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Acerca de Ladríllez

Javier Pérez Fernández (Zamora, 1970) Director durante 10 años de la revista universitaria dela Universidad de León, ha participado en casi todos los foros asociativos y juveniles de la ciudad. Escribe desde los 14 años en periódicos y revistas, especialmente Bedunia, como satírico, y en el diarioLA CRÓNICA-EL MUNDO, donde realizó un suplemento dominical sobre historia militar leonesa. Profesionalmente, se especializó en marketing y economía agraria. Trabaja como comercial de publicidad para medios de comunicación y dirige una casa de turismo rural en la montaña leonesa. En cuanto a trayectoria literaria, empezó por el verso satírico, estudió métrica y composición clásica y es autor de más de mil poemas, aunque jamás se consideró poeta. Más constante ha sido su dedicación al columnismo de prensa, medio en el que ha publicado más de ochocientos artículos en los últimos veinte años. Como autor de relatos cortos, ha tratado de conciliar la temática escabrosa con el estilo irónico, lo que le ha valido más reconocimientos que amistades. En total tiene escritos más de doscientos relatos y ha recibido casi una veintena de premios en este campo. Pero el género donde considera que mejor se desenvuelve es el de la novela. Escribió su primera obra de más de doscientas páginas a los dieciocho años, aunque afirma que sólo permitiría su difusión bajo amenaza a punta de pistola. Desde entonces, ha escrito una enorme epopeya espacial de más de dos mil folios, y cinco novelas, una de las cuales,la Crin de Damocles, le valió el premio Azorín 2006. La espina de la amapola, Ed. Planeta 2008. El Gris. Ediciones B. 2010 -La crin de Damocles, Ed. Planeta 2006. Premio Azorín de novela. -Viento Divino. Caja Murcia. Instituto Castillo Puche. -Antología poética Antonia Pérez Alegre. Fundación Espejo 2005. -Apagar el sol. Ayuntamiento de Toledo. Premio narrativa femenina 2005 -Historias para catar. Tropo Editores 2007 -Diversas antologías y colecciones de cuentos.

La hipoteca y el reparto del riesgo

Es importante saber quién tiene la última palabra

Es importante saber quién tiene la última palabra

Hoy me voy a poner teórico, que es una cosa que a algunos les espanta, así que vayan por anticipado mis disculpas:

Cuando uno pide un préstamo es porque necesita dinero en el momento presente y piensa pagarlo con los remanentes o ingresos futuros, que son los beneficios del trabajo o de otras actividades económicas. Hasta ahí, supongo, todo el mundo de acuerdo.

Por tanto, cuando se busca a alguien que nos preste dinero, lo que s ele está diciendo es que nos deje una cierta cantidad a cambio de parte de los beneficios que pensamos obtener en el negocio. En el caso de un piso, le damos un beneficio directo, que se llama interés, porque el banco no nos conoce y pone el capital para que nosotros podamos embarcarnos en la aventura económica de ser propietarios en vez de inquilinos.

La cuestión que casi nadie mira es que el banco, que tiene derecho a cobrar antes que nadie y que puede exigir que se venda nuestra casa para comprar lo suyo, no tiene participación alguna en los beneficios adicionales del negocio. Ahora todo el mundo llora porque el banco pone condiciones abusivas y embarga los pisos, ¿pero quién se quejó cuando compró, con hipoteca, por cien mil euros y vendió diez años después por ciento cincuenta mil?

El banco obtiene sus derechos preferentes a cambio de renuncias a los posibles beneficios, que son TODOS para el que recibe el préstamo. El banco, por tanto, no e s un socio que se quede con la mitad de las pérdidas o la mitad de los beneficios. Es un socio que no admite pérdidas, pero que no participa en los beneficios. Para que el contrato fuese de otro modo, habría que dar a los bancos participación´ en lo que se gane vendiendo el piso en caso de que haya beneficios, y eso todos sabemos que no es así.

Siendo, por tanto, las posibles ganancias para el comprador del piso, las posibles pérdidas deben ser también para él, o el negocio quedará desequilibrado.

Las hipotecas son a treinta años. Los que compraron un piso entre 1985 y 2000 han ganado una pasta gansa, y no van a repartirlo con su banco. Los que compraron después, no pueden pedir , pro tanto, que el banco comparta sus pérdidas.

Así son las cosas, me temo.

La dación como opción. Rima y propuesta

Oficina de reclamaciones antigua...

Oficina de reclamaciones antigua...

Parece que por ahí gusta mucho eso de la dación en pago, seguramente porque están acostumbrados a devolver la novia, devolver los amigos y devolver la palabra empeñada sin que ello tenga coste alguno. Vale, lo veo bien: cada uno trata de escapar como puede de los marrones en los que se mete, pero me parecería mejor si se hiciera con las cartas boca arriba, es decir, que la dación en pago existiese como opción dentro de un contrato hipotecario.

Esa es la propuesta: que existan hipotecas normales, como las que tenemos hasta ahora, e hipotecas con dación, firmando de antemano que en caso de impago el banco se queda con el piso y se extingue ahí la deuda. Y cada cual que elija lo que le dé la gana y mejor el encarte. Un poco como casarse en gananciales o casarse en separación de bienes…

Lo que hay que tener claro, y eso se vería desde el principio, es que en una hipoteca normal te darían el 80 % del valor de tasación, el plazo máximo sería de 35 años, por ejemplo, y el interés a pagar sería de Euribor + 2 puntos. Vale,. Eso eslo que estamos acostumbrados a firmar últimamente.

Y veríamos también que en el caso de la hipoteca con dación pactada, el banco daría el 60 % de la tasación (o el 50 % en la mayoría de los casos), el plazo máximo sería de 15 años (porque si te dan un piso que está hecho una porquería de puro viejo te hacen una gracia) y el tipo de interés sería de Euribor+ 5 puntos.

Deberían, pues, existir las dos opciones y que cada cual eligiese la más adecuada a sus posibilidades, a sus deseos, o a sus miedos. Pero haber comprado  rape y querer pagar sardina, pues me parece de jetas.

Francamente.

Hipoteca, alquiler, y ceguera voluntaria

Podemos quedarnos pegados a ideas viejas...

Podemos quedarnos pegados a ideas viejas...

La discusión es antigua, pero en los últimos meses se ha acentuado. Para que la economía española mejore, es necesario que los ciudadanos puedan volver a consumir, y que la movilidad geográfica sea más fácil de cara a que las familias puedan desplazarse más sencillamente a donde hay trabajo en lugar de tener que esperar, en precario, a que el trabajo se genere donde ellos residen.

Y es cierto, porque en España, en el caso del famoso dilema de si debe ir Mahoma a la montaña o la montaña a Mahoma, nos hemos decidido siempre por esperar que venga la montaña. Reflejo de ese carácter y esas idea es la casi obligatoriedad de tener un piso en propiedad, rechazando otras fórmulas, como el alquiler, que quedan reservadas a los que no tienen otra alternativa.

Ahora que las hipotecas antiguas son cada vez más difíciles de pagar y las nuevas cada vez más difíciles de conseguir, todo indica que de una vez nos decidiremos a tomarnos el alquiler en serio.  Sin embargo, lo que más me llama la atención en este sentido, es toda la batería de propuestas que he leído para eliminar las deducciones por compra de vivienda y desincentivar la compra de vivienda para que de una vez se alquilen pisos en vez de comprarlos.

Porque nos falta una pregunta: ¿de quién son las viviendas que se alquilan? Las que ya están construidas y no se venden, de acuerdo, pueden ser redirigidas al mercado de alquiler, pero si pretendemos reactivar algún día la construcción, tenemos que pensar de una buena y santa vez que una vivienda en alquiler es una vivienda que alguien compró, posiblemente con una hipoteca, y que luego, sólo luego, pone en alquiler. 

Criminalizar a los propietarios o complicarles la vida no va a ser el camino. De hecho, el camino para salir de cualquier crisis es hacer las cosas más fáciles a todo el mundo.

Porque hay propietarios sin alquiler, pero no hay alquiler sin propietarios. Ojo al detalle.

El que sea tonto, y lo reconozca, que no vote

Que no, que no llevaba una antorcha en la mano...

Que no, que no llevaba una antorcha en la mano...

No suelo ser tan explícito con los títulos, ya lo sabéis, pero empieza ya a pasar de castaño oscuro el debate sobre de quién es la culpa de que haya montones de hipotecas impagadas. Por una parte, los bancos concedieron un montón de hipotecas dudosas que no estaban seguros de poder recuperar. Pues bien: que se joroben. Que se queden la casa y que se la vendan a los chinos, los vietnamitas o quien tenga a bien pasarse por aquí a comprar una de esas viviendas. Y si no, que se las coman  con patatas.

Por otro lado, tenemos un montón de gente que se hipotecó a treinta años sin prever que podía quedarse en el paro, que podían ir las cosas peor, que podía subir el Euribor o que podían darse mil circunstancias para que esa hipoteca se convirtiese en una lápida. Pues bien: que se queden si casa y sigan pagando hasta los mil cien años, y el que sea tonto, y lo reconozca, que no vote. Porque lo que no podemos permitirnos es una democracia de gente que no quiere asumir las responsabilidades que sus actos acarrean.

¿Y sabéis lo que veo? Veo cada vez más gente diciendo que la engañaron. Veo gente diciendo que lo hizo sin saber. Veo gente diciendo que los bancos tenían mejores asesores y más conocimientos. Veo gente diciendo que hay que perdonarle la deuda sin quitarle la casa, porque el mundo es injusto y la abuela fuma.

Esto, yéndome al tema de algunas de mis novelas, es como la derrota de Alemania en 1945, cuando resultó que a Hitler lo habían votado cinco amigos y todos, los cinco, habían muerto en la guerra. La realidad es que lo votaron diecisiete millones de ciudadanos, pero salvo esos cinco canallas conjurados, los demás no sabían, no entendían, lo hicieron sin querer…

Ya está bien de mamonadas, ¿no os parece?

El que quiera fumar, que fume. El que quiera tirarse en paracaídas, que se tire. El que quiera hipotecarse, que se hipoteque. Y luego, si vienen mal dadas, cada cual apechugue con su cáncer, su estacazo o su embargo.

 Ya está bien.

Suben el precio mínimo de salida en las subastas de pisos embargados

Te lo dejo en cuatro perras, que es de un embargo...

Te lo dejo en cuatro perras, que es de un embargo...

El viernes hablaba de los cambios legislativos en torno a las hipotecas y de cómo se había modificado la cantidad máxima embargable del salario de una persona para cubrir una deuda hipotecaria. Tenía la cuestión sus más y sus menos, como todo, y dejábamos pendiente para hoy el otro cambio normativo.

Porque es importante: han elevado del cincuenta al sesenta por ciento del valor de tasación la cantidad mínima a la que se puede adjudicar en subasta un piso embargado.

Hasta ahora, el procedimiento el el que sigue: después de no pagar una serie de cuotas, normalmente seis o más, el banco iniciaba un procedimiento de apremio, y tras no conseguir satisfacción económica del hipotecado, solicitaba el embargo del piso.

Una vez embargado el piso, y tras los trámites oportunos, se subastaba la vivienda, de modo que lo obtenido en esta subasta se destinaba a pagar la deuda. Lo que quedaba, si quedaba algo a mayores, era para el hipotecado, y si quedaba un saldo negativo, era y es lo que seguía debiendo el hipotecado después de perder la casa.

Lo vemos con un ejemplo: Tenías una hipoteca de trescientos mil euros. Debías doscientos mil en el momento de dejar de pagar. Te embargaban la vivienda. Como podía sacarla a subasta por la mitad de lo tasado, la sacaban a subasta a ciento cincuenta mil. La adjudicaban a ese precio, y seguías debiendo cincuenta mil.

En teoría, el sistema era bueno, porque la pública subasta permite que el precio del bien se eleve si vale la pena, peor todos sabemos lo que es la picaresca y el canallismo de las subastas, con lo que casi siempre se adjudicaban las viviendas en el valor mínimo o de salida, haciendo un gran daño al hipotecado.

Con el cambio actual, que pasa del 50% al 60 % , y en el mismo ejemplo, no podrían adjudicar esa vivienda en subasta en menos de ciento ochenta mil. Es un paso tímido y apocado (como casi todos los que dan últimamente) pero es un paso en la buena dirección.: en la de defender los intereses del ciudadano por encima de los del banco, y sobre todo, por encima de los del subastero. Porque era el colmo.

Aumentan la cantidad inembargable para proteger a los hipotecados

Parece bonita, pero es venenosa.

Parece bonita, pero es venenosa.

Sin duda es una buena noticia y me parece además justa: acaban de aumentar la cantidad a la que el banco no podrá echar mano en caso de embargo hasta los 961 €. Esta cantidad se ha calculado sobre el salario mínimo interprofesional, que es de 641 €, y se trata de añadirle un 50 % a dicho salario mínimo. Además, por cada miembro de la unidad familiar que no tenga ingresos propios, se añade otro 30 % más del salario mínimo interprofesional, con lo que la cantidad inembargable para continuar con el cobro de viviendas no subastadas puede llegara los 1350 € al mes.

La cuestión en sí tiene bastante miga y, como digo al principio, parece justa y apropiada, aunque no está exenta de grandes y graves inconvenientes. Hablaremos más de este asunto y de las nuevas normas para la subasta de pisos embargados a lo largo de lo próximos días, pero hoy quiero hacer un pequeño análisis de este importante cambio:

-En primer lugar, permitir que la gente respire tiene que ser bueno para la economía. Si crece la cantidad inembargable estamos dando un respiro a un montón de gente y reintegrándola al mercado, lo que puede dinamizar l demanda y hacer que la economía mejore un poco, porque uno de los mayores riesgos quew padecíamos con el tema de las hipotecas impagadas era que la situación se enquistase durante quince o veinte años, dejando en la pobreza crónica a una serie de gente.

-En segundo lugar, al aumentar las cantidades que no se pueden embargar, podemos estar ante la circunstancia de que lo que se pueda embargar sea menor que los intereses de lo que se debe, con lo que la deuda podría convertirse en eterna. Esto, tradicionalmente da lugar a la generación de morosos profesionales, que nunca aceptarán un trabajo por encima de esa cantidad (ya que no ganan nada trabajando) o que se pasarán a l trabajo en negro y la economía sumergida, con el consiguiente perjuicio para toda la sociedad.

-Por último, y de manera directa, esto hará que los bancos presten menor porcentaje de la tasación lo que perjudicará, en general, a los que menos tengan, abriendo la breca entre las clases sociales. Unos podrán tener cosas en propiedad, y el resto sólo alquiladas.

¿Cómo lo veis?

Hipoteca y derechos civiles

Geografía lógica que veo por ahí...

Geografía lógica que veo por ahí...

Los que me leéis a menudo ya sabéis de mi obsesión por mantener en pie los conceptos, pues una vez que los conceptos se pierden o se diluyen no hay forma humana de seguir manejando el raciocinio, ni la lógica. Y donde desaparecen la razón y la lógica quedan la presión, la coacción y las armas. Así que ya veis que lo considero importante, vaya.

Hoy, por tanto,  ataco de nuevo con algo obvio, pero que aún así es necesario repetir, para que no nos dejemos llevar por esa especie de corriente de la palabras vacías que unos repiten otros no escuchan, pero repiten, y otros finalmente acaban usando como arma arrojadiza sin haberlas entendido nunca ni haber albergado la menor intención de ello.

Todo ciudadano tiene derecho a la vida, pero no a que lo mantengan, ni a vivir a costa de otro. Lo que este derecho significa es que no se puede matar a nadie. Simple y llanamente eso. El que espera en el corredor de la muerte, ve vulnerado ese derecho. El que se muere de hambre en medio de una sequía, pues no. Debe contar con nuestra caridad, nuestra solidaridad o nuestro sentido común (porque nos interesa que otro día nos socorran), pero lo cierto es que nadie vulnera un derecho suyo, y hay que tenerlo claro.

Todo ciudadano tiene derecho al trabajo, pero eso no quiere decir que tienes derecho a que alguien te contrate, o a que alguien te dé un empleo. Lo que significa es que nadie te puede privar de la oportunidad de trabajar, y eso incluye el trabajo por tu cuenta. Si eres pintor no te pueden impedir pintar. Si eres albañil, no te pueden impedir levantar paredes o poner azulejos. Pero tu derecho al trabajo no incluye la obligación de otro de dártelo. Si quieres trabajar, ponte por tu cuenta y trabaja. Eso y no otra cosa es lo que significa este derecho.

Todo ciudadano tiene derecho a una vivienda digna, pero eso no significa que otro la tenga que construir gratis para ti, ni que otro tenga que regalar el solar donde se ubica. Tu derecho a la vivienda no incluye que se me pase a mí el recibo de tu hipoteca. Ni a la sociedad tampoco. El derecho a la vivienda digna significa que no te pueden alojar en un cuchitril, ni obligar a residir un lugar insalubre. Pero no significa que otro te pague la casa, ni que sea gratis.

Porque derecho no es gratuidad. Tus derechos son tuyos y tu hipoteca también.

Otra cosa es que socialmente articulemos los medios para minimizar los daños, pero eso ya no va de derechos, sino de inteligencia.

La hipoteca inexistente

Resaca bancaria

Resaca bancaria

La verdad es que después de todas las clases de hipotecas de las que hemos hablado aquí, puede sorprender el título, pero es que hoy quiero habar de eso: de la hipoteca que no existe, que no se concede, que no te la van a dar ni aunque seas funcionario, presentes el aval de Bill Gates y pidas el 30 % de la tasación.

Por supuesto, se trata de una exageración, porque a alguien como el del ejemplo seguramente le concederían la hipoteca, pero hay que estar cerca de eso para conseguir en estos momentos financiación hipotecaria para la compra de una vivienda.

Los bancos están pelados, tienen que asumir cada vez mayores coeficientes de caja y sus depósitos disminuyen.

¿Y porqué sucede esto? Por una combinación maligna. Por un lado, los gobiernos se han dado cuenta, demasiado tarde, de que hay que pedir mayores garantías a los bancos para que eviten la tentación de intentar hacer magia negra con el dinero. Y por otra, la gente ahorra menos, porque gana menos, y tiene que tirar de los ahorros para salir adelante cuando uno o dos miembros de la familia se han quedado sin trabajo.

Así, los bancos, se encuentran con que el Estado les pide dinero en garantía (que no pueden prestar) y al gente les deja menos pasta en las cuentas (que tampoco pueden prestar). Si a esto se une la deuda pública, que es el dinero que los gobiernos piden prestado, y que los bancos tienen más posibilidades de recuperar que el que prestan a un pringado que compra un picos (al menos en teoría, porque visto lo visto no está tan claro), entonces no es de extrañar que la modalidad de hipoteca más frecuente en estos momentos sea precisamente la que digo: la hipoteca inexistente.

Y de esas sí, de esa hay para todos. Sin problemas.

Hipoteca y banca pública

Banca pública y banca privada

Banca pública y banca privada

Pues sí: también yo me he interesado estos días por el movimiento 15M y las manifestaciones de los indignados. De hecho, hasta pasé una hora larga en una asamblea tratando de enterarme de lo que pedían y de lo que no. De eso ya hablo en otro lado, así que no voy a repetirme aquí.

Lo que sí vale la pena contar es que una de las solicitudes más recurrentes es la existencia de una banca pública que preste el dinero que no está prestando la banca privada. Se pide la constitución de bancos públicos que ayuden a comprar una casa sin matarte con la hipoteca, de bancos públicos que ayuden con créditos a la pequeña y mediana empresa, de bancos públicos que ayuden al que está empezando con una actividad y tiene que abandonarla por falta de financiación.

Y el caso es que está todo muy bien, peor no dejo de preguntarme una cosa, y de paso os traslado la pregunta:

¿Y qué son las Cajas de Ahorros más que banca pública?, ¿de quién son las cajas de ahorros más que de los impositores? Lo dije allí en voz alta y me respondieron que las cajas están gestionadas por los políticos. Vale, sí. ¿y quién se supone que gestiona la banca pública que esta gente pide?, ¿quién gestiona la banca pública en general? Los  políticos, por supuesto, como todo lo que es público.

Para mí no hay duda: las cajas son banca pública, y no nos han ayudado a obtener mejores hipotecas. Las cajas son banca pública y no cobran menores comisiones, ni ofrecen diferenciales más atractivos, ni tardan más en embargarte cuando no pagas. Por mi parte, con esta experiencia, lo veo claro: la banca privada nos ha jorobado bien. ¿Pero qué ha hecho la banca pública, o sea las cajas? Pues lo mismo.

Para eso, si me dan por saco, al menos que no sea con mi dinero. Digo yo, vaya.

Lo otro, lo de pedir bancos o lo que sea de carácter público y que no lo gestionen los políticos, que me lo expliquen.

La hipoteca como síntoma y medidor de la reactivación

Reunión de banqueros mundiales.

Reunión de banqueros mundiales.

Para muchos de nosotros la hipoteca es un problema en sí mismo, y basta con eso para que nos interesemos por su evolución, por el Euribor o por las distintas condiciones que nos imponen para concederla, renovarla, o subrogarnos. O sea, que la hipoteca no es síntioma de nada, sino la enfermedad en sí, y bastante tenemos con curarnos de ella como para encima ponernos a mirarla a la lupa.

Pero el mercado hipotecario es también un buen indicador del momento en que se recuperará la economía y nuestro conocimiento de ella, aunque sea a la fuerza, nos ayuda a comprender cómo van a ir otros sectores.

El mercado hipotecario es el más seguro y el que más garantías ofrece a los bancos de recuperar su dinero. Os puede parecer una broma que diga esto, pero como en España no está aceptada la dación en pago, el que se hipoteca responde de su deuda con la casa y con sus bienes presentes y futuros, así que no se puede pedir más garantía.

Mientras el mercado hipotecario esté flojo, podemos entender que la liquidez bancaria está por los suelos, y sin liquidez bancaria no hay modo de crear empleo ni hacer despegar la economomía, más que nada porque no hay quién se anime a crear una empresa sólo con sus ahorros, ni modo de sostenerla con esa sola financiación.

Porque lo cierto es que todos o casi todos pensamos que el principal problema de este país es el paro. ¿Y cómo se va a crear empleo si se deniegan las líneas de crédito a los pequeñas empresas?, ¿cómo se va a crear actividad y empleo si no se puede financiar ninguna nueva actividad ni ninguna ampliación de la ya existente?

El desempleo, amigos, proviene en este caso de la falta de respaldo financiero. Y la falta de respaldo financiero proviene de muchas cosas, demasiadas, pero hay algo que desde nuestra humilde condición de hipotecados o demandantes de hipoteca podemos ver perfectamente, mucho mejor incluso que los políticos: que si la hipoteca se endurece, el paro aumenta. Que si las hipotecas se complican, la economía no se recupera.

Así que, por favor, viendo lo que hay y todos conocemos en el mercado hipotecario, permitidme que no sea aún demasiado optimista sobre las posibilidades de recuperación para los próximos meses.

Aún no. Más adelante, ya veremos. Y que no le dé al BCE por subir los tipos d einterés, que entonces sí que la hemos armado…

Hipoteca y población. El laberinto.

Que cada cual saque sus conclusiones...

Que cada cual saque sus conclusiones...

El viernes nos preguntábamos de quién son lo bancos y de quién es la hipoteca. La respuesta, a mi ver, está clara: nuestros. Ya sé que no os gustó la idea, pero los bancos, como los políticos, sond e los accionistas y de los votantes. O creemos eso, o nos hacemos totalitarios. Mala suerte.

Hoy pasaré a otra pregunta que nos hacemos a menudo: ¿cuándo se venderán los pisos vacíos? ¿Cuando saldrá por fin de la cartera de los bancos el gigantesco stock de urbanizaciones sin vender que pesa sobre sus balances como una losa?

La respuesta es que probablemente nunca, y trataré de explicarlo.

Por toda España se acumulan decenas de miles de pisos sin vender. Hay gente que se ha entretenido incluso creando mapas de urbanizaciones y barrios fantasmas. En cada ciudad, y ya lo hemos visto antes, hay barrios enteros de casas vacías.

La cuestión es saber a quién se le pueden vender, y para eso hay que echarle un ojo a la pirámide demográfica española.

El mayor boom de población se produjo al final de la guerra civil y en los años ochenta. Posteriormente hubo una avalancha de inmigración que aumentó nuestra población en otros cinco millones de personas.

La clave del problema está en que la construcción de vivienda en España fue posterior a la generación de la población, por lo que es esperable que las casas, en muchísimos casos, duren más que las personas.

Los nacidos tras la guerra civil tiene ahora una media de setenta a setenta y cinco años. Por razones naturales, es esperable que abandonen sus pisos en una media de diez años, por lo que a todo el stock de pisos sin vender se va a añadir un buen número, de cenas de miles, de viviendas usadas vacías. Y lo harán justo en un momento en el que se podrán vender muy malamente y cuando sus hijos y herederos, en muchos casos, residen en otras localidades y no las van a ocupar.

Estas viviendas, por tanto, presionarán a la baja a los pisos vacíos por dos lados: aumentando la oferta en los casos en que se quieran vender, o reduciendo la demanda cuando los herederos los ocupen.

Casi nadie habla de esta realidad, pero lo cierto es que nuestra pirámide demográfico nos dice que lo que no se haya vendido en cuatro o cinco a os no se venderá nunca, o tendrá que bajar sensiblemente de precio.

Si a eso unimos que muchos de los inmigrantes que llegaron a España han retornado a sus países o acabarán haciéndolo si la crisis se prolonga, entonces está claro que el stock de pisos no sólo no va a disminuir, sino que incluso puede crecer en los próximos años.

Y al que le quede la esperanza aún de colocarle su hipoteca a otro, que le eche un ojo a los datos de natalidad. Y hablamos.

¿Pero de quién son los bancos y las hipotecas?

Le llamamos trastos hasta que nos enteramos de que son nuestros.

Le llamamos trastos hasta que nos enteramos de que son nuestros.

Una de las frases que con más frecuencia escucho en las últimas fechas en boca de cierta progresía es que la banca es culpable de la crisis y la banca debe pagar esta crisis. 

Suena bonito. Suena justicieros. Suena Robin Hood y Curro Jiménez, y por eso nos encanta esa idea a los españoles, tan partidarios siempre de tempanillos, Dionis y otros bandoleros.

Y el caso es que tienen razón, porque la banca puede estar en el origen de esta crisis, por su política errática de prestar a quien no va a devolverlo, de permitir gastar lo que no se tiene y de permitir endeudarse al que nunca ganará lo bastante para cubrir la deuda. La banca es culpable, sí, ¿pero quién puñetas es la banca?

Pues nosotros. La banca somos nosotros, porque la mayoría de los bancos pertenecen en un porcentaje ínfimo a un grupo de accionistas, y el resto a los depositantes de dinero, y a miles, millones de pequeños accionistas. 

Qué parte creéis que tiene toda la familia Botín en el Banco de Santander, por ejemplo? Pues entre todos no suman el 1 %. Y en los demás  bancos, igual, o menos.

¿Y quién es el dueño de las Cajas de Ahorros? Nadie en absoluto. Son entidades que pertenecen a los depositantes, las instituciones y los trabajadores.

Por tanto, cuando decimos alegremente que la culpa de esta crisis es de la banca y que la banca la va a pagar, acertamos de pleno por una vez: la culpa es de todos y la vamos a pagar todos, porque no hay otra bola que rascar. Si pagan los bancos, pagarán los que tengan en ellos su ahorros y sus fondos de pensiones. Pagará tu abuela, mi padre y tú. Pagará mi tío, tu cuñada y yo. Porque esa es la única banca que en realidad existe.

Y a esa banca es a la que se le pide que se quede los pisos y se olvide de la hipoteca a cambio de entregarle las llaves, con eso que llaman dación en pago. Cuando se pide una cosa así, no se está perjudicando a Emilio Botín: se está perjudicando a la abuela, al currela, a todo el que tenga un duro ahorrado.

De lo que pasa en un país donde no vale la pena ahorrar no os voy a hablar ahora. Ya lo hice en una novela, y no quiero repetirme aquí.