Archivo del Autor: Edmart Rusan

Comienzan las expropiaciones temporales de vivienda en Andalucía

Heroína o Villana

Heroína o Villana

Muchos pensaban que todo quedaría en papel mojado, pero nada de eso, hoy mismo hemos asistido al inicio del primer proceso de expropiación temporal en Andalucía, con lo que una familia que iba a ser expropiada podrá quedarse en su vivienda pagando un alquiler social por la misma.

Este proceso se inicia sin que la Unión Europea se haya pronunciado todavía sobre si esta medida es compatible con la legislación europea sobre hipotecas y propiedad privada, con lo que todavía hay riesgo de que una vez llevado a cabo pueda ser revertido, ya que más de un experto coincide en el hecho de que este ley andaluza no cumpliría con los requisitos necesarios.

En cualquier caso, este caso concreto que ahora comienza a tramitarse de manera efectiva es un paso al frente de una Administración pública, por fin, para intentar poner solución a la crisis que nos sigue asolando y, sobre todo, dando una solución a las familias que se enfrentan al abismo de no poder pagar sus hipotecas.

La propietaria de este inmueble, situado en la provincia de Huelva, ha tenido que demostrar que sus ingresos son inferiores a los 542 euros, y ahora tendrá que abonar un alquiler social a la Junta de Andalucía por un total del 25% de sus ingresos, lo cuál le garantiza suficiente capacidad adquisitiva como para poder seguir viviendo de una manera digna.

Ahora bien, y más allá de lo que diga o deje de decir la Unión Europea, debemos de plantearnos el debate social y económico que esta situación genera. Una expropiación, aunque sea temporal, no deja de ser un atentado contra la propiedad privada, fundamento básico de nuestra sociedad actual.

Por otro lado, la situación de determinadas familias es agónica y con esta medida conseguirán aferrarse al clavo ardiendo del alquiler social para intentar salir adelante de la manera más digna posible.

Propiedad privada contra dignidad humana, ¿qué es más importante?, eso es un debate que todos nos debemos de hacer de manera individualizada en función de los argumentos que consideremos más oportunos, porque en base a ellos podremos construir la sociedad que nos gustaría en el futuro.

Hacia un negro horizonte hipotecario

Origen y fin de toda nuestra existencia

Origen y fin de toda nuestra existencia

Parece que el futuro no es nada halagüeño para las familias españolas que se planteen en el futuro la posibilidad de la compra de una vivienda a juzgar por la opinión de los expertos hipotecarios que se están manifestando en estas últimas semanas.

Todo apunta a que los diferenciales hipotecarios se incrementarán en los próximos años para que las entidades financieras puedan compensar los riesgos y las malas perspectivas de la economía española en el futuro más inmediato. Las altas tasas de desempleo y la recesión en la que estamos instalados hará que los bancos quieran evitar riesgos.

Ello hará que las hipotecas se conviertan en prohibitivas para la inmensa mayoría de los ciudadanos, ya que de poco servirá que el Euríbor esté por los suelos si luego el diferencial aplicado por las entidades financieras o las cláusulas del articulado son demasiado estrictas.

En este sentido, hay una corriente de opinión que sostiene que el hecho de que tengamos hipotecas más caras es una buena noticia para el conjunto de la economía española, ya que de esta forma existe un filtro y sólo las familias que efectivamente se pueden permitir la compra de una vivienda pueden acceder a ella.

Aunque bien es cierto que se puede sostener esta posición, la verdad es que ello provoca una gran segmentación de la sociedad entre las familias con vivienda en propiedad y las familias que no se lo pueden permitir.

Entre los dos extremos siempre hay un punto medio, y si durante los años del boom inmobiliario la compra de viviendas fue claramente excesiva, tampoco podemos dirigirnos hacia un escenario en el que nadie, o casi nadie, se pueda permitir adquirir una vivienda en propiedad.

La clave está en que las entidades financieras parecen haber aprendido la lección y no están dispuestas a volver a conceder el beneficio de la duda a la sociedad con hipotecas demasiado fáciles. Lo que no comprenden, o no quieren comprender, es que ellas mismas tienen una deuda pendiente con la sociedad que les está ayudando a salir adelante a través del rescate.

En cualquier caso, nos pongamos como nos pongamos, en los próximos años no nos quedará otra que “atarnos los machos” y ver las hipotecas como una quimera inalcanzable.

Las cláusulas suelo serán válidas sólo si son transparentes

Palabra de Tribunal Supremo

Palabra de Tribunal Supremo

El Tribunal Supremo ha fijado jurisprudencia y ha resuelto de un plumazo todas las dudas que se habían venido suscitando a medida que el Euríbor seguía bajando y los consumidores nos íbamos dando cuenta de que habíamos firmado una cláusula suelo sin saberlo y no hacíamos otra cosa más que llevarnos las manos a la cabeza.

Desde ahora en adelante, tras la sentencia del Tribunal Supremo, que fija jurisprudencia dentro del ordenamiento jurídico español, las cláusulas suelo serán válidas jurídicamente siempre y cuando se le comuniquen al usuario antes de la firma del contrato hipotecario.

Sin embargo, yo sigo encontrando una clara laguna legal en este apartado, ya que es evidente que el ciudadano que quiera comprar una vivienda tendrá que aceptar la cláusula suelo, por muy transparente que ésta sea o por muy claro que la entidad financiera le recuerde su existencia, pero el Tribunal Supremo no dice nada de la posibilidad de abuso que se puede producir, y de hecho se produce de manera habitual.

El principal problema de la cláusula suelo es su brecha insalvable con respecto a la cláusula techo. Una proporcionalidad entre ambas cláusulas no es solo aconsejable sino también necesaria, para conseguir cierta estabilidad en la cantidad a pagar a través de las cuotas mensuales por parte de los hipotecados.

En estos momentos nos encontramos con hipotecas en las que la cláusula suelo puede ser todo lo transparente que se quiera, pero que comparada con la cláusula techo es claramente ofensiva al sentido común. Así, por ejemplo, tenemos cláusulas suelo que se encuentran fijadas en el 3% mientras que la cláusula techo puede estar por encima del 10%, algo inalcanzable a todas luces, con lo que “la banca siempre gana”.

Bien haría, por tanto, el Tribunal Supremo en sentar jurisprudencia sobre este apartado también, y las asociaciones de usuarios y consumidores no deberían de alegrarse tanto porque su lucha continúa y debe de continuar, hasta que se consiga una aproximación relativamente asumible a la igualdad de fuerzas entre las entidades financieras y los consumidores a la hora de negociar las condiciones y claúsulas de los contratos hipotecarios.

¿Y cuando suba el Euríbor?

La llave de nuestra casa o de nuestra prisión???

La llave de nuestra casa o de nuestra prisión???

Dentro del presente repleto de nubarrones que nos ha tocado vivir, todos nos damos con un canto en los dientes por el hecho de que el Euríbor se encuentre en mínimos históricos, lo que nos permite que todos los hipotecados estemos pagando cuotas muy inferiores a las de hace unos años, en mayor o menor medida dependiendo de si sufrimos, o no, las consecuencias de una cláusula suelo en nuestro articulado hipotecario.

Sin embargo, no nos estamos parando a pensar en las hipotecas que se están firmando en estos momentos. Aunque son pocas, lo cierto es que se siguen firmando hipotecas pero a unos tipos de interés realmente elevados, con un diferencial que oscila entre el 3 y el 4%.

Estos diferenciales, en un escenario como el actual, con un Euríbor en el 0,5% es sostenible, ya que al final el tipo de interés que pagan los hipotecados ronda el 5%, pero, ¿qué sucederá cuando el Euríbor crezca a valores de hace 3-4 años?

El profesor Luis Fabra, de la Universidad de Zaragoza, ha dado la voz de alarma, y lo cierto es que tiene toda la razón. Imaginemos un escenario en el que le Euríbor se sitúe en el 4%, por ejemplo. Entonces, las hipotecas que hayan firmado un diferencial del 4% se enfrentarían a un tipo de interés del 8%, ¿te puedes imaginar la cuota que ello supondría?

Nos estaríamos retrotrayendo a la era de nuestros padres, cuando se firmaban tipos de interés del 10% a la hora de firmar las hipotecas, con la diferencia de que los precios que se pagaban entonces eran mucho menores de los que se siguen pagando hoy en día.

Algunos analistas quitan importancia a esta situación sobre el fundamento de que en los próximos meses no se prevé otra cosa más que un Euríbor estable y a la baja, pero no reflexionan sobre el hecho de que nos enfrentamos a productos financieros con 20-30 años de duración, un período lo suficientemente largo como para que el escenario pueda ir cambiando.

En definitiva, aunque ahora pensamos que el sector hipotecario está en una situación realmente peligrosa, ¿te puedes imaginar lo que sucederá en unos años?

34 meses en caída libre

Seguimos de mal en peor

Negro, muy negro, se presenta el futuro de las hipotecas en nuestro país, y más si miramos al pasado, que da miedo hacerlo, y comprobamos como nos enfrentamos a 34 meses consecutivos de caídas en la concesión de créditos hipotecarios, es decir, que ni siquiera hemos llegado al fondo de la cuestión, sino que todavía seguimos en caída libre.

Concretamente, el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha presentado unos datos realmente desalentadores, según los cuáles el número de hipotecas concedidas durante el pasado mes de febrero se redujo en un 7,5% en tasa interanual, es decir, comparando los datos con febrero de 2012. Como aspecto positivo podemos reseñar que supone una ligera mejoría con respecto a los datos de enero, cuando la caída producida fue del 12,4%.

De la misma forma, y con el objetivo vital, moral y ético de intentar ver el vaso medio lleno, nos encontramos con que en valor intermensual se produjo una ligera mejoría, con un incremento del 4,9%, lo cuál es más que reseñable, habida cuenta del resto de datos e informaciones, catastróficas en general y se miren por donde se miren.

Por otro lado, el importe medio de las hipotecas concedidas se situó en los 103.626 euros, con una caída del 1,9% con respecto a febrero de 2012 y una ligera subida con respecto a enero de un 0,7%.

Nos encontramos, por tanto, con un sector hipotecario que todavía anda como alma en pena por su devenir económico, con menos hipotecas concedidas y las que se consiguen conceder para importes menores. Es decir, menos hipotecas y precios más baratos.

Desde un punto de vista superficial podríamos apostar a que la bajada de precios es algo bueno para la economía, pero nada más lejos de la realidad. Hay que tener en cuenta que gran parte de las viviendas se encuentran en posesión de particulares que ven como su patrimonio sigue cayendo a pasos forzados, con todo lo que ello significa.

Necesitamos, desde ya, tocar fondo en la caída de precios y en los nubarrones perpetuos del sector, para intentar levantar el vuelo y comenzar la senda de la recuperación hacia un sector inmobiliario saludable.

¿Se acabaron las hipotecas en Andalucía?

¿Tendrá razón el Ministro?

¿Tendrá razón el Ministro?

El Ministro de Economía, Luis de Guindos ha pronosticado el fin de las hipotecas en Andalucía como consecuencia del decreto de expropiación del Gobierno andaluz en función del cuál el Ejecutivo regional expropiará de manera temporal aquellas viviendas con hipotecas sobre familias en riesgo de exclusión social ante el riesgo de posibles desahucios. Además, este mismo decreto prevé que las personas jurídicas que mantengan en su propiedad viviendas que se encuentren vacías durante un plazo de, al menos, 6 meses, serán multadas.

Con ello, y según el Ministro, las entidades financieras se lo pensarán dos veces antes de conceder una hipoteca en territorio andaluz, ante la flagrante ruptura de las reglas del juego que se ha producido a mitad del juego y con todas las cartas ya repartidas. Algo que parece evidente en cuanto se analiza con cierta distancia la situación.

Nadie duda de la buena voluntad del Gobierno andaluz y, por supuesto, todos estamos de acuerdo en la necesidad de gran parte de las familias que recibirán el apoyo de estas medidas, ahora bien, tal vez ésta no sea la fórmula, ya que al final los grandes perjudicados seremos el conjunto de la población que veremos endurecidas las condiciones de nuestros créditos.

En lugar de esta medida, algunos expertos apuntan más a la posibilidad de exigir a las entidades financieras que han sido rescatadas a hacer fluir el crédito entre las empresas españolas. Con ello se conseguiría dinamizar la economía, generando empleo y logrando reducir drásticamente el número de familias en riesgo de exclusión social, ya que es el desempleo el causante de esta situación.

Se trataría, no hay duda, de una medida menos mediática y con rendimientos políticos menos inmediatos, pero, de la misma forma, sería mucho más rentable para la sociedad en el medio-largo plazo, ya que se generaría el caldo de cultivo necesario para fijar los cimientos necesarios que ayudarían a la reconstrucción de la economía española.

Algo con lo que nos beneficiaríamos todos, incluyendo las familias que están intentando ser protegidas con esta medida del Gobierno andaluz. En definitiva, no estamos para medidas demagógicas y de calado más mediático que real, alguien, aunque no veo a nadie capaz, debería de empezar a agarrar el toro por los cuernos.

La expropiación como medida de salvación

Por fin alguien intenta hacer algo

Por fin alguien intenta hacer algo

Parece que por fin nos encontramos con una Administración con voluntad de intentar resolver el asunto de los desahucios y no limitarse a verlas venir sin aportar ninguna solución plausible. Se trata de la Junta de Andalucía que desde ya empezará a ejecutar expropiaciones sobre las viviendas que estén sujetas a desahucio.

Evidentemente, no se trata de una medida general ni universal, sino que se aplicará sólo para aquellas familias que se encuentren en claro riesgo de exclusión social, las cuáles tendrán que cumplir unos requisitos de renta y de incremento importante de la carga hipotecaria con respecto a sus ingresos mensuales, para evitar así posibles fraudes.

La expropiación, eso sí, no será permanente, sino que se tratará de una medida temporal que se aplicará durante un plazo no superior a 3 años y servirá para que las familias puedan seguir residiendo en sus viviendas a pesar de la crisis económica. A cambio de la cuota hipotecaria se les impondrá un alquiler social ajustado a las posibilidades de cada familia para asegurar así la calidad de vida de las familias implicadas.

Se trata de una medida que parece hacer justicia con aquellas familias en dificultad, aunque ha levantado cierta polémica por su más que posible inconstitucionalidad ya que la expropiación se realizaría sin una justificación clara desde el punto de vista legal.

Pero esta medida no es, ni mucho menos, tan polémica como sí es la otra que ha visto la luz a la vez. Se trata de un decreto ley que obligará a las personas jurídicas que tengan en propiedad una vivienda la cuál se encuentre vacía a ponerla en alquiler en un plazo máximo de 6 meses, de forma que si transcurrido dicho plazo la vivienda siguiera vacía la persona jurídica tendría que enfrentarse entonces a fuertes multas económicas.

Nos encontramos, en definitiva, con dos medidas de calado que pueden gustar más o menos pero que, al menos, sirven como intento de empezar a solucionar el grave problema de vivienda que seguimos teniendo en nuestro país y que ninguna Administración ha sabido o querido solucionar, por respeto a las reglas de juego establecidas o por favores debidos, tú decides la razón.

La retroactividad de la dación en pago

Retroactiva o no, he ahí la cuestión

Retroactiva o no, he ahí la cuestión

Ahora que estamos en plena vorágine de debate sobre la dación en pago, sus consecuencias y las ventajas o perjuicios que puede generar en el sistema hipotecario español, vale la pena ir un paso más allá y plantearnos la conveniencia o no de la retroactividad de esta medida.

Las principales asociaciones que están luchando en favor de la dación en pago apuestan porque sea una medida retroactiva, de manera que afecte no sólo a las hipotecas que todavía están vigentes, sino a aquellos casos de desahucios que ya se han producido en el pasado.

En este sentido cabe plantearse una cuestión primordial y es hasta que punto del tiempo se quiere retroceder y por qué. Habría que determinar un punto en el tiempo en el que ya no se podría ir más allá, pero ello generaría una situación de injusticia para las personas que perdieron su vivienda justo antes de ese plazo.

Por otro lado, nos encontramos con los principales partidos políticos de este país, PP y PSOE, que se oponen abiertamente a esta opción por considerar que rompería las reglas de juego y pondría en peligro el estado de saludo, ya muy deteriorado de por sí, de las entidades financieras.

Además, desde el seno de estos partidos, así como desde las fuentes financieras, se insiste en los peligros que la dación en pago generaría en el sistema hipotecario ya que podría suponer un incentivo a las familias hipotecadas para dejar de pagar su vivienda, ya que les compensaría hacerlo así a cambio de perder su vivienda.

Es evidente que la dación en pago para unos colectivos determinados parece ser un ejercicio de justicia social y que se debería de aplicar incluso de manera retroactiva, pero igualmente nos encontramos en el problema de fijar los límites a dicha medida, ya que hecha la ley hecha la trampa, y siempre puede haber corruptelas varias, y en este país ya estamos más que servidos al respecto.

En cualquier caso, y como nos suele ocurrir, lo más probable es que todo quede en nada y que la dación en pago siga siendo una figura jurídica que pulula por el ordenamiento jurídico español sin aplicación práctica real.

Escraches: Presión u Opresión

¿Hasta donde se puede llegar?

¿Hasta donde se puede llegar?

La polémica está servida y excede ya el condicionamiento jurídico que cualquier debate sobre el mercado hipotecario lleva asociado, se trata de valorar en que lugar se coloca la línea divisoria entre el desempeño laboral de un político y su vida privada, entre sus decisiones más o menos acertadas, casi siempre menos, y la libertad a la privacidad. ¿Dónde está la línea?

Pues barajamos dos opciones claramente diferenciadas. Para la plataforma “Stop Desahucios” esa línea excede el despacho profesional y llega hasta la puerta del domicilio de los políticos que, en las últimas semanas, están sufriendo el acoso por parte de diferentes grupos vinculados a esta plataforma con el objetivo último de que se consiga una legislación más benevolente con los impagos hipotecarios.

Para los políticos, por otra parte, y fundamentalmente para aquellos que están padeciendo los escraches, esta línea debería de estar situada justo en el semáforo que cruzan al abandonar su Parlamento o su despacho profesional, permitiendo un espacio de privacidad para ellos y su familia dentro de su entorno familiar y vecinal.

¿Tú que opinas? ¿Es honesto y ético acudir al domicilio de un político para presionarle en uno u otro sentido?

Desde mi punto de vista, aunque no me lo hayas preguntado, no. Se trata de un ataque directo contra la privacidad que toda persona merece, independientemente del cargo público que ostente en un momento determinado. La plataforma “Stop Desahucios” tiene todo el derecho a manifestarse tantas veces como quiera y con la agresividad que consideren oportuna ante la sede de Parlamentos o Partidos Políticos, pero llegar hasta el domicilio particular me parece excesivo.

Sin duda, nadie puede estar en contra de su lucha ni del objetivo último que están buscando, pero flaco favor le están haciendo a su causa ya que están consiguiendo que en la opinión pública estemos hablando más de lo ético o no que pueda ser la actuación que están llevando a cabo antes que de su propia reivindicación.

En definitiva, presión, sí, toda la que quieran, opresión, no, y manifestarse a la puerta del domicilio de político es opresión, se mire por donde se mire.

El Tribunal Supremo anula las cláusulas suelo, bueno, a medias

Muy bonito, pero ¡no nos sirve!

Muy bonito, pero ¡no nos sirve!

Como todo en la vida esta sentencia del Tribunal Supremo la podemos analizar desde la perspectiva del vaso medio lleno o del vaso medio vacío, a gusto del consumidor, ya que aunque se trata de una gran noticia para los hipotecados españoles, lo cierto es que es una sentencia algo ambigua y que puede llevar a diferentes interpretaciones.

Pero vayamos por partes. Está claro que se trata de una sentencia que beneficia a las familias titulares de una hipoteca en España y que se encuadra dentro del marco fijado por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, cuyo fallo de esta misma semana ya empieza a tener claras consecuencias en nuestro ordenamiento jurídico práctico.

En este sentido, y aunque no de manera retroactiva, es decir, que el Tribunal Supremo ya ha dejado claro que no se van a devolver las cantidades satisfechas por exceso por parte de los hipotecados, esta sentencia anularía la cláusula suelo de los contratos hipotecarios, de manera que aquellas familias que ahora estén pagando un tipo de interés del 3%, en media, pasarán a pagar un tipo en torno al 1,5%-2%, lo que significa un ahorro importante en las cuotas hipotecarias mensuales.

Sin embargo, esta nulidad de la cláusula suelo no se aplicaría a todos los contratos hipotecarios, sino sólo a aquellos que no aplicaron la transparencia debida en el redactado de su articulado en el momento de la firma de la hipoteca. Es decir, que pueden existir mil triquiñuelas para que la entidad financiera pueda justificar que esa transparencia existía.

Una vez más, la banca gana en el fondo, ya que mediáticamente sale perjudicada, porque el titular es el que es, pero en realidad se verá muy poco afectada por esta situación.

Por otro lado, lo que no tiene en cuenta el Tribunal Supremo es que la existencia de la cláusula suelo por sí misma no debería de suponer una cláusula abusiva, ya que es perfectamente entendible y aceptable. Lo que raya la usura es la comparación con la cláusula techo en el mismo contrato hipotecario. Por ello, todas las hipotecas en las que la diferencia entre la cláusula suelo y la cláusula techo sea excesiva deberían de ser anuladas de inmediato. Eso sí sería legislar con justicia social.

Bomba contra las hipotecas españolas

Bomba explosiva

Bomba explosiva

Hoy hemos asistido a una carga de profundidad directa contra la línea de flotación de la ley hipotecaria española por parte del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que ha dictaminado que la ley hipotecaria en nuestro país es ilegal y claramente abusiva.

El principal argumento del tribunal europeo se basa en la imposibilidad por parte del juez para poder suspender un desahucio de manera cautelar hasta que pueda averiguar si las cláusulas firmadas en origen fueron o no abusivas, lo cuál, a juicio del tribunal va en contra de la directiva europea de protección del consumidor.

Esta directiva europea tiene como base la asimetría de información entre el consumidor y el vendedor, en este caso, las entidades financieras, a la hora de la transacción comercial que se lleva a cabo entre ambos. Es decir, en productos especializados, como es claramente una hipoteca, la entidad financiera tiene una mayor información que el consumidor, por lo que la ley debería de proteger a este último, justamente lo contrario de lo que hace nuestra ley hipotecaria.

Ahora se abre un amplio debate sobre el momento en el que se pueda aplicar esta sentencia del Tribunal de Justicia europeo. Hay analistas que consideran que no se trata de un dictamen de obligado cumplimiento en términos generales, sino que se podría aplicar sobre cada caso de demanda particular.

Y, sin embargo, existen otros analistas que apuestan con que esta sentencia sienta jurisprudencia a nivel nacional y puede ser utilizado por cualquier juez a la hora de detener un desahucio, al menos de manera cautelar, hasta que se puede dirimir si existió, o no, una cláusula abusiva.

En cualquier caso, se trata de un claro éxito de todos los colectivos que llevan años luchando en contra de la actual legislación española hipotecaria, sobre la base de de los abusos de las entidades financieras y con el objetivo de conseguir un marco legal más justo y transparente, de manera que los consumidores puedan decantarse por una hipoteca u otra con toda la información en la mano, asegurándose así que optarán por la mejor opción para sus intereses personales.

Otra caída de las hipotecas, y ya van 6

Travesía por el desierto de las hipotecas

Todos lo teníamos ya claro, pero siempre viene bien que un organismo oficial como el Instituto Nacional de Estadística nos lo certifique para que podamos estar seguros de ello, y a fe que lo ha hecho, ya que en los datos publicados ayer mismo el INE ha fijado en 274.715 las hipotecas sobre viviendas constituidas durante el pasado año 2012, lo que supone una caída del 32,7% con respecto a 2011.

Pero no sólo es llamativo el hecho de que sigamos a la baja en la constitución de hipotecas, que podía ser medianamente previsible, sino que también llama la atención que tengamos una cifra similar a la caída que se produjo en 2011, con respecto a 2010.

Entonces tuvimos una caída de la constitución de hipotecas del 32,8%, es decir, sólo una décima mayor que en 2012. Estas cifras casi idénticas significan claramente que 2012 ha sido un año nefasto, ya que la comparativa de este pasado año se hace sobre unas cifras ya bajas de 2011, con lo que a igual porcentaje de caída mayor impacto real. Cabe recordar, además, que estas caídas de esos dos últimos años son mucho más agudas que las previas, ya que en 2010 asistimos a una caída del 6,7%, por ejemplo.

Este volumen de 274.715 hipotecas supuso un total de 28.348 millones de euros, es decir, una caída del 38% con respecto a 2011. Es decir, que la caída en número de hipotecas fue menor que la caída en importe de las mismas, lo que da a entender un descenso de precio en el mercado. En este sentido, el importe medio de los préstamos hipotecarios en 2012 se situó en 103.192 euros.

Por tanto, nos encontramos con un sector hipotecario que, lejos de iniciar la recuperación con la que todos podíamos soñar, sigue cayendo en picado sin solución de continuidad. Habrá que esperar para comprobar el efecto definitivo del Banco Malo sobre el sector, aunque ya hay más de una voz que señala que no se producirá una mejora significativa por la baja calidad de los productos inmobiliarios traspasados a esta entidad.

En definitiva, seguimos con nuestra travesía por el desierto, sin que parezca que se empiece a atisbar la luz al final del túnel.