Archivo del Autor: Edmart Rusan

Bankia fulmina cualquier atisbo de recuperación

La que has liado amigo Rato

La que has liado amigo Rato

Muchos podrían pensar que lo que le está sucediendo a Bankia bien merecido se lo tiene por la mala gestión que ha venido realizando durante los últimos años, pero mucho me temo que esa manera de pensar es totalmente errónea ya que lo que le está sucediendo a Bankia nos afecta a todos.

En primer lugar porque el dinero que se le está inyectando a la entidad proviene de nuestros bolsillos, del tuyo y del mío, entre otros, por lo que los recortes que se están llevando a cabo en otras partidas presupuestarias para poder reducir el déficit del país a marchas forzadas se está gastando finalmente en el rescate de Bankia.

Y, en segundo lugar, y tal vez más importante porque nos afecta de manera directa, el rescate de Bankia y la desconfianza que ha generado en los mercados nos afecta de manera directa a la hora de conseguir créditos de las entidades financieras españolas.

En un escenario en elevada tasa de morosidad, el cuál provoca una enorme aversión al riesgo por parte de los bancos y cajas españolas, ahora debemos de añadir las dificultades de financiación que estas mismas entidades van a encontrar en los mercados financieros.

Unos mercados que dadas las “trampas” que realizó el anterior Consejo de Administración de Bankia para maquillar sus cuentas y poder salir a bolsa ya no se fía de la capacidad de nuestro sector financiero para salir adelante. Por tanto, ya no le prestan dinero.

Ello hace que los bancos y cajas no tengan liquidez para prestar a sus clientes, más allá de los depósitos de otros clientes, lo cuál limita hasta el extremo la capacidad crediticia de bancos y cajas, que acaban condenadas a prestar sólo aquel dinero que tienen en cartera.

Por tanto, ya no importa como se resuelva la situación de Bankia, aunque de momento apunta en la mala dirección, porque el daño ya está hecho y los grandes perjudicados seremos, una vez más, las familias y las empresas que acabamos condenadas a seguir viviendo sin la capacidad crediticia necesaria para poder pensar en el medio-largo plazo, condenados, por tanto, al cortoplacismo más absoluto.

El saldo hipotecario sigue a la baja

El dinero sigue candado a cal y canto

El dinero sigue candado a cal y canto

Según los datos que ha publicado esta semana la Asociación Hipotecaria Española, el mes de marzo registró la mayor caída interanual en el saldo hipotecario de toda las serie estadística, lo que certifica las dificultades con las que se sigue encontrando el sector.

Concretamente, el saldo hipotecario durante el tercer mes del año quedó fijado en 975.293 millones de euros, lo que supone un descenso del 6,68%, una caída que se confirma también con el descenso que se ha producido, de manera oficiosa, en abril, con una caída del 6,26%.

Aunque no hay duda de que la reducción del saldo hipotecario es esencial para que podamos empezar a recuperar la economía española, lo cierto es que la velocidad a la que se está produciendo es preocupante, tanto como la velocidad a la que crecía durante los años de burbuja inmobiliaria, cuando nos encontrábamos con crecimientos por encima del 20%.

Una reducción de este calibre viene a significar que la velocidad a la que se constituyen nuevas hipotecas es menor que la velocidad a la que se amortizan las ya constituidas. Unas amortizaciones que, en la mayoría de las ocasiones, tienen su fundamento en el embargo y posterior desahucio producido por la falta de pago de las cuotas hipotecarias mensuales.

El problema es que nada hace pensar que en un futuro próximo podamos empezar a plantearnos una recuperación del sector inmobiliario que pueda ralentizar la caída, más bien al contrario, por lo que deberíamos de abandonar la idea de reconstruir nuestra economía sobre la base del “ladrillo” e intentar apostar por nuevas alternativas.

Unas nuevas alternativas que sólo tendrán razón de ser desde el fundamento de la financiación como fórmula necesaria para conseguir proyectos de inversión viables y sostenibles, proyectos que puedan permitir que las empresas busquen productos y servicios de alto valor añadido con los que generar empleo de una manera directa.

Sin embargo, las políticas de los gobernantes parecen ir encaminadas en la dirección de la austeridad absoluta, sin alternativas de crecimiento reales, con lo que la crisis que ya dura demasiado, puede acabar durando aún más, castigando a las familias en peor situación económica y social.

Marcando récords históricos, de morosidad, eso sí

Ya no contamos billetes, sólo monedas

Ya no contamos billetes, sólo monedas

La tasa de morosidad de las entidades financieras españolas cerró el mes de marzo en el 8,36%, según los datos del Banco de España, lo que supone un ligero incremento con respecto al cierre del mes de febrero, cuando la tasa quedó fijada en el 8,15%, y, lo que es más importante, un nuevo acercamiento al máximo histórico de la serie estadística, que se produjo en febrero de 1994, cuando se cerró en el 9,15%.

Sin embargo, hay que recordar que en ese momento el volumen total de créditos que las entidades financieras tenían en sus carteras era de 260.581 millones de euros, mientras que ahora nos encontramos con 1.769.952 millones de euros, lo que significa una diferencia más que notable.

El problema, de nuevo, es que la tasa de morosidad no tiene visos de mejorar, más bien al contrario, ya que el número de familias españolas con todos sus miembros en situación de desempleo sigue viéndose incrementada mes a mes, y todo apunta a que en los próximos meses estaremos cerca de alcanzar el máximo

Lo cuál afecta de manera directa a la concesión de nuevos créditos, ya que las entidades financieras observan el riesgo que les supone conceder créditos a familias y empresas con estos volúmenes de morosidad. Y más si valoramos el hecho de que pueden comprar deuda pública, que no tienen que provisionar en sus balances y les sirve de garantía ante los mercados internacionales, con dinero que les presta el BCE al 1% de interés.

Se trata de una situación, por tanto, harto compleja, ya que sin la recuperación del crédito no podemos empezar a plantearnos una salida honrosa de la crisis, y visto como se está poniendo el panorama no parece factible una recuperación del mismo en el medio plazo.

Si a ello le añadimos las medidas de austeridad extrema planteadas desde los diferentes estamentos políticos europeos, nos enfrentamos a un escenario realmente desalentador, con una economía en proceso recesivo sin solución de continuidad, y unos políticos incapaces de dinamizarla en base a concesión de facilidades o a exigencias a las entidades financieras para que el flujo de crédito pueda llegar a las economías familiares y a las empresas.

El Euríbor parece estabilizarse en mayo

El Euríbor nos da un respiro

El Euríbor nos da un respiro

El Euríbor, principal índice de referencia de las hipotecas españolas hasta que el IRS empiece a tomar fuerza de una manera definitiva, parece que ha estabilizado su caída en los últimos días de cotización algo que ha dejado sorprendidos a la inmensa mayoría de los analistas.

Si el indicador empezó el mes de mayo en el 1,303% y a partir de ahí empezó a bajar en la primera semana de cotización hasta cerrar el 9 de mayo en el 1,277%, es decir, en apenas 10 días 0,03 puntos porcentuales de descenso, realmente importante.

Sin embargo, a partir de ese momento, se ha estabilizado de manera casi absoluta cerrando el 16 de mayo, a mediados de mes, en el 1,268%, es decir, apenas 0,009 puntos porcentuales, con lo que se nota la estabilización y el control de la caída del Euríbor.

Por tanto, podríamos encontrarnos con que la caída del Euríbor ha pasado a mejor vida y que nos empezamos a encontrar con el fondo del Euríbor, algo en lo que parecen coincidir, de manera generalizada muchos analistas, que no ven posible un Euríbor por debajo del 1,2%.

Tenemos que recordar que con un tipo de interés para la zona Euro en el 1%, es lógico pensar que el Euríbor debe de estar ligeramente por encima de ese valor, ya que el Euríbor recoge la media del tipo de interés al que se prestan las entidades financieras entre sí, que debe de ser necesariamente superior al tipo de interés que tienen que pagar por el dinero que toman prestado.

Aún así, todo apunta a que a final de este mes de mayo nos encontraremos, sin duda, en un entorno del 1,25%-1,26%, lo cuál comparado con el 2,147% con el que se cerró en el mes de mayo de 2011 nos arrojaría una diferencia de unos 0,9 puntos porcentuales, que traducido a cuota podría suponer una rebaja de más de 50-60 euros mensuales.

Una rebaja que, como siempre, dependerá mucho de la cláusula suelo que se pueda tener firmada desde el momento de constitución de la hipoteca, la cuál, como siempre decimos, limitaría ese descenso, dejándolo en agua de borrajas perjudicando claramente a las familias hipotecadas españolas, que se tendrían que conformar con el valor mínimo fijado.

Nuestra economía en el filo del precipicio

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Si hace unos años nos hubieran dicho que la prima de riesgo de nuestra deuda se había disparado por encima de los 480 puntos le hubiéramos mirado entre extrañados y pensando que había tomado demasiado barbitúricos, pero de un tiempo a esta parte nos ha tocado convivir, por desgracia, con un término de pura jerga económica que no hace sino despertarnos de nuestros mejores sueños sudando por culpa de las más dura de las pesadillas.

En la jornada de este lunes, la prima de riesgo cotizó por encima de los 480 puntos, valor que nos retrotrae al pasado mes de noviembre, cuando la economía española estuvo al borde de ser intervenida por parte de las autoridades europeas, un escenario que parecía haberse disipado con las elecciones generales y la llegada del Partido Popular al poder.

La prima de riesgo, recordemos, no es más que la diferencia de riesgo que perciben los mercados de una economía en particular con respecto a la economía alemana, que se toma como referencia, por entender que es la economía más estable de la zona Euro.

Una prima de riesgo que, en valores tan elevados, perjudica al país en su conjunto, pero también al pequeño ahorrador en particular, que se verá abocado a no recibir ningún tipo de financiación o a hacerlo a un valor demasiado elevado, quedándose a merced de los elevados tipos de interés.

Si los mercados consideran que España no ofrece las garantías necesarias como para comprar su deuda, el sector financiero español también tendrá dificultades para poder financiarse internacionalmente, y ello le llevará a tener que pagar intereses más altos, que luego repercutirá en el ciudadano cuando éste acuda a la sucursal a solicitar una hipoteca o cualquier tipo de préstamo.

Por tanto, no podemos perder de vista la evolución de la prima de riesgo y rezar, los que crean en un ser superior, en que el Banco Central Europeo realice su función comprando deuda española en el mercado secundario, reduciendo de manera inmediata el valor de la prima de riesgo, así de sencillo. Tan sencillo que llama la atención que no lo haga más a menudo para evitarnos estos sobresaltos.

El vodevil de Bankia

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La situación a la que hemos asistido como espectadores de lujo en estos últimos meses con Bankia no viene sino a reflejar la utilización política a la que se ha sometido a las Cajas de Ahorros durante tantos y tantos años y que ha acabado por dejarlas a los pies de los caballos.

Rodrigo Rato, un excelente político económico, fue designado para llevar las riendas de Caja Madrid, una entidad financiera a la deriva, sin que poseyera el bagaje financiero necesario como para rescatar a una entidad que se estaba difuminando ante el crecimiento y el buen hacer de su gran competidor, la Caixa.

En una huida hacia adelante, forzado, a su vez, por los intereses políticos de otra Comunidad gobernada por el Partido Popular, Valencia, Caja Madrid aceptó una fusión catastrófica con la caja valenciana, Bancaja, lo que llevó a la entidad madrileña a acumular en su balance tal nivel de productos tóxicos que su viabilidad se convirtió en una situación insostenible.

Como bien han demostrado los tiempos, el experimento más político que económico se ha venido abajo como un castillo de naipes, y ahora Bankia, la antigua Caja Madrid, tendrá que recibir una inyección de 7.000 millones de liquidez para poder seguir saliendo a flote.

Por ello se hace necesaria una reestructuración financiera inminente, un cambio en el modelo de gestión de las Cajas, pero de verdad, no de cara a la galería, para que los criterios políticos dejen de tener peso en los Consejos de Administración, y sean los criterios económicos y financieros los que primen a la hora de tomar decisiones.

Porque esta es la única fórmula adecuada para que el crédito llegue a los ciudadanos y a las empresas y para que no sean al final los contribuyentes los que tengan que sufragar los excesos y los derroches de unos políticos incompetentes situados a dedo al frente de entidades financieras, sin los conocimientos financieros adecuados ni la voluntad de buena gestión exigible.

Bankia es la última metáfora del desastre financiero de este país, un desastre que nos ha traído hasta donde estamos y está aletargando nuestra recuperación de una manera inefable.

Soportando el chaparrón

Cada una lo soporta como puede

Cada una lo soporta como puede

Con la que está cayendo es agradable comprobar como todavía se mantienen algunas buenas ofertas hipotecarias que poder llevarnos a la boca, al menos en teoría, porque otra cosa será ya que luego nos la concedan que visto lo visto es algo cada vez más complejo.

Sin embargo, ING Direct e iBanesto siguen manteniendo su lucha particular, lo cuál acabará por beneficiarnos a todos nosotros que podremos disfrutar de un diferencial mucho más económico. De esta manera, mientras que la mayoría de las entidades financieras se están moviendo por diferenciales sobre el 3-4% estas dos operadoras online siguen manteniendo en el mercado un diferencial del 1,49%.

Además, siempre y cuando se mantenga una cierta vinculación con ellas se pueden eliminar la inmensa mayoría de las comisiones, con lo que al final todo queda mucho más barato. Como pega tenemos las restricciones habituales de las hipotecas online, basadas principalmente en lo rígido de sus ofertas.

Si en una entidad financiera al uso siempre tienes la posibilidad de modificar alguna de las condiciones en función de tus circunstancias, en lo que se refiere hipotecas y entidades financieras online el cliente se tiene que someter a las condiciones fijadas en el paquete de oferta estipulado, sin casi margen de maniobra real.

Esta competitividad extrema de las entidades que operan casi exclusivamente online se debe a la transparencia que ofrece el mercado de Internet a los consumidores, de forma que pueden comparar diferentes productos de manera inmediata con un mero golpe de click.

Una transparencia que, aunque se está intentando perseguir en las últimas modificaciones legislativas aprobadas por los diferentes gobiernos, tanto regionales como estatal, no llega nunca a conseguir el nivel que se puede alcanzar en Internet, por lo que las diferentes asociaciones de consumidores recomiendan siempre darse una vuelta por la red antes de contratar cualquier producto hipotecario.

En definitiva, en Internet encontramos las mejores ofertas, aún en estos tiempos de chaparrón, aunque no son aptas para todos los bolsillos, sino sólo para aquellos que se pueden permitir cumplir con los estrictos requisitos y las rigideces exigidas por las entidades que operan a través de soporte online.

La morosidad de las familias, el gran problema de la banca

Las cuentas siguen sin salir

Las cuentas siguen sin salir

A pesar de que la banca se las prometía muy felices con la morosidad de los promotores inmobiliarios, la cuál les había llevado a perder mucho dinero, no hay duda, pero que parecía últimamente controlada, ahora llega otro gran problema de dimensiones siderales y de muy difícil consideración.

Se trata de la morosidad de las familias españolas en sus préstamos hipotecarios. Como consecuencia del incremento persistente y pertinaz de la tasa de desempleo, cada vez hay más familias que no tienen capacidad real para poder pagar sus hipotecas, y acaban, por tanto, por dejar de pagar sus cuotas.

Esto provoca que las entidades financieras acumulen un agujero negro sin solución, más allá del embargo de la vivienda, algo que acaba por repercutir de manera negativa sobre las propias entidades, con lo que acaba por convertirse en la pescadilla que se muerde la cola.

Desde las asociaciones de consumidores, donde se reconoce este problema y las dificultades que puede crear al sistema, abogan por una solución pactada, de manera que las entidades financieras encuentren alternativas para que los propios clientes puedan seguir pagando sus cuotas y ellos no pierdan mucho dinero.

Se trataría de profundizar en el campo de la renegociación hipotecaria, ampliando cuotas y reduciendo tipo de interés, lo cuál provocaría una reducción de beneficios para bancos y cajas en el corto plazo, no hay duda, pero en el medio-largo plazo permitiría mantener un volumen adecuado de ingresos.

Además, de esta forma las familias españolas podrían seguir manteniendo sus viviendas sin problemas, a pesar de su situación económica de extrema dificultad, a la espera de que llegaran tiempos mejores que les permitieran afrontar el futuro con mayor optimismo.

Ya hay Comunidades Autónomas, como el País Vasco, donde el gobierno regional está abogando por este tipo de soluciones, convencidos de que es la única fórmula adecuada para intentar salir todos juntos de la crisis, más allá de hundir el sistema a costa de bancos y familias.

Lo único seguro, eso sí, es que el desempleo seguirá creciendo en los próximos meses, y con él las dificultades de todos los agentes relacionados con toda la economía en general.

Pendiente abajo

El Euríbor sigue cayendo pendiente abajo

El Euríbor sigue cayendo pendiente abajo

Cuando el pasado mes de marzo el Euríbor cerraba su cotización mensual en el 1,499% muchos podían pensar que nos encontrábamos ya en el suelo del indicador y que a partir de ese momento sólo cabía pensar en un renacimiento de las cifras para repuntar durante el mes de abril.

Pero la coyuntura económica mundial, y sobre todo europea, así como las nefastas previsiones sobre el futuro han hecho que el Banco Central Europeo no se atreva a tocar el tipo de interés para la zona Euro y ello siga provocando que el Euríbor se mantenga a la baja, acercándose a los valores del marcado por el máximo organismo financiero europeo.

Así, el cierre de la cotización media mensual del Euríbor durante el mes de abril, en el 1,368%, supone una caída de 0,7 puntos porcentuales con respecto al cierre de abril de 2011, lo que, traducido a cuota mensual debería de arrojar un descenso de 60-70 euros mensuales para una hipoteca media, ciertamente significativo en los tiempos que corren.

Una reducción, sin embargo, que no será generalizada, sino que se limitará a la existencia, o no, de una cláusula suelo en el articulado hipotecario, que podría limitar e, incluso, evitar, la reducción de la cuota mensual, en función del valor fijado en el momento de constitución de la hipoteca.

De cualquier forma, lo que parece evidente es que en los próximos meses deberíamos de encontrarnos con un panorama similar, con el Euríbor a la baja. No en vano, la cotización diaria del indicador el último día de cotización, ayer, día 30 de abril, marcará el comienzo del mes de mayo.

Por ello, si tenemos en cuenta que partimos del 1,311%, no sería descabellado pensar que antes del 15 de mayo podríamos estar por debajo del 1,3%, unas cifras realmente preocupantes para las entidades financieras y altamente atractivas para los ciudadanos hipotecados, que pueden empezar a plantearse seriamente una mejoría en su estado económico.

Según los expertos, por otro lado, el Euríbor no debería de incrementar su cotización antes de final de año, y nos encontraríamos con valores continuamente a la baja y acercándose al 1%, aunque no es previsible que lleguen a alcanzar esta cifra.

Llueve sobre mojado

Llueve sobre mojado sobre los bancos

Llueve sobre mojado sobre los bancos

Mes tras mes nos prometen que el cielo escampará y que la tormenta pasará dejándonos un mar de tranquilidad financiera y económica al que podremos aferrarnos con total tranquilidad y ante la que tendremos la capacidad de afrontar el futuro con optimismo y esperanza.

Pero luego llegan las estadísticas macroeconómicas ofrecidas por las principales oficinas estadísticas del país y nos cambian todos los planes, ya que mes a mes nos ofrecen un panorama negro y sin un optimismo, un panorama al que estamos abocados, además, por las medidas de nuestros gobiernos.

La última estadística negativa ha sido la del Instituto Nacional de Estadística (INE), que ha certificado que durante el pasado mes de febrero el número de hipotecas constituidas cayó un 47,1% en tasa interanual, hasta totalizar un volumen de 26.415 hipotecas.

Un descenso que, lejos de iniciar una recuperación, supone un agravamiento de la situación ya que en el mes de enero la caída en tasa interanual había sido del 41,7%, lo que demuestra que las entidades financieras no sólo no están abriendo el grifo sino que lo están cerrando cada vez más.

Por otro lado, la propia estadística publicada por el INE saca a la luz que el importe medio de las hipotecas constituidas durante el mes de febrero también sufrió un descenso significativo con respecto a las de un año antes, concretamente, un 14,6%, hasta situarse en los 104.868 euros.

De la misma manera, el importe total concedido en las hipotecas constituidas durante este segundo mes del año se situó en los 2.770 millones de euros, lo que viene a significar una reducción del 54,8% con respecto al mismo mes del año anterior.

Estos descensos, tanto en el importe medio de las hipotecas como en el global prestado provienen, en gran medida, de la reducción del precio de las viviendas, una tendencia que se debería de seguir observando en lo que queda de año, ya que las medidas interpuestas por el Gobierno para la valoración de los inmuebles que los bancos mantienen en sus balances deberían de provocar el descenso de precios de manera inequívoca.

En definitiva, lejos de recuperarnos, estamos cayendo en nuestra propia fosa, sin que parezca que podamos tener una solución real.

El Euríbor no encuentra suelo

Ya nadie puede detener la caída del Euríbor

Ya nadie puede detener la caída del Euríbor

El Euríbor parece no querer detener su caída libre y seguir bajando hasta límites que ya no recordábamos y que seguramente nos costará volver a ver, lo cuál no deja de ser una gran noticia para todos aquellos que cuenten con un préstamo hipotecario o cualquier otro tipo de crédito referenciados a este índice.

Si en marzo nos congratulábamos de que el Euríbor, en tasa media mensual, cerraba en el 1,499%, esa cifra parece ahora muy lejana con los valores que estamos observando del indicador durante este mes de abril, el cuál comenzó con el Euríbor a la baja y parece que la tendencia se está manteniendo de manera invariada e invariable.

Ayer mismo, 23 de abril, el Euríbor cerró su cotización diaria en el 1,348%, para totalizar una tasa media mensual del 1,382%, ya más de 0,1 puntos porcentuales por debajo de hace apenas un mes y, lo que es más importante, 0,7 puntos porcentuales por debajo del cierre del Euríbor de hace ahora un año.

En esta coyuntura las hipotecas que tengan que revisar su tipo de interés en función del Euríbor de abril y que no cuenten con una cláusula suelo que limite el descenso del mismo, se encontrarán con una clara mejoría en cuando a la cuota mensual que tienen que ir pagando a la entidad financiera correspondiente.

En ese sentido, precisamente, se estructura la Iniciativa Legislativa Popular que se intenta llevar al Parlamento español, y de la que se hizo eco nuestro compañero Ladríllez, la cuál tiene un claro fundamento de defensa de los intereses de las familias más desestructuradas y menos favorecidas, económica y socialmente hablando.

Uno de los grandes objetivos es eliminar la cláusula suelo de las hipotecas españolas, para que todo aquel que se encuentre sujeto a una hipoteca pueda beneficiarse de las bajadas del Euríbor en la misma medida que se perjudica por los incrementos experimentados por el mismo.

No podemos olvidar que si el Euríbor cierra el mes de abril sobre el 1,37%, si a ese valor le añadimos un diferencial de un 0,8, que venía a ser la media hasta hace bien poco, nos encontramos con un tipo de interés ligeramente por encima del 2%, mientras que la cláusula suelo rara vez suele bajar del 3%.

¿Quién dijo recuperación?

Cada vez es más difícil pagar las facturas

Cada vez es más difícil pagar las facturas

La verdad es que las estadísticas que venimos conociendo de manera periódica no hacen sino ahondar en nuestro pesimismo genético y en anclarnos en posiciones de crisis sempiterna de la que no parece que vayamos a tener posibilidades reales de escapar.

El último dato demoledor para la recuperación económica ha sido el de la tasa de morosidad del pasado mes de febrero, la cuál se acerca peligrosamente al récord histórico de la serie estadística. Así, en el segundo mes del año la tasa de morosidad se disparó hasta el 8,15%, mientras que el máximo histórico de la tasa de morosidad en nuestro país se registró en octubre de 1994, con el 8,20%, por lo que no sería descabellado pensar que en marzo se podría superar esa cifra.

Y más si tenemos en cuenta que con el dato de febrero, que supuso un incremento de algo más de dos décimas con respecto al 7,91% de enero, nos encontramos ya con el octavo mes de subidas consecutivas, quedando lejos el mes de junio cuando se experimentó una ligera caída de apenas 0,07 puntos porcentuales, pasando del 6,48% de mayo al 6,41% del sexto mes de 2011.

La totalidad de los créditos morosos del sector financiero español asciende a 143.815 millones, muy por encima de la barrera psicológica marcada por los expertos en los 100.000 millones de euros, cifra que se superó por primera vez durante el pasado mes de mayo de 2011.

Desglosando por entidades financieras, nos encontramos con que la morosidad de las entidades de depósito, es decir, los bancos, cajas de ahorros y cooperativas de crédito, se situó en el 8,23%, mientras que la que corresponde a los establecimientos financieros de crédito quedó fijado en el 8,4%.

El problema, como siempre decimos, es que con una tasa de morosidad tan elevada las entidades financieras se lo plantearán mucho antes de iniciar la recuperación del crédito, ya que no querrán arriesgar sus balances a acumular nuevos impagos que pueda hacerles perder credibilidad ante los mercados internacionales, y, por tanto, capacidad de captación de fondos en los mismos.

Y no podemos olvidar que sin la recuperación del crédito no podemos plantearnos la recuperación de la economía, porque el sistema está montado en función de la capacidad de financiación de los agentes económicos.