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Acerca de Ladríllez

Javier Pérez Fernández (Zamora, 1970) Director durante 10 años de la revista universitaria dela Universidad de León, ha participado en casi todos los foros asociativos y juveniles de la ciudad. Escribe desde los 14 años en periódicos y revistas, especialmente Bedunia, como satírico, y en el diarioLA CRÓNICA-EL MUNDO, donde realizó un suplemento dominical sobre historia militar leonesa. Profesionalmente, se especializó en marketing y economía agraria. Trabaja como comercial de publicidad para medios de comunicación y dirige una casa de turismo rural en la montaña leonesa. En cuanto a trayectoria literaria, empezó por el verso satírico, estudió métrica y composición clásica y es autor de más de mil poemas, aunque jamás se consideró poeta. Más constante ha sido su dedicación al columnismo de prensa, medio en el que ha publicado más de ochocientos artículos en los últimos veinte años. Como autor de relatos cortos, ha tratado de conciliar la temática escabrosa con el estilo irónico, lo que le ha valido más reconocimientos que amistades. En total tiene escritos más de doscientos relatos y ha recibido casi una veintena de premios en este campo. Pero el género donde considera que mejor se desenvuelve es el de la novela. Escribió su primera obra de más de doscientas páginas a los dieciocho años, aunque afirma que sólo permitiría su difusión bajo amenaza a punta de pistola. Desde entonces, ha escrito una enorme epopeya espacial de más de dos mil folios, y cinco novelas, una de las cuales,la Crin de Damocles, le valió el premio Azorín 2006. La espina de la amapola, Ed. Planeta 2008. El Gris. Ediciones B. 2010 -La crin de Damocles, Ed. Planeta 2006. Premio Azorín de novela. -Viento Divino. Caja Murcia. Instituto Castillo Puche. -Antología poética Antonia Pérez Alegre. Fundación Espejo 2005. -Apagar el sol. Ayuntamiento de Toledo. Premio narrativa femenina 2005 -Historias para catar. Tropo Editores 2007 -Diversas antologías y colecciones de cuentos.

¿Con cuántas hipotecas eres rico?

El que muerde, y el que simula morder...

El que muerde, y el que simula morder…

Hablan ahora los políticos, concretamente los de Podemos, de que con 50.00o euros brutos al año (insisto en lo de brutos), ya eres rico y mereces que te aprieten los tornillos, porque es tu obligación arrimar un poco más el hombro.

Así que, en vez de discutir a lo bobo, me he buscado unos datos por ahí y los comparto con vosotros, a ver qué os parecen.

Un tipo que gana 50.000 euros brutos al mes, al final se lleva a casa unos 2400 € al mes, con dos extras. Un buen sueldo, vale, pero tampoco para sentarse a jugar al Poker con la familia Botin, ¿no?

Al final, ricos de verdad, en España vienen a ser un 2% de los ciudadanos y sus familias, que puestos a echar números sumarán como 1 millón de personas. Estos son los que entre ingresos y patrimonio tienen riqueza suficiente para vivir de ella generando grandes ingresos sin grandes dependencias. Son familias con grandes capitales, en diversas formas, poder e influencias.

Por debajo de ellos, clase media serían los que tienen altos ingresos, sin duda más de 50. 000 brutos, bien por ser directivos de Compañías, profesionales a los que les va bien, pequeños empresarios con negocios prósperos con empleados a su cargo, o sin ellos si tienen una posición sin grandes dependencias. Y con cierto patrimonio. Puede ser en torno al 18% de los ciudadanos y sus familias, en el caso de España 8 millones de personas.

Y el resto, el 80%, 36 millones, forman la clase baja.

De estos una cuarta parte, 9 millones, sería clase baja alta, asalariados con buenos sueldos, con trabajos técnicos, autónomos y profesionales con ingresos aceptables, jubilados con patrimonios solventes.

La mitad, 18 millones, clase baja media, la mayoría de asalariados y pensionistas con ingresos normales y patrimonios humildes.

Y el resto, otros 9 millones, el 20% de la población total, clase baja baja, los realmente pobres, parados, jóvenes o mayores sin apoyo familiar, inmigrantes, familias desestructuradas, totalmente dependientes.

El que tiene una hipoteca y no la solicitó para sacar ventaja financiera al apalancamiento, sino simplemente porque necesitaba el dinero para conseguir una vivienda, que no se ande con chorradas: ese  no es clase alta, y seguramente tampoco es clase media.

 

La enfermedad del hombre invisible

en dos segundos dejarás de verlo...

En dos segundos dejarás de verlo…

A veces lees a los lectores, o les escuchas en las terrazas, y entonces comprendes por qué se separan con tanta frecuencia tanta energía las realidades de las percepciones.

Siempre dijeron que la mona vestida de seda se quedaba simia, pero ahora resulta que no, que la ruina vestida de seda se convierte en brotes verdes, luz al final del túnel o cualquier otra chorrada que se le ocurra al que genera los eslóganes.

Decían por aquí mismo que habrá recuperación o no, que seguiremos con la crisis o no, pero que lo que sí estaba claro era que si sales a dar un paseo ves las terrazas llenas, y si vas al supermercado está lleno de gente comprando, y si vas a una Gran Superficie a veces no puedes ni aparcar.

Y cuando lo lees te preguntas primero si muchas veces te habrás pasado de pesimista en los escritos y luego recuerdas todos aquellos vídeos que te tragaste para escribir las novelas sobre la guerra Mundial.   ¿Y sabéis qué pasa? Que en el 45, en el Berlín lleno de escombros, también estaban las tiendas llenas y había un montón de gente caminando por las calles.

Y en el 18, después de muchos millones de muertos, también estaban a rebosar los cafés y los cabarets de París. Los siete millones de jóvenes que ya no estaban allí no los veía nadie, y los echaban de menos sus madres y sus novias, pero los demás decían también: ¡qué barbaridad!¡cuánta gente hay!

Porque afortunadamente vemos a los vivos, que son los que llenan las tiendas y los cafés. Porque afortunadamente no nos llevan a casa de los que tienen que estirar como gominola en verano lo que queda del subsidio, la ayuda del abuelo o los escasos ahorros de tiempos mejores.

Vemos ahora a los que están en las tiendas, los que ocupan los aparcamientos y los que están en las terrazas porque los otros, los que han dejado de fumar por causa de fuerza mayor, los que ya no pueden ir a las tiendas, ni pueden entrar ne los bares ni les queda más entretenimiento que la tele y un paseo de cuando en vez, esos se han convertido en invisibles, esos ya no importan a nadie, ni existen en ningún lado.

Los bares a los que iban, cerraron. Cerraron las carnicerías y las pescaderías que los surtían. Cerraron hasta las sucursales donde tenían los ahorros o la hipoteca, y detrás, uno por uno, fueron cerrando ellos las ventanas.

Porque hoy, ser pobre es como estar muerto.

Los pobres ya, ni estorban.

 

Javier Pérez

 

La hipoteca y el trabajo. Sobrantes y sobreros

El trabajo y el trabajador, haciendo como que se llevan bien...

El trabajo y el trabajador, haciendo como que se llevan bien…

Porque sí, al final podemos hablar mucho de subidas o bajadas en el precio de la vivienda, de subidas o bajadas en los tipos de interés aplicables a las hipotecas o de si los bancos necesitan limpiar su balance o encontrar demanda solvente, pero lo cierto, lo real, es que el mercado hipotecario depende de manera directa del mercado laboral.

Y en ese berenjenal nos vamos a meter, a ver qué tal respira la cosa.

El BBVA Reaseach, uno de esos institutos encargados de analizar datos por cuenta de un banco, llegó a la conclusión a finales del pasado año de  que España acabaría padeciendo un desempleo estructural del 18%, una vez que terminase la crisis. ¿Nos damos cuenta de lo que eso supone? Cuando las cosas vayan bien, si es que se arreglan, casi uno de cada cinco españoles estará clasificado en el apartado de sobrantes

A eso, según la misma fuente, habrá que añadir un empleo a tiempo parcial,  que en España no es una opción que la gente prefiera, sino que le viene impuesto, que se situará en un 25% o 30%. ¿Lo vemos? 18% de gente sin ningún trabajo, 30% de gente con la mitad del trabajo, que es como decir 15% sin ninguno.

Pero no acaba ahí la cosa: también habrá que sumar una temporalidad que, aunque los contratos de trabajo tiendan a unificarse, difícilmente bajará del 20% por la propia estacionalidad de numerosos subsectores de la economía española, lo que supone un desempleo equivalente de no menos de 7,5%, por aquello de que en unas épocas trabajarán unos y en otras otros.

Por lo tanto, cuando la crisis finalice, cuando la economía se  tranquilice, la gracia del asunto estará en que España lucirá un desempleo real cercano al 30%. Lo disfrazarán, sin duda, con treinta ropajes, como hacen ahora, pero esa será la proporción mínima de españoles pasándolas negras.

Visto así, ¿creemos de verdad que llevan camino de recuperarse las hipotecas?

Cuando tu banco te mira mal

Y hasta te echa maldiciones

Y hasta te echa maldiciones

Por aquí, por internet, decimos que las cosas cambian muy deprisa, pero la mayor parte de las veces no nos molestamos en explicar estos cambios a los más mayores, o a los que no teniendo tantos años viven un poco apartados del barullo. Y esa gente cuenta más de lo que pensamos. Y además vota.

Por mi parte, voy a intentar poner remedio a esta falta en un tema que nos interesa a todos y que a todos debería preocuparnos, sobre todo en un blog como este: los bancos.

El tema es bastante sencillo en el fondo y si hablásemos de bares, todo el mundo lo entendería. El tabernero quiere que vayas a su local para que le dejes ganancia. Es evidente, ¿no? ¿Qué pensaría de nosotros el del bar si entrásemos todos los días a leer el periódico, a usar el cuarto de baño y a utilizar los palillos sin consumir nada? Pues que ojalá nos marchásemos de allí cuanto antes.

Y eso les pasa a los bancos. Pero nos cuesta más entenderlo.

No comprendemos o no queremos asumir que el dinero que tenemos en las cartillas de ahorro ni lo quieren ni les sirve para nada. . ¿Cuánto nos pagan de intereses por ese dinero? Nada y menos. Y esta vez no es un dicho, sino que va en serio: nos pagan menos que nada porque a fin de año los intereses son menores que las comisiones de mantenimiento.

¿Y cómo es posible eso? Porque el Banco Central Europeo les presta el dinero, todo el que quieran, al cero por ciento de interés. Así que a ver, seriedad: si los bancos pueden conseguir el dinero que les dé al gana al cero por ciento de interés, ¿para qué quieren el nuestro? ¿Para que les demos la murga por diez céntimos de una comisión y tener que mandarnos una carta? No, de esa manera ni les interesamos ni les podemos interesar, seamos serios.

Para los bancos solo somos clientes si gastamos y les dejamos ganancia.

¿Tiene usted tarjeta? Pase.

¿Gasta dinero con la tarjeta? Bienvenido.

¿Contrata un seguro con nosotros? Buenas tardes.

¿Tiene con nosotros un préstamos o una hipoteca? Nos alegramos de verle.

¿Es usted el típico paisano que tiene aquí los ahorros, viene a actualizar la cartilla, no quiere que le cobren comisiones, no tiene tarjeta, ni seguro, ni debe un duro a nadie, ni hace más movimientos que el ingreso de la pensión? Marche a tomar por saco de aquí con viento fresco, que estamos para ganar dinero y no para poner a un empleado que le atienda a usted por la cara, a cambio de nada.

No te lo dicen, de momento, pero cada día te lo hacen ver más claro.

Las cosas han cambiado. Tener dinero ya no es ser un buen cliente. La cosa es gastarlo. La cosa es darlo a ganar. Como en el bar. Como en el pescadero…

La alternativa, por supuesto, es tener el dinero debajo de la teja. Una alternativa no tan mala, por cierto, teniendo en cuenta la nueva normativa. Pero ya hablaremos de eso…

El crecimiento y la deuda. Nos hipotecan a todos.

Aquí ponía yo a trabajar a más de cuatro gestores...

Aquí ponía yo a trabajar a más de cuatro gestores…

Hablaba el otro día de la economía de la oferta, y de cómo es difícil que la cosa mejore mientras la gente no gane unos salarios que le permitan consumir.

Esto, también hay que tenerlo claro, no sería la panacea: si la gente gana más, pero decide gastar eso que gana en bienes y servicios producidos fuera, entonces no estamos haciendo nada. O dicho de otro modo: tienen razón los que dicen que subir los sueldos en un país donde la gente se gasta la extraordinaria en Iphones no es una mejora para el país, sino para Apple. Triste, pero cierto.

Dicho estoy, creo que hoy conviene echar un vistazo a las estructura de los datos que nos presenta el Gobierno. Y me refiero a los datos oficiales, porque ni siquiera en los datos falsos son capaces de pintar la cosa como querrían.

Vamos allá:

El año 2014 la riqueza nacional o PIB, a precios de mercado, es decir, medida a los precios a los que los bienes y servicios realmente vendidos , ascendió según la Contabilidad Nacional a 1.058.468 millones de euros. O seas, el famoso billón de euros del que hablamos siempre de PIB (y que es falso, peor de eso ya hablaremos).

Esta cifra, comparada con la del 2013 (1.049.180 millones) da un crecimiento de la riqueza de 9.288 millones.
Pero aquí viene lo maravilloso: para conseguir ese crecimiento, el Gobierno ha aumentado la deuda española en 67.676 millones de euros, lo que significa que, por cada euro de riqueza creada en 2014, nos hemos endeudado en 7,3.

No sé si os dais cuenta, pero la deuda que se contrae ni siquiera se convierte en bienes o servicios facturados. Si el dinero que pedimos se emplease en plantar o consumir cacahuetes, al menos se reflejaría en l contabilidad Nacional, pero así, ni eso. ¿qué demonios están haciendo con nuestras finanzas nacionales? ¿qué huecos se cubren?

¿Qué diríamos de una familia que hiciese semejante cosa? ¿cómo calificaríamos una hipoteca en estas condiciones?

La hipoteca y la economía de la oferta

Un mundo lleno de posibilidades...

Un mundo lleno de posibilidades…

El problema que todos hemos padecido es que la economía, en los últimos años, se ha orientado a la oferta. ¿Y de qué demonios hablo?

Pues del error, ya sea estratégico o ideológico, que los trabajadores cometieron cuando en política se consideró natural favorecer al empresario por ser el “creador de riqueza” con medidas como facilitar el despido, restringir el poder de los sindicatos, de modo que al final se redujeron los sueldos.

¿Y qué sucedió entonces? Que se sustituyeron los salarios pro la capacidad de endeudamiento. O sea: no pasa nada porque cobres menos, porque ahora puedes pedir una hipoteca por cuatro perras, cosa que antes no se te pasaba pro la cabeza, con lo que ganando menos vivirás mejor.

¿No os suena eso? ¿No fue eso lo que sucedió? La gente tenía más dinero en el bolsillo y se sentía mejor. Podía comprarse una casa y se sentía mejor. Podía irse de vacaciones y se sentía mejor. Y no importaba mucho si se trataba de hipotecas, préstamos al consumo, o cómodos plazos de una tarjeta de crédito.

Pero esto tenía un consecuencia política: con este sistema, las empresas bajaron sueldos y el consumo se mantuvo durante un tiempo, con lo cual a las empresas les salían “gratis” las medidas antiobreras (“les bajo los sueldos y me siguen comprando igual”). Debido a que esas medidas antiobreras no tenían repercusión negativa sobre la economía, los gobiernos siguieron aprobando medidas similares, más desregulación laboral, más facilidad de despido, menos salarios, etc.

Pero la cosa, a la larga, no funciona: por mucho que les bajes los impuestos a las empresas, o les facilites el despido o el papeleo administrativo, si no venden tienen que cerrar.

Y para que vendan la gente tiene que comprarles, y para que la gente les compre tiene que tener dinero, y para que la gente tenga dinero hay que pagar buenos salarios.

¿Y si no?

Pues vender fuera. pero eso ya lo están pensando todos.

Y la putada es que no existe un Planeta B.

Para anular la cláusula suelo (pero de verdad)

Solicitantes de hipoteca convenciendo al banco...

Solicitantes de hipoteca convenciendo al banco…

Que sí ,que muchos tribunales han dado la razón a los afectados que han reclamado contra estas cláusulas. pero al final el tema real, el del mundo real,es mucho más complejo y engorroso y de lo que se trata al final es de conseguir que se elimine esa cláusula y que los euros vuelvan a  nuestro bolsillo, porque bastante tenemos ya con la hipoteca. Así que vamos a ver cómo funcionan las cosas en el puñetero mundo real, repito ya por tercera vez e intencionadamente:

Si queremos combatir como paladines contra el banco, lo primero que debemos hacer es presentar un escrito al departamento de atención al cliente de ese mismo banco reclamando la anulación de la cláusula suelo, razonando el asunto y aportando dos copias de la carta en la oficina de nuestra entidad para que nos las sellen y nos devuelvan una. Puede parecer fácil, pero no siempre es tan sencillo, proque a lo mejor salen con que la abuela fuma, etc., etc..

sabed a partir de aquí que al ley es para lo demás, pero no para los bancos, que pueden hacer caso o no,  pero nunca serán sancionados y ni obligados as dar un paso más allá de los que quieran dar. Cuentan, por ejemplo, que Barclays Bank jamás te atiende, y lo lleva a gala en su política. Avisados vais…

Si la petición ante nuestra entidad bancaria es denegada o transcurren dos meses sin resolución (porque les mola eso de no contestar), deberemos presentar reclamación ante el Banco de España  En ese momenti, debemos presentar el formulario de reclamación propio del Banco de España, fotocopia del DNI, escrito presentado en nuestra entidad bancaria, respuesta (si la hay), copia de la escritura de compraventa y cualquier otra documentación que consideremos relevante (oferta vinculante, información precontractual de las condiciones de la hipoteca, etc.).

El servicio de reclamaciones del Banco de España dará un plazo de quince días hábiles a la entidad bancaria para que presente alegaciones y resolverá mediante un informe motivado,  pero Ojoooooooooooooooo:  este informe no es vinculante para ninguna de las partes, lo que significa que el banco puede limpiarse su virtual trasero con lo que opine el Banco de España. ¿A que son geniales?

A partir de aquí, nos queda instar el correspondiente procedimiento judicial para anular la cláusula suelo, donde podremos solicitar como medida cautelar que se deje sin efecto dicha cláusula durante la tramitación del procedimiento.

¿Y por qué?

Porque hay tantos casos y el tema es tan complejo que esa sentencia que tanto nos gustó lo mejor no se refiere a lo nuestro…

Mala suerte…

El problema de dónde meter la pasta (el que la tenga)

Plantación de cacahuetes: una salida siempre disponible y a todas luces original..

Plantación de cacahuetes: una salida siempre disponible y a todas luces original..

La hipoteca fue durante muchos años el recurso inversor más socorrido: cogías poco a poco tu dinero, pagabas unas cuotas, y mientras tanto te ibas haciendo un capital para el futuro o alquilando la vivienda, con lo que el inquilino tenía dónde vivir y el capitalista, hipotecado, conseguía una rentabilidad par su dinero.

Ese mecanismo dio lugar a un montón de artículos en los inicios de esta web. ¿Os acordais de cuándo hablábamos de la hipoteca inversa? ¿Os acordáis de todo lo que escribimos sobre los ancianos que dejaban su casa a una institución a cambio de un complemento de su pensión o algún chollo similar?

Pues bueno: todo eso se ha ido a la porra. Y con ello el sistema económico y de inversiones que lo sustentaba, con su propia mecánica de cajas de ahorros, políticos que concedían permisos y constructores que cosechaban el beneficio.

Resultó que los pisos sí que podían bajar. Y bajaron a lo bestia, y se quedaron en nada, en el balance de los bancos y en la percepción de riqueza de los ahorradores

Resultó que comprar para alquilar y hacerse un capital podía ser una ruina de proporciones faraónicas.

Resultó que lo que era tu capital para el futuro se convertía en el lastre para el presente.

Y entonces llegó la gran pregunta: ¿en qué se puede invertir? Y la respuesta es difícil, porque mientras los bancos centrales presten el dinero al cero por ciento,, ¿porqué le iba a interesar al banco nuestro dinero en vez del de Bruselas?

Así es como llega la hora de buscar algo que deje aunque sea una migajas, y ahí aparecen de nuevo las burbujas y el riesgo. Tan feo, tan feo, que en algunos sitios, hasta las hipotecas resucitan porque el ladrill0 parece una buena opción…

Apañados estamos…

Y de momento, la hipoteca sigue, también como parábola

Los primeros de una larga lista

Los primeros de una larga lista

No es normal que dedique yo estas líneas a temas políticos, pero hoy voy a hacer una excepción, aprovechando que estamos en año con múltiples elecciones y que el domingo se celebraron las andaluzas, que quisieron ser primeras y lo consiguieron pro aquello de que aquí, como en la granja de Orwell, todos somos iguales, pero unos más iguales que otros..

¿Y por qué me parecen a mi tan importantes estas elecciones, al fin y al cabo? porque dicen más de nuestra sociología y de lo que hay detrás del telón de lo que muchos interpretan.

Dicen, por ejemplo, que en España se pueden gobernar treinta y siete años, y quitarle el récord a Franco, sin que a nadie le suene rara la cosa. No juzgo aquí la legitimidad de las elecciones ni la decisión de los ciudadanos, pero no me negaréis que la cosa da para pensar un rato, y más en un blog en el que siempre hablamos de que tomar una decisión a treinta años, como una hipoteca, es un riesgo demasiado elevado.

Dicen también estas elecciones que los sociólogos del PP viven en una burbuja de cristal, y que su ilusión de que a la gente se le pase el cabreo a fuerza de repartir los mismos sueldos entre más gente no se les va a arreglar ni de cachondeo. Si Rajoy esperaba que su partido aguantase el embate, ha visto que el batacazo que se ha dado cotiza por todo lo alto, y más que cotizará si lo fían todo a la economía y la recuperación y nada la política.

Dicen también que el ser catalán ya no es una cosa que suene tan desagradable en el sur, y así lo muestran los Ciudadanos de Albert Ribera, y que con tal de acabar con los de siempre hay mucha gente dispuesta a acabar también con los prejuicios de siempre.  Este punto sería esperanzados para una tierra como Andalucía si no fuese por el punto primero…

Dicen también que el fenómeno emergente de Podemos se comió al fenómeno declinante de Izquierda Unida, pero sin conseguir, ni juntos ni por separado, salir de la puñetera irrelevancia, esa a la que conduce ganarlo todo y que no te sirva de nada. La cuestión será ver si avanzan en otros lugares, pero de momento no han podido vencer a la “casta” ni de lejos.

¿Y cual es la suma de tanta sociología?

Estabilidad. O calma. O aguas estancadas.

A esos juicios ya no llego.

Yo tenía una hipoteca que se llamaba Asunción

Los bancos también están muy cachas...

Estamos todos como toros…

Y es que a veces ya hay que tirar del folclore, y dentro de éste, de la rama más popular, al menos por aquí, por estas tierras del Norte.

El caso es que estos días hemos estado hablando de la bajada de los tipos de interés, de la práctica desaparición de las cláusulas suelos y también de los grandes dolores que sufren los hipotecados en monedas exteriores. ¿Pero qué sucede, en resumen? Sucede que las hipotecas se siguen concediendo con cuentagotas por mucho que la recuperación, la supuesta recuperación, se vaya consolidando.

¿Y a qué se debe eso?

Los bancos dicen que no hay demanda solvente, lo que viene a significar que piden el dinero aquellos a los que les hace falta en vez de pedirlo aquellos que lo tienen de sobra, como quisieran seguramente los bancos.

¿Y a qué más?

Pues a que la sabiduría popular, esa de la copla y el cachondeo que ha dado lugar al título de este artículo, ha decidido que no se cree una palabra de la mejoría. La sabiduría popular ve que eso que se lleva siglos pidiendo, que es el reparto del trabajo, se está produciendo. Y no es bonito.  Porque resulta que donde había un buen salario y un trabajo a tiempo completo, ahora hay dos salarios de mierda y dos trabajos sin derechos a tiempo parcial. ¿Queríais reparto social? pues hale, a disfrutarlo.

La sabiduría popular no se cree nada porque según los grandes números macroeconómicos todo va bien, todo mejora, y todo lleva buen camino. Pero coñe: resulta que esos mismos números son los que dicen que Mario Draghi imprime dinero como si no hubiese mañana y que el tipo de interés, Euribor incluido, está al cero pro ciento. ¿Qué pasa aquí? ¿que el abuelo está cada día mejor, le can a dar el alta mañana, pero hoy le trasplantan el hígado y le operan a corazón abierto? A eso suena.

Por eso las hipotecas están como cabras. Por eso no acaban de convertirse en el viejo producto sensato y razonable que antaño fueron.

Por cierto, y para acabar de rematarla, dicen que vuelven los créditos rápidos en Milcreditosrapìdos.com . La gran epopeya en la que vuelven los minicréditos.

La cabra, la cabra, etc. etc…

¿Pero de quién son las hipotecas?

El laberinto se complica

El laberinto se complica

Todos lo sabemos: hace años que dejamos de ver las cosas claras y meta uno las narices donde las mete, al final sólo hay embrollos, líos, y platos de espagueti de leyes, costumbres, informes y documentos.

El mundo de la hipoteca no es una excepción, por supuesto, y aunque se está hablando de ello en voz muy baja, por aquello de no hacer saltar la liebre y que se arme la marimorena, lo cierto es que no está muy claro de quién son las hipotecas, de quién los avales, y quién tiene capacidad jurídica para reclamar un impago.

Ya lo comentamos por encima un día, y hoy vamos a ver el caso de los avalistas.

Un paisano cualquiera recibe un dinero para comprar una vivienda y firma la correspondiente hipoteca. Aunque el banco titulice esa hipotecas (la convierta en bonos, pro ejemplo) y venda esos títulos, parece que el banco puede seguir reclamando el pago de las cuotas aún a pesar de no ser ya el propietario último de la deuda. Esto es así, o dicen que es así, porque al titulizar la hipoteca y venderla el banco se comprometió a seguir cumpliendo su papel de mediador entre quien firmó el contrato y los poseedores últimos de las deuda, que ahora son los bonistas. ¿Es esto lógico? Nadie lo tiene claro.

Está claro, sí, que el hipotecado mantiene la deuda, pero no tanto quién tiene derecho u obligación de reclamársela.

¿Y con los avalistas? Con los avalistas pasa aún algo más grave. Si el avalista sostiene la deuda y la deuda ha sido transmitida a terceros, ¿quién puede ejecutar el aval? ¿El titular original de la deuda, que era el banco,  o el nuevo titular que es el bonista? Porque resulta que al vender el banco la deuda, pero no el aval, vendió una deuda sin aval, por lo que esa deuda deja ahora de estar respaldada y es una deuda con riesgo.

¿Aparece en los contratos la titulización de las hipotecas? Sí, aunque de manera dudosa. ¿pero se han titulizado alguna vez los avales? Nunca, que se sepa. Entonces, al no existir titulización de avales, los avales no se han transmitidos a los bonistas, con lo que los avalistas podrían ahora negarse a responder ante terceros.

Añadidle a eso que cuando las hipotecas se convierten en bonos se convierten por paquetes, pero no nominalmente, con lo que nadie sabe si su bono contiene hipotecas de Juan, de Manolo o de Chindasvinto: sólo su importe.

¿A que es un embrollo curioso?

 

La hipoteca y la vivienda social

En esta época se construían bloques y barrios enteros de vivienda social, pero era otra cosa...

En esta época se construían bloques y barrios enteros de vivienda social, pero era otra cosa…

En el tema de la vivienda se mezcla muy frecuentemente lo económico y lo social y seguramente por eso las controversias son tan enconadas. Como toda acción o falta de ella genera un juego de incentivos, antes de tomar una medida hay que preguntarse qué incentivos se generarán con ella, quienes serán los beneficiarios y quienes los damnificados. Sólo así es posible un análisis serio.

Ese, me temo, es el camino que ha llevado la negativa del ministerio de economía a aceptar la solicitud de la defensora del pueblo de incluir viviendas del Sareb en el fondo de viviendas de uso social.

La cuestión, en principio, parecía simple: el Estado se había hecho con un importante parque de viviendas procedente de los rescates bancarios y la defensora del pueblo proponía que esas viviendas, o parte de ellas, entraran en la bolsa de viviendas susceptibles de ser asignadas para uso social.

La respuesta nos e hizo esperar, y por partida doble:

El ministerio de economía Dijo que Sareb “no está configurada como un instrumento de política social de vivienda, sino de política financiera” y el  ministerio de fomento contestó que “no le corresponde instar a la Sareb para que actúe en un determinado sentido, y que apoya plenamente el criterio de economía”

O sea, y resumiendo: que no estamos aquí para hacer favores, sino para convertir en dinero esas viviendas.

¿Es un tema económico? Seguramente, pero no sólo eso. Porque, ¿qué pensarían los demás inquilinos del inmueble, que siguen pagando su hipoteca, si uno, dos o tres vecinos del mismo bloque, recibieran gratis su casa o en unas condiciones mucho más ventajosas que las suyas? ¿qué clase de conflicto social se desataría si en un mismo inmueble hubiese gente que paga y gente que no?

La vivienda social es posible y necesaria, pero de manera homogénea, en lugares concreto o edificios determinados, donde no salte tan vulgarmente a la vista la diferencia entre unos vecinos y otros. Cualquier intento de obrar de otro modo resulta siempre en conflictos, enfrentamientos, y gente buscando puertas traseras para beneficiarse de lo mismo que otros están ya recibiendo.

No me cabe duda de que la vivienda social es necesaria, pero si no se ofrece de manera extremadamente cuidadosa, puede ser un impulso a la economía sumergida de proporciones difícilmente asumibles.

Cuando la gente tiene incentivos para dejar de pagar su hipoteca en vez de tenerlos para pagarla, mal asunto…