Archivo del Autor: Ladríllez

Acerca de Ladríllez

Javier Pérez Fernández (Zamora, 1970) Director durante 10 años de la revista universitaria dela Universidad de León, ha participado en casi todos los foros asociativos y juveniles de la ciudad. Escribe desde los 14 años en periódicos y revistas, especialmente Bedunia, como satírico, y en el diarioLA CRÓNICA-EL MUNDO, donde realizó un suplemento dominical sobre historia militar leonesa. Profesionalmente, se especializó en marketing y economía agraria. Trabaja como comercial de publicidad para medios de comunicación y dirige una casa de turismo rural en la montaña leonesa. En cuanto a trayectoria literaria, empezó por el verso satírico, estudió métrica y composición clásica y es autor de más de mil poemas, aunque jamás se consideró poeta. Más constante ha sido su dedicación al columnismo de prensa, medio en el que ha publicado más de ochocientos artículos en los últimos veinte años. Como autor de relatos cortos, ha tratado de conciliar la temática escabrosa con el estilo irónico, lo que le ha valido más reconocimientos que amistades. En total tiene escritos más de doscientos relatos y ha recibido casi una veintena de premios en este campo. Pero el género donde considera que mejor se desenvuelve es el de la novela. Escribió su primera obra de más de doscientas páginas a los dieciocho años, aunque afirma que sólo permitiría su difusión bajo amenaza a punta de pistola. Desde entonces, ha escrito una enorme epopeya espacial de más de dos mil folios, y cinco novelas, una de las cuales,la Crin de Damocles, le valió el premio Azorín 2006. La espina de la amapola, Ed. Planeta 2008. El Gris. Ediciones B. 2010 -La crin de Damocles, Ed. Planeta 2006. Premio Azorín de novela. -Viento Divino. Caja Murcia. Instituto Castillo Puche. -Antología poética Antonia Pérez Alegre. Fundación Espejo 2005. -Apagar el sol. Ayuntamiento de Toledo. Premio narrativa femenina 2005 -Historias para catar. Tropo Editores 2007 -Diversas antologías y colecciones de cuentos.

Los desahucios baten todas las marcas

Lleves el tiempo que lleves en la vivienda, te pueden echar igual...

Lleves el tiempo que lleves en la vivienda, te pueden echar igual...

Detrás de cada desahucio hay una tragedia, y no sólo para el que se queda sin casa. La tragedia, con la legislación española en la mano, se va acumulando hasta convertirse en una rémora para todos porque, en el caso de que el desahucio sea debido a una ejecución hipotecaria, la vivienda se pierde pero la deuda permanece. Y los desahucios, como un verdadero indicador de la magnitud del estacazo que nos estamos metiendo, no dejan de subir.

Según datos del Consejo General del Poder Judicial, se ejecutaron en España durante 2011 58241 expedientes de desahucio, lo que supone un incremento de más del veinte por ciento sobre el año anterior, que ya había sido malo. Este dato, de todos modos, incluye también a los inquilinos a los que se echó de la casa por no pagar el alquiler, así que no hablamos sólo de viviendas embargadas.

Si miramos los datos por regiones, tenemos que la comunidad más afectada fue Valencia, seguida de Andalucía y Madrid, por este orden. La que menos desahucios tramitó fue La Rioja, como apenas doscientos cincuenta casos.

Por contra, las ejecuciones hipotecarias han ascendido en todo 2011 a 77.854, una cifra bastante inferior a la que se registró en 2010.

¿Y cómo se analiza esto? Supongo que de muchas maneras, pero para mí, un aumento de los desahucios y una reducción de las ejecuciones significa que a muchos de los que se les ejecutó la vivienda el año pasado se les está desahuciando este, pues su fueron de alquiler y no lo pudieron pagar. Otra interpretación posible pasa por pensar que, de cierta manera, nos estamos acercando a una especie de punto de equilibrio, donde los hipotecados más dudosos ya han ido perdiendo sus casa y lso que quedan son un poco más solventes.

Este, por tanto, puede ser el punto crítico para iniciar una recuperación o irmnos de cabeza al más negro de los abismos.

Que haya suerte…

Intriga política, humor y protesta social

El secuestro del candidato

El secuestro del candidato

Como el Alto Mando me da permiso, aprovecho hoy miércoles para presentaros mi última novela. Gané con ella el premio Ciudad de Badajoz hace unos meses y la ha publicado Algaida. Antes de dejaros con una crítica que me escribieron por ahí, os cuento que al intención principal al escribirla fue acercarme a la situación actual desde una óptica a medio camino entre el cachondeo y la crítica social. Luego, los que la han leído, me han dicho que lo mío es a veces el humor negro, pero no creo que sea para tanto.

Desde mi punto de vista los españoles somos un poco eso: gente que resiste en su núcleo central, donde aún vive el abuelo con la escopeta, y permite que sus capas exteriores y sólo esas, se modernicen y frivolicen. Quizás la característica que yo más destacaría de este libro es que todos los personajes, todos, son unos verdaderos cabrones. Eso sí: con unos simpatizas más que con otros.

Os dejo con Julia Manso:

La novela actual, cuando se gira hacia lo político, suele volverse demasiado solemne, abandonado la vieja tradición de agudeza que hacía que el lector pensara por sí mismo y sacase sus propias conclusiones. En este caso, sin embargo, sucede todo lo contrario: la denuncia de la corrupción política, la explotación de las víctimas y el desprecio al ciudadano se realiza a través del humor más descarnado, con trazas de humor negro en algunas ocasiones. Si lees la novela y no te ríes, ponte en lo peor…

El secuestro del candidato es una novela cruel, digámoslo claro. Las críticas alcanzan tanto a los que manipulan a los demás como a los que se dejan manipular, contentándose con cualquier cosa por no tomarse la molestia en informarse o en interrogarse mínimamente acerca de lo que escuchan. En el caso de los políticos, no sólo se muestran distintas modalidades de corrupción económica, malversación y tráfico de favores, sino también su habilidad para explotar el sufrimiento de las víctimas a su favor, convirtiendo en acto partidista cualquier acto cívico ciudadano.

La trama en sí, ya describe la novela como una protesta política velada:

Un conocido político local se presenta como candidato al congreso de los diputados. En ese momento, mantiene una relación extramatrimonial con una trabajadora del hospital de su ciudad, y como cree que  podría perjudicarle políticamente que se conociera esta relación, abandona a la chica. Ella, dolida, en vez de resignarse lo secuestra a punta de pistola y lo encierra en el sótano de su abuela, en un pueblo de la montaña. La sorpresa para la secuestradora viene cuando al regresar a su trabajo en el hospital se entera de que el secuestro lo ha reivindicado Al Qaeda y todo el país está pendiente de las repercusiones políticas del asunto.

A partir de aquí se desarrolla una historia en la que se muestran los cálculos y trapicheos de la policía, la hipocresía de los políticos de su partido, que no quieren que lo liberen para sacar partido electoral al secuestro, el miedo de los adversarios, que temen verse culpados, la corrupción urbanística, los favores en las licencias de los bares y todo un abanico de porquerías que conocemos los españoles sobradamente, aderezados de humor negro, ironía y un punto de mala uva habitual ya en otras obras de este autor.

Quien creyese que la novela política, o la novela crudamente picaresca en su más honda tradición estaba acabada, que no se pierda este libro, posiblemente la más aguda expresión literaria del movimiento indignado. No se arrepentirá.

Hipoteca y confianza. O por qué los mercados no nos quieren…

Protesta contra la central nuclear de León. Cuestión de imagen.

Protesta contra la central nuclear de León. Cuestión de imagen.

Dicen por ahí en los comentarios, y en montones de foros y medios de comunicación, que la desconfianza de los mercados hacia España no tiene base real, y quizás tienen razón. Nuestros datos reales son mucho mejores que los de otros países que, sin embargo, no pasan nuestras apreturas para conseguir crédito. Desde aquí, lo percibimos como una injusticia y seguramente lo es, pero no está de más entender qué influencia tiene en los mercados ese concepto tan difuso que es la confianza.

Para ver lo que está pasando, tenemos que partir de dos premisas: que la confianza es una variable humana, y no macroeconómica. Y que los mercados se basan en hacer cábalas sobre el futuro, pero no tienen una bola de cristal.

Pongámonos ante el más que pedestre y cotidiano caso de que vamos a pedir una hipoteca. ¿A quién se la dan antes?, ¿al auxiliar administrativo, funcionario, del ayuntamiento de Matalascañas, o al becario microbiólogo investigador del CSIC? Obviamente, se la lleva el funcionario, aunque sea muy posible que el otro, en un par de años, esté ganando mucho más y hasta tenga la posibilidad de ganar una pasta gansa con sus conocimientos.

¿A qué amigo le prestarías tú el dinero si ambos te lo pidiesen? ¿Al que pasa de rollos y trabaja en una panadería, o al revolucionario agitador que encabeza todas las manifestaciones, aunque trabaje de jefe del panadero y gane el doble? Casi todo el mundo se lo presta al primero, porque supone menos riesgo, ya que el segundo, aunque ahora gane más, puede acabar en la cárcel, despedido o en una movida gorda cualquier día…

Eso es lo que les pasa a los mercados. Resulta que la cantidad de dinero para prestar es limitada, y la cantidad de gente que lo pide es muy grande, así que los que tienen el dinero pueden permitirse elegir. Y eligen al que les da mejor aspecto y les suena a menos riesgo. Y he dicho aposta”les suena”, porque es cuestión de oído.

-Cuando el gestor del fondo de inversión de Dubai ve que los asistentes a la final de la Copa del Rey silban al Príncipe, no se tira diez horas intentando saber qué coño pasa. Pone una crucecita junto a España y anota: país inestable. Riesgo político. Y nos jodemos.

-Cuando el gerente de un banco de Singapur oye decir que el Presidente del Gobierno español pospone los presupuestos generales hasta después de unas elecciones regionales, no llama a un asesor para enterarse de qué  se juega en esa región. Pone una crucecita junto a España y anota: no se toman en serio la situación. Y nos jorobamos de nuevo.

-Cuando luego esas elecciones arrojan como resultado la victoria de los mismos que llevaban treinta años, y que enarbolan una cifra récord de desempleo en su región y grandes  jaleos judiciales por corrupción, el gestor de los fondos soberanos de Singapur no manda a un embajador a saber qué puede estar pasando. Pone una crucecita junto a España y escribe:  autoridades corruptas. Pueblo tolerante con la corrupción. Y pagamos medio punto más.

Y así sucesivamente. No pongo más casos porque son muchos y los conocemos todos.

Vivimos en un mundo donde es forzoso pedir prestado. Para ello, además de ser solvente hay que parecerlo. Nos sucede como a la mujer del César , si lo recordáis…

Y mientras demos fuera la impresión de ser un meretricio desbocado en riñas, revoluciones fallidas y jaleos cuaternarios, nadie se fiará de nosotros ni de nuestras cifras. Y pagaremos por eso, más que por nuestra verdadera situación.

Es el destino de todos los que hablan mal de su país, su pueblo y su familia: que los demás les creen y luego se lo cobran.

¿Pero qué es lo que quieren los mercados?

No es el BCE, aunque algunos lo crean...

No es el BCE, aunque algunos lo crean...

Después del rescate de la banca ha seguido la sangría de nuestra economía y nuestra deuda, encabezada por las nuevas rebajas de calificación crediticia que dificultan aún más nuestro acceso a los mercados de capitales. En estos momentos, quizás sea bueno preguntarse qué es lo que está pasando y qué es lo que quieren los mercados.

En primer lugar, hay que hablar claro: los mercados sólo tiene poder sobre la deuda, o sea, que no pueden hacer nada con un país que gasta menos de lo que ingresa. El poder de los mercados de capitales no se origina en unos orcos malísimos que en su torre oscura conspiran para machacar países, sino en los presupuestos que se aprueban, año tras año, dando por bueno que el gasto se mayor que los ingresos. Esa es la razón por la que los dictadores nacionalistas de todo signo, Franco y Ceaucescu, por ejemplo, se negaban a tener déficit y se negaban a tener deudas: para poder seguir haciendo lo que les diera la gana. Resumiendo: el que se endeuda pierde su independencia. Eso lo sabemos todos, pero a veces parece que nos olvidamos.

Definida la mayor, pasamos a qué es lo que quieren los mercado. La respuesta es fundamentalmente una: cobrar su deudas. Y además de cobrarlas, que les salga lo más rentable posible prestar.

El mercado de duda a nivel mundial es enorme, y los que tienen el dinero pueden elegir a quién lo prestan. Por tanto, para que te lo presten a ti y no a Alemania, tienes que ser más rentable, ya que no puedes ofrecer la misma seguridad que Alemania, que les parece más solvente a los que tienen el dinero. El problema viene cuando además de Alemania y Japón, empieza a haber montones de países que parecen más solventes que el tuyo. Cuando los que tienen la pasta prefieren prestársela a Chile, a Indonesia, a Canadá y a Serbia, entonces tienes un problema de carajo. Sucede lo mismo que con las hipotecas: que si tu trabajo es estable no te piden aval, y si no lo es, te piden hasta la firma de tu bisabuela.

Y ahí estamos: los que tienen dinero para prestar prefieren dejárselo a cualquiera antes que a nosotros, por lo que tenemos que convencerlos a fuerza de pagar más para que lo inviertan en nuestros bonos del Estado.

¿Y qué quieren los mercados para dejarle a España el dinero un poco más barato? Quieren tener la impresión de que vamos a ser capaces de generar riqueza para devolver la pasta y la impresión de que no tiramos la pasta o nos la gastamos en alegres juergas.Lo que tenemos que entender es que para ellos, “juerga” es cualquier cosa que no produzca riqueza y por ende posibilidades de devolver las deudas.

Por eso les cabrea tanto que hayamos hecho recortes en inversión y no en gasto. Y por eso no nos dejarán en paz hasta que los recortes vayan a por el gasto. O sea: funcionarios, pensiones y subsidios de desempleo.

Lo gordo. Lo sustancioso. Las cosillas de cuatro perras para hacer justicia y quedar bien las consideran folclore.

Tu hipoteca y el rescate bancario

Español típico abriendo la puerta al rescate...

Español típico abriendo la puerta al rescate...

Se llame como se le llame y englobe lo que englobe, lo cierto es es que somos objeto de una operación financiera a gran escala para reflotar nuestros bancos, víctimas de lo que tantas veces hemos contado aquí: el agujero contable producido pro al diferencia entre el dinero que prestaron y el valor contable actual de  las garantías que exigieron a cambio de esos préstamos.

¿Es un rescate o una ayuda?,¿afectará sólo a los bancos yo lo veremos reflejado en otaras facetas de nuestra economía?, ¿supune la pérdida de soberanía? De esas cosas ya hablaremos en otro artículo, dedicado enteramente al asunto, si os parece.

La cuestión ahora es cómo afectará este rescate de nuestros bancos a las hipotecas que tenemos firmadas y a las que se pueden llegara firmar en el futuro para la compra de nueva vivienda. Lo pongo por puntos, evitando narrativa por esta vez:

-La banca tiene una inmejorable oportunidad de sanear sus balances, pero va a ser obligada a deshacerse de montones de activos que están las tratando sus cuentas. Entiendo, por tanto, que en los próximos meses veremos una bajada verdaderamente seria de los inmuebles. Sí, me he mojado: los pisos van a bajar, y MUCHO. Y además a corto plazo.

-La banca no va a encontrar clientes solventes a los que prestar el dinero. Leía por aquí en un comentario de Victor (un lector) en el que nos decía que los bancos debían buscar solvencia moral. Luego nos aclaraba que eso sería posible en otra sociedad con otros valores. Bien: me refiero a solvencia económica, o sea, a capacidad para devolver lo prestado en los plazos pactados y del modo acordado. Con las cifras actuales de paro y el panorama económico que tenemos, la demanda solvente a brillar por su ausencia, así que ese factor presione los precios aún más a la baja.

-Nuestra capacidad de negociación se reduce. Hasta ahora, los bancos preferían negociar a embargar. En ese sentido, cambian las tornas a peor con el inmenso balón de oxígeno que les insufla el Banco Central Europeo.

-Los bancos serán un poco más estables y más solventes, lo que hará que nuestros ahorros estén un poco más seguros. Si la cosa se queda donde está, las hipotecas no se encarecerán tampoco demasiado, dado que el Euribor no tiene por qué moverse al alza.

En resumen: creo que va a ser un buen momento para el que tenga algo de dinero. Pero esos son tan pocos, que casi no van a causar impacto ambiental.

¿Alquiler social o una tía soltera?

Según cómo lo mires...

Según cómo lo mires...

La mayor parte de las reivindicaciones sociales que escuchamos en los últimos tiempos son totalmente justas, pero me parece que nacen viciadas de una absoluta falta de capacidad para explicarlas, lo que las descalifica desde el punto de salida, con el consiguiente perjuicio para quienes realmente necesitan la ayuda de todos.

En los ilusionantes comienzos del movimiento 15M participé en alguna asamblea y aún recuerdo que algunas de las principales reivindicaciones que se planteaban eran la creación de una banca pública y la implantación de alquileres sociales que sustituyesen a las draconianas hipotecas. Se trataba, en suma, de crear una especie de mutualidad en la que todos nos hiciésemos un poco responsables de la suerte del vecino y no hubiese sonado mal del todo de no ser por un detalle contradictorio: por una parte se pedía que se restase poder a los políticos y por otra se querían poner aún más entidades dinero y poder en manos de los políticos, que son los que gestionan lo público.

Al final, como el tiempo tiene estas cosas, la banca pública, amigos, resultó ser Bankia, que es lo obtenido por la fusión de varias cajas de ahorros, públicas todas, con la fabulosa idea desde que varias cajas en quiebra sumarían un banco sano. La banca pública resultó un agujero de miles de millones impulsado por Zapatero, no fiscalizado por Fernández Ordóñez y dirigido por Rodrigo Rato. O dicho de otro modo: que el problema no estaba en el color de quién moviese el invento, sino en la propia naturaleza del invento en sí.

Luego hemos tenido que seguir escuchando que eso no es una banca pública, porque la banca pública, como los alquileres sociales, deben ser un mecanismo de solidaridad que da dinero al que lo necesita, ayuda a las familias a llegar a fin de mes y no promueve desahucios. ¿Un banco que presta dinero pero no lo exige? ¿Un casero que se espera tranquilamente a que tengas dinero, o ganas, para pagar el alquiler?

Esos tíos, por supuesto, ni quieren alquileres sociales ni banca pública. Lo que quieren es una tía soltera y multimillonaria a al que baste llorarle un poco para que afloje la cartera.

Pero resulta que la cartera es la mía, y me opongo.

La vivienda en propiedad es un lastre

Aquella vieja España de caballeros andantes...

Aquella vieja España de caballeros andantes...

A toro pasado somos todos Manolete, vale, pero en momento0s como el presente vale la pena analizar pro qué algunos países más desarrollados económicamente que el nuestro tienen la vivienda más barata y han conseguido evitar la burbuja inmobiliaria.

El caso más típico posiblemente sea Alemania, con unas circunstancias históricas un tanto peculiares, pero que podían haber sido las nuestras.

Después de la Segunda Guerra Mundial el país queda un poco más que machacado. Y además, dividido en dos sectores durante más de cuarenta años. Como la gente está en la ruina, es el Estado el que se dedidca a construir millones de viviendas, pero en lugar de venderlas en propiedad las alquila en la mayor parte de los casos.

Eso tiene dos efectos: por una parte, al ser el Estado el principal casero del país, las leyes sobre morosidad con los inquilinos se endurecen hasta el punto de que si dejas de pagar el alquiler prácticamente te fusilan al amanecer. Como consecuencia inmediata de la protección del propietario, salen al mercado de alquiler cientos de miles de viviendas, a bajo precio, sí, porque es imposible competir con el Estado, pero salen.

En segundo lugar, si tu casero es el Estado y tienes cinco millones de viviendas en alquiler, el día que tengas que trasladarte de ciudad sólo tienes que hablar con tu casero y preguntarle si te permite cambiar el piso que tienes en una ciudad por otro en la localidad a la que debes desplazarte. La respuesta normalmente es afirmativa, ya que el parque de vivienda disponible por parte del Estado es enorme.

Esto, a al larga, genera tres efectos:

-Que la vivienda es siempre barata, ya sea en alquiler o en propiedad, porque el que intente vender vivienda cara no va a poder competir con los precios del mercado.

-Que la movilidad dentro del país es realmente enorme, sin más coste que la mudanza y tener que limpiar y pintar el piso que dejas (obligatorio por ley o te lo descuentan del IRPF, con multa adjunta).

-Que el número de pequeñas empresas, autónomos y emprendedores se dispara, porque la renta que la gente se iba a gastar en una vivienda que tarda en pagarse treinta años, va a parar a otras actividades.

Y es es tercer punto el que quería señalar: en un país donde la renta de la gente, sus ingresos durante la parte más productiva de su vida, están destinados previamente a una hipoteca, ¿de dónde va a salir el capital necesario para montar empresas?

No somos más tontos ni menos emprendedores que en otros países. La razón de que en España haya menos empresas hay que buscarla también en la falta de dinero, ocasionada en gran medida porque la hipoteca del piso aprisiona la renta disponible durante décadas, dejando sin un duro al que tenga una idea para montar un negocio.

Y todo eso se arreglaba, por ejemplo, dando los pisos de Protección Oficial en alquiler y nunca en propiedad. Una cosa muy difícil, por cierto, en un país con mentalidad agraria.

Al final la culpa es de la boina que aún llevamos dentro…

Auditoría extranjera para la banca española

Descomunal resumen del asunto.

Descomunal resumen del asunto.

La soberanía también se basa en la credibilidad. Lo mismo que les pasa a las personas les ocurre a las naciones, y todos sabemos que si vamos por ahí contando patrañas, en poco tiempo nos tomarán a chirigota hasta los  perros falderos con lazos y nos retirarán el saludo hasta los parientes que pensaban heredarnos con hipoteca incluida.

Lo cierto es que ahora que se ha anunciado que los bancos españoles van a someterse a una auditoría independiente para que pueda conocerse su verdadero estado, lo primero que se me ocurre pensar es que aquí, como país modernos, democrático y soberano, ya deberíamos tener instituciones independientes para hacer esas cosas. El hecho de que a todo el mundo se le salten las lágrimas de la risa cuando se dice esto es la clave de la situación en la que estamos.

Porque ahí fuera no sólo no se creen una palabra de nuestras cuentas, sino que tampoco confían en quienes se suponen que deberían controlarlas y a lso que pagamos tan buenos sueldos desde hace muchos años.

La prima de riesgo crece porque es objetivamente arriesgado prestar dinero a un país que nadie sabe cómo coño se administra, ni quién tiene qué competencia, ni qué día se va a levantar con mal pie un reyezuelo autonómico para decir por la tele que no cumplirá tal o cual ley. Los inversores se marchan porque si pasa algo y tienen que reclamar se ven como si estuviesen reclamando a Vito Corleone. Y por eso, para saber qué está pasando, exigen que la auditoría se haga desde fuera.

Pero, como digo, lo grave no es el hecho, sino sus causas.

Si nuestro Tribunal de Cuentas no fuese el ejército de Pancho Villa no nos exigirían una auditoría realizada por empresas extranjeras. Para eso existe el Tribunal de Cuentas, y no para enterarnos luego de que centenares de ayuntamientos no habían presentado las suyas y guardaban millones de euros en facturas en los cajones. ¿A qué demonios se dedicaba el Tribunal de cuentas mientras tanto?

Si nuestro Banco de España no fuese el coño de la Bernarda, no nos pedirían una auditoría externa. Su Presidente, y toda la horda de asesores que lo rodeaban, ¿dónde estaban cuando se privatizó Bankia y qué clase de inspección hicieron a sus cuentas? ¿No se supone que el Banco de España vela por la limpieza contable y el cumplimiento de las normas? ¿Qué sapabarda miraba Fernández Ordóñez mientras aprobaba un beneficio anual de cien millones que se ha convertido en 1300 millones de pérdidas?

Si nuestro Ministerio de Economía, que para más cachondeo es distinto del de Hacienda, no fuese una merienda de negros, bastaría con los datos que ofreciese, y no nos pedirían una auditoría externa. Pero como los dos ministros parecen Tip y Coll ensayando malabares, pro ahí fuera no se fían ni del uno ni del otro.

A este paso, después de auditores externos acabaremos por bombardear Gibraltar. Pero no para reconquistarlo, sino para que nos invadan y nos pongan un gobierno sólo medio malo.

Hay que jorobarse.

¿Qué significan los eurobonos y por qué dan tantos líos?

¿Que avalemos el queeé?

¿Que avalemos el queeé?

Ya lo sabéis: desde que Francoise Hollande ganó las elecciones a la presidencia francesa ha resucitado la figura de los eurobonos y con ella nuestra esperanza de no irnos totalmente al carajo.

Para muchos, los eurobonos son la única salida viable a esta crisis financiera y el único modo de alejar a los especuladores de las economías más débiles de la eurozona. ¿Pero qué es eso de los eurobonos y por qué dan tantos jaleos? ¿Por qué son considerados por otros como la única solución realista? ¿Por qué están dispuestos los alemanes a lo que sea, y con ellos una parte de Europa, para evitar que se aprueben?

Vayamos por partes:

-Los eurobonos son una emisión de deuda garantizada por el Banco Central Europeo, de modo que serían TODOS los países de la Unión Europea quienes avalarían de manera solidaria la deuda pública de cualquier miembro del Euro. De este modo, no habría economías débiles ni economías fuertes dentro de la Unión y los especuladores no tendrían la opción de apostar contra unos u otros países , obligándolos a pagar intereses abusivos para acudir a los mercados de capitales. Con los eurbonos se crea una caja común que avala la deuda y, por tanto, toda la deuda, en conjunto, tiene el mismo precio y el mismo riesgo, ya que se asegura con una caja común.

-Los eurobonos son la única solución realista porque aflojaría la presión del mercado, permitirían salir de la recesión y volver a crear empleo, evitando la espiral de destrucción en la que estamos, en la que menos empleo lleva a más deuda, y más deuda lleva a más desempleo. Y además, en caso de necesidad, se puede imprimir dinero por acuerdo de todos, lo que traería inflación, pero repartida entre toda la eurozona, como ya ha sucedido en Estados Unidos con el dólar.

-A los alemanes, por supuesto, les da la risa. Y con ellos a los austriacos, los holandeses y los finlandeses. Les da la risa pensar que ellos van a avalar y hacerse responsables de la deuda de países que no son capaces siquiera de presentar dos veces seguidas las mismas cuentas. Para aceptar hacerse cargo de nuestra adeuda pedirían hacerse cargo también de nuestras cuentas, y ya que son lso pagan las facturas deciden en qué se gasta y a quién se paga. Eso se llama imperio o colonialismo, y como está feo, pues prefieren ni p mandar en casa ajena ni pagar la deuda de nadie. Salvo que acabemos rogándoles nosotros que nos invadan pacíficamente, cosa que no veo del todo descartable.

Como ejemplo similar, y para que nos hagamos una idea, tenemos los hispabonos. Hay quien habla de ellos y consisten en que las autonomías, en conjunto, se avalen las deudas unas de otras. Las risas que se echaron vascos, riojanos y navarros, por ejemplo, cuando les dijeron que tenían que avalar y pagar las deudas de Extremadura, Valencia y Andalucía, cruzaron el océano.

Con semejante precedente, estamos buenos para ir a Alemania a pedir que ellos nos avalen las nuestras, vaya…

Hipotecas y rescates bancarios.

Cosas primitivas

Cosas primitivas

Hoy voy a tratar de acercarme a eso que algunos llaman injusticia del rescate de los bancos con dinero público. En realidad y desde mi punto de vista, es algo mucho peor que una injusticia: es una tontería, y los países pueden prosperar con decisiones injustas, pero más difícilmente con decisiones idiotas.

En primer lugar, hay que tener en cuenta que la mayor parte del dinero público que se ha ido a rescatar bancos se ha ido precisamente a bancos que ya eran públicos, así que nacionalizar una caja de ahorros viene a ser algo así como nacionalizar uno de los pantanos que inauguraba Franco. ¡Ya son nuestros, carajo!

Hecha esta salvedad, analicemos lo que ocurre:

-Una caja de ahorros (gestionada por políticos jubilados y otros mamuts blancos) ha metido en ladrillos más de lo que tenía y más de lo que podrá devolver en su vida.

-Ese ladrillo se ha ido depreciando, por lo que los préstamos dejan de estar respaldados por los activos, gracias a que se tasaron verdaderas boñigas a precio de oro.

-La diferencia entre el activo y el pasivo deja un glorioso agujero en las cuentas de los bancos y cajas, que endurecen las condiciones de crédito.

-El endurecimiento del crédito, o su desaparición, ahoga a las empresas, que reducen su actividad, poniendo en la calle a millones de trabajadores.

-El aumento del paro y la falta de circulación de efectivo reducen la demanda.

-La reducción de la demanda, genera aún más paro, y el paro genera más impagados en las hipotecas, ya que muchos hipotecados, al quedarse sin trabajo, no pueden hacer frente a sus compromisos. Y esto aumenta el agujero en el balance de los bancos de dos maneras distintas: por el aumento de la morosidad y por la mayor depreciación de los pisos y terrenos que poseen.

Suena genial, ¿verdad? Bueno, pues aquí llega el Gobierno, coge el dinero de todos, y lo presta a los bancos para cubrir sus balances, de modo que el agujero se cierre y pueda fluir de nuevo el crédito para romper el círculo vicioso.

¿Y por qué creo que es una solución idiota?

Porque el dinero público podía rescatar directamente a los ciudadanos hipotecados. pero no un rescate en plan guay, con palmadita en la espalda, como haría una tía soltera y millonaria, sino un embargo en toda regla: si no pagas, en vez de quedarse el banco tu casa, se la queda el Estado. De este modo, esas viviendas no entran en el mercado ni reducen los precios, los bancos se liberan de los morosos, pasándonolos a todos, la gente no se queda en la calle, y los balances de los bancos se limpian de igual modo, con una reserva de viviendas que el Estado poco a poco revenderá o alquilará.

Porque lo que NO planteo es que las queden los que no pagaron, sino que se les rescate a ellos en vez de a los bancos y que ellos devuelvan más adelante lo prestado igual que se supone que lo van a devolver los bancos. Y al que no lo devuelva, se le sanciona como sea pertinente. Hay mil maneras.

De este modo se consigue:

-Aumentar la demanda, reactivando el empleo.

-Liberar a los bancos de morosos, saneando sus balances (lo mismo que se intenta rescatando a los bancos).

-Estabilizar el precio de los activos, deteniendo la sangría contable.

¿Por qué demonios no se proponen estas cosas más a menudo? Prefiero no darle muchas vueltas, aunque lo comentamos un día de estos…

Efectos de un hipotético cambio de moneda: hipotecas y depósitos.

La cosa se pone homérica....

La cosa se pone homérica....

Este es uno de los casos en que ser el autor de los artículos puede aprovecharme para aprender algo en lugar de tratar de mostrar a los demás lo que pueda saber. Vaya pues por delante mi declaración de humildad y el ruego de que si hay algún lector mejor informado que yo, me ilustre y nos ilustre a todos.

Desde que se ha desatado el pánico final, tipo Mad Max, del posible pero aún improbable retorno a la peseta, leo por ahí que si regresáramos a la antigua moneda nuestras cuentas se pasarían a pesetas perno nuestras deudas permanecerían en euros. Un comentarista del artículo anterior, con esta base, recomienda incluso utilizar los ahorros que podamos tenerer para amortizar toda la hipoteca que se pueda de cara a cubrirnos de esa eventualidad.

Pues bien: lo he estudiado un poco a fondo y en mi opinión no es así. No es así ni lo ha sido nunca en todos los casos que ya ha habido a lo largo de la historia, que no son pocos ni raros.

Cuando un país cambia de moneda, el cambio afecta a todos los contratos vigentes, tanto a los deudores como a los acreedores. Cuando un país cambia de moneda, los ahorros que estaban en dólares pasan a estar en Percebes (para inventarme una moneda) y las deudas expresadas en dólares pasan a estar expresadas en Percebes. De hecho, la utilidad de la creación de un corralito es precisamente evitar que se produzcan extracciones de efectivo o trasnferencias en una moneda distinta de la que se acaba de hacer oficial.

Por tanto, si regresáramos a la peseta, nuestras cuentas pasarían a expresarse en pesetas, y también las hipotecas, y las deudas pendientes, y las letras de la nevera, y absolutamente todas las transacciones pendientes, de igual modo que se hizo con las hipotecas pendientes de pagarse cuando entró en vigor el Euro, pero a la inversa.

Otro tema, del que hablamos cuando os parezca, es lo que les sucedería a los bancos españoles y sus deudas frente a entidades extranjeras. Eso sí sería un desastre del carajo, pues al devaluarse la nueva moneda y mantenerse sus deudas en la anterior, se crearía una especie de agujero negro casi imposible de cubrir, con lo que el país entero podría entrar en quiebra, y sin poder pagar la cuenta petrolífera, cosa que muy posiblemente llegaremos a ver en Grecia por mucho que aplaudan su suicidio los agitadores de turno. Hay otros efectos, la mayoría derivados de la inestabilidad y de la fuga de capitales, pero no es el momento de comentarlos. Lo peor, sin duda, sería que los precios se elevarían mucho más deprisa que los salarios, como sucedió a finales de los setenta y principios de los ochenta, creando una crisis económica y social aún peor de la que padecemos.

Por lo demás, un cambio de moneda supondría sin duda alguna una devaluación, con el consiguiente aumento de las exportaciones, reducción de las importaciones, empobrecimiento general y transferencia de riqueza de los ahorradores a los deudores.

Precisamente por eso, y no porque sean muy malotes, es por lo que Alemania se opone tajantemente a la depreciación del Euro.

¿Qué es un corralito? Efectos para la hipoteca.

Más allá del Corralito del Trueno

Más allá del Corralito del Trueno

Algún día, si llego a vivir tanto tiempo, empezaré un artículo hablando de buenas noticias, pero entre tanto y no me parece que lo mejor es seguir con la vieja manía de aclarar conceptos. Y uno de ellos es qué es eso de un corralito, la amenaza extrema con la que Paul Krugman y otros santones del mundo de las finanzas amenazan a España desde la prensa anglosajona.

Un corralito es un mecanismo administrativo por el cual se restringen las retiradas de efectivo de los bancos. Aunque tengas ahorros, no podrás sacarlos, las tarjetas quedarán limitadas y la obtención de capital de los bancos queda suspendida hasta nuevo aviso. Pero no se trata sólo de eso: lo normal es que al final de un corralito se cambie la moneda por lo que cualquier cantidad que se tenga en una cuenta denominada en una divisa distinta te la cambian automáticamente ala nueva moneda, y al valor que unilateralmente decida el Gobierno.

Así es como sucede que algujien que tenía cien gallinas acaba recibiendo cien ratones, y todavía le dicen que cien equivale a cien, y listo.

¿Y esto que tiene que ver con la hipoteca? Pues mucho, porque si cambian, por ejemplo, los euros a cien pesetas, y la peseta se devalúa, el que tiene ahorros los pierde, pero el que tiene deudas, resulta que también las ve reducirse en la misma medida en que se devalúe la moneda.

¿Os imagináis las deudas de todos los españoles reducidas en un cuarenta o cincuenta por ciento, lo mismo que los ahorros? Pues esa, esa y no otra, es la principal razón de que el corralito en España sea muy improbable y no tengamos que temer, de momento, que de veras nos alcance.

Si fuera por otros motivos, quizás deberíamos tener más miedo, pero sabiendo lo que pueden perder los grandes financieros lo normal es pensar que no llegará a suceder nunca.