Archivo del Autor: Ladríllez

Acerca de Ladríllez

Javier Pérez Fernández (Zamora, 1970) Director durante 10 años de la revista universitaria dela Universidad de León, ha participado en casi todos los foros asociativos y juveniles de la ciudad. Escribe desde los 14 años en periódicos y revistas, especialmente Bedunia, como satírico, y en el diarioLA CRÓNICA-EL MUNDO, donde realizó un suplemento dominical sobre historia militar leonesa. Profesionalmente, se especializó en marketing y economía agraria. Trabaja como comercial de publicidad para medios de comunicación y dirige una casa de turismo rural en la montaña leonesa. En cuanto a trayectoria literaria, empezó por el verso satírico, estudió métrica y composición clásica y es autor de más de mil poemas, aunque jamás se consideró poeta. Más constante ha sido su dedicación al columnismo de prensa, medio en el que ha publicado más de ochocientos artículos en los últimos veinte años. Como autor de relatos cortos, ha tratado de conciliar la temática escabrosa con el estilo irónico, lo que le ha valido más reconocimientos que amistades. En total tiene escritos más de doscientos relatos y ha recibido casi una veintena de premios en este campo. Pero el género donde considera que mejor se desenvuelve es el de la novela. Escribió su primera obra de más de doscientas páginas a los dieciocho años, aunque afirma que sólo permitiría su difusión bajo amenaza a punta de pistola. Desde entonces, ha escrito una enorme epopeya espacial de más de dos mil folios, y cinco novelas, una de las cuales,la Crin de Damocles, le valió el premio Azorín 2006. La espina de la amapola, Ed. Planeta 2008. El Gris. Ediciones B. 2010 -La crin de Damocles, Ed. Planeta 2006. Premio Azorín de novela. -Viento Divino. Caja Murcia. Instituto Castillo Puche. -Antología poética Antonia Pérez Alegre. Fundación Espejo 2005. -Apagar el sol. Ayuntamiento de Toledo. Premio narrativa femenina 2005 -Historias para catar. Tropo Editores 2007 -Diversas antologías y colecciones de cuentos.

Clausulas suelo: Europa dijo no

Nuevo curso, pero nada cambia

Capacidad para justificar lo que sea…

Y por fin se supo ya el resultado del parto de los montes: después de varios meses de especulaciones y conjeturas al respecto, la Unión Europea ha decidido que no habrá retroactividad en la devolución de las cantidades cobradas en exceso por la aplicación delas cláusulas suelo de miles, centenares de miles de hipotecas.

La banca, por tanto, tendrá que pagar lo cobrado desde mayo de 2013, pero no más allá.

Los suspiros de alivio fueron tan fuertes que dicen que se registraron desde varias sondas espaciales. Y no es para menos: la situación de la banca, agobiada por los tipos de interés cero y la baja rentabilidad de su negocio, no permitía otro descalabro. Seguramente este hecho ha pesado, y considerablemente, en el ánimo de las autoridades europeas a la hora de tomar esta decisión.

Dwe hecho, lo dicen claramente en la sentencia: el Abogado General reconoce queun órgano jurisdiccional supremo puede ponderar la protección de los consumidores con las repercusiones macroeconómicas asociadas a la amplitud con que se utilizaron las cláusulas «suelo». En este contexto, el Abogado General considera que, a título de excepción, las mencionadas repercusiones pueden justificar la limitación en el tiempo de los efectos de la nulidad de una cláusula abusiva, sin que se rompa el equilibrio en la relación existente entre el consumidor y el profesional.

O traducido al cristiano: que está muy bien que usted defienda sus derechos, pero como sus razones hacen mucho daño a los bancos, le dejamos su razón en la mitad y aquí paz y después gloria, no vaya a ser que con tanta historia haya que rescatar a algún banco más y eso nos acabe costando un riñón a todos, justamente ahora que no estamos para bromas. Porque lo que queda claro, y lo dicen sin sonrojarse, es que la cláusula era abusiva.

Quizás esto sea lo más grave y más llamativo del asunto: que los derechos de las víctimas ya no son objetivos en sí mimos, sino que dependen del daño que hagan, a la hora de su reparación, al que causó el mal. Con lo que en cierto modo se consagra la idea de que cuanto mayor es la multa que mereces, menos posibilidad hay de que te la pongan, no vaya a ser que te duela…

Con un par, señores…

Las tres cosas que se pueden hacer con las pensiones

Próximo destino

Próximo destino

La cosa ya no da más de sí. Hace tiempo que se viene hablando del asunto y lanzando avisos sobre el envejecimiento de la población, la escasez de las cotizaciones y la generosidad (cierta o no) de las prestaciones, pero el caso es que después de la última tajada que ha cortado el Gobierno del maltrecho fondo de reserva, parece claro que la decisión hay que tomarla enseguida, y no hay ninguna buena. De hecho, sólo hay tres opciones viables que puedan enfrentar el tema de las pensiones:

Reducir el monto de las pensiones. Eso es como mentar la bicha lo sé, pero resulta difícil de explicar que todo el esfuerzo de los últimos años haya recaído sobre los que trabajan para sostener los derechos de los que ya se han jubilado. Nadie duda de que se lo han ganado, pero los que están en activo también se lo ganan y ven como los salarios, por mil razones, se reducen paulatinamente, mientras los pensionistas cobran a menudo más que sus colegas en activo. Además, y por si fuese poco, se mantienen modelos del pasado que poco tienen que ver con la realidad actual, como el hecho de que las pensiones de orfandad y viudedad se sigan pagando sin importar el nivel económico del perceptor, y que se sigan pagando con cargo  la Seguridad Social y no a Asuntos Sociales.

En ese sentido, cabría proponer que se paguen las pensiones de orfandad y viudedad (23.000 millones al año) sólo a quien realmente las necesite, como pensiones asistenciales y no como derecho objetivo, y con cargo a otras partidas asistenciales, puesto que son pensiones asistenciales y no laborales. Del mismo modo, se podría plantear una reducción de las pensiones máximas, que no son nada acordes con el nivel salarial actual.

El problema de todo esto es que la izquierda no quiere, porque suena antisocial, y la derecha no quiere, porque va contra su base electoral, ya que son mayoritariamente los pensionistas los que mantienen al PP en el poder.

Aumentar las cotizaciones: Si el dinero no llega, se pueden aumentar las cotizaciones para reducir la brecha. La cuestión es que las cotizaciones a la Seguridad Social son un impuesto al trabajo, y todo impuesto al trabajo genera desempleo, puesto que, por citar un sólo ejemplo, cualquier máquina se amortiza antes y cualquier máquina aumenta su rentabilidad ante un trabajador. ¿Estamos en un momento en que haya que quitar dinero a los trabajadores, ya muy agobiados por su baja renta? Yo creo que no, puesto que hipoteca el futuro de la fuerza laboral y reduce la competitividad,pero es otra opción, y hay que contemplarla, por perniciosa que parezca desde cualquier punto de vista.

Crear un impuesto específico para las pensiones: con esto se permitiría desvincular el trabajo de las pensiones y hacer que todos, y no sólo los trabajadores, colaborasen en el pago de las pensiones. Pero estamos en lo mismo: crear un nuevo impuesto es reducir la disponibilidad económica de la gente, y ese es justo nuestro problema: que no habiendo dinero la gente no puede consumir. Un aumento de impuestos sería un enorme paso atrás, y más de la cuantía que se necesitaría para sufragar el gasto en pensiones actual.

Así las cosas, la solución posiblemente pase pro una combinación de las tres medidas, pero teniendo en cuenta el escenario político, veo más probable que la carga se haga caer sobre loa hombros de los trabajadores que de los pensionistas, con lo que los viejos seguirán encantados con el sistema político y los jóvenes continuarán emigrando. Deberíamos ser más amplios de miras y buscar una solución cabal para todos pero, a estas alturas, ya he perdido la esperanza de que suceda tal cosa.

El desalojo extrajudicial. Un inesperado nicho de negocio

Desokupa

Desokupa

El otro día reproducíamos aquí el caso de una persona que no conseguía recuperar su piso a pesar de tener que seguir pagando los plazos de la hipoteca. Muchos de nosotros, indignados, nos preguntábamos qué demonios está pasando en un país donde el que no paga tiene todas las de ganar y el legítimo ahorrador o propietario se ve obligado a enfrentarse a toda la maquinaria judicial para, después de grandes gastos y penalidades, recuperar su vivienda, a menudo destrozada.

Hoy me he enterado de que este tema se ha convertido en un nicho de negocio y que hay ya quien ofrece una solución a este tipo de problema, sin gastos judiciales, sin interminables esperas, y sin el riesgo de que los okupas o morosos desmonten la vivienda pro piezas antes de tener que marcharse. La empresa se llama desokupa y en la foto de arriba podéis ver a algunos de sus socios y trabajadores.

Para los que sepan catalán, dejo aquí el enlace a la noticia, pero la cuestión reside básicamente en que un grupo de militares de los países del Este y nazis españoles expertos en artes marciales ofrecen a los dueños de los pisos ocupados, o con inquilinos morosos, la posibilidad de hablar con los ocupantes de la vivienda y convencerlos de que se vayan sin necesidad de procedimiento judicial.

Según dicen en este y otros medios, parece que resultan bastante convincentes, y su publicidad habla de un coste de 1500 € respecto a los 4000 € de media que cuesta el procedimiento judicial y de un plazo de veinticuatro horas, respecto a los aproximadamente dieciocho meses que cuesta el procedimiento legal común.

En estas circunstancias, parece que estos tipos resultan bastante competitivos, y según afirman ello mismos (y dejamos el beneficio de la duda) les basta simplemente con presentarse en el inmueble y decir que volverán al día siguiente para que, sin mediar fuerza alguna, ni violencia, el inmueble se desaloje casi mágicamente.

Cinismos aparte, me parece muy duro que lleguemos a una situación en que sea más rentable comparecer ante el juez como acusado que como víctima.

Terrible.

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La hipoteca y el Brexit

Amarillo, a favor de la permanencia, azul a favor de salirse de la Unión Europea. La distribución geográfica merece un análisis aparte

Amarillo, a favor de la permanencia, azul a favor de salirse de la Unión Europea. La distribución geográfica merece un análisis aparte

Esta vez me he retrasado un par de días escribiendo el artículo porque la ocasión lo merecía: estaba en juego el abandono de la unión Europea por parte de Gran Bretaña. La próxima semana hablaremos de los resultados electorales, pero ahora, hoy concretamente, la noticia está en el Reino Unido.

Reconozco que siempre estuve convencido de que las encuestas que daban ventaja a la opción de salida eran una simple maniobra para movilizar a los partidarios de la permanencia. Pero no: resulta que la cosa iba en serio y que al final, los partidarios de la ruptura, acabaron por ser mayoría.

Para nosotros, a novel de vivienda e hipoteca, hay dos efectos principales que cabe reseñar: Por un lado, los británicos, dentro de los extranjeros, son los que más vivienda compran en España. Un debilitamiento de la libra o la aparición de trabas de todo tipo, tanto para la residencia como a nivel tributario, podrían suponer un golpe para el mercado inmobiliario, que estaba comenzando a recuperarse en las urbanizaciones del sur, precisamente impulsadas por la compra extranjera. El hecho de que otras cuestiones, como la libre residencia, o incluso los tratados de atención sanitaria, se puedan ver afectados pro este evento, podrían llegara  tener repercusiones inmobiliarias en forma de más viviendas vacías, mayores dificultades para vender las que hay, y mayor carga en el balance de los bancos.

Y ese es el segundo tema, que tan de cerca estamos viendo hoy en las cotizaciones bursátiles: la salud de los bancos. Tanto el Banco Central Británico como el Banco Central Europeo han anunciado enormes inyecciones de liquidez para apuntalar la solvencia de los bancos, ya muy castigados por la merma de los márgenes comerciales y los escuálidos tipos de interés.

Con la banca debilitada, los riesgos al máximo y la rentabilidad por los suelos, la hipoteca podría sufrir una nueva vuelta de tuerca, porque, si el Euribor es negativo, ya me contaréis de qué demonios van a servir las nuevas inyecciones de liquidez en un ambiente en que ya te dan todo el dinero que quieras, y pagando porque lo cojas…

No sé, pero pronostico muchos intentos de desactivar esta crisis olvidándose de un modo u otro de lo que decidió la gente.

Tiempo al tiempo.

 

La hipoteca y el seguro de vida

polizasTodos sabemos que una de las cosas que los bancos ofrecen, casi a punta de pistola, cuando se les va a pedir una hipoteca, es que se contrate con ellos un seguro de vida. A menudo, la cantinela agorera de que tienes que pensar en lo que te va a suceder si te ocurre algo, y que los tuyos necesitan que los dejes bien cubiertos, va acompañada de una bonificación de unas décimas en el tipo de interés de la hipoteca. Unas bonificaciones, por seguro, otras pocas por domiciliar la nómina, y así sucesivamente, para fidelizar al cliente, supuestamente, o para mantenerlo cautivo en caso de que las cosas se pongan feas más tarde y haya que empeorar las condiciones…

El argumento es que esas décimas, mes a mes, en treinta años, van a sumar mucho dinero, y que la póliza de vida te viene bien de todos modos. Y al final, muchos pican.

Lo cierto, amigos, es que la póliza puede venir bien o no, según el carácter de quien la contrata o la suerte que el futuro depare, pero lo que casi nunca sale a cuenta es contratar esa póliza con el banco, porque de media son un 30% más caras en el banco que en la entidad aseguradora.

Y en las mismas condiciones. la misma póliza.

La gráfica con la que hoy empiezo el artículo, y cuya fuente es Global Actuarial, nos muestra la diferencia de tarifas para la misma póliza. Las coberturas a analizar eran fallecimiento e invalidez absoluta, definiendo cuatro perfiles de clientes –con diferentes edades–, y tres niveles de capital asegurado (de 30.000 a 200.000 euros).

Las diferencias, que se han acentuado en los últimos años de hambre bancaria, se producen en todos los tramos de edad y también para otras condiciones, y no sólo para las que se exponen.

O sea que más nos vale tener un poco de ojo, porque la hipoteca es para treinta años, vale, pero la póliza también se paga anualmente y al final, la diferencia multiplicada por treinta es también un montón de dinero, que bien podría estar en nuestros bolsillos.

La banca necesita negocio, porque el suyo de toda la vida no deja un duro en estos momentos, pero nosotros tenemos que mirar lo nuestro…

Hipoteca para otro. ¿Qué diferencia hay entre un okupa y un moroso?

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Tampoco hay que entrar en mucho detalle…

Aunque suele ser otro el tono de este blog, hoy creo que vale la pena, por una vez, reproducir un correo electrónico que me ha llegado, con permiso par publicar, y con algunos datos personales y todo. Estos datos pretenden refrendar el testimonio, que dice ser real, pero no puedo comprometerme asegurando por mi parte que lo es, pues no lo he comprobado.

Aquí va:

Está acabando mayo y no consigo el desahucio. O sea que no  recupero mi piso por el que pago la hipoteca cada mes. Ya en 2014 sufrí varios meses de impago por la inquilina de mi piso -de mi ÚNICA vivienda- y había contratado abogada y procurador para recuperar mi propiedad. Entonces, estando ingresada en el hospital, me comunican que mi “pobre” inquilina necesita un sitio donde vivir.

Los Servicios Sociales del hospital hicieron saber que la “pobre” propietaria, o sea yo, también necesitaba un sitio donde vivir, pero la Generalitat decidió que no, que lo mío no importaba, y que me podía quedar donde había estado hasta entonces (supongo que en el Hospital).

Finalmente me acogió un amigo en su casa ya que los Servicios Sociales del Hospital de la Esperanza no pudieron meterme en un geriátrico -”Demasiado joven” -ni en una residencia de mujeres maltratadas – “Te falta el maltratador”… Y tras varios meses más -y trámites varios- pagó la Generalitat, con nuestros impuestos, la deuda pendiente.

Mi inquilina ingresó luego el alquiler durante un par de meses y ahora lleva un año y tres mesessin pagar ni un Euro. He tenido que contratar Abogada y Procuradora de nuevo y ahora hacía más de 2 meses que nos habían dado la fecha del 23 de Mayo para devolverme el piso. Pero la semana pasada, el juez decidió darle un mes más de plazo a mi inquilina. Lo que no puedo entender es, si algún Juez y/o Administración quiere ‘quedar bien’ es porqué lo he de pagar yo. ¿Alguien me lo explica?

Tampoco veo la diferencia entre terminologías, un Okupa no paga e un Inquilino no paga. Parece ser que en ambos casos es totalmente impune.

Yo, en serio, necesito mi piso para vivir y no tengo ninguna Obligación ni Moral ni Fiscal para mantener a una chica que no me paga.

No veo la diferencia entre un atraco callejero o uno inmobiliario… excepto que si todos los meses me roban la cartera puedo acudir a la Policía para denunciarlo cada vez.

Sé que mi caso no es el único, pero ya no me da la gana callarme, y quiero que todo el mundo lo sepa para qwue cuente su caso, a ver si entre todos podemos frenar esta vergüenza.

¡GRACIAS!

——-

Los datos personales los omito, pero se los puedo pasar a cualquiera que se quiera poner en contacto con ella, porque esa parece haber sido su intención.

¿Qué está pasando? ¿Nos hemos vuelto majaras, o qué creéis que sucede?

El precio de la vivienda sigue al alza

Hay cosas que no cuadran...

Hay cosas que no cuadran…

No estoy muy seguro de que se deba a la recuperación, pero como hay que dar a cada cual lo suyo, lo cierto es que el precio de los pisos se está recuperando. Mi idea, la verdad es que este alza de precios se debe ante todo al abaratamiento del precio del dinero y al deseo de los bancos de encontrar, un negocio, el que sea, que revitalice de alguna manera sus márgenes operativos.

Pero sea como sea, y con el combustible, que sea, el caso es que se mueve, los pisos se venden y las hipotecas se siguen firmando. Vamos a ver los datos del ministerio de Fomento.

Según esos datos,el precio de la vivienda libre en España subió en el primer trimestre del año un 2,4%  interanual, hasta situarse en 1.492,4 euros de media por metro cuadrado.  Con este precio, y en euros constantes, la vivienda sigue un 34,3% por debajo del valor máximo que alcanzó en el primer trimestre de 2008.

Con relación al trimestre anterior, el precio aumentó un 0,2%. lo que suma un aumento anual del 3,1%, una buena rentabilidad comparada con otros bienes.

Por Comunidades Autónomas, y hablando siempre de crecimientos interanuales, destacan Baleares (9,6%), Cataluña (4,9%), Madrid (4,2%), Extremadura (3,7%), Galicia (2,6%), Comunidad Valenciana (2,4%) y Canarias (2,4%). Del otro lado, mostraron caídas de precios: La Rioja (-2,2%), País Vasco (-1,9%), Cantabria (- 1,3%), Aragón (-0,1%) y Ceuta y Melilla (-0,3%).

En lo que se refiere a la antigüedad de las viviendas, el valor medio del metro cuadrado de la vivienda  de hasta cinco años de antigüedad se situó en 1.727,8 euros en el primer trimestre de 2016. Esto supone un crecimiento interanual del 0,2%., aunque muy desigual, dependiendo enormemente de los lugares en que las viviendas están ubicadas.
Las viviendas de más de  cinco años de antigüedad alcanzaron un precio de 1.486,4 euros por metro cuadrado, lo que supone una subida del 2,6% en tasa interanual.

Por municipios  los precios más elevados de la vivienda libre se presentaron en San Sebastián, 2.993,9 euros/m2, Ibiza, 2.620,4 euros/m2, Sant Cugat del Vallès, 2.610,2 euros/m2, Barcelona, 2.594,5 euros/m2, Madrid, 2.533,6 euros/m2 y Getxo, 2.507,9 euros/m2.

Los precios más bajos en municipios de más de 25.000 habitantes se registraron en Elda, 508,9 euros/m2, Ontinyent, 547,5 euros/m2, Jumilla, 560,0 euros/m2, Villarrobledo, 567,6 euros/ m2, Villena, 598,3 euros/m2 y Tomelloso, 621,5 euros/m2.
Como veis, el factor geográfico es completamente determinante, pero de eso ya hemos hablado en muchas ocasiones y constituye un problema clave de nuestro país…

Seguiremos en ello.

Lo que tu hipoteca agradece a los paraísos fiscales

paraiso-fiscalAhora que está tan de moda la cosa con eso de la lista Falciani y los papeles de Panamá, no está de más echarle un vistazo a la influencia que tiene para nosotros el tema de los paraísos fiscales.

A lo mejor pensáis que me he vuelto loco, pero vuestra hipoteca tiene mucho que agradecer a los paraísos fiscales, y más aún vosotros, que sois los que la pagáis. ¿El qué? Pues de eso voy a hablar hoy.

En general, se consideran paraísos fiscales aquellos territorios que por sus bajos impuestos compiten con su entorno atrayendo capitales, de modo que quien mete su dinero en uno de ellos escapa al control y al pago de sus tributos en el territorio donde realmente reside o donde realmente generó sus ingresos. Hay montones de ellos, y pro más que todo el mundo señale a los de los demás, lo cierto es que el que puede se monta uno para que los ricos de su país, los que no tenían ninguna intención de pagar sus impuestos, al menos no se vayan con la pasta a otro lado.

Los paraísos fiscales nos perjudican a todos porque, al ayudar a que algunos eviten sus impuestos, obligan a que los demás paguen esa carga adicional para mantener los gastos del Estado.

Y sin embargo, aunque nadie lo diga, también tienen su lado positivo, por más que resulte increíble: los paraísos fiscales mantienen el dinero en efectivo lejos de los mercados, escondido, anclado en su escondite, porque un escondite es un lugar en el que no te encuentran, pero también un lugar del que más vale no salir. Y eso es fundamental, porque tratándose de las enormes cantidades que se ocultan en esos lugares, si el dinero se pusiese en movimiento para refugiarse en valores de inversión, como por ejemplo la vivienda, harían aumentar terriblemente el precio de esos bienes, haciendo que fuesen aún más inasequibles para el común de los mortales.

Los paraísos fiscales, por tanto, mantienen el dinero lejos de la circulación y evitan el efecto inflacionario sobre los bienes de inversión. ¿Qué pasaría si los supermillonarios, en vez de comprar fondos de inversión, comprasen edificios? Que los edificios tendrían tal precio que nadie más podría comprarlos.

Pues reflexionad sobre ello cada vez que, como yo, digáis que nadie los combate porque todos saben a quién deben ayudar a quién no. A lo mejor también hay alguien con buena intención que una vez pensó combatirlos y luego se lo pensó mejor por esto que he contado.

Nada es fácil…

 

Hipoteca y sucesiones

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El capital envejece

Hoy voy a comentar un tema que leí en un ensayo de Piketty y que me parece que puede ser del interés de todos.

Resulta que a pesar de que el dinero está más barato cada día, la actividad sigue sin querer despuntar y prueba de ello es precisamente que el precio del dinero esté tan bajo. No nos pueden contar que todo va maravillosamente y al mismo tiempo mantener tasas de interés negativas, que son, como sabemos, la mayor medida de emergencia en el ámbito monetario. O prosperidad o emergencia, pero que se aclaren.

Partiendo de esa premisa, y en busca de las claves para analizar lo que está sucediendo,  me encontré con una queja sobre el envejecimiento de la población que no había visto todavía y que someto a vuestro juicio.

El hecho de que haya crecido la esperanza de vida, y que la gente viva cada vez más años, no lleva solamente a que el sistema de pensiones esté al borde de la quiebra, con cada vez menos cotizantes y más años de prestaciones para cada jubilado. Incluso el encarecimiento de la sanidad  es un problema que podría tener remedio, con soluciones imaginativas.

Lo que no parece tener tanto remedio es la escasa rotación de los patrimonios. Y me explico: cuando las personas vivían menos años, los hijos tardaban menos en heredar los bienes familiares, con lo que las herencias les llegaban a tiempo para ayudarles a comprar una vivienda, para vivir mejor aumentando el consumo, o para tener una casa en propiedad sin necesidad de meterse en una hipoteca.

Sin embargo, a medida que crece la esperanza de vida, se extiende el fenómeno de que los patrimonios están en manos de personas de edad, que ni invierten ni consumen, porque ya no están para esos trotes, y sus herederos no disponen de ese capital hasta que ellos mismos tienen ya una edad demasiado avanzada para lanzarse a la inversión productiva, a ciertos tipos de consumo, o incluso a la compra de bienes de alto valor.

De ese modo, el capital acumulado durante generaciones, en lugar de ser motor de la economía, pasa de unas manos muertas a otras sin llegar a cumplir su función de convertirse en inversión, porque  llegado el momento del fallecimiento del titular, a menudo los hijos del fallecido tienen ya la hipoteca pagada, ninguna gana ni energía para montar una empresa y muchos deseos ya cubiertos, o simplemente olvidados con el tiempo.

Nadie lo duda: con los años, todos invertimos y consumimos menos que cuando éramos más jóvenes. Y aquí estamos de nuevo ante esa tragedia generacional de nuestros días: los mayores no consumen, y los jóvenes no tienen un duro. Y cuando heredan, ya no son jóvenes…

La hipoteca y la sorpresa de Hacienda

No sólo es cosa de oculistas...

No sólo es cosa de oculistas…

Ahora que estamos en plena campaña de la declaración de la renta, ha surgido una de esas sorpresas que, poe esperada, no deja de ser llamativa: los hipotecados que hayan conseguido la devolución de parte de lo pagado de manera indebida por las cláusulas suelo, tendrán que hacer una declaración complementario a Hacienda por ese dinero, ya que en su momento dedujeron cantidades superiores a las reales en su declaración de impuestos.

Y es que Hacienda está últimamente en todo: este año han anunciado que todo lo comprado y vendido por ebay, por ejemplo, tendrá que ser declarado también así como sus correspondientes plusvalías o minusvalías.

Así las cosas, y como los que han pleiteado contra los bancos por su hipoteca tenían toda la razón, hay que reconocer que Hacienda tiene también toda la razón en reclamar lo suyo, y va a suponer un montón terrible de papeleo, porque se trata de declaraciones complementarias sobre todos los años  no prescritos de los que se haya conseguido devolución de cláusula suelo. Se trata, en principio, de más de dos millones de beneficiarios de estas sentencias, con lo que, a un promedio de cuatro declaraciones complementarias por sujeto pasivo, nos ponemos en ocho millones de declaraciones complementarias.

Y eso, dependiendo de lo que Europa decida, concretamente el 12 de Julio, sobre la pertinencia de devolver el dinero de las cláusulas suelo con una retroactividad mayor de la que hasta ahora ha concedido la justicia española.

El criterio que seguirá Hacienda es rectificar la liquidación del I.RP.F. en cada año no prescrito, es decir, de los últimos cuatro ejercicios, porque interpreta que el contribuyente se ha estado deduciendo una cantidad que en este momento resulta indebida, ya que el banco le cobró de más, y ahora se lo reintegra.

Por ese sistema, la Agencia Tributaria les va a exigir una declaración complementaria por “un incremento patrimonial no reconocido” e  informará de que, como beneficiarios de esta devolución, deben declarar ese dinero en el impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) como “ganancia patrimonial”.

O sea que , amigos, alegría.

Todo tiene sus efectos secundarios, como veis.

 

La hipoteca jugada con negras

Si mueven blancas, ganan en tres. Pero si mueven negras...

Si mueven blancas, ganan en tres. Pero si mueven negras…

Lo normal en este blog es que contemplemos la hipoteca desde el lado del que se ha comprado una vivienda y ha pedido el dinero prestado. pero el negocio dela banca tiene cada día más aristas, con todas sus consecuencias, y no está de más que le echemos, por una vez, un vistazo desde el lado contrario del tablero.

En primer lugar, con la bajada de los tipos de interés, los bancos no tienen incentivo alguno para conceder hipotecas, como no sea a un diferencial muy elevado, no vaya a ser que les toque pagar por la hipoteca y perder dinero en vez de ganarlo, que es para lo que están (como cualquier hijo de vecino).

Pero es que aún así, elevar los diferenciales tampoco parece una solución, en primer lugar porque muy poca gente podría pagarlo y en segundo lugar porque también ellos echan cuentas y ven el hecho de que en un contrato a treinta años pueden pasar muchas cosas, de modo que si esos diferenciales acaban siendo excesivos para el cliente, el piso puede volver a las manos del banco, y eso es algo totalmente indeseable. Y tienen miedito. Mucho. ¿Por qué?

Pues bueno: los tipos de interés bajos pueden parecer una bendición, y de hecho lo son para mucha gente, empezando pro los Estados, que pueden seguir gastando lo que no tienen y evitar una revolución en las calles, pero hay muchas, muchísimas empresas que dependen de unos tipos de interés más altos para poder repartir sus dividendos y repartirlos entre sus partícipes.

El ejemplo típico son los fondos de pensiones: ¿qué ocurre en los lugares donde la gente depende de sus fondos de pensiones y estos no rinden casi nada pro los bajos tipos de interés? ¿Qué ocurre con las compañías de seguros? ¿Qué ocurre, en el lado de las obras benéficas, con las actividades de las fundaciones, que tienen prohibido pro ley gastarse el capital y sólo pueden operar con los rendimientos de este?

Para estos grupos las cosas pintan mal, y toda la gente que pierde sus rendimientos se une en el bajo consumo a los trabajadores que ven bajar sus salarios y a los de la banca, por ejemplo, que están siendo masacrados pro la baja rentabilidad y la explosión de las nuevas tecnologías. Así  las cosas, no hay nada extraño en que los bancos sean reacios a conceder hipotecas. Mientras puedan seguir prestando dinero a los Gobiernos lo prestarán. Y cuando no, se achicarán hasta convertirse en la mínima expresión posible en su faceta de bancos comerciales.

Porque no vale la pena. Porque el riesgo es superior al beneficio. Porque así no hay manera.

 

 

 

 

La hipoteca y el petróleo

Que viene el banco malo... (dibujo de joserico.com)

Que viene el banco malo… (dibujo de joserico.com)

Todos sabemos que en buena parte el capitalismo se basa en hinchar burbujas para hacer que luego, a mayor o menor plazo, revienten una tras otra, a medida que se van creando nuevos sectores y con ellos nuevas oportunidades.  Se suele llamar a este proceso “destrucción creativa” y tiene el lado positivo de asignar correctamente los recursos, aunque sea precisamente a fuerza de asignarlos en buena parte a donde no debe. Otros, menos técnicos, le llaman el motor de la codicia, y también tienen su parte de razón, porque ese bicho somos y así hay que aceptarlo (o reeducarlo, con pésima suerte y peores métodos, hasta la fecha).

El caso es qu epocos años después de haber sufrido, y no superado aún, la crisis de las hipotecas subprime, podemos estar encaminándonos ya hacia una nueva recesión de deuda, esta vez originada pro los bajos precios del petróleo.

¿Y es malo que el petróleo esté barato? Pues depende, como siempre: para los productores sí, y resulta que para los bancos, también.

El hecho es que si los precios del petróleo son demasiado altos, los consumidores no pueden pagarlo y entramos en recesión. Pero si los precios son demasiado bajos, los que no pueden con el alma, financieramente hablando, son los productores, que siguen bombeando lo que pueden porque la mayor parte de sus gastos se hicieron al iniciar la explotación y ahora tratan de recuperar lo que buenamente pueden para ir pagando su deuda.

¿Y de qué deuda hablamos? de unos dos billones de dólares, de esos nuestros, con doce ceros, que podrían llevarnos a la casilla de salida si en un momento dado comenzasen los impagos, como y han comenzado en algunas compañías energéticas norteamericanas.

Se trata de una deuda muy repartida, ya que el petróleo y la energía son bienes globales, pero corresponde fundamentalmente, en su parte peligrosa, a compañías petroleras y a Estados que dependen de este bien. Buena parte de la catástrofe venezolana, por ejemplo, viene de que una parte sustancial de sus ingresos proceden del petróleo y su precio se ha desplomado.

Y Venezuela sólo es el caso más conocido: hay otros, como Argelia, o la propia Siria, que nos recuerdan que las crisis y las guerras parecen venir de cualquier detonante inesperado, pero se gestan, poco a poco, en variables macroeconómicas como esta.

La cuestión de futuro estará en ver si todavía se puede seguir imprimiendo dinero como si no hubiese mañana o, un buen día, empezaremos a ver que el papel moneda ha perdido su valor a través de la inflación y nos encontramos cambiando oro por baratijas.