Archivo del Autor: Ladríllez

Acerca de Ladríllez

Javier Pérez Fernández (Zamora, 1970) Director durante 10 años de la revista universitaria dela Universidad de León, ha participado en casi todos los foros asociativos y juveniles de la ciudad. Escribe desde los 14 años en periódicos y revistas, especialmente Bedunia, como satírico, y en el diarioLA CRÓNICA-EL MUNDO, donde realizó un suplemento dominical sobre historia militar leonesa. Profesionalmente, se especializó en marketing y economía agraria. Trabaja como comercial de publicidad para medios de comunicación y dirige una casa de turismo rural en la montaña leonesa. En cuanto a trayectoria literaria, empezó por el verso satírico, estudió métrica y composición clásica y es autor de más de mil poemas, aunque jamás se consideró poeta. Más constante ha sido su dedicación al columnismo de prensa, medio en el que ha publicado más de ochocientos artículos en los últimos veinte años. Como autor de relatos cortos, ha tratado de conciliar la temática escabrosa con el estilo irónico, lo que le ha valido más reconocimientos que amistades. En total tiene escritos más de doscientos relatos y ha recibido casi una veintena de premios en este campo. Pero el género donde considera que mejor se desenvuelve es el de la novela. Escribió su primera obra de más de doscientas páginas a los dieciocho años, aunque afirma que sólo permitiría su difusión bajo amenaza a punta de pistola. Desde entonces, ha escrito una enorme epopeya espacial de más de dos mil folios, y cinco novelas, una de las cuales,la Crin de Damocles, le valió el premio Azorín 2006. La espina de la amapola, Ed. Planeta 2008. El Gris. Ediciones B. 2010 -La crin de Damocles, Ed. Planeta 2006. Premio Azorín de novela. -Viento Divino. Caja Murcia. Instituto Castillo Puche. -Antología poética Antonia Pérez Alegre. Fundación Espejo 2005. -Apagar el sol. Ayuntamiento de Toledo. Premio narrativa femenina 2005 -Historias para catar. Tropo Editores 2007 -Diversas antologías y colecciones de cuentos.

Las hipotecas a tipo fijo arrasan

Cavando tu propia tumba

volvemos a hipotecarnos

No sé si será por fe, por prudencia, o por falta de ambas cosas, pero el caso es que las hipotecas a tipo fijo son ya en estos momentos una quinta parte del total de las que se firman.

Esto, unido a una importante recuperación del mercado de la vivienda ( aumento de un 15,1% interanual en la venta de viviendas en el segundo trimestre del año (hasta las 123.159 unidades) hace pensar que el mundo del ladrillo está recuperando el aliento y que los nuevos compradores no se fían demasiado de que los tipos permanezcan muchos años en las bajísimas cotas actuales. Y creo yo que con razón.

Hasta hace solamente unos pocos años, y lo reflejamos sobradamente en este espacio, la mayoría de las hipotecas contratadas eran a tipo variable, lo que ha sido ventajoso al bajar el EURIBOR y otros tipos de referencia, hasta el punto de que hay algunas hipotecas negativas, como ya hemos comentado muchas veces.

Precisamente por eso los bancos se lanzaron a comercializar las hipotecas interés fijo, que dejarían poca ganancia,. pero también pocos sustos, algo que cada vez aprecia más el sector bancario, temeroso de lo que pueda venir tras las últimas sorpresas.

 Esta modalidad de préstamos, que antes era contemplada con desconfianza, está gozando ahora de buena salud comercial. En el segundo trimestre de este año ha pasado de representar el 9,8% de los nuevos créditos al 20,5% en el segundo,  según datos del Colegio de Registradores de la Propiedad. Las comunidades con más peso en estas hipotecas fijas entre abril y junio de este año han sido Baleares (43,8%), Murcia (34%), Galicia (25,9%), Cataluña (25,1%), Comunidad Valenciana (23,7%) y Asturias (21,4%).

La cuota hipotecaria mensual media en el segundo trimestre se ha situado en 523 euros, con un incremento intertrimestral del 2%, situándose con respecto al coste salarial en el 27,4%.

Como curiosidad de estos datos, cabe destacar la buena salida que tienen las viviendas entre los compradores extranjeros: entre abril y junio el 13,3% de la compra venta de viviendas fueron realizadas por foráneos, especialmente ingleses, que protagonizaron el 2,6% de las operaciones, seguidos por alemanes, con el 0,9%, la misma cifra que los franceses.

Nosotros pensando en marcharnos y ellos en venir. En fin…

 

La hipoteca y la educación financiera

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Hoy nos vamos por el lado de lo clásico

En este país, lo sabemos todos, lo más difícil es conseguir que una ley de educación, la que sea, permanezca el tiempo suficiente para que profesores y alumnos se adapten a ella y se pueda comprobar si da buenos o malos resultados. Al final, en el debate predominan temas como el número de alumnos por aula, el gasto que realiza por alumnos, la distribución entre escuela pública y concertada, y por encima de todo, la enseñanza de la religión.

Las razones, para mí, son claras: el número de alumnos por aula es lo que determina al contratación de profesorado y aquí pro lo que se lucha es por contratar más o menos profesores, ya sean los sindicatos o las administraciones quienes hablen del asunto. Con el gasto, pasa otro tanto: todo el mundo quiere más dinero para lo suyo, porque algo caerá. Y lo de la religión es un tema político. El alumno, al final, importa un carajo.

Importa un carajo porque los planes de estudios se construyen sin pensar en qué se quiere conseguir en realidad. Importa un carajo, porque ahora ya se habla de que no hay que inculcar conocimientos, sino modos y deseos de aprender, dejando cada día más de lado la formación para lo que puede ser útil, para lo que puede ser necesario y para lo que los chavales tendrán que lidiar en el futuro.

Por ejemplo, ¿cómo es posible que no exista una mayor educación financiera? ¿Cómo es que no se explica, con detalle, en colegios e institutos qué es una hipoteca, que significa cada una de sus cláusulas y qué riesgos apareja? ¿No sería más interesante explicarle a los chavales lo que es un  vencimiento, o pro qué las cuotas son fijas, que meternos a detallar las partes de las flores? ¿No sería interesante explicar que el dinero ya no simboliza oro, o que la deuda crea mas monetaria? ¿No sería bueno hablar de lo que es un presupuesto, lo que es el déficit público y qué consecuencias tiene?

Nada sobra, pro supuesto. No sobra la historia de las religiones, no sobra la historia, ni la filosofía. Soy incluso de los que creen que eliminar el latín fue una gran pérdida, pero actualizar los conocimientos no es sólo enseñar esa informática que la mayor parte de los chavales ya van aprendiendo pro su cuenta, sino dar educación financiera de modo que la hipoteca del futuro no sea un objeto arcano, casi mágico, que hay que pagar para que no te quiten la casa.

Y además, así no podrían escudarse cuatro listos en que no entendieron lo que firmaron. Una razón de peso que quizás haga que algún grupo de presión introduzca el tema en la agenda…

La hipoteca y la multa a Deutsche Bank

Para cortar el bacalao

Para cortar el bacalao

Supongo que ya lo habréis leído por ahí: la justicia americana pide una multa de 14.000 millones de dólares para Deutsche Bank por el caso de las hipotecas basura. Posiblemente tenga algo de razón, y posiblemente también haya algo más detrás de esta sanción, extrañamente coincidente con la multa que las autoridades europeas piden para Apple por su evasión de impuestos.

Detrás de todo esto, se encuentran dos asuntos bien distintos, pero claramente complementarios:

Por una parte, la banca europea se lucró con el boom de las hipotecas basura americanas, obteniendo magníficos beneficios de una desregulación que las entidades americanas luego pagaron con la caídas de Lehman Brothers y otros. Ahora, las autoridades americanas quieren hacer pasar por caja a todos los que sacaron tajada para que el sufrimiento también se mancomune, igual que se mancomunó el beneficio. En principio, parece razonable, porque donde no hay escarmiento no hay propósito de la enmienda, pero parece que estos procesos se están utilizando para algo más que hacer justicia y ahí pasamos al punto segundo.

¿Qué sucede en realidad? Que cada vez parece más claro que el liberalismo económico y el libre comercio están heridos de muerte en su esencia ideológica, y que se recrudecen las guerras soterradas para defender cada cual su parte del pastel. A EEUU le parece muy mal que los europeos quieran hacer pagar a Apple, lo mismo que a los europeos les pareció muy mal que se persiguiera a Volkswagen pro un fraude emisiones que estaban cometiendo muchas más marcas. A Europa le parece igualmente mal que Facebook y su filial Whatsapp se lleven lso datos personales de los europeos a América, o que Google se haya convertido en un paraíso fiscal por sí mismo, y seguramente ahí llegarán los siguientes golpes.

¿Qué ocurre en realidad? Ocurre que está todo podrido hasta la médula y que el caso de las hipotecas no es un caso en sí mismo, pro lo que yo entiendo, sino una respuesta a otros.

Ocurre que los derechos de los ciudadanos, ya no son derechos en sí mismos, sino pretextos para una guerra más oscura. Un enfrentamiento, por cierto, en el que los ciudadanos importan un carajo.

Cuando la hipoteca no se deja devolver

Búho germánico vigilando la ortodoxia monetaria

Búho germánico vigilando la ortodoxia monetaria

Hoy vamos a hablar de un caso surrealista que, sin embargo, a muchos se nos ha pasado pro la cabeza e incluso conocemos personalmente a gente que ha tenido este problema.

Cuando haces una hipoteca de endeudas para veinticinco o treinta años, y además, por razones que hemos discutido muchas veces, disfrutas de una desgravación fiscal. pero el caso es que, aun así, hay mucha gente que si pudiese pagar la hipoteca la pagaría y dejaría de hacer cuentas todos los meses.

Las razones pueden ser muchas: desde que te ha tocado la lotería, y no quieres tener tu casa hipotecada, a que has heredado de un familiar, cosa que en treinta años tampoco es tan rara.

Pues lo cierto es que, para estos casos, había y hay una cláusula en el contrato hipotecario: la amortización anticipada. Y en algunos casos, era de aúpa.

Al final, y para evitar más problemas, el Gobierno abaratará por ley el coste de amortizar anticipadamente una hipoteca o cualquier préstamo inmobiliario, incluso los ya firmados, y permitirá que, de forma general, a partir del sexto año la entidad financiera no cobre comisión alguna por este concepto.

En caso de reembolso o amortización anticipada total o parcial de un préstamo inmobiliario en los cinco primeros años de vida del crédito, el consumidor podrá tener que pagar una comisión de hasta un 0,25 % del capital reembolsado anticipadamente o el importe de la pérdida financiera que pudiera sufrir el prestamista.

Si la amortización se produce, sin embargo, en los tres primeros años de vigencia del préstamo, el límite se mantiene en el 0,50 % que opera en la actualidad para los cinco primeros años de la vida del crédito.

A partir del quinto año, la normativa vigente fija un límite del 0,25 % y en el anteproyecto de ley la comisión es cero desde el sexto año.

Los bancos, hasta ahora, se han opuesto a la eliminación de esta comisión porque alegan que el dinero que dejan de ganar es una pérdida, ya que ellos realizaron la operación con una expectativa de rentabilidad y tiempo, que el cliente deja de cumplir, sin que abone ninguna contraprestación por ello.

Menos mal que los agricultores no utilizan ese razonamiento, porque entonces echarían la culpa a no sé quién cada vez que llega una sequía y se les secan las patatas.

En todo caso, nos parece una buena noticia. Ya era hora.

La hipoteca del autónomo

una idea autonómica

una idea autonómica

Parece que el autónomo no le acaba de gustar a nadie. Y la cosa empieza ya por nuestras madres, que la mayoría de las veces nos dicen “déjate de tonterías y oposita, que así tendrás un trabajo para toda la vida”, o aquello otro “de busca trabajo en una buena empresa que te pague bien a fin de mes y olvídate de problemas”.

Y si a nuestras madres ya no les gusta la figura del autónomo, el Gobierno no quiere ni siquiera oír que un autónomo pueda ponerse enfermo o quedar en el paro. Como eran poco, se unió la banca a la fiesta. O volvió a las andadas, mejor dicho, seguramente.

Según varios expertos, los autónomos están prácticamente expulsados del mercado hipotecario. No solo no hay productos creados a medida para este grupo laboral –del modo que las hay, por ejemplo, hipotecas para ciertos funcionarios como los jueces– sino que la banca es mucho más exigente con ellos a la hora de concederles una hipoteca.

Entrando en lo concreto, si de media los bancos están exigiendo que el cliente pueda aportar una entrada del 20% del precio de la vivienda, en el caso de los trabajadores por cuenta propia, se exige al menos el 30% de entrada. Y no basta con eso: deben demostrar que, además de pagar sus cuotas, su actividad es rentable y se mantendrá en el tiempo.

La clave no está sólo en el riesgo de que la empresa vaya mal, sino también en que en el caso de pérdida del trabajo, el autónomo no va a recibir ninguna indemnización, y ese dinero lo calcula cuidadosamente el banco para tasar de algún modo no sólo al inmueble, sino también al cliente.

Así que si eres autónomo y estás pensando en pedir una hipoteca, vete preparando un resumen convincente que explique de qué va tu negocio, por qué va a durar veinte o treinta años sin perder fuelle, y al menos la siguiente documentación:

1.- Resumen anual del IVA del año anterior.

2.- Pagos trimestrales del IVA del año en curso.

3.- Pagos fraccionados del IRPF del año.

4.- Últimos recibos del pago de la Seguridad Social.

5.- Información de ingresos y gastos que amplían la documentación fiscal y contable.

Así las cosas, como vemos, al autónomo se le van a pedir un montón de papeles adicionales a lo habitual y, digan lo que digan estos papeles, se le va a seguir mirando con lupa y se le van a seguir aplicando peores condiciones. Por el riesgo, dicen.

Al final, las madres casi siempre tienen razón. Me temo.

 

Los jóvenes en busca de un enemigo

Viejo remedio para la crisis

Viejo remedio para la crisis

Hay en España una generación, la de aquellos que tienen hoy más o menos entre 35 y 45 años, que se ha pasado media vida viviendo sobre el alambre, de hipoteca en hipoteca y de susto en susto. Y no porque su futuro profesional sea difícil, que también, aunque no tan complicado como el que han tenido que sufrir las generaciones siguientes, sino por la complicadísma conciliación entre lo que se les ofrecía a nivel material y lo que deseaban a nivel moral.

¿Me he pasado de filosófico? Es posible, pero intento profundizar. Y tranquilos, que ya acaba agosto.

Por una parte, los nacidos entres el 65 y el 75 son la generación que ha disfrutado de una vida más estable, próspera, tranquila y llena de oportunidades en mucho tiempo. Los que nacieron antes tuvieron que atravesar una época mala antes de encontrarse con la prosperidad, y muchos de los que nacieron después ya se dieron de bruces con la nueva realidad de los bajos salarios y los trabajos complicados de encontrar y mantener.

¿Y qué hay en el otro plato de la balanza? Una situación política y social que predispone a esta  generación a ser luchadora, idealista y contestataria. Pero no encuentran de qué ni contra qué, porque a buena parte de ellos les va estupendamente.

Y ahí es donde surge la tragedia de esta generación, que recoge los frutos del capitalismo mientras reniega de él, que habla mal de la contaminación mientras tiene un todo terreno, que se hace candidato por Izquierda Unida y sigue hablando de clase proletaria mientras vive en un chalé

Es casi imposible vivir en ese alambre, y más difícil aún conseguir que tus hijos te crean na palabra de lo que dices mientras además, ¡qué putada!, ven también cómo vives y lo que haces. Quizás por eso la generación siguiente, los nacidos en los ochenta, sea una de las más desorientadas que se hayan producido: porque no saben a qué quedarse, si a lo que ven, a los que les cuentan, a lo que deberían sentir y no sienten o a lo que deberían desear y no desean.

Sólo saben que alguien los ha estafado, que dicen por ahí que fue Franco, pero ese tío ya se había muerto cuando ellos nacieron y hay sospechas de que en realidad el gran timo se lo organizasen sus padres en forma de protección de derechos para los que ya están en e mercado a costa de los que están fuera.

¿Insiders contra outsiders en vez de izquierdas contra derechas?

¿Los que pagaron la hipoteca con un sólo sueldo, y en diez años, contra los que necesitan dos sueldos para pagarla en treinta?

Pues puede que sí. Y qué mal rollo…

La hipoteca para quien no la quiere

Uno de aquellos desventurados artefactos

Uno de aquellos desventurados artefactos

Con esto de las hipotecas, y siguiendo con mi serie veraniega, pasa un poco como aquel invento de las play pump: que la idea está muy bien para venderla desde lejos, sin mirar las circunstancias de quienes van a utilizar el producto.

A alguien, a mediados de los noventa, se le ocurrió la feliz idea de combinar la ayuda a los adultos con el desarrollo de los niños, y así surgió la Play Pump.

¿Y eso qué es? Se trata de una bomba de agua conectada a un profundo pozo que en vez de ser accionada manualmente par sacar agua se accionaba jugando en un tiovivo infantil, con caballitos y otros juguetes. Así, además de jugar los niños, sacaban agua en las zonas más necesitadas de África, liberando de ese trabajo a las mujeres, que eran las que tradicionalmente realizaban la tarea.

Fueron varios los países beneficiarios de esas Play Pump, pero se instalaron sobre todo en Malawi y la República del Congo.

¿Y qué pasó? Que para nosotros, en nuestra sociedad, era una idea muy buena, pero allí resultó que los niños jugaban sólo algunos ratos al día, y que el resto del tiempo lo dedicaban a otras tareas. Y resultó que las mujeres y los niños, cada vez que necesitaban agua, en vez de tener que mover con su esfuerzo una bomba manual, tenían que mover todo un artefacto de Micky Mouses, caballitos y demás chorradas, con todo su peso, para poder beber.

Y resultó que no sólo era más trabajoso, mucho más trabajoso, sino también terriblemente humillante y que los hombres, que antes rara vez participaban en esta tarea, dejaron por completo de hacerlo. El único momento en que los niños jugaban en el tiovivo y sacaban agua era cuando llegaban los europeos a hacerles fotos, así que durante mucho tiempo el proyecto pareció un éxito.

Hasta  que a alguien, un buen día, se le ocurrió preguntar en una aldea si querían que la nueva bomba fuese de las de siempre, o un tiovivo, y la respuesta fue clara: 100% en contra del tiovivo. A un pedagogo desconfiado se le ocurrió pensar que se estaba marginando a los niños, y les preguntó aparte: 100% también en contra del tiovivo, para que no les obligasen a pasarse el día entera dándole vueltas, como si fuesen asnos.

O sea, un exitazo.

La conclusión, por si alguien la quiere, es que no podemos arreglar los problemas de otras sociedades pensando que funcionan como la nuestra: con gente sana, alegre y con ganas de jugar para pasar el rato. Porque lo cierto es que allí, sacar agua, no es una cosa de juego, ni una necesidad que se pueda cubrir mientras se pasa el rato.

Ha habido mucha gente a la que se le ha colocado una hipoteca porque no tenerla era como no ser adulto cuando en realidad hubiesen vivido mejor, y más felices, con un alquiler y la posibilidad de cambiar de ciudad.

¿Le llamamos a la hipoteca Play Pump financiera?

 

La hipoteca y esa otra vida

Idea original para medir el tiempo

Idea original para medir el tiempo

Ahora en verano somos algo más de gente en los pueblos, seguramente porque la crisis ha hecho que muchos diesen por buena la casa de su abuela a falta de dinero para irse a Praga, a la costa, o a cualquier playa lejana o cercana. Son casas que se compraron sin hipoteca, que se terminaron de pagar cuando Franco era corneta en África, y que dan una sensación de solidez, posiblemente falsa, pero nacida de lo más básico: la tierra.
Pero precisamente en este época, y por ser más, se da uno cuenta de que algo sucede en la mente colectiva con el tema rural, algo torcido y enfermizo: por una parte queremos que se conserve el medio natural, que se cuiden los bosques, que se mantengan las lenguas y las tradiciones de nuestro acervo cultural y que se cultiven alimentos de calidad. Queremos, en suma, que nuestro territorio se mantenga en pie, que los tomates sepan a tomate y que la carne no sepa a plastilina.
Por otro lado, sin embargo, todo empuja al exterminio de los pueblos y sus medios de vida. Se eliminan los consultorios médicos, se eliminan las escuelas, se elimina el transporte público y se abandona a los pobladores del campo, muchos millones aún, a una especie de ciudadanía de segunda, donde pagamos impuestos y tenemos todas las obligaciones y responsabilidades, pero muy pocos derechos efectivos.

¿Dónde está la igualdad?, ¿dónde está la igualdad de oportunidades siquiera? Si ocho millones de españoles tienen que vivir con servicios restringidos, ¿de qué os extrañáis luego cuando os los van cercenando lentamente también a vosotros?

Un día hablaremos de lo que es la reducción latente del PIB y del empobrecimiento real que padecemos al abandonar capacidad productiva y natural en el campo, pero este no es el momento. Hoy hablamos de personas, gente a la que no se tiene en cuenta porque está lejos del rebaño y el que está lejos es más difícil de dominar, de controlar y hasta de influir.

Y a lo mejor es por eso por lo que constantemente se añaden piedras al muro que sepulta al medio rural: porque es el último reducto de verdadera libertad, donde la gente puede intentar aún aquello de la emboscadura de Jünger: “no colaborar en la creación de sistemas y mecanismos que destruyan nuestra propia libertad”.
El campo, de veras, ni se cuida ni se limpia solo.

Creer en el campo es creer también en las posibilidades de vivir de quienes se ocupan de mantener en marcha el ecosistema. Pensar lo contrario y creer que lo silvestre funciona solo es no haberse dado una vuelta por zonas absolutamente despobladas, y las empieza a haber de sobra: funcionarían si nunca hubiésemos llegado allí o si ya no pudiese llegar nadie. Pero el caso es que los de fuera pueden ir a talar árboles para madera sin que nadie los vea, pueden prender fuego y cazar lo que quieran. Porque nadie los ve. Porque a ese campo nadie lo defiende.

La naturaleza, hoy, no tiene más defensor real que el que vive en ella. Lo demás son circos de tres pistas.

Y sin embargo, cuando se habla del precio de la vivienda, de que es inasequible, se habla sólo de vivienda urbana… Pues tenedlo en cuenta, aunque sea en el último lugar de vuestra lista: también la hipoteca en el campo es otra cosa.

La otra visibilidad

La otra cara de Smartphone

La otra cara de Smartphone

Empiezo hoy una serie de artículos veraniegos que, sin ser ajenos a nuestro tema hipotecario, espero que sirvan para abordar el asunto desde otro punto de vista. Porque la hipoteca no es una causa, sino muy a menudo una consecuencia de nuestros males, o de esas cosas que pensamos poco o hacemos sin pensar.

Por ejemplo, la diferencia entre lo que hacemos y los demás perciben. O lo que hacemos para que los demás lo vean, con necesidad o sin ella de ofrecer una imagen determinada.

Estamos en un momento en que la visibilidad de cualquier acción lo es todo: compartir fotografías, difundir artículos, expresar opiniones en las redes sociales y, en general, dar a conocer lo que hacemos o lo que pensamos como modo de hacerlo crecer, o simplemente ponerlo en el mercado. Está bien, porque así funciona el marketing, pero a veces olvidamos a toda esa gente que hace funcionar el mundo y que simplemente trabaja y calla. Y de esa cerrazón sale un sesgo, un engaño, que nos induce a pensar que los que no asoman por nuestro mundillo digital no existen en la realidad…. Hasta que llegan las elecciones, por ejemplo, y acuden en masa a votar lo contrario de lo que decían las encuestas.

Y esas personas, rancias y viejas, anticuadas y analógicas, no son ceros a la izquierda. Sin esa gente, de la que sobran ejemplos, y más sobrarían si echásemos la vista atrás en nuestras propias familias, todo se iría al carajo en cuestión de días. Sin esa gente, la verdadera mayoría silenciosa, que ni hace click, ni grita, descubriríamos que la capa superior de nuestra civilización, la que se interconecta y genera intercambios, sería una especie de capa levitante, sin apoyo material sobre la tierra.

Hacer ruido es una opción, pero no se trata de una opción de vida, sino de una opción publicitaria. Entusiasmarse por cualquier cosa es bueno si quieres ser actor de anuncios de sartenes, pero no si simplemente quieres trabajar, tener una familia y disfrutar de tu tiempo como mejor te plazca.

El problema, creo yo, es que cada vez va quedando menos de esa gente que hace muebles sin hacer muchas virutas, y a medida que esas personas desaparecen, el mundo se vuelve más artificial, más engañoso, sin la solidez de saber que alguien está haciendo lo que sabe hacer, y hay algo real e indudable a lo que agarrarse: una habilidad y una destreza cocinada en años.

Y surgen así fenómenos como las relaciones basadas en páginas de contacto, las amistades de Whatsapp y los tipos de interés negativos en las hipotecas. Cosas que nos afectan, claro que sí, pero que una parte de nosotros mismos no llega a creerse.

Como si estuviésemos en un sueño. Como si estuviésemos en coma.

La banca se hunde poco a poco

La desolación

La desolación

Por mucho test se stress que se realice y por buenos que sean los resultados, parece que la sangría de la banca no cesa, y la amenaza de una nueva tormenta financiera se recrudece en estos meses veraniegos en los que la hipoteca deja su lugar, en la escala de preocupaciones, al sitio en la playa y el arroz del chiringuito.

Los bancos españoles han superado las pruebas, o eso parece, pero entre tanto, el Commerzbank alemán ha publicado un aviso según el cual no podrá mantener las expectativas de beneficio anunciadas en los meses anteriores. La italiana Monte dei Paschi, el banco más antiguo del mundo, debe ser rescatado con dinero público (y una pirueta contable para que el dinero público no sea considerado dinero público). La portuguesa Caixa Geral lleva el mismo camino, de reestructuración, rescate, alivio o como demonios le quieran llamar, aunque el agujero es mucho menor, como menor es su tamaña. Credit Suisse y Deutsche Bank salen hoy mismo de los principales índices bursátiles europeos. Y sigue… Pero no vale la pena.

¿Qué le está ocurriendo a la banca?

Pues fundamentalmente que no consigue ganar dinero, porque los tipos de interés negativos y las bajas expectativas de negocio los abocan a vivir de las comisiones, justo la parte ala que más se resisten sus clientes, y justo la parte en la que hay que pelear cada céntimo para cubrir costes y ofrecer a los accionistas una mínima rentabilidad.

Y ahí está el problema: que con el capital que tienen, la rentabilidad es ridícula, lo que lleva al negocio de la banca a convertirse en una especie de galera donde el dinero rema y rema sin llevar a ninguna parte.
Esto estaría muy bien, si no fuese que la banca no es un sector cualquiera que pueda sufrir una crisis sin afectar al resto. Con la banca paralizada, la economía se resiente, la inversión no llega a donde tenía que llegar, y la mala asignación de recursos campa a sus anchas.

De ese tema hablaremos en breve…

Trucos de los bancos para no devolver la cláusula suelo

oro por baratijas

oro por baratijas

Los banco tenían y tienen aún verdadero pánico al asunto de la cláusula suelo en las hipotecas y la consiguiente devolución de lo cobrado en exceso.  A pesar de la sentencia europea de la que ya hablamos el otro día, los trucos comerciales, legales y de de toda índole, siguen tenienso toda su vigencia.

Vamos a hacer un pequeño recorrido por ellos:

1. – Abusar de la confianza de los clientes, diciéndoles que esa clase de acuerdos son los normales, y que después de tantos años de relación no es normal llegar a desconfiar de que se está haciendo algo inmoral. Se llega a involucrar la relación personal con los empleados si es necesario, pero la idea es casi matrimonial: ¿Cómo te iba a hacer esto yo, cariño?

2. – Aprovechar cualquier momento para conseguir que el cliente firme una renuncia. Se le ofrece cualquier cosa, se le dice que con eso se arregla todo sin juicios ni nada, y se le pone a la firma una renuncia. Al final, te dan tres, para no tener que darte ocho.

3. – Las Cláusulas de confidencialidad. Los acuerdos que ofrecen algunos bancos limitan al cliente a la hora de contar su historia porque los bancos persiguen que el asunto de las cláusulas suelo quede debajo de la alfombra y que los clientes no reclamen el dinero que les corresponde. De lo que se trata es de evitar que haya más reclamaciones o cunda al impresión de que se puede reclamar.

4. – Sustos y amenazas. Te quito la cláusula suelo, pero en el nuevo contrato hay que introducir tal y cual condición, porque la ley ha cambiado y ahora esto nuevo que te perjudica entra en vigor y tú verás. Chorradas. Pero funciona.

5. – Que parezca que el acuerdo ha sido propuesto por el cliente. Así, aunque se abusivo, no se podrá reclamar de nuevo. La redacción del acuerdo se hace  en primera persona como si fuese el cliente quien haya propuesto esas condiciones

6. – Retirar la cláusula suelo por las buenas, pero sin hacer mención a las cantidades ya pagadas. En este supuesto la entidad bancaria pretende que los afectados se olviden de reclamar todo el dinero que han pagado de más, ya que el banco ha procedido con “buena fe”.

Hay más, muchas más, casi tantas como hipotecas afectadas, pero todas se combaten del mismo modo: no me vengas con milongas, devuelve lo que me corresponde y hagamos por ser buenos amigos. Sin rollos. Ya está bien…

La titulización de hipotecas tiembla

Denunciante en la sala de espera

Denunciante en la sala de espera

La semana pasada os hablaba del palo que supuso que supuso para los hipotecados que la justicia Europea dé la razón a la banca en el tema de las cláusulas suelos y el límite a la as reclamaciones sobre cantidades pasadas. Esta semana, en cambio, vamos a dar una de arena, porque la justicia parece que ha metido el dedo en la llaga de las titulizaciones y el asunto puede llegar a hacer daño.

Por si a alguien le suena aún a chino este término, la titulización es el fenómeno pro el que una hipoteca, convenientemente troceada e incluida en un fondo de inversión o cualquier otro título negociable en el mercado financiero, pasa a comercializarse como parte de otro producto. La pregunta que se hacen algunos juristas es si un banco, después de titulizar y comercializar una hipoteca por este medio, sigue estando legitimado para ir contra el hipotecado en caso de que este deje de pagar alguna cuota o, pro contra, ya no puede ejercer esa acción por haber vendido la hipoteca.

El abogado David Bravo, informa sobre la resolución obtenida pos su compañero José Ignacio Aguilar al respecto. La copio tal cual:

“El Juzgado de 1ª Instancia nº 4 de Sevilla (autos de ejecución hipotecaria nº 1119/2014) acaba de notificarme la resolución que estimando el motivo de oposición de mi cliente, la hipotecada, consistente en la titulización del crédito hipotecario alegado por la demandante, CATALUNYA BANC, y apreciando en consecuencia su falta de legitimación activa, ordena sobreseer y archivar las actuaciones.

Y comenta David Bravo

Merece interés reseñar esta resolución, testimonio del buen hacer de la judicatura, por ser la primera de este carácter dictada por un juzgado sevillano y hacerlo respecto de una cuestión, la titulización de los créditos hipotecarios que, aunque se trata de una opaca práctica bancaria que se encuentra entre las causas de la crisis financiera, solo recientemente ha concitado la atención del movimiento ciudadano que labora contra los abusos hipotecarios. Mediante ella los bancos vendían por trozos sus créditos aunque mantenían inscrita a su favor la garantía hipotecaria y se reservaban su gestión, llegando en su caso a ejecutarla y demandar a los deudores como si conservaran su propiedad. La resolución recaída declara que esa venta les priva de la titularidad del crédito y por tanto de la legitimidad para reclamarlo. 

Aunque la resolución puede ser apelada, la afectada, una de las muchas personas que encontró en la PAH la imprescindible solidaridad para su lucha por su derecho a la vivienda, se ve de momento libre de la angustia de perderla.

¿Qué ha pasado aquí?

Que el juez da la razón al hipotecado diciendo que no entra en si paga o no la cuota, sino en que el banco no tiene derecho a quedarse con la casa cuando ya ha vendido a terceros la hipoteca. En todo caso, podríaan reclamar esos terceros. ¿Y quienes son?

Pues ahí está la cosa: que ni el propio banco lo sabe…

Así empezó lo de Lehman, y así seguimos.