entidad financiera.

Ello les condena a una situación de estrangulamiento financiero que les evitará salir de la crisis aún cuando ésta se aleje del panorama de las cifras macroeconómicas, porque nada parece indicar que el precio de la vivienda pueda llegar a subir a valores de antes del estallido de la burbuja y comienzo de la actual crisis.

Este hecho se está dando principalmente en las viviendas adquiridas en los últimos seis años, es decir, durante el período de estallido de la crisis y posterior evolución, ya que fue en ese justo momento cuando las viviendas alcanzaban su máximo valor, totalmente alejado de la realidad del mercado y de la economía española.

El problema es que hay poca solución plausible a esta situación más allá de que estas familias tengan que sufrir la consecuencia de sus actos y de la actuación de la burbuja inmobiliaria, con lo que cerca de 600.000 familias han quedado condenadas a vivir endeudadas durante los próximos años y con ello a empobrecerse de manera importante.

Buscador de viviendas malas

A ver si el banco malo va a ser el Banco de España

A ver si el banco malo va a ser el Banco de España

¿Cuánto hace que llevamos oyendo hablar del Banco Malo? ¿Y cuánto tiempo lleva efectivamente funcionando? ¿Y no es sorprendente que en este tiempo a nadie se la haya ocurrido todavía lanzar un buscador online para sacar al mercado los activos tóxicos o inmuebles malos, por llamarlos de alguna manera? Pues parece que no, que hasta ahora no se ha podido hacer, ¡qué país!

En cualquier caso, bien está lo que bien acaba, o casi, y lo cierto es que en las próximas semanas se lanzará al mundo online un buscador con toda la base de datos de los activos acumulados por el banco malo o SAREB, de manera que las personas que estén interesadas podrán acceder a toda la información de interés a golpe de un solo click.

Pero no te relamas todavía, porque de momento las viviendas seguirán a buen recaudo ya que la intención de los dirigentes del Banco Malo es sacar primero a la venta o al alquiler los activos no residenciales, es decir, las oficinas, los hoteles, las naves, los locales, etc., porque, evidentemente, son los que más valor tienen y los que, por tanto, más lastran las cuentas.

No hay una fecha aproximada pero no se calcula que antes de finales de este año 2014 podamos tener acceso a la oferta de inmuebles en posesión de la nueva entidad financiera creada a modo de cajón de sastre, con el único objetivo de limpiar las cuentas y balances del resto de entidades financieras y así fingir todos que en España todo va bien.

Sin embargo, los expertos no se muestran especialmente optimistas ante la eficacia de este buscador, ya que aunque pueda haber cierta demanda ante este tipo de inmuebles no parece que esta demanda pueda ser efectiva, a juzgar por la ausencia de financiación que sigue padeciendo la sociedad española a todos los niveles, por muchas motos que nos vendan.

Al menos, eso sí, es un paso adelante que debemos apreciar a la vez que apremiar para que la próxima vez no se demoren tanto decisiones de este tipo ya que con ello lo único que se consigue es dilatar todo en el tiempo.

La hipoteca y la sospecha

Población mundial, en miles de millones de personas

Población mundial, en miles de millones de personas

Hoy voy a hablar del tema hipotecario en un tono completamente distinto al habitual, y lo aviso para que los lectores habituales no crean que alguien me ha suplantado o me ha abducido algún sustituto.

Amigos, aquí está pasando algo raro. Los tipos de interés han bajado a extremos inimaginables en el mundo entero, y la inflación, por su parte, no se dispara. De hecho, ni se despeina. ¿Y eso por qué? Porque esta crisis se basa en dos problemas que no han recibido ni atisbo de solución y, por tanto, su origen permanece intacto.

—Por un lado tenemos la fabulosa deuda pública de nuestro país, de todas las naciones desarrolladas de nuestro entorno y de los países que hemos considerado referencia en los últimos años. ¿Cómo es posible que yodos estemos, a al vez, endeudados hasta las trancas?  La respuesta es bastante fácil: porque tenemos un nivel de gasto que no tiene nada que ver con el nivel de ingresos de los Gobiernos. La explicación para esto puede ser técnica o política, meterse en semejante berenjenal puede llevarnos a una discusión absurda, pero lo resumiré diciendo que puede ser que el dinero se haya refugiado donde no paga impuestos (paraísos fiscales), o que los Gobiernos son incapaces de recaudar más impuestos sin perjudicar a su vez al empleo, sobre todo en un mundo de precios únicos. ¿Y que´es eso de losa precios únicos? Un día de estos lo cuento…

—En segundo lugar, tenemos el problema energético y poblacional. Mientras el sistema económico capitalista se base en el crecimiento, tendremos que asumir que su base teórica es falaz, ya que el crecimiento no puede ser ilimitado en un entorno limitado. Crece la población, crece el consumo de recursos y crece el consumo energético. Con esto comienza la escasez y de ahí el encarecimiento, pero un encarecimiento que no es temporal, sino estructural.

¿Y dónde está mi sospecha? Mi sospecha reside en que todo el dinero que se está inyectando en los mercados a través de los bajísimos tipos de interés está sirviendo para cubrir agujeros pasados, pero no para reactivar la economía real. Los agujeros pasados son aún mucho, muchísimo más gordos de lo que nos dijeron.

La prima de riesgo española, por ejemplo, mejora por esta abundancia de liquidez, no por una mejoría de nuestras finanzas. Lo que va a costar mucho tiempo será ver fluir el crédito de nuevo a empresas y particulares. Y sin ese crédito no hay ni consumo, ni hipotecas, ni recuperación que dure más allá de un par de trimestres.

Lo que dura la euforia del que ya está hato de crisis y quiere creer que ha terminado, vaya…

Toda insistencia es poca...

Toda insistencia es poca...

Aquí no compra un piso ni el Tato, y sé que me repito

A la rica vivienda, oiga!!!

A la rica vivienda, oiga!!!

Cualquier día de estos volveremos a ver a De Guindos en una televisión amiga vendiéndonos la moto de que la recuperación está en ciernes, de que no tenemos nada de lo que preocuparnos y de que en breve España comenzará a crear empleo, pero visto lo visto, y a juzgar por los datos que nos llevamos a la boca un día sí y otro también, me da la impresión de que toda esa palabrería de grandes cifras no son más que paparruchas.

Porque la clave para la ciudadanía no está en las grandes cuentas, en la macroeconomía que se luce en los manuales de economía, nada de eso, los ciudadanos necesitamos la economía del día a día para subsistir y es en ella en la que encontramos que, bien lejos de estar iniciando una recuperación, estamos inmersos en la mayor de las depresiones.

Y el ejemplo más claro con el que nos podemos encontrar es el de compra-venta de viviendas. Es evidente que si la economía estuviera yendo bien, si los ciudadanos tuviéramos confianza en el futuro y seguridad en nuestro puesto de trabajo, nos enfrentaríamos al futuro con seguridad, viviríamos en un mundo de certezas que nos permitiría comprar una vivienda, y más con las rebajas con las que nos estamos encontrando en este comienzo de año.

Pero nada de eso. El Instituto Nacional de Estadística (INE) acaba de publicar los datos relativos a noviembre (siempre a la última) y en ellos comprobamos que durante el undécimo mes del año pasado solo se cerraron un total de 21.847 operaciones, lo que supone una caída del 15,9% con respecto al año anterior, aunque es cierto que ese porcentaje está inflado por el fin de la desgravación por vivienda. Sí que se puede comparar claramente con los datos del mes anterior, y ahí observamos que con respecto a octubre de 2013, noviembre supuso una caída del 4,12%, y en el acumulado anual nos encontramos con un descenso del 2,1%.

¿Qué significan todos estos datos?

Pues blanco y en botella, que por mucho que nos vendan la moto aquí no compra un piso ni el Tato y que todos estamos aferrándonos a nuestro puesto de trabajo como si nos fuera la vida en ello, como para ni tan siquiera empezar a plantearnos el comprar una vivienda en un futuro próximo.