Archivo de la categoría: Hipotecas

La hipoteca y las cuentas públicas

Todo parece guay...

Todo parece guay…

No, a nosotros no nos pasa como a los Estados: nosotros tenemos que hacer que nuestra deuda total disminuya, y cuando llega el recibo de la hipoteca tenemos que pagarlo, calculando, pasito a pasito, lo que nos queda aún por pagar, porque sabemos que de nuestra hipoteca tendremos que devolver hasta el último céntimo.

En cambio, para los Estados, y para algunas empresas elegidas por el dedo mágico de los bancos centrales, las deudas son una mera broma, porque nadie piensa, ni por asomo, en devolverlas algún día, sino que simplemente se refinancian, generando nueva deuda para que se pague así la anterior.

La deuda del Estado es ilimitada mientras consiga colocar sus emisiones, y las emisiones se colocan dependiendo de varios criterios, entre los que se cuenta la solvencia del país, la estabilidad de sus cuentas y, pro qué no decirlo, la docilidad que muestre su Gobierno a la hora de hacer lo que le mandan y no dar la tabarra con ideas peregrinas ou ofreciendo a sus ciudadanos servicios que no se corresponden con la verdadera riqueza del país.

Porque ahí es dodne realmente reside el problema: en las democracias,gana las elecciones el candidato que más servicios gratuitos ofrece, el que reparte paguitas, el que construye carreteras y el que inaugura hospitales. Es normal: la gente quiere tener más por menos y presta su apoyo al que le ofrece esa opción. ¿Y quién lo va a pagar? Eso no importa: cuando llegue la hora, ya se verá, y si no, pues el que venga que arree.

Los ciudadanos de las democracias padecen de un infantilismo cada vez más acentuado que les impide distinguir lo público de lo privado o que les cierra los ojos a todo lo que no sea corto plazo. ¿Qué sucedería, y de hecho ha sucedido ya, si a personas que no pueden pagar una hipoteca se les ofrece de todos modos la casa de sus sueños? Pues que la aceptan, la disfrutan el tiempo que pueden, y luego cuentan loq ue sea cuando llega el desahucio o simplemente se encogen de hombros.

Eso fue la crisis subprime, organizada por una conjunción de incentivos perversos: las personas querían aquellas viviendas, los bancos querían dar aquellas hipotecas para titulizarlas, los tasadores querían tasar alto porque cobraban a porcentaje y los empleados de la banca querían aceptarlo todo, porque les daban un bonito plus de productividad. ¿ Y qué pasó luego? Lo que vimos: crisis del sistema financiero, rescates, garrotazo, tentetieso, desempleo y una depresión de la que no hemos salido aún.

Pues en eso me temo que estamos recayendo: en otra crisis, pero esta vez de los Estados subprime, Estados a los que se les presta a sabiendas de que no podrán devolver el dinero. Estados medio arruinados, que no producen nada, y que aún así consiguen refinanciar su deuda, porque hay por ahí un montón de gente con los incentivos equivocados para mantenerlos en pie.

¿Y luego?

El que venga que arree. Por supuesto.

Amenaza de Bruselas a España por incumplir la normativa hipotecaria

La eterna balanza

La eterna balanza

La hipoteca es un contrato muy antiguo en el que a nivel jurídico se suponía que estaba todo muy trillado y muy claro, pero por lo visto no era tan sencillo: además de irse acumulando sentencias contra ciertas prácticas hipotecarias de los últimos años, como la cláusula suelo o la titulización de los contratos, siguen surgiendo constantemente agujeros en el entramado legal.

La unión Europea ha tenido que dar un golpe en la mesa para intentar poner orden en todo este líos y ha dado a España y otros ocho países más, dos meses de plazo para que hagan cumplir de una vez por todas la normativa hipotecaria común.

En concreto, los países afectados son Croacia, Chipre, Finlandia, Grecia, Luxemburgo, Portugal, Eslovenia, España y Suecia.

El objetivo de la Directiva sobre créditos hipotecarios, adoptada el 4 de febrero de 2014, es mejorar las medidas de protección de los consumidores en toda la UE mediante la introducción de prácticas crediticias responsables a escala de la UE.

La medida se basa sobre todo en crear una serie de normas comunes sobre la denominación de los productos, las definiciones de los riesgos, la evaluación de la solvencia de los clientes, la reducción de la arbitrariedad en lo referente a las contraprestaciones y garantías exigibles y también, al tipo de sociedades que pueden conceder las hipotecas.

La legislación que debe armonizarse parece sencilla en principio, pero nos encontramos aquí, por una parte, con la resistencia de los Estados a meterse en interminables procesos judiciales debidos a las distintas jurisprudencias de cada país, y pro otro, al temor de los bancos, que presionan para que esta normativa no los ate de manos a la hora de elegir los clientes que más les interesan.

En resumen: que todo el mundo dice que esta normativa es buena y que todas las partes saldrían ganando, pero al mismo tiempo, todo el mundo opina también que es mejor que lo haga otro primero para ver qué efectos colaterales pueden surgir, porque el mundo de la hipoteca mezclado con el de los abogados y las leyes ya ha dado sobradas muestras de ser un cóctel difícilmente previsible.

Y ni los bancos nioi los estados tiene ya humor para más experimentos.

Al consumidor le da igual, siempre que no se le tome el pelo: quiere su casa, y listos.

A ver cómo se compatibilizan todos estos intereses. No debería ser difícil.

La hipoteca y el nuevo orden

El fin de los comeflores

El fin de los comeflores

El mundo está cambiando, y no sólo en lo que se refiera a automatización, nuevas tecnologías, o dominio de la economía financiera sobre la economía real. El antiguo orden de las democracias liberales, deja paso poco a poco a una nueva forma de entender la política y la estética, que seguramente tendrá mucho que decir en los próximos años y que va a afectar a todas las facetas de nuestra vida, incluida la hipoteca.

De momento, hemos padecido tres terremotos, aunque a unos se les haya dado más importancia que a otros. Por una parte, los británicos votaron a favor de la salida de Reino Unido de la Unión Europea, en lo que se interpretó, y creo que correctamente, como una bofetada a los políticos tradicionales, sus redes de intereses y su manera de gestionar la nueva escasez. En segundo lugar, y también impriotante que los medios le hayan restado importancia, los colombianos votaron en contra del acuerdo de paz con las FARC, por mucho que todos los medios de comunicación dieran por hecha la victoria del SI a la paz, y que todo el mundo influyente apoyase esa opción.

Por último, como todos sabéis, Donald Trump le ha ganado las elecciones a Hillary Clintosn y no sólo eso, sino que hoy mismo acaba de nombrar a una especie de troll, un tipo polémico y políticamente incorrecto, como asesor principal y jefe de estrategia de la Casa Blanca.

¿Cuales son a mio entender las consecuencias de estos hechos?

En primer lugar, que el movimiento de lo políticamente correcto, esa amalgama de movimientos políticos, sociales y culturales que algunos llaman “sociedad civil” y otros simplemente “progredumbre”, están en franco retroceso. Su tesis de que todo el mundo es bueno, de que todo vale una lagrimita y de que las decisiones buenistas y sentimentales pueden servir eternamente para dominar a los demás, están perdiendo enteros. América es el escaparate donde se miran los asesores europeos y no sería de extrañar que en las próximas citas electorales de Holanda, Francia y Alemania apareciese algún movimiento estética o políticamente alienado con los modos y las tesis de Farage y Trump.

Por otra parte, y en lo que atañe a las hipotecas, creo que esto puede suponer que se acelere el proceso de la subida de los tipos de interés. No será mañana, ni en tres meses, pero la vieja idea de que los tipos permanecerán a cero durante años no es ya de recibo, dado el incremento de la inestabilidad y, sobre todo, la aversión al comercio exterior globalizado que parece traer consigo la nueva ola.

Todo nos afecta de un modo u otro. Si el comercio exterior se frena, puede que todo lo que compramos por cuatro duros empiece a ser un poco más caro, pero es posible también que se eleven un poco más los salarios, y también un poco más las hipotecas.

Esperemos a ver lo que nos depara este nuevo escenario.

Que haya suerte

La vivienda de los jóvenes. Alquiler, hipoteca y piso compartido

Y parece que sus palabras nos pillan en mal momento...

Y parece que sus palabras nos pillan en mal momento…

Ya sabéis que yo soy de los sota caballo y rey: si los jóvenes no tienen dinero, no consumen, pro mucho que estén en edad de formar una familia, hacerse con una casa o quieran comprar un coche. Y si los que tienen dinero, que son lo mayores, no tienen ganas de consumir, entonces nos vamos directamente a la porra, porque la clave económica de los nuevos tiempos está más en la demanda que en la oferta.

Y pro ahí va la coda, según los datos que van llegando. Los inquilinos menores de 34 años destinan el 55,34% de su salario al pago del alquiler, de unos 661 euros de media, lo que supone 56 euros más que el año pasado,  y superando la recomendación oficial de destinar como máximo el 35% de los ingresos mensuales al pago de la vivienda.

Así de claro y así de crudo lo decía el portal inmobiliario pisos.com

En el caso de la hipoteca, cuyo precio medio en España es de 523,09 euros, los jóvenes menores de 34 años deben invertir el 43,79% de su sueldo, y eso en los sitios más favorables, porque en comunidades como Madrid, Baleares o Cataluña,  el valor medio de las hipotecas se sitúa en unos escalofriantes 749, 686 y 608 euros, respectivamente.

Así las cosas, las dificultades para los jóvenes no se basan ya tanto en la modalidad elegida, el alquiler o la hipoteca, como en que no tienen ingresos suficientes para ninguno de los dos supuestos. Y eso en el supuesto de que tengan la suerte de estar trabajando, pues ya sabemos en qué niveles se encuentra el paro juvenil en nuestro país.

Por mucho que los bancos estén ahora interesados en volver a dar créditos, los jóvenes no son su objetivo prioritario: con alto paro, alta temporalidad y expectativas borrosas, es difícil firmar un contrato a  veinte o treinta años.

¿Y cual es la solución por la que optan los jóvenes? Compartir piso. Y ahí también hay malas noticias, porque el precio medio de la habitación en alquiler ha subido un 22,5% respecto al año pasado, situándose en los 280,15 euros al mes.

La franja de edad que más demanda inmuebles compartidos está comprendida entre los 18 y los 25 años (49,44%), mientras que los inquilinos de entre 26 y 35 años suponen el 29,30%. Por otro lado, el 54,87% de los perfiles son mujeres frente al 45,13% de hombres, lo que se explica, en parte, a que las mujeres trabajan por término medio en sectores peor pagados.

O sea que si esperamos que esta gente pague las pensiones de los que se están jubilando ahora, más nos vale ofrecerles algo mejor. Ya no por solidaridad, sino por propio interés.

La hipoteca y la beca

Está muy pero que muy feo...

Está muy pero que muy feo…

Meterse a hablar del tema educativo es como entrar en un campo de minas, lo sé, pero alguna vez hay que hacerlo. En España ha habido un montón de sistemas educativos, siguen conviviendo la pública y la concertada y el tema levanta pasiones, pero curiosamente no por la calidad de la enseñanza, por lo que los chavales aprenden o dejan de aprender, sino por temas como la enseñanza de la religión o lo que cuesta cada plaza en la pública u la concertada.

Ahora, la última bronca gira en torno a la reválida, y tampoco se trata de lo que saben los chavales, sino de quién pone el examen, si el Estado central o las Comunidades Autónomas, o qué tipo de examen se pone, si uno que permita conocer lo que enseñan en cada lugar o uno más difuso que impida crear escalas y rankings.

Amigos, esto es la guerra, pero una guerra política completamente enconada en torno a la politización de las aulas y al hecho, que todos conocemos, de que el título es igual en todas partes pero lo que se enseña no tiene nada que ver si se compara entre unos sitios y otros. Hay comunidades autónomas donde, de media, no saben hacer la O con un canuto (me ahorro el citarlas) y colegios privados donde se paga por la nota, para adelantar luego a los  de la pública a la hora de acceder a una plaza universitaria.

Pero eso da igual. Lo que importa es la religión y que nadie pueda medir nada. ¿Y qué tiene esto que ver con las hipotecas y con nuestro blog? Pues la relación viene por el lado de las becas. A muchas familias les deniegan la famosa beca MEC por tener “presuntamente” un alto patrimonio, en lo que, por supuesto, entra el valor de la vivienda, contabilizado en base al su el valor catastral. Lo que casi siempre omiten es que salvo que esa vivienda esté pagada en su totalidad, la ley sólo permite  aplicar el porcentaje del valor catastral en base a lo que se haya amortizado de hipoteca.

O sea, que no te pueden considerar toda la casa como tuya si no has pagado la hipoteca. Para saber lo que llevamos pagado, pues ya sabéis: al extracto bancario y ahí a comprobar la parte de capital amortizado. El resto, a efectos legales y todos los efectos, no puede ser masa patrimonial  ya que lo adeudas y no forma parte de lo que tienes.

O sea, que si te deniegan la beca porque el presunto valor de tu patrimonio excede el mínimo, se puede recurrir esta denegación en base a que te están imputando un patrimonio que no se ajusta a la realidad, puesto que existen deudas que no son correctamente contabilizadas. O sea que al tanto, porque además de haber pocas becas hay mucho listo por ahí.

Las hipotecas a tipo fijo arrasan

Cavando tu propia tumba

volvemos a hipotecarnos

No sé si será por fe, por prudencia, o por falta de ambas cosas, pero el caso es que las hipotecas a tipo fijo son ya en estos momentos una quinta parte del total de las que se firman.

Esto, unido a una importante recuperación del mercado de la vivienda ( aumento de un 15,1% interanual en la venta de viviendas en el segundo trimestre del año (hasta las 123.159 unidades) hace pensar que el mundo del ladrillo está recuperando el aliento y que los nuevos compradores no se fían demasiado de que los tipos permanezcan muchos años en las bajísimas cotas actuales. Y creo yo que con razón.

Hasta hace solamente unos pocos años, y lo reflejamos sobradamente en este espacio, la mayoría de las hipotecas contratadas eran a tipo variable, lo que ha sido ventajoso al bajar el EURIBOR y otros tipos de referencia, hasta el punto de que hay algunas hipotecas negativas, como ya hemos comentado muchas veces.

Precisamente por eso los bancos se lanzaron a comercializar las hipotecas interés fijo, que dejarían poca ganancia,. pero también pocos sustos, algo que cada vez aprecia más el sector bancario, temeroso de lo que pueda venir tras las últimas sorpresas.

 Esta modalidad de préstamos, que antes era contemplada con desconfianza, está gozando ahora de buena salud comercial. En el segundo trimestre de este año ha pasado de representar el 9,8% de los nuevos créditos al 20,5% en el segundo,  según datos del Colegio de Registradores de la Propiedad. Las comunidades con más peso en estas hipotecas fijas entre abril y junio de este año han sido Baleares (43,8%), Murcia (34%), Galicia (25,9%), Cataluña (25,1%), Comunidad Valenciana (23,7%) y Asturias (21,4%).

La cuota hipotecaria mensual media en el segundo trimestre se ha situado en 523 euros, con un incremento intertrimestral del 2%, situándose con respecto al coste salarial en el 27,4%.

Como curiosidad de estos datos, cabe destacar la buena salida que tienen las viviendas entre los compradores extranjeros: entre abril y junio el 13,3% de la compra venta de viviendas fueron realizadas por foráneos, especialmente ingleses, que protagonizaron el 2,6% de las operaciones, seguidos por alemanes, con el 0,9%, la misma cifra que los franceses.

Nosotros pensando en marcharnos y ellos en venir. En fin…

 

La hipoteca y la educación financiera

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Hoy nos vamos por el lado de lo clásico

En este país, lo sabemos todos, lo más difícil es conseguir que una ley de educación, la que sea, permanezca el tiempo suficiente para que profesores y alumnos se adapten a ella y se pueda comprobar si da buenos o malos resultados. Al final, en el debate predominan temas como el número de alumnos por aula, el gasto que realiza por alumnos, la distribución entre escuela pública y concertada, y por encima de todo, la enseñanza de la religión.

Las razones, para mí, son claras: el número de alumnos por aula es lo que determina al contratación de profesorado y aquí pro lo que se lucha es por contratar más o menos profesores, ya sean los sindicatos o las administraciones quienes hablen del asunto. Con el gasto, pasa otro tanto: todo el mundo quiere más dinero para lo suyo, porque algo caerá. Y lo de la religión es un tema político. El alumno, al final, importa un carajo.

Importa un carajo porque los planes de estudios se construyen sin pensar en qué se quiere conseguir en realidad. Importa un carajo, porque ahora ya se habla de que no hay que inculcar conocimientos, sino modos y deseos de aprender, dejando cada día más de lado la formación para lo que puede ser útil, para lo que puede ser necesario y para lo que los chavales tendrán que lidiar en el futuro.

Por ejemplo, ¿cómo es posible que no exista una mayor educación financiera? ¿Cómo es que no se explica, con detalle, en colegios e institutos qué es una hipoteca, que significa cada una de sus cláusulas y qué riesgos apareja? ¿No sería más interesante explicarle a los chavales lo que es un  vencimiento, o pro qué las cuotas son fijas, que meternos a detallar las partes de las flores? ¿No sería interesante explicar que el dinero ya no simboliza oro, o que la deuda crea mas monetaria? ¿No sería bueno hablar de lo que es un presupuesto, lo que es el déficit público y qué consecuencias tiene?

Nada sobra, pro supuesto. No sobra la historia de las religiones, no sobra la historia, ni la filosofía. Soy incluso de los que creen que eliminar el latín fue una gran pérdida, pero actualizar los conocimientos no es sólo enseñar esa informática que la mayor parte de los chavales ya van aprendiendo pro su cuenta, sino dar educación financiera de modo que la hipoteca del futuro no sea un objeto arcano, casi mágico, que hay que pagar para que no te quiten la casa.

Y además, así no podrían escudarse cuatro listos en que no entendieron lo que firmaron. Una razón de peso que quizás haga que algún grupo de presión introduzca el tema en la agenda…

La hipoteca y la multa a Deutsche Bank

Para cortar el bacalao

Para cortar el bacalao

Supongo que ya lo habréis leído por ahí: la justicia americana pide una multa de 14.000 millones de dólares para Deutsche Bank por el caso de las hipotecas basura. Posiblemente tenga algo de razón, y posiblemente también haya algo más detrás de esta sanción, extrañamente coincidente con la multa que las autoridades europeas piden para Apple por su evasión de impuestos.

Detrás de todo esto, se encuentran dos asuntos bien distintos, pero claramente complementarios:

Por una parte, la banca europea se lucró con el boom de las hipotecas basura americanas, obteniendo magníficos beneficios de una desregulación que las entidades americanas luego pagaron con la caídas de Lehman Brothers y otros. Ahora, las autoridades americanas quieren hacer pasar por caja a todos los que sacaron tajada para que el sufrimiento también se mancomune, igual que se mancomunó el beneficio. En principio, parece razonable, porque donde no hay escarmiento no hay propósito de la enmienda, pero parece que estos procesos se están utilizando para algo más que hacer justicia y ahí pasamos al punto segundo.

¿Qué sucede en realidad? Que cada vez parece más claro que el liberalismo económico y el libre comercio están heridos de muerte en su esencia ideológica, y que se recrudecen las guerras soterradas para defender cada cual su parte del pastel. A EEUU le parece muy mal que los europeos quieran hacer pagar a Apple, lo mismo que a los europeos les pareció muy mal que se persiguiera a Volkswagen pro un fraude emisiones que estaban cometiendo muchas más marcas. A Europa le parece igualmente mal que Facebook y su filial Whatsapp se lleven lso datos personales de los europeos a América, o que Google se haya convertido en un paraíso fiscal por sí mismo, y seguramente ahí llegarán los siguientes golpes.

¿Qué ocurre en realidad? Ocurre que está todo podrido hasta la médula y que el caso de las hipotecas no es un caso en sí mismo, pro lo que yo entiendo, sino una respuesta a otros.

Ocurre que los derechos de los ciudadanos, ya no son derechos en sí mismos, sino pretextos para una guerra más oscura. Un enfrentamiento, por cierto, en el que los ciudadanos importan un carajo.

Cuando la hipoteca no se deja devolver

Búho germánico vigilando la ortodoxia monetaria

Búho germánico vigilando la ortodoxia monetaria

Hoy vamos a hablar de un caso surrealista que, sin embargo, a muchos se nos ha pasado pro la cabeza e incluso conocemos personalmente a gente que ha tenido este problema.

Cuando haces una hipoteca de endeudas para veinticinco o treinta años, y además, por razones que hemos discutido muchas veces, disfrutas de una desgravación fiscal. pero el caso es que, aun así, hay mucha gente que si pudiese pagar la hipoteca la pagaría y dejaría de hacer cuentas todos los meses.

Las razones pueden ser muchas: desde que te ha tocado la lotería, y no quieres tener tu casa hipotecada, a que has heredado de un familiar, cosa que en treinta años tampoco es tan rara.

Pues lo cierto es que, para estos casos, había y hay una cláusula en el contrato hipotecario: la amortización anticipada. Y en algunos casos, era de aúpa.

Al final, y para evitar más problemas, el Gobierno abaratará por ley el coste de amortizar anticipadamente una hipoteca o cualquier préstamo inmobiliario, incluso los ya firmados, y permitirá que, de forma general, a partir del sexto año la entidad financiera no cobre comisión alguna por este concepto.

En caso de reembolso o amortización anticipada total o parcial de un préstamo inmobiliario en los cinco primeros años de vida del crédito, el consumidor podrá tener que pagar una comisión de hasta un 0,25 % del capital reembolsado anticipadamente o el importe de la pérdida financiera que pudiera sufrir el prestamista.

Si la amortización se produce, sin embargo, en los tres primeros años de vigencia del préstamo, el límite se mantiene en el 0,50 % que opera en la actualidad para los cinco primeros años de la vida del crédito.

A partir del quinto año, la normativa vigente fija un límite del 0,25 % y en el anteproyecto de ley la comisión es cero desde el sexto año.

Los bancos, hasta ahora, se han opuesto a la eliminación de esta comisión porque alegan que el dinero que dejan de ganar es una pérdida, ya que ellos realizaron la operación con una expectativa de rentabilidad y tiempo, que el cliente deja de cumplir, sin que abone ninguna contraprestación por ello.

Menos mal que los agricultores no utilizan ese razonamiento, porque entonces echarían la culpa a no sé quién cada vez que llega una sequía y se les secan las patatas.

En todo caso, nos parece una buena noticia. Ya era hora.

La hipoteca del autónomo

una idea autonómica

una idea autonómica

Parece que el autónomo no le acaba de gustar a nadie. Y la cosa empieza ya por nuestras madres, que la mayoría de las veces nos dicen “déjate de tonterías y oposita, que así tendrás un trabajo para toda la vida”, o aquello otro “de busca trabajo en una buena empresa que te pague bien a fin de mes y olvídate de problemas”.

Y si a nuestras madres ya no les gusta la figura del autónomo, el Gobierno no quiere ni siquiera oír que un autónomo pueda ponerse enfermo o quedar en el paro. Como eran poco, se unió la banca a la fiesta. O volvió a las andadas, mejor dicho, seguramente.

Según varios expertos, los autónomos están prácticamente expulsados del mercado hipotecario. No solo no hay productos creados a medida para este grupo laboral –del modo que las hay, por ejemplo, hipotecas para ciertos funcionarios como los jueces– sino que la banca es mucho más exigente con ellos a la hora de concederles una hipoteca.

Entrando en lo concreto, si de media los bancos están exigiendo que el cliente pueda aportar una entrada del 20% del precio de la vivienda, en el caso de los trabajadores por cuenta propia, se exige al menos el 30% de entrada. Y no basta con eso: deben demostrar que, además de pagar sus cuotas, su actividad es rentable y se mantendrá en el tiempo.

La clave no está sólo en el riesgo de que la empresa vaya mal, sino también en que en el caso de pérdida del trabajo, el autónomo no va a recibir ninguna indemnización, y ese dinero lo calcula cuidadosamente el banco para tasar de algún modo no sólo al inmueble, sino también al cliente.

Así que si eres autónomo y estás pensando en pedir una hipoteca, vete preparando un resumen convincente que explique de qué va tu negocio, por qué va a durar veinte o treinta años sin perder fuelle, y al menos la siguiente documentación:

1.- Resumen anual del IVA del año anterior.

2.- Pagos trimestrales del IVA del año en curso.

3.- Pagos fraccionados del IRPF del año.

4.- Últimos recibos del pago de la Seguridad Social.

5.- Información de ingresos y gastos que amplían la documentación fiscal y contable.

Así las cosas, como vemos, al autónomo se le van a pedir un montón de papeles adicionales a lo habitual y, digan lo que digan estos papeles, se le va a seguir mirando con lupa y se le van a seguir aplicando peores condiciones. Por el riesgo, dicen.

Al final, las madres casi siempre tienen razón. Me temo.

 

Los jóvenes en busca de un enemigo

Viejo remedio para la crisis

Viejo remedio para la crisis

Hay en España una generación, la de aquellos que tienen hoy más o menos entre 35 y 45 años, que se ha pasado media vida viviendo sobre el alambre, de hipoteca en hipoteca y de susto en susto. Y no porque su futuro profesional sea difícil, que también, aunque no tan complicado como el que han tenido que sufrir las generaciones siguientes, sino por la complicadísma conciliación entre lo que se les ofrecía a nivel material y lo que deseaban a nivel moral.

¿Me he pasado de filosófico? Es posible, pero intento profundizar. Y tranquilos, que ya acaba agosto.

Por una parte, los nacidos entres el 65 y el 75 son la generación que ha disfrutado de una vida más estable, próspera, tranquila y llena de oportunidades en mucho tiempo. Los que nacieron antes tuvieron que atravesar una época mala antes de encontrarse con la prosperidad, y muchos de los que nacieron después ya se dieron de bruces con la nueva realidad de los bajos salarios y los trabajos complicados de encontrar y mantener.

¿Y qué hay en el otro plato de la balanza? Una situación política y social que predispone a esta  generación a ser luchadora, idealista y contestataria. Pero no encuentran de qué ni contra qué, porque a buena parte de ellos les va estupendamente.

Y ahí es donde surge la tragedia de esta generación, que recoge los frutos del capitalismo mientras reniega de él, que habla mal de la contaminación mientras tiene un todo terreno, que se hace candidato por Izquierda Unida y sigue hablando de clase proletaria mientras vive en un chalé

Es casi imposible vivir en ese alambre, y más difícil aún conseguir que tus hijos te crean na palabra de lo que dices mientras además, ¡qué putada!, ven también cómo vives y lo que haces. Quizás por eso la generación siguiente, los nacidos en los ochenta, sea una de las más desorientadas que se hayan producido: porque no saben a qué quedarse, si a lo que ven, a los que les cuentan, a lo que deberían sentir y no sienten o a lo que deberían desear y no desean.

Sólo saben que alguien los ha estafado, que dicen por ahí que fue Franco, pero ese tío ya se había muerto cuando ellos nacieron y hay sospechas de que en realidad el gran timo se lo organizasen sus padres en forma de protección de derechos para los que ya están en e mercado a costa de los que están fuera.

¿Insiders contra outsiders en vez de izquierdas contra derechas?

¿Los que pagaron la hipoteca con un sólo sueldo, y en diez años, contra los que necesitan dos sueldos para pagarla en treinta?

Pues puede que sí. Y qué mal rollo…

La titulización de hipotecas tiembla

Denunciante en la sala de espera

Denunciante en la sala de espera

La semana pasada os hablaba del palo que supuso que supuso para los hipotecados que la justicia Europea dé la razón a la banca en el tema de las cláusulas suelos y el límite a la as reclamaciones sobre cantidades pasadas. Esta semana, en cambio, vamos a dar una de arena, porque la justicia parece que ha metido el dedo en la llaga de las titulizaciones y el asunto puede llegar a hacer daño.

Por si a alguien le suena aún a chino este término, la titulización es el fenómeno pro el que una hipoteca, convenientemente troceada e incluida en un fondo de inversión o cualquier otro título negociable en el mercado financiero, pasa a comercializarse como parte de otro producto. La pregunta que se hacen algunos juristas es si un banco, después de titulizar y comercializar una hipoteca por este medio, sigue estando legitimado para ir contra el hipotecado en caso de que este deje de pagar alguna cuota o, pro contra, ya no puede ejercer esa acción por haber vendido la hipoteca.

El abogado David Bravo, informa sobre la resolución obtenida pos su compañero José Ignacio Aguilar al respecto. La copio tal cual:

“El Juzgado de 1ª Instancia nº 4 de Sevilla (autos de ejecución hipotecaria nº 1119/2014) acaba de notificarme la resolución que estimando el motivo de oposición de mi cliente, la hipotecada, consistente en la titulización del crédito hipotecario alegado por la demandante, CATALUNYA BANC, y apreciando en consecuencia su falta de legitimación activa, ordena sobreseer y archivar las actuaciones.

Y comenta David Bravo

Merece interés reseñar esta resolución, testimonio del buen hacer de la judicatura, por ser la primera de este carácter dictada por un juzgado sevillano y hacerlo respecto de una cuestión, la titulización de los créditos hipotecarios que, aunque se trata de una opaca práctica bancaria que se encuentra entre las causas de la crisis financiera, solo recientemente ha concitado la atención del movimiento ciudadano que labora contra los abusos hipotecarios. Mediante ella los bancos vendían por trozos sus créditos aunque mantenían inscrita a su favor la garantía hipotecaria y se reservaban su gestión, llegando en su caso a ejecutarla y demandar a los deudores como si conservaran su propiedad. La resolución recaída declara que esa venta les priva de la titularidad del crédito y por tanto de la legitimidad para reclamarlo. 

Aunque la resolución puede ser apelada, la afectada, una de las muchas personas que encontró en la PAH la imprescindible solidaridad para su lucha por su derecho a la vivienda, se ve de momento libre de la angustia de perderla.

¿Qué ha pasado aquí?

Que el juez da la razón al hipotecado diciendo que no entra en si paga o no la cuota, sino en que el banco no tiene derecho a quedarse con la casa cuando ya ha vendido a terceros la hipoteca. En todo caso, podríaan reclamar esos terceros. ¿Y quienes son?

Pues ahí está la cosa: que ni el propio banco lo sabe…

Así empezó lo de Lehman, y así seguimos.