Archivo del Autor: Ladríllez

Acerca de Ladríllez

Javier Pérez Fernández (Zamora, 1970) Director durante 10 años de la revista universitaria dela Universidad de León, ha participado en casi todos los foros asociativos y juveniles de la ciudad. Escribe desde los 14 años en periódicos y revistas, especialmente Bedunia, como satírico, y en el diarioLA CRÓNICA-EL MUNDO, donde realizó un suplemento dominical sobre historia militar leonesa. Profesionalmente, se especializó en marketing y economía agraria. Trabaja como comercial de publicidad para medios de comunicación y dirige una casa de turismo rural en la montaña leonesa. En cuanto a trayectoria literaria, empezó por el verso satírico, estudió métrica y composición clásica y es autor de más de mil poemas, aunque jamás se consideró poeta. Más constante ha sido su dedicación al columnismo de prensa, medio en el que ha publicado más de ochocientos artículos en los últimos veinte años. Como autor de relatos cortos, ha tratado de conciliar la temática escabrosa con el estilo irónico, lo que le ha valido más reconocimientos que amistades. En total tiene escritos más de doscientos relatos y ha recibido casi una veintena de premios en este campo. Pero el género donde considera que mejor se desenvuelve es el de la novela. Escribió su primera obra de más de doscientas páginas a los dieciocho años, aunque afirma que sólo permitiría su difusión bajo amenaza a punta de pistola. Desde entonces, ha escrito una enorme epopeya espacial de más de dos mil folios, y cinco novelas, una de las cuales,la Crin de Damocles, le valió el premio Azorín 2006. La espina de la amapola, Ed. Planeta 2008. El Gris. Ediciones B. 2010 -La crin de Damocles, Ed. Planeta 2006. Premio Azorín de novela. -Viento Divino. Caja Murcia. Instituto Castillo Puche. -Antología poética Antonia Pérez Alegre. Fundación Espejo 2005. -Apagar el sol. Ayuntamiento de Toledo. Premio narrativa femenina 2005 -Historias para catar. Tropo Editores 2007 -Diversas antologías y colecciones de cuentos.

La hipoteca y los drones

ese bicho que ataca y se va

ese bicho que ataca y se va

A pesar del extraño título que lo encabeza, pretendo que este artículo sea muy de andar por casa. Así que me dejo de florituras y entro en materia.

El mayor problema de las hipotecas es que se concedieron sobre tasaciones que no tienen nada que ver con el valor real a precios de mercado de las viviendas. Sin embargo, para aliviar esa carga, el tipo de interés ha descendido enormemente en los últimos años hasta acercarse a la nada o a esas cláusulas suelo de las que tantas veces hemos hablado.

Hasta ahí, una de cal y una de arena. La cuestión, para mí principal, es que a pesar de que los intereses se han reducido haciendo disminuir las cuotas, los salarios, o los ingresos de los hipotecados, no han aumentado en la necesaria proporción estos años. parte de la jugada de la hipoteca, al menos mentalmente, consistía en que cada año que pasar la cuota sería menos dolorosa por el normal aumento de los precios y de los salarios. No ha sido así.

Por tanto, el problema real, el que ha llevado al país a endeudarse hasta la locura y a los ciudadanos a apretarse el cinturón hasta la asfixia, es el bajo nivel salarial. No se trata solamente de que no haya trabajo, sino que no es posible encontrar hoy un empleo en el que te paguen el mismo salario (no ya uno mayor, sino el mismo) que hace cinco años.

¿Y pro qué? Porque muchos empleos han sido atacados por drones. Se llama drones a las empresas de la competencia que basándose en abaratar costes o en la falta de regulación, atacan un sector, lo explotan, obtienen los beneficios y se van sin que se pueda hacer nada por combatirlos. ¿Qué puede hacer un abogado recién licenciado para evitar que los bufetes utilicen a personas sin preparación que simplemente tienen que buscar sentencias en bases de datos? ¿Cómo evita un arquitecto recién licenciado que pongan a trabajar con Autocad a un tipo con solamente el bachiller? ¿qué hace un ferretero para competir con el chino de al lado? ¿Cómo consigue un fotógrafo que alguien pague por sus fotografías’ ¿Qué puede hacer un librero para competir con Amazon? ¿qué puede hacer un obrero industrial cuando se automatiza su planta y lo sustituyen por un robot?

Hay desde luego muchas soluciones imaginativas, pero son siempre  anecdóticas o marginales y no consiguen evitar que poco a poco el factor trabajo tenga cada vez un peso menor y se paguen cada día menores salarios.

Y sin salarios no hay demanda, sin demanda no hay economía, y sin economía, demanda y salarios no hay dios que pague la hipoteca.

Dinero, dinero y dinero

A pasar por ventanilla

A pasar por ventanilla

Con el verano, además de los apretones de la hipoteca llegan a veces pequeños compromisos o impulsos, de esos que antes se llamaban caprichos, y no siempre hemos reunido la fuerza de voluntad suficiente para evitarlos.

¿Mala cabeza? Es posible. ¿Malla planificación? Seguramente. O quizás uno de esos deslices de los que en estas fechas hablan los periódicos, incluso los más serios, cuando dice que hasta un 83 % de la población aceptaría un romance de verano.

El caso es que al final todo se convierte en dinero. El dinero es el que marca la diferencia entre quedarse en casa, repasando la lista del teléfono en busca de alguien a quien llamar o poder irse de vacaciones a alguna parte. El dinero marca sobre todo la diferencia entre poder coger el teléfono a los que llaman o tener que hacer cuentas a ver si es posible salir o habrá que inventar algún pretexto para evitar ese plan que nos apetece pero nos conduciría directamente a la bancarrota.

Para este tipo de casos, sobre todo, se inventaron las empresas de créditos rápido, y aunque algunos las critiquen por los tipos de interés que aplican o las condiciones de sus préstamos, el caso es que en cierto modo son como los fontaneros o los cerrajero que atienden 24 horas: rápidos, sencillos y muy caros, con todo lo que eso implica.

Y es normal: planificar, pensar las cosas, actuar en consecuencia, dominar los propios impulsos y saber decir que sí cuando conviene y que no cuando es debido son cosas que, nos jorobe o no, escapan del alcance de todo el mundo.

Así que por simple higiene social, es normal que quienes no son capaces de pagar esas virtudes, terminen pagando el pato. Y quienes  consiguen mantener una vida ordenada disfruten de las ventajas, que las hay, de ese orden. Lo malo sería lo contrario. Lo malo es lo que tan a menudo vemos: que da lo mismo ahorrar que no. Que da lo mismo estudiar que no. Que da lo mismo esforzarse que no, porque le trabajo bueno es para el hijo del de siempre y a ti te queda sólo la purrela, lo que de todos modos habrías obtenido saliendo de copas y sacando un cinco y medio.

La hipoteca, de momento, como siempre. Cuando  suban los tipos, ya veremos…

El mordisco de la cláusula suelo

Un suelo desagradable

Un suelo desagradable

Según el estudio realizado por el bufete Martínez-Echevarria Abogados, en España hay tres millones de familias afectadas por las cláusulas suelo, las cuales pagan 6.000 millones de euros de más al año por su hipoteca. No estamos hablando , por lo tanto, del chocolate del loro ni de una minucia a la que se da mucho bombo, como se piensa a veces.

Como sabéis, esta cláusula impide que los afectados por este tipo de cláusulas puedan beneficiarse de las bajadas del Euribor. Los bancos, que han visto las orejas al lobo y en sede judicial, están dispuestos a renegociar esta cláusula siempre que los afectados no pidan la devolución de las cantidades cobradas hasta el momento: es decir, que te quitan la cláusula a partir de ahora pero no están dispuestos en modo alguno a hablar de lo que han cobrado de más.

Para ello, y cubriéndose las espaldas, muchos bancos están formando un documento con los clientes quitándoles la cláusula suelo a cambio de que el hipotecado se dé por satisfecho y renuncie a cualquier acción posterior. Le podemos llamar de muchas maneras, pero es un truco para no tener que devolver lo cobrado en exceso si, como se prevé, la Justicia da la razón a los afectados. Y encima lo venden como un favor al cliente, que normalmente no se ha enterado aún de nada y acepta el trato de mil amores, pensando que se han portado como caballeros.

Por todo ello, y dado que la decisión final sobre el asunto no puede retrasarse mucho, creo que conviene esperar, siempre y cuando no se esté tan ahogado como para necesitar de inmediato que se elimine esa cantidad que se está pagando de más. O si no, lo mejor es ir reclamando, porque ahora están más suaves que nunca. O eso parece.

Las viviendas sociales de la banca

Castizos que somos...

Castizos que somos…

Cuando te dicen que la banca está haciendo un verdadero esfuerzo para ayudar a sus clientes, y te lo dice nada menos el presidente de la Asociación Española de Banca, lo primero que te sale de dentro es alzar una ceja. Pero luego lo piensas mejor, haces cuentas, y llegas a la conclusión, que debería ser obvia, de que lo que más le interesa a la banca es que las hipotecas se paguen y te lees los datos con un poco más de detenimiento.

Según José María Roldán, presidente de la asociación, las entidades han refinanciado ya las hipotecas de 500.000 familias que atraviesan dificultades, lo que supone en términos globales que un 10% del crédito hipotecario ha sido refinanciado.  Incluso cuando esto no es suficiente, la banca trata de presar apoyo con otras soluciones, como rentas a precios “fuera de mercado” o  el fondo social de viviendas.

Y ahí es donde viene lo que ya no sabe uno si empieza a sonar a broma, o que ha habido un vuelco en la percepción del asunto, porque la banca destinó 6000 viviendas a alquileres sociales y por lo visto se han ocupado hasta la fecha sólo 1500, quedando vacías las otras tres cuartas partes. ¿Y qué dice la banca de eso? Que las administraciones no colaboran identificando a las familias en riesgo de inclusión y que siguen vacías porque nadie ha hecho los trámites para ocuparlas.

Cuando el debate se pasa a estos términos, es que estamos en un momento en el que la banca quiere cambiar su imagen, y esos tíos no dan puntada sin hilo. Estoy completamente convencido de que los bancos han tomado estas medidas impulsados pro las circunstancias, y también de que las administraciones están más interesadas en el rédito político de encontrar a un chivo expiatorio que en aportar verdaderas soluciones a las personas con un problema.

Pero el hecho de que se peleen por determinar quién pone más y quién se esfuerza más, es ya un síntoma de los tiempos que van a venir.

Lo que nos falta es saber qué es lo que están pensando en realidad y qué es lo que en realidad van a hacer.

Efectos de lo nuevos tiempos políticos.

Efecto de un país que tiene demasiada parte de su economía pendiente de las decisiones del BOE y otras administraciones públicas.

 

Hipoteca, desahucio y externalidad

Redistribución de la riqueza.

Redistribución de la riqueza.

Los que lleváis mucho tiempo leyéndome os vais a a quedar un poco sorprendidos con este artículo, pero de vez en cuando hay que cambiar la parte del cerebro con la que se piensa, para no caer en aquelloq eu decñía Ortega: “ser de derechas, como asr de izquierdas, son simplemente dos manera de ser idiota. Se trata de dos formas de hemiplejia moral”.

Dicho esto, vamos a ver lo que es una externalidad, porque se trata de un concepto clave en economía. Externalidad es un coste que se echa fuera, de modo que quien realiza un actividad obtiene los beneficios de ella, pero no paga todos los gastos o perjuicios derivados de esa actividad.

La externalidad más típica es la contaminación atmosférica: una empresa gana dinero produciendo plásticos, pero no paga como un coste más el aire que mancha. Paga impuestos: pero también paga impuestos la empresa de jardinería que pone bonita la ciudad. Los impuestos no pagan externalidades.

Pues bien, con las normas sociales actuales y la legislación vigente en cuanto a derechos de las personas, cabe afirmar que los bancos , al desahuciar a al deudor hipotecario de un piso, generan una externalidad.

¿Por qué? El banco tiene un negocio. Ok. El banco calcula los riesgos, pide los papeles y obtiene y reparte los beneficios. Ok. ¿Y pro qué cuando el negocio va mal hace que el deudor quede en la calle, para que tenga que ser sostenido por las arcas públicas? ¿Quién paga los servicios sociales y las viviendas sociales? ¿Quien va a tener que acoger, vestir y alimentar a los niños de esas familias? Todos. ¿Y por qué pagamos todos los negocios que salen mal a los bancos?

Si existiera la figura del fusilamiento al amanecer del que es desahuciado, el banco podría lavarse las manos, o pedir su libra de carne, pero como esas figuras no existen, el banco traslada parte de sus costes a la sociedad, esta vez en forma de problemas sociales. Una forma de contaminación social, por decirlo de algún modo.

Y pagamos todos. Una vez más. Otra.

La hipoteca y las personas

Fernando Pessoa (o sea, persona)

Fernando Pessoa (o sea, persona)

En los últimos comentarios en esta misma web, y en otras muchas, leo con creciente asombro que hay que recordar en todo momento que tras la crisis griega, o tras las hipotecas y sus laberintos, hay personas.

Aturdido por la novedad, me pregunto si esta clase de ideas, por repetidas, perrtenecerán a algún tipo de religión actual que los mayores de cuarenta no estudiamos en el colegio o se trata de una maniobra para que perdamos de vista la realidad.

Detrás de las hipotecas, hay personas. Y detrás de los bancos, resulta que también. Detrás de las deudas griegas, hay personas. Y personas es lo que hay detrás de lso Gobiernos acreedores, de los organismos internacionales que prestaron el dinero y quieren recuperarlo, y de las negociaciones para ver cómo se evita la pérdida.

Porque amigos, los banqueros no ponen de su bolsillo la pasta que prestan en las hipotecas, ni los ejecutivos del FMI están luchando por sus propios cuartos: luchan porque es su trabajo, y luchan por las aportaciones de otros países. El dinero del FMI no lo ponen los ricachones del mundo, ni siquiera los ciudadanos de los países ricos: lo ponen todos los países del mundo salvo cuatro o cinco (creo recordar que Corea del Norrte, Cuba, Irán y Buthan, pero no estoy seguro) de manera proporcional a su PIB. O sea que cuando los griegos no devuelven el dinero al FMI no s elo están quitando a Rockefeller, sino a los españoles, los bolivianos, los ruandeses y los vietnamitas. A cada cual en su proporcional medida, pero a todos ellos.

Personas son las que están detrás de todos los negocios. personas son los enfermos y los enfermeros, los criminales son personas, los pederastas son personas y son personas también pescadores de atún rojo en alta mar.

Decir que detrás de esto o de lo otro o lo de más allá hay personas es una de estas dos cosas: o una chorrada, o un intento de quitar la cualidad de persona a quien no esté en tu bando, dando a entender que personas son los míos pero no los tuyos.

En cualquiera de los dos casos, ¡al carajo!

 

 

La hipoteca griega

Ahora hasta se enternecen

Ahora hasta se enternecen

Eso es lo que tenemos todos con el asunto griego: una hipoteca. Porque podemos ponernos como queramos buscando culpables, justicias, injusticias, o tecnicismos legales, pero el caso es que la interminable negociación del país heleno nos va a costar a todos una pasta y la vamos a pagar de un modo u otro.

Los españoles, tradicionales quijotes, nos desgañitamos en las redes sociales o en el bar a favor del Gobierno de izquierdas o a favor de las instituciones  internacionales, ¿pero hemos pensado cómo nos afecta este asunto en nuestro día a día?

¿Por qué nos afecta tanto este asunto?

-En primer lugar, porque podemos perder una cifra del orden de los treinta mil millones de euros. La contabilidad no es sencilla, pues no se trata solamente de dinero contante y sonante puesto sobre la mesa, sino también de avales, colaterales etc. Pero el daño económico sería muy grande.

-En segundo lugar, por el riesgo político. Sin enterar a valorar las preferencias de cada cual, lo cierto es que las recientes elecciones municipales y autonómicas han dejado un mapa político que desde fuera es visto como preocupante. Por supuesto que nuestra soberanía consiste en votar a quien nos dé la gana, pero los fondos exteriores también tienen su propia soberanía, y la suya consiste en invertir donde mejor les vaya. La caída de Grecia confirmaría que los temores no son del todo infundados, y que invertir en estos momentos en un país que podría seguir la misma senda es una imprudencia.

-El coste del riesgo. Del punto anterior se deriva que  si llega a cumplirse la peor opción, o sea, que un país europeo se convierta en moroso, no hay nada ya que impida que esto vuelva a repetirse. Las palabras de Draghi afirmando que se hará lo que haya que hacer para impedir la caída del euro habrán quedado muy debilitadas. Y eso, necesariamente llevará a una subida de los tipos de interés con que nos financiamos.

¿Y eso es relevante? Pues debemos, dicho en números gruesos, cosa de un billón. Por cada punto que suba el tipo de interés, pagamos diez mil millones de euros más de intereses. Con cuatro puntos, la deuda nos cuesta tanto como la educación. ¿Cómo lo veis?

Las irresponsabilidades con la deuda se pagan. Y no sólo las propias: las de los demás también.

 

Las nuevas hipotecas

Novedades sobre lo de siempre

Novedades sobre lo de siempre

El mercado hipotecario se reanima, y con él aparecen nuevos modelos de hipotecas. Algunas basan su imagen en ser lo de toda la vida, sin novedades, sin sorpresas y sin aventuras, que es lo que mayoritariamente demanda ese cliente solvente que tanto busca la banca, mientras que otras se decantan por hacer el producto más atractivo incorporando nuevos enfoques.

El problema para la mayoría, y ventaja para algunos, es que las hipotecas han dejado de ser un producto aislado y su coste final, su diferencial y a veces hasta las comisiones se vinculan a otros productos que el cliente pueda tener contratados con el banco, tales como nóminas, seguro de hogar y hasta seguros de vida.

A la hora de calcular una hipoteca con verdadera seriedad es muy importante tener en cuenta estas condiciones, pues el coste de estos productos, muy especialmente los seguros, puede suponer que lo que no se paga por un sitio se paga por otro. Nuestro consejo  es que se busque el mejor producto de mercado equivalente y se compare, en su caso,  lo que se está pagando de más (porque lo normal es que haya un sobrecoste). Con esa cifra, añadida a los costes de la cuota mensual, podremos saber cual es el coste real de la hipoteca.

Este tipo de políticas van en línea con lo que ya hemos comentado en semanas anteriores y que podríamos resumir con la ley del 130/3o, que viene a significar que hoy en día, para la banca, un 30 % de los clientes le proporcionan el 130% de los beneficios. Si, lo habéis leído bien: un tercio de los clientes suponen más del cien por cien de los beneficios, porque el otro setenta por ciento, en conjunto, genera pérdidas, si no a nivel individual, sí a nivel de conjunto.

¿Y quienes son los clientes  que dan pérdidas? Pues más de los que os imagináis y más de los que supondría incluso un viejo gestor de oficina. Hablaremos de ellos un día e estos con bastantes y floridos ejemplos, porque la cosa tiene su gracia. Os anticipo uno para abrir boca: da pérdida el tipo que tiene el dinero en el banco y no lo mueve. Por ejemplo.

 

¿En qué pensamos cuando hablamos de desahucios?

yuriy-kosobukin-ukraine1

A veces el pueblo opina lo que opina…

La imaginación es a veces muy chunga, y juega malas pasadas al raciocinio. Uno de los casos más comunes es el de la temida palabra desahucio, y vamos a verlo de cerca.

¿En qué pensamos cuando hablamos de desahucios?
Pues normalmente en familias que no pueden pagar sushipotecas y que tiene que ver como el banco la pone en la calle. El banco, o el fondo buitre extranjero, para los amantes de Dickens, y si es en invierno y hay niños de por medio, más Dickens todavía…

¿Es eso lo que imaginamos, verdad? Pues la putada es que en muchas ocasiones es terriblemente cierto y que, a buen seguro, tenemos que hacer algo para evitar esas tragedias humanas o la injusticia de que el negocio jurídico del banco genere la externalidad del desahucio, una externalidad pagadera en fondos públicos a costa del común.  El párrafo es técnico, pero quien conozca el asunto lo entenderá, y quien no, que pregunte en los comentarios. O a lo mejor dedico otro artículo a explicar que es eso de la externalidad pagadera del común.

Pero volviendo ala imaginación, el caso es que hay otra clase de desahucios, y si los prohibimos, vamos a armar la de dios… Los de los alquileres. ¿Qué pasa cuando un inquilino no paga?

Si por una parte está muy feo tener un piso vacío, y por otra no puedes poner en la calle al inquilino que no te pague, ¿qué solución se deja al propietario? ¿qué pisos entrarán en el mercado de alquileres? ¿quién se arriesgará a perder un piso a cambio de sacarle, a todo pegar, un dos o un tres por ciento de rendimiento?
¿Nos damos cuenta de lo que eso supone?

El nivel de precios del mercado de alquiler depende del precio de la vivienda, del importe de la hipoteca, de la disponibilidad de pisos y del rendimiento que se le pueda obtener. Si la seguridad jurídica desaparece de pronto en es mercado, ¿quién se animaría a alquilar?

La tragedia del desahucio hay que evitarla, pero con cabeza: en caso contrario, podemos conseguir que se encarezcan brutalmente los alquileres. O que simplemente no haya oferta. Y no sería bueno, en especial para los más humildes…

Hipotecas postelectorales

 

En busca del chollo perdido

En busca del chollo perdido

La gran pregunta que se hizo Rajoy, según un periódico satírico, era por qué demonios tenía ganas de llorar después de haber ganado las elecciones.

Luego, cuando se reunió la ejecutiva del PP, resultó que ni eso: el tío que ni pincha ni corta, ni rompe ni mancha, ni siquiera tenía ganas de llorar, y mucho menos de hacer autocrítica o pensar en cambiar algo para no encadenar un monumental estacazo con otro.

A esto es a lo que a veces los entrenadores, ya sea deportivos o empresariales, llaman riesgo psicológico: a la incapacidad de enfrentarse a los problemas, o lo que todavía es peor, a la pérdida del deseo de ganar.

Cuando tus comerciales ya no salen a vender y tus futbolistas no salen a ganar, es el momento de tomar medidas. Pero aquí lo que tenemos es a un Presidente que hace años que no sale a Gobernar. Un Presidente al que no le interesa la política y ha dejado, hace años, de tomar medidas políticas para preocuparse solamente de que las patas del andamio, las verdaderas patas que lo sostienen, no sufran daño alguno. Por eso nos suben la luz, nos maltratan los bancos y se ríen de nosotros las gasolineras: porque esos, esos sí, están protegidos por al fuerza y el  aparato del Estado. Y para otros sustos, aquí puedes encontrar el teléfono , pero de momento basta con lo que hemos contado.

Las medidas que va a tomar Rajoy ante la derrota electoral van a consistir en llamar al presidente de Repsol y al de Iberdrola, entre otros, para preguntarles qué puesto le tiene reservado. Los demás, los que estaban con él en el Partido Popular y han visto o van a ver estos días como los pasan a cuchillo uno a uno, no le importan un pimiento. Los demás, los que se van a ir a casa por haber tragado, por haber consentido y por haber preferido salir en la foto antes que enfrentarse a un presidente inútil, cobarde, holgazán e ineficiente, ahora ya no le importan un pimiento a nadie.

Por lo demás, para los que creen que la hipoteca es hoy un tema irrelevante, ya lo han visto: se puede pasar de la plataforma de afectados pro la hipoteca a la alcaldía de Barcelona. Eso demuestra, creo yo, que el tema que aquí tratamos es algo más que pura y simple economía: es el caballo de batalla entre libertad, propiedad privada, sociedad y bandolerismo.

Ya iremos hablando…

 

Barcelona quiere limitar el turismo, pero no la inmigración

Cavando tu propia tumba

“Antes, a quien no valía para nada, se le daba una pala. Ahora se le da una subvención. JMML

A esta clase de conclusiones lleva a veces el presentar un programa hecho a trozos, con la reivindicaciones de muchos grupos que dicen tener un interés común y que en realidad se coordinan sólo bajo ideas teóricas.

Tras las elecciones, tenemos un nuevo mapa político, y hemos visto un importante triunfo de la Plataforma de los Afectados pro la Hipoteca, que ha conseguido colocar a su líder, Ada Colau, nada menos que en la Pole Position para convertirse en alcaldesa.

Si lo consigue o no, ya se verá, porque pro aquellas tierras nos e trata solo de ser de izquierdas o de derechas, sino también de creer en la construcción nacional antes que en la lucha de clases y en la tortilla con cebolla o sin cebolla. En todo caso, el éxito es innegable. Y me refiero al éxito de la hipoteca como caballo de batalla.

Nosotros llevamos aquí un montón de años y parece que aún nos e nos acaban los temas, y las hipotecas resultaron ser tan importantes, y un tema tan atractivo, que pueden ser el germen de un cambio político en España que aún no sabemos dónde va a terminar, si termina.

¿Y por qué? Seguramente porque todo lo que se mueve en torno al principal gasto de una familia en toda su vida va a resultar de interés. Seguramente también, por qué no decirlo, por la esperanza de muchas familias (que nos conocemos) de quitarse de encima el más duro gasto del mes y acercarse más a la vieja aspiración nacional de vivir de la sopa boba o del costillar del vecino, y seguramente, claro que sí, por la cantidad de artefactos y artilugios legales (o paralegales) que los bancos han montado en torno al mercado hipotecario.

Fuera como fuese, la hipoteca vuelve a estar de moda. Y no por los tipos de interés, ni por los diferenciales, ni por la cláusula suelo, sino porque sus enemigos se han coronado próceres de la patria y van a luchar contra los desahucios, los turistas, la especulación y los dragones.

Duerte.

 

Cuando ya no te llaman

irás tras él

irás tras él

Siguiendo con la opción de leer a los comentaristas de la web,  me apetece hoy destacar un comentario de Chinasky en el que hablaba de la exclusión social.

“En mi caso, la gente no te llama, ¿Dónde si no tienes móvil? y no lo entienden (tener móvil requiere una responsabilidad y un gasto mínimo) o que si whatsapp, o para que van a hacerlo si no tienes pelas para ir a ningún lado. No entienden que un € es como cien. Y si de vez en cuando te gusta sentirte vivo e ir a algún bar o restaurante, pero eso a lo mejor es cada 6 meses o una vez al año, te apetece comer cosas como kebaps, pizzas, hamburguesas… Pero te tienes que conformar con pan, choped, “jamón york” y mierdas sintéticas, o congeladas por que es lo mas barato y lo que mas dura sin que se estropee, con el consiguiente daño físico por la mala dieta. Bueno queda el arroz y la pasta… Nadie te contrata por viejo, y porque les presentas el currículo y ven que llevas mucho tiempo sin trabajar, y piensas que eres un inútil o un vividor del paro, o un chanchullero corrupto… y lo ultimo no les falta razón pero no por decisión propia o aceptas eso o te quedas sin dinero, aceptando mierdas de trabajo explotado llegando incluso a trabajar 16 horas seguidas a un € la hora, en uno de los trabajos además las propinas se las quedaba el jefe”.

Y a ese problema, a ese exactamente conducen algunas hipotecas cuando las cosas no salieron como uno esperaba.  A ese problema lleva exactamente el que uno de los miembros de la pareja se quede en paro, cuando se calculó la cuota para dos sueldos. O cuando hubo una separación…

No estamos hablando de clases bajas o sin formación. No estamos hablando de marginales. Chinasky no nos habla de gente que vivía debajo de un puente, sino de gente que un buen día se puso a hacer cuentas y dejaron de salirle.

¿Y sabéis pos qué copio hoy ese fragmento del comentario? Porque me temo que la recuperación, si llega y si la vemos, no va a hacer que la suerte cambie para esa gente. Nuestra sociedad se ha dividido ya entre los que existen y loa que no, y los que existen van hacia arriba o hacia abajo, según los golpeen las olas, pero los otros están ya hundidos, ahogados, y ni siquiera les afecta el oleaje, porque en el fondeo de la irrelevancia no hay oleaje que valga; nadie te llama, nadie te espera, nadie cuenta contigo.

¿Os parezco quizás pesimista? ¿os parece que os estoy contando Mad Max? nada de eso. Lo que pasa es que soy de pueblo y vi lo que pasó en el campo a medida que la gente tenía que ir matando las vacas, vendiendo el tractor y cerrando el pajar. Lo vi, y vi que no le importó a nadie, porque eran cuatro paletos y tres destripaterrones.

Y ahora lo vuelvo a ver. En las ciudades. Pero no es distinto.

No os creáis mejores que los de la boina.

Ni de broma.