Archivo del Autor: Edmart Rusan

Ya se nota la subida del Euribor

¿Dónde están las llaves...?

¿Dónde están las llaves...?

En estos días que estamos viviendo la vorágine alcista del Euribor nos empezábamos a temer lo peor en lo que se refiere al tipo de interés de nuestras hipotecas, pero mucho me temo que esto no va a ser algo nuevo, sino que ya lo venimos arrastrando desde atrás.

Concretamente, desde este pasado enero cuando el tipo de interés medio de las hipotecas se situó en el 2.92%, el tipo más alto desde agosto de 2009. Es decir, que tras unos meses de calma en los que hemos podido disfrutar, los que no tenían cláusula suelo, claro, tipos de interés muy bajos, ahora nos llega la tempestad.

Una tempestad que sabemos cuando ha empezado, pero no cuando terminará, porque a falta de inestabilidades exógenas, Jean Claude Trichet, el Gobernador del Banco Central Europeo, ha decidido poner más carnaza e insinuar una subida de tipos a partir de abril, lo cuál ha disparado aún más el Euribor.

Una subida de tipos que dependerá mucho de como evolucione la situación en Libia, o más concretamente, como evolucione el precio del petróleo, porque en la situación alcista en la que se encuentra ahora mismo arrastra la inflación de la zona euro y obliga al Banco Central Europeo a protegerse, y la mejor forma de hacerlo es incrementando los tipos de interés.

En ese sentido se equivoca el BCE en anteponer la protección ante la inflación al crecimiento económico, porque un incremento de los tipos de interés puede relajar las tensiones inflacionistas, pero a cambio paraliza el proceso de dinamización que se estaba comenzando a atisbar en nuestras economías.

Pero los más perjudicados, sin duda, serán los titulares de las hipotecas que verán como el 2%, previsto para final de año, se alcanza antes del verano, con lo que el número de hipotecados sufriendo las consecuencias de una subida brutal de sus cuotas se disparará de manera exponencial.

Habrá que estar atentos a ver como evoluciona la situación, pero no podemos estar muy tranquilos, habida cuenta de que cada noticia que recibimos es negativa y cada aparición en público de un responsable financiero es para echarnos a temblar.

Cayendo en la estanflación

De lleno en la estanflación

De lleno en la estanflación

Con los últimos datos de IPC adelantado que hemos conocido esta semana, y con la certeza de que estamos en un momento de estancamiento económico, podemos estar ya seguros de que nos encontramos de lleno en la estanflación económica, un fenómeno preocupante desde todo punto de vista.

Los economistas denominan estanflación a la situación económica en la que se conjuga una situación de no crecimiento económico junto a una situación de crecimiento de precios, o inflación. Sería algo similar a lo que ocurrió durante la crisis del petróleo de los años 70 del siglo pasado.

Algo similar parece estar sucediendo en nuestro país en estos momentos, y además con causas similares. La inflación, como entonces, viene producida, fundamentalmente, por el incremento en el precio del petróleo, y las elevadas tasas de desempleo certifican el estancamiento económico.

Además, estamos en un momento muy delicado para la economía a nivel europeo, ya no sólo a nivel español, ya que el Banco Central Europeo se encuentra muy cerca de aprobar una subida de tipos de interés que condenaría definitivamente a la economía española a la vuelta a la recesión, de la que le está costando tanto escapar.

Si como prevén algunos analistas, el Banco Central Europeo contiene sus ganas de incrementar los tipos de interés hasta otoño, España tendría un período de cuatro-cinco meses para generar crecimiento económico que compensara la inflación que se va a seguir produciendo como consecuencia de las revueltas del norte de África, con posibilidad de que se extiendan a Oriente próximo.

En definitiva, la situación es realmente preocupante porque estamos embarcados en una carrera sin final hacia ningún lado. Los ciudadanos españoles no tienen trabajo, tienen que pagar más por los productos que adquieren, las cuotas hipotecarias siguen creciendo, y no parece que haya cambios en el horizonte.

La única opción plausible que podría ayudar a solucionar la situación sería la creación de empleo de forma que la tasa de desempleo recuperara valores cercanos al 10%, asumibles por nuestra economía, aunque para ello se necesita tomar una serie de medidas que no están apareciendo en el ideario político del Gobierno.

Velocidad de crucero del Euribor

El Euribor sigue en velocidad de crucero

El Euribor sigue en velocidad de crucero

Está claro que el Euribor ha cogido una velocidad de crucero y que no tiene pensado bajarse de ella, a tenor del crecimiento sostenido e indefinido en el que está embarcado, habiendo crecido por encima de 0.15 puntos porcentuales en este mes de febrero, si lo comparamos con el cierre de enero.

Y es que el valor de cierre del Euribor de febrero de ayer en el 1.714% sitúa al indicador en su valor más elevado desde abril de 2009, momento del inicio de la pendiente cuesta abajo de la que no todos se han podido beneficiar por culpa de las cláusulas suelo.

Además, con este incremento, el indicador acumula ya 11 meses consecutivos de subidas, y parece que los próximos meses seguirá con esta tendencia provocando más de un desajuste en las economías familiares, ya bastante golpeadas por la crisis y sus coletazos finales.

Pero la comparación verdaderamente importante es la que se realiza con el mismo mes del año anterior, es decir, si comparamos el cierre de febrero de 2011, con el cierre del indicador en febrero de 2010, nos encontramos con casi 0.5 puntos porcentuales, concretamente 0.489.

Con este diferencial, todas las hipotecas que tomen como referencia el cierre del Euribor del mes de febrero para determinar el nuevo tipo de interés verán incrementada su cuota en al menos 30 euros, lo que arrojará un incremento anual de cerca de 400 euros, que a priori no parece gran cosa, pero que sí lo es cuando toca pagarla.

Además, este crecimiento que hemos venido teniendo hasta ahora no es más que el principio, a juzgar por las opiniones de los expertos, que coinciden en afirmar que la tendencia alcista no tendrá freno en los próximos meses, especialmente si el Banco Central Europeo se decide, como todo apunta, a incrementar el tipo de interés para la zona Euro a partir de este próximo verano.

Según estos mismos analistas, la barrera del 2% para el Euribor antes de final de año parece clara y evidente, con lo que nos encontraremos a finales de 2011 en una situación similar a la que teníamos en los períodos inmediatamente anteriores al estallido de la burbuja inmobiliaria, aunque en una coyuntura económica totalmente diferente, claro está.

La fusión bien, pero a medias

El puzzle de las Cajas

El puzzle de las Cajas

Parece que no es oro todo lo que reluce, y a pesar de que las fusiones de Cajas se nos ha presentado como una verdadera joya de la arquitectura financiera, lo cierto es que ahora la agencia de calificación Standard & Poor´s pone el acento en algunas cuestiones que se nos habían escapado y que ahora debemos de prestar atención.

En un informe que ha hecho público esta semana, esta agencia de calificación critica la situación de que las entidades más fuertes hayan decidido quedarse aparte de las fusiones, y que todo el proceso de consolidación se haya realizado entre entidades con problemas previos, los cuáles pueden ser arrastrados a las nuevas entidades consolidadas.

Como siempre, las agencias de calificación dicen las verdades a medias, y aunque tienen parte de razón, también es cierto que les falta la otra parte. Es cierto que algunas Cajas de Ahorros fuertes, como Ibercaja o la Kutxa, se han quedado fuera de todo el proceso, pero otras sí que han participado en diferente grado.

Por otro lado, poco nos tienen que enseñar las agencias de calificación si tenemos en cuenta que durante los años previos a la crisis siguieron ofreciendo un elevado porcentaje a entidades financieras que luego quebraron, o a países que cayeron inmersos en la bancarrota, sin solución de continuidad.

Está bien, sin embargo, tener voces críticas en cualquier sector, porque de la crítica se aprende, pero tampoco podemos seguir al pie de la letra los consejos de estas entidades, ni creernos a pie juntillas todo lo que nos cuentan, más alarmista que otra cosa, si nos atenemos a los hechos pasados.

Es cierto que las Cajas de Ahorros tenían problemas, heredados de gestiones nefastas, pero también es cierto que con la nueva reordenación se está yendo en el buen camino y que con el paso del tiempo las nuevas entidades resultantes acabarán por consolidarse al 100%, evitando así cualquier problema futuro que pueda llegar a aparecer.

Por tanto, escuchar a las agencias de calificación, sí, pero hacerlas caso, no, habida cuenta de los errores que tuvieron en el pasado, y de los que todavía no se han arrepentido.

Para mis pisos, sí, para los otros, ya veremos

Si es mío, sí, si es de otro, no

Si es mío, sí, si es de otro, no

Los bancos y cajas han decidido que su prioridad en estos momentos es deshacerse de todo el stock de viviendas que han ido acumulando involuntariamente con el devenir de la crisis debido a los embargos hipotecarios, y que ahora está lastrando sobremanera sus balances.

Y la mejor forma que se les ha ocurrido es poner el anzuelo de la hipoteca fácil a las familias con interés en comprar una vivienda, pero, eso sí, sólo para las suyas, sólo para las que ellos tienen en cartera, porque para las viviendas de los promotores las dificultades siguen siendo las mismas.

De esta manera han recuperado toda la flexibilidad que teníamos antes de la crisis, aunque ahora son más cuidadosos en los filtros aplicados para evitar conceder una hipoteca a cualquiera. Aún así, están ofreciendo financiación por el 100%, incluso más, del valor de tasación, por 35, o hasta 40, años de amortización, con períodos de carencia de hasta 3 años, o unos diferenciales más competitivos.

Esta práctica, que es legal a todas luces, no deja de ser algo dudosa desde el punto de vista ético ya que están realizando una competencia desleal a los promotores inmobiliarios que siguen sin poder vender sus viviendas, no ya tanto por la falta de demanda como por la falta de financiación.

Y es que las familias que acuden a las entidades financieras para conseguir financiación se ven abocadas a tener que decantarse por una vivienda que le ofrezca el banco, en un juego de esto o nada, porque para otras viviendas el grifo del crédito está cerrado.

Con esta política hipotecaria los bancos y cajas confían en poder deshacerse de todas las viviendas para iniciar la senda de la recuperación, ya que en estos momentos se encuentran carentes de toda liquidez y sin posibilidad de competir en igualdad de condiciones por la financiación en los mercados internacionales.

Por tanto, todo aquel que esté interesado en adquirir una vivienda debe de aprovechar esta oportunidad, limitada, eso sí, a pisos ya embargados, pero oportunidad al fin y al cabo en espera de que la economía, y el sector de la vivienda, tienda a recuperarse en el futuro.

Hipotecas online, realidad o milonga

¿nos vende la moto o son realmente mejores?

¿nos vende la moto o son realmente mejores?

Basta con darse un paseo por la red para encontrar miles de ofertas de hipotecas online de todo tipo y con unas condiciones realmente competitivas, condiciones imposibles de encontrar en las hipotecas que se ofrecen en las propias sucursales de las mismas entidades, y es que las hipotecas online se han convertido en las hipotecas más competitivas del mercado.

Ofrecen unos diferenciales más atractivos que los habituales, unas comisiones más laxas y una vinculación mucho menor, con lo que los clientes pueden beneficiarse de unas condiciones más que interesantes a la hora de acceder a un préstamo hipotecario.

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, y en el aspecto negativo cabe decir que las restricciones de acceso son mayores, con lo que sólo clientes de solvencia demostrada y demostrable pueden acceder a este tipo de hipotecas, y además, limitan la capacidad de negociación del cliente con la entidad, ya que se tratan de paquetes ya hechos, sin modificación posible.

Aún así, en general las hipotecas online ganan en cualquier comparación con las hipotecas offline, por llamarlas de alguna forma, ya que, en el fondo, la capacidad de negociación del cliente con las entidades financieras es más que limitada, más allá de las grandes fortunas.

Además, las hipotecas online ofrecen una transparencia que no se puede encontrar en ninguna oferta de cualquier sucursal que se visite, ya que a golpe de click se pueden comprobar las diferentes condiciones de cada hipoteca y valorar la que mejor se adecua a las necesidades particulares en cada momento específico.

Por tanto, si nos planteamos la cuestión de si las hipotecas online son realidad o milonga, no nos cabe otra más que apostar porque se trata de una realidad cada vez más contrastada y ante la que debemos de confiar porque la seguridad online es, a su vez, cada vez más importante.

Por otro lado, las entidades siguen queriendo promocionar sus hipotecas online por encima de todo, ya que su gran objetivo es centrar el negocio en Internet y ahorrarse así cuantas más sucursales mejor, el principal coste de las entidades financieras.

De la dación en pago a la cláusula suelo, y tiro porque me toca

¡A romper la cláusula suelo!

¡A romper la cláusula suelo!

Bien, bien, bien, parece que las entidades financieras de este país no ganan para sustos, si durante estas últimas semanas se han tenido que bajar al fango para defender las maldades de la dación en pago, ante la demanda popular para su aplicación, ahora tendrán que hacer lo propio ante la cláusula suelo.

Y es que los tribunales han aceptado a trámite una demanda colectiva sobre el abuso que supone la aplicación de la cláusula suelo en el articulado de los contratos hipotecarios, en comparación, claro está, con la irrealidad que fija la cláusula techo que le sirve de contrapartida.

Porque una cláusula suelo no es necesariamente abusiva, siempre y cuando la cláusula techo que le sirva de contrapeso sea real. En estos últimos meses la cláusula suelo era real, muy real, especialmente para las entidades financieras, mientras que la cláusula techo estaba situada a niveles inalcanzables en cualquier circunstancia.

Así, estaríamos hablando de un cláusula suelo de 2.5-3, aproximadamente, y una cláusula techo cercana al 10%, con lo cuál el abuso era claro y evidente, y ha perjudicado, de manera notoria, a las familias hipotecadas que no se han podido beneficiar del drástico descenso del Euribor en estos últimos meses de atrás, mientras que sí tuvieron que sufrir las consecuencias del incremento brutal de hace un par de años.

La demanda colectiva va, precisamente, en ese sentido, en la falta de concordancia entre una cláusula y otra, con lo que se cercenaban los derechos de los clientes en favor de los intereses de las entidades financieras, que, como no podía ser de otra manera, siempre salían ganando.

El problema es que la incultura financiera general de este país haya provocado que estas prácticas abusivas se hayan venido repitiendo durante años y años sin que nadie las pusiera freno. Ha tenido que venir la crisis económica para hacer de la necesidad virtud y fomentar una lectura pormenorizada de los contratos hipotecarios que se firmaban o que se habían firmado.

Una vez más se demuestra que cuando las cosas van bien nadie mira nada, pero que en cuanto las cosas comienzan a ir no tan bien, todo el mundo mira hasta el último céntimo.

Dónde dije digo, digo Diego

Lo que hace una semana valía, ahora ya no

Lo que hace una semana valía, ahora ya no


Hasta ahora sabíamos que la justicia española era un cachondeo y que cuando uno acudía a un juzgado no dependía de la ley a la que estuviera sujeto, sino de la interpretación que de ella realizara el juez de turno, pero ahora ya tenemos la confirmación de ese hecho.

Si hace una semana se nos llenaba la boca al anunciar que la Audiencia Provincial de Navarra había dado la razón a un cliente, y aceptado la dación en pago como método de finalización de una deuda hipotecaria, es decir, que ésta se cancelaba con la entrega de la vivienda, ahora, la misma Audiencia Provincial de Navarra, aunque otro juez, se supone, no lo acepta.

Y es que a pesar de que el nuevo caso era totalmente similar al anterior y las condiciones que concurrían idénticas, resulta que el nuevo juez ha estimado que el cliente debe de abonar a la entidad financiera la diferencia entre la deuda hipotecaria en el momento del embargo y el precio de subasta, en este caso estaríamos hablando de poco más de 40.000 euros.

Es evidente que ambos jueces pueden tener razón, y seguro que la tienen, pero entonces algo falla en la legislación española si se pueden realizar dos interpretaciones contrarias de la misma ley, por lo que el debate de la dación en pago y su plasmación, o no, en Ley, ya no es deseable sino necesario.

Y es que visto lo visto, no es descabellado pensar que dentro de unos meses, un juez de esta misma Audiencia, o de otra, pueda volver a aceptar la dación en pago, y entonces sí que ya nos volveríamos completamente locos y acabaríamos sin saber con exactitud en que lugar nos encontramos.

Porque una sociedad necesita estabilidad judicial, el saber a que atenerse, para poder llamarse sociedad desarrollada y poder avanzar de manera adecuada hacia el futuro. ¿Cómo vamos a conseguir inversión extranjera si los mercados internacionales saben que las leyes se aplican al libre arbitrio de los jueces?

Es evidente que la ley tiene que ser interpretada, y que para ello están los jueces, pero creo que no cabe dos sentencias opuestas sobre un caso similar.

El estallido de las subprime a la española

No todo nos viene de Estados Unidos

No todo nos viene de Estados Unidos

Todos los que hemos vivido en España durante los últimos 10 años hemos conocido esta situación. Un cliente cualquier acudía a una entidad financiera a solicitar un préstamo hipotecario para una vivienda, y salía con un préstamo hipotecario por encima del 100% del valor de tasación de la vivienda para que se pudiera comprar, por ejemplo, un coche.

Esta era una práctica que nos sorprendía a los apócrifos, pero que seguía funcionando sin que ningún analista ni ningún experto pusiera la voz en grito, más allá de pequeñas críticas sucintas. Una práctica que ahora el Banco de España ha puesto en cifras, y que pone de manifiesto que en nuestro país también hemos vivido el fenómeno subprime, subprime a la española.

El fenómeno de las subprime a la española está relacionado con el hecho habitual de que las entidades financieras concedieran hipotecas por encima del 80% del valor de tasación de la vivienda, límite marcado por los analistas como situación de estabilidad. Más allá de ese límite el riesgo que corre la entidad financiera de morosidad o de pérdida por depreciación de la vivienda es elevado.

Pues bien, aprovechando que lo importante era la venta, y no tanto la calidad de la venta, los vendedores de hipotecas despachaban sus productos a diestro y siniestro sin las necesarias restricciones, y ello acompañado de la ceguera de los clientes que sólo veían lo que querían ver, es decir, el dinero que les entregaba el banco, ayudó a fomentar el concepto de las subprime a la española.

¿Cuál es el problema?

Que ahora hay que pagar los excesos del pasado, y lo pagan las entidades financieras con la falta de liquidez provocada por el exceso de viviendas en sus balances, lo pagan los clientes que contrataron las hipotecas por encima del 80% del valor de tasación quedándose sin su vivienda, y lo pagamos el resto de ciudadanos por el cierre absoluto del grifo del crédito al que estamos abocados por parte de las entidades financieras.

En definitiva, nos encontramos de lleno dentro de la crisis que las subprime generaron, pero no las subprime en Estados Unidos sino las subprime a la española.

No, no y no, la Ley Hipotecaria no se cambia

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A raíz de las nuevas sentencias condenatorias que siguen apareciendo en contra de las entidades financieras por los abusos contractuales en la redacción de las hipotecas, la presión social contra el Gobierno para que se planteé la posibilidad de promover una reforma en la Ley Hipotecaria se ha incrementado de manera exponencial.

Sin embargo, Elena Salgado, la Ministra de Economía, sigue negando la mayor y rechazando cualquier posibilidad de iniciar una reforma de calado en la Ley defendiendo que el sector financiero se encuentra en un momento demasiado delicado como para cambiar las reglas de juego a mitad de partido.

Estamos todos de acuerdo en que las entidades financieras no lo están pasando bien del todo, pero también es cierto que como partícipes de la crisis financiera que estamos viviendo, también sería justo que pagaran parte de las consecuencias y que no se fueran de rositas, como los están haciendo ahora.

La sociedad reclama la opción de la dación en pago como método más justo para la ejecución hipotecaria y entiende la no posibilidad de la retroactividad, aunque sí la utilización para los nuevos contratos hipotecarios. De la misma forma, y como sentenció un juez hace una semana, tomar como valor real de la vivienda el de la tasación y no el actual de mercado, porque es injusto que un ciudadano sufra las consecuencias de la depreciación de la vivienda, y no así la entidad financiera.

Otras demandas sociales apuntan al margen diferencial que existe entre las cláusulas suelo y las cláusulas techo, de forma que nunca se llega a las segundas y siempre fácilmente a las primeras, o al incremento excesivo que se está produciendo en los diferenciales aplicados.

En definitiva, una serie de demandas sociales, unas más justas otras menos, pero que sí merecen, al menos, ser debatidas en el Parlamento para intentar encontrar un punto medio en esta problemática y no dejar todo el marrón en manos de los ciudadanos.

Y es que las entidades financieras, que crearon todo el desbarajuste actual, se marcharán de la crisis con algún problema de balance por el exceso peso del sector inmobiliario, pero reportando beneficios como el que acaba de anunciar el BBVA para el pasado año 2010.

¿Es justo?

Corre, corre, que se escapa

Corre, corre, que se escapa

Corre, corre, que se escapa

El Euribor acaba de dar una muy mala noticia a los hipotecados europeos, ya que ha cerrado el mes de enero en el 1.55%, en tasa media mensual, haciendo buenas las previsiones que hablaban de un crecimiento continuado del indicador desde el comienzo y hasta el final del año 2011, pero tirando por tierra las esperanzas de error que surgieron cuando la tendencia de las dos primeras semanas era a la baja.

Teniendo en cuenta que el Euribor cerró enero de 2010 en el 1.232%, en tasa media mensual, estamos hablando de un incremento de 0.322 puntos porcentuales, lo que encarecerá las hipotecas una media de entre 20-30 euros mensuales, que, aunque no parece mucho, sí que es el inicio de una tendencia.

Para ello basta con fijarse en el Euribor de diciembre, cuando cerró en el 1.526%, en tasa media mensual, es decir, algo más de 0.02 puntos porcentuales menos que el cierre de enero. Pero no es tanto el incremento mensual, que no parece excesivo, sino la forma en la que se ha producido.

Si pensamos que las dos primeras semanas del año el Euribor comenzó a la baja, llegando a situarse en el 1.50%, vemos que el incremento que se ha producido en los últimos 15 días ha sido más drástico de lo que se podía haber llegado a prever, con 0.05 puntos porcentuales.

Extrapolando, nos daría 0.1 punto porcentual mensual, con lo que llegaríamos a diciembre de 2011 por encima de 2.5%. Evidentemente, esta extrapolación es falaz porque no tiene en cuenta todas las variables que se pueden dar a lo largo del año, pero sí que sirve para poner sobre aviso a todos los hipotecados pendientes de revisión de tipo de interés durante este año.

Si las previsiones acaban por cumplirse, deberíamos de llegar a finales de este año a valores cercanos al 2%, en tasa media mensual, pero, en principio, nada apunta a que se deba superar ese porcentaje. Ahora bien, todos sabemos ya como funcionan las previsiones financieras y que grado de fiabilidad tienen.

En cualquier caso, lo único cierto es la realidad actual, y en ella nos encontramos con un incremento drástico del Euribor en apenas 15 días.

Nuevo revés judicial para el sistema financiero

Revés para los bancos

Revés para los bancos

Según van avanzando los meses y los ciudadanos empiezan a conocer sus derechos y sus posibilidades para acudir a los tribunales, las sentencias a favor de los hipotecados y en contra del sistema financiero se van acumulando en la hemeroteca de noticias reseñables, con lo que se demuestran los años de tiranía y abusos que hemos venido sufriendo en este país.

La última se ha producido en Navarra, donde la Audiencia Provincial de Pamplona ha dado la razón a un hipotecado que defendía que con la entrega de su vivienda la deuda que mantenía con el banco debería quedar saldada, ya que el precio que debería de tenerse en cuenta era el de tasación en el momento de concesión de la vivienda, y no el precio actual, depreciado por la crisis, como defendía la entidad bancaria.

Se trata, por tanto, de una dación en pago en toda regla, aunque con una doble connotación, ya que genera un peligroso precedente, al menos para las entidades financieras. Si la sentencia sienta jurisprudencia, no legal pero sí racional, de que el valor de la vivienda será siempre el de la tasación y no el actual en cada momento, las pérdidas de los bancos y cajas se van a disparar porque muchos serán los hipotecados que utilizarán esta sentencia en su beneficio.

Lo que es evidente es que las entidades financieras están abusando de la sociedad ya que, como bien dice la sentencia, fueron ellos mismos los que provocaron la crisis que ha generado la depreciación de los inmuebles, por lo que es inmoral que ahora utilicen esta reducción de precio en su beneficio, sin asumir parte de la pérdida.

Y es que el concepto de que “los bancos no se casan con nadie” y que “los bancos nunca pierden” parece haber llegado a su fin. Ya es hora de que los ciudadanos tomen cartas en el asunto y hagan valer sus derechos, al igual que tienen que cumplir con sus obligaciones.

Esta sentencia, al igual que todas las anteriores, muestra un camino a seguir por todos para salir de la crisis con una relación entre las entidades financieras y los ciudadanos de igual a igual.