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Acerca de Ladríllez

Javier Pérez Fernández (Zamora, 1970) Director durante 10 años de la revista universitaria dela Universidad de León, ha participado en casi todos los foros asociativos y juveniles de la ciudad. Escribe desde los 14 años en periódicos y revistas, especialmente Bedunia, como satírico, y en el diarioLA CRÓNICA-EL MUNDO, donde realizó un suplemento dominical sobre historia militar leonesa. Profesionalmente, se especializó en marketing y economía agraria. Trabaja como comercial de publicidad para medios de comunicación y dirige una casa de turismo rural en la montaña leonesa. En cuanto a trayectoria literaria, empezó por el verso satírico, estudió métrica y composición clásica y es autor de más de mil poemas, aunque jamás se consideró poeta. Más constante ha sido su dedicación al columnismo de prensa, medio en el que ha publicado más de ochocientos artículos en los últimos veinte años. Como autor de relatos cortos, ha tratado de conciliar la temática escabrosa con el estilo irónico, lo que le ha valido más reconocimientos que amistades. En total tiene escritos más de doscientos relatos y ha recibido casi una veintena de premios en este campo. Pero el género donde considera que mejor se desenvuelve es el de la novela. Escribió su primera obra de más de doscientas páginas a los dieciocho años, aunque afirma que sólo permitiría su difusión bajo amenaza a punta de pistola. Desde entonces, ha escrito una enorme epopeya espacial de más de dos mil folios, y cinco novelas, una de las cuales,la Crin de Damocles, le valió el premio Azorín 2006. La espina de la amapola, Ed. Planeta 2008. El Gris. Ediciones B. 2010 -La crin de Damocles, Ed. Planeta 2006. Premio Azorín de novela. -Viento Divino. Caja Murcia. Instituto Castillo Puche. -Antología poética Antonia Pérez Alegre. Fundación Espejo 2005. -Apagar el sol. Ayuntamiento de Toledo. Premio narrativa femenina 2005 -Historias para catar. Tropo Editores 2007 -Diversas antologías y colecciones de cuentos.

La incertidumbre del supervisor bancario único en Europa

No trabajará hasta 2014

No trabajará hasta 2014

Por una vez, casi hablamos de una primicia:  la cumbre europea celebrada ayer suspende , al menos hasta 2014, la entrada en funcionamiento del regulador bancario único. Según dicen, antes de diciembre de este año se acordarán las normas que regulen su operativa, pero su operatividad se pospone hasta dentro de año y pico, y suponemos, conociendo cómo van las cosas de Palacio, que hasta mucho después.

En principio, el Gobierno español ha dicho que esto no supone un gran contratiempo, porque lo que importan son las normas, pero mucho me temo que, na vez más, no puedo estar de acuerdo y que todo este tema, tan espeso y tan obtuso para la gente de a pie, se convertirá en nuevos problemas para la financiación de las pymes, más trabas para la concesión de hipotecas, y en suma, más recesión y más paro.

Trato de explicarlo, porque el tema es durillo:

Como todos sabemos, la Unión Europea había concedido un fondo para el rescate bancario. Después de tener que pasa por el bochorno de que nuestros datos no les valiesen y enviaran a los llamados auditores independientes, resultó que la banca española necesitaba hasta cincuenta y seis mil millones de euros de recapitalización. La Unión Europea, con una serie de condiciones (diga lo que diga Rajoy, había condiciones) concedió a España una línea de crédito de hasta cien mil millones de euros para este fin.

Por se lado, parecía que el agujero bancario podía cubrirse con cargo a este acuerdo, pero para que el dinero fluyese era preciso que se probase un regulador bancario único, y ahora resulta que el regulador bancario no estará en funcionamiento hasta 2014.

¿Qué pasa entonces? Pues pueden suceder dos cosas que el dinero siga en el limbo, con lo que nuestros bancos seguirán en tiempo de sequía, sin poder financiar la economía real. O que el dinero llegue, pero o como rescate bancario, sino como simple deuda pública, lo que aumentará terriblemente la ratio de endeudamiento del Estado Español ya que este dinero no dependerá del rescate bancario, aún inoperante, sin de oto tipo de acuerdo que no puede mantenerse al margen de las cuentas anuales.

Resumiendo: que nos han jorobado bien.

La hipoteca y el amor.

Cuestión de echarle paciencia...

Cuestión de echarle paciencia...

No sólo nuestros sueldos y las prestaciones sociales están bajando. Por lo que parece, la actual crisis económica conduce a que los españoles nos queremos mucho más y desciende también y de una manera realmente acusada, el número de divorcios, volviendo de regreso, en lo que antes era una cifra imparablemente creciente, a los niveles del año dos mil o dos mil dos.

Ahí van los datos: según el estudio  de 2011 del Consejo General del Poder Judicial, los divorcios descendieron un 1,9%, de 119.554 a 117.179, mientras que las separaciones se redujeron un 7,7%, de 7.962 a 7.347, y los matrimonios declarados nulos aumentaron de 166 a 176, un 6%. Eso, en 2011. En 2012 parece ser que esta tendencia aún se hace mayor.

O sea que, tanto hablar del daño psicológico que supone una ruptura y tanto hablar del sufrimiento emocional que se causa a los hijos, cuando los hay, en el caso de una ruptura y parece ser que lo único que verdaderamente hace recapacitar a los españoles a la hora de tomar una resolución tan drástica es la hipoteca.

Está claro, por tanto, que es lo que entendemos y qué es lo que nos importa. El dato, que parece una anécdota, nos retrata más como individuos y como sociedad que tres baterías consecutivas e encuestas. Hablamos de solidaridad, de empatía, de preocuparnos por los demás y de cien mandangas edulcoradas por el estilo, pero lo cierto, lo real, es que lo que no pueden los hijos, ni la amenaza de la depresión,   ni el supuesto derecho a una segunda oportunidad que tantos exigen para los delincuentes, lo puede, de un plumazo y sin esfuerzo, la consciencia de que tras el divorcio hay que seguir pagando la hipoteca a solas.

Es una afirmación cínica, por supuesto, pero da gusto ver cómo con la crisis tenemos todos un poco más de paciencia, soportamos mejor los defectos de la pareja y, en suma, nos queremos un poco más.

¿Y sabéis una cosa? Que hay una parte de todo esto que digo que no es sólo cinismo, sino también pura y cruda realidad: que muchos de los que ahora han tenido que aguantarse porque no pueden permitirse dos viviendas morirán juntos, felizmente, a los noventa años. Porque a veces darse un respiro, aunque sea por obligación y no por ganas, lleva a estas cosas.

Para los demás, para los que no tendrán más remedio que segur aguantando a quien ya no quieren por culpa de una hipoteca, mis condolencias y si acaso, un consejo: con un poco de buena voluntad, todo el mundo tiene un lado amable.

Al fin y al cabo, hasta Hitler tenía novia.

Hipoteca y guillotina. El fin de las negociaciones.

Todo muy moderno y aséptico, eso sí...

Todo muy moderno y aséptico, eso sí...

Ya lo sabíamos todos y además lo hemos comentado aquí muchas veces: en caso de no poder pagar la cuota de la hipoteca lo mejor era negociar con el banco, porque tal y como vienen las aguas, la mayor parte de las entidades preferían una espera, una rebaja o cualquier otro tipo de paño antes de embargar un piso que luego no iban a poder vender.

Los bancos lo preferían y nosotros, en general, también. Un poco de espera, un poco de mano izquierda, te voy pagando estos meses lo que pueda, me amplías el plazo, y ya se irá viendo. O sea, darnos tiempo unos y otros en la idea de que no hay mal que cien años dure.

Pues mirad por donde ahí ha terminado por caer la bomba: el FROB, ese organismo creado para rescatar las cajas (porque son cajas casi toda las que necesitan pasta pública) ha prohibido a todas las entidades rescatada renegociar ningún tipo de condición con los morosos, de manera que se inicie la ejecución inmediata de las viviendas hipotecadas con el número suficiente de recibos pendientes par comenzar el trámite.

La idea es simple: el banco malo se hará cargo de los inmuebles fallidos, pero es oportunidad no durará siempre, por lo que los bancos rescatados deben apresurarse a declarar fallidas aquellas hipotecas que presenten especiales condiciones de riesgo o tengan ya acumulados unos impagos suficientes.

Esto, da la vuelta a la tortilla: hasta ahora, estábamos seguros de que ellos tenían tanto interés como nosotros en llegar a un acuerdo. Ahora nosotros queremos llegar a ese acuerdo, pero ellos saben que, si no pagamos, “el banco malo” se hará cargo del piso y se lo podrán quitar de encima de una vez por todas. Los incentivos, por tanto, están claros: o tienen MUY claro que van a cobrar la cantidad completa y puntualmente, o preferirán deshacerse del cliente.

El FROB ha justificado esta decisión diciendo que es imprescindible clarificar de una vez por todas a cuánto ascienden los créditos tóxicos, o de lo contrario Europa nos fusilará en cuarenta y tres paredones diferentes.

Tienen razón, a su modo, pero que el dinero público sirva para apretarnos las clavijas y suprimir cualquier atisbo de flexibilidad, da por saco…

La maldades del banco malo

Que viene el banco malo... (dibujo de joserico.com)

Que viene el banco malo... (dibujo de joserico.com)

Todos los bancos son malos.

Vale, bien, una vez he pagado mi tributo correspondiente al templo de las obviedades tontas, ¿qué tal si nos preguntamos qué es eso de un banco malo, de lo que tanto se habla últimamente?

Un banco malo es una vieja solución técnica que permite que las entidades financieras se deshagan de sus activos devaluados pasándoselas a un banco, normalmente de carácter estatal, de tal manera que los balances de estas entidades queden limpios y toda la “porquería” se concentre en un sólo lugar, que ejerce de cloaca financiera donde van a parar todos los desechos. Su principal utilidad es acabar con la incertidumbre de qué activos problemáticos tiene cada entidad y cual es su nivel real de solvencia.

Como ya sabéis algunos de los que me leéis habitualmente en este blog, no estoy radicalmente en contra de la idea de crear un banco malo, aunque sólo sea para despejar un poco el panorama. Nuestra crisis es sobre todo de credibilidad y cualquier medida que ayude a aclarar el panorama no parece, en principio, desacertada.

Lo que ocurre es que hay bancos malos bien montados y bancos malos que nacen ya chapuceros, contrahechos y a medida de los peores chorizos, con lo que se consigue que más que una ayuda sean una prolongación del chanchullo.

Un banco malo montado como es debido, obliga a loa bancos a amortizar todo lo que le pasan a este banco, de modo que se ve en qué situación están se nacionalizan, se liquidan o se sanean.

Un banco malo chapucero se dedica simplemente a comprar los activos chungos de los bancos, pero al valor que e les dio en su momento. Y ahí esta de nuevo el mal: un activo sobrevalorado que se convirtió en un agujero, sigue sobrevalorado, pero ahora en manos de todos, comiéndonos a escote la diferencia entre el valor contable y el valor real.

En España, pro lo pronto,  ya hemos visto dos señales terriblemente alarmantes:

-Que el banco malo no se hará cargo de deudas y créditos inferiores a los 250.000 euros.

-Que el banco malo, en el caso de las viviendas e hipotecas, no se hará cargo de los inmuebles valorados en menos de 100.000 euros.

¿Qué significa esto? Que los bancos están perdiendo el trasero para engordar las valoraciones y conseguir así meter todos estos pufos en el banco malo. Osea, incentivos para que todo cueste más, y encima, que el dinero lo ponga otro.

Genial.

El pasado siempre está ahí (Hipoteca y presupuesto)

Y pedimos a los que ahorran que nos ayuden...

Y pedimos a los que ahorran que nos ayuden...

El Gobierno ha publicado los Presupuestos Generales del Estado,  y de momento a los mercados parecen serles indiferentes, en parte porque no se los creen y en parte porque otra vez, una más, se pueden resumir en mayores recortes pero ninguna reforma.

Lo peor, sin embargo, y estoy seguro de que lo veremos en fechas próximas en el interés pagado por la deuda, es que los recortes van de nuevo contra la inversión, y mucho menos contra el gasto. ¿Cual es el resumen? Que se pretende que todo siga como hasta ahora, pero tirando con un poco menos. No se desmantelan las estructuras duplicadas, ni se busca una racionalización del gasto, ni se busca la eficiencia: simplemente se recorta, a derecho y sin mirar, para no tener que cerrar chiringuitos, retirar pesebres ni abolir abrevaderos o cementerios de elefantes. O dicho en terminología deportiva: patada a seguir.

Lo llamativo, sin embargo, y que afecta bien de cerca al tema hipotecario, es el hecho de que todos los periódicos, del cualquier signo ideológico, mencionen escandalizados el hecho de que el pago de la deuda se lleve una cuarta parte de todos los ingresos del Estado. O toda la subida del IVA, o que se gaste más en pagar la deuda que en subsidios a los desempleados.

Y entonces, cuando leo eso, el que alucino soy yo. ¿Y qué demonios se pensaba la gente que era la deuda? ¿Qué carajo creían que era el déficit público?

Las familias pasamos pro lo mismo: una buena parte, más del 25% de nuestros ingresos, se nos van en pagar la hipoteca. Y es que las deudas son para pagarlas, no para creer que vendrá alguien a perdonarlas o que desaparecerán pro sí solas. No es la rapacidad ni la codicia del capital lo que ha hecho que una cuarta parte de nuestros impuestos se vayan al pago de deuda: es la mala cabeza, el despilfarro y la mala administración de todos nuestros políticos desde que empezó la democracia. Porque una cosa está clara: no hay sitio en este artículo, ni en tres más que dedicara, para citar todos los defectos del franquismo, pero aún así, el haber dejado a España endeudada hasta las cejas NO es uno de ellos.

Osea que, ¿a qué se debe esto? A que pagamos, ahora, todos estos treinta años. A que el pasado está siempre ahí, con la hipoteca, con lo que fumamos, con lo que trasnochamos, con los préstamos estúpidos que pedimos. Siempre nos espera a la vuelta de la esquina en forma de infarto, sordera, desahucio o quiebra nacional.

Por eso me burlo siempre de los que se proclaman ciudadanos del mundo saltándose las fronteras: porque todo lo que hicimos y dejamos de hacer, lo que hicieron y dejaron de hacer nuestros padres, abuelos y bisabuelos es lo que realmente marca la diferencia. Es nuestro capital y nuestro lastre.

El quiere empezar de cero es porque deja un pufo. Eso no falla.

Adiós a la deducción por compra de vivienda

Habrá casas baratas

Habrá casas baratas

Ya se había anunciado, pero al presentación de los próximos Presupuestos Generales del Estado lo ha terminado de confirmar: los que compren su vivienda habitual a partir del 1 de enero de 2013 no podrán desgravarse su hipoteca.

Estamos, por tanto, ante uno más de los vaivenes del Gobierno, y digo Gobierno en sentido institucional, porque hoy me he levantado muy fino:

Primero vino Zapatero a decirnos que los ricos dejarían de poder desgravarse la hipoteca y retiró esta bonificación. Allí fue cuando nos enteramos, con pasmo, de que ser rico era ganar más de veinticuatro mil euros al año. Pensamos que el pobre hombre estaba majara, pero lo que sucedía, simplemente, era que conocía lo que dejaba tras de sí y tenía buenas razones para pensar que quien ganase esa cifra pudiera considerarse rico. Y acertó.

Llegó luego Rajoy y pensó que eso era un infamia y una afrenta, sobre todo para los Registradores de la Propiedad, gremio al que pertenece, y decidió devolver a las leyes fiscales esa desgravación, permitiendo que en 2012 todo el mundo se desgravase la hipoteca. La idea oficial era que de ese modo saldrían más viviendas de la cartera de los bancos y de los constructores, se aliviaría la crisis bancaria y se desatascaría el problema del ladrillo.

Por supuesto, no fue así ni mucho menos, porque la gente no compra viviendas por tres razones: porque no tiene pasta, no se la prestan, y no sabe cuánto le va a durar el curro.

Así las cosas, el problema inmobiliario sigue tan echo polvo como hace un año, las cuentas públicas un poco peor, la herencia de Zapatero se ha convertido en la parálisis de Rajoy y desaparece de nuevo la desgravación pro hipoteca, que cuesta al Estado unos tres mil quinientos millones de euros al año.

Lo cierto es que esta desgravación es muy difícil de explicar desde el punto de vista teórico, ya que supone que los españoles pagamos a escote una parte del precio de un bien que es propiedad privada y exclusiva del que lo compra. Esto sólo es justificable en el caso de que esta propiedad suponga un bien para la comunidad y ahí es donde surgen las subvenciones (en teoría, digo), pero existiendo la posibilidad del alquiler no está ni mucho menos clara la razón pro la que, del bolsillo de todos, tenga que salir una parte del importe de una vivienda que se compra en propiedad.

¿Que es un bien de primera necesidad? Sí, claro, como la electricidad. Y en lugar de desgravar, te crujen a impuestos.

La hipoteca en yenes. Enésimo pufo hipotecario

En argot, la bandera de Japón significa también otra cosa...

En argot, la bandera de Japón significa también otra cosa...

Seguimos nuestro recorrido por la larga procesión, casi viacrucis, de pufos hipotecarios para dedicar nuestra atenión a las hipotecas en yenes ¿Os acordáis de ellas?

La cosa empezó hace seis años, allá por 2006, y la jugada consistía en comprar duros a cuatro pesetas. Como el tipo de cambio era muy favorable y los tipos de interés japoneses ayudaban también, comenzó el festival de los juegos japoneses. Luego  las cosas fueron cambiando poco a poco y el que se apuntó a una de aquellas hipotecas, por ejemplo de cien mil euros, debe en estos momentos alrededor de ciento setenta mil. O sea, que debe como un setenta o un ochenta por ciento más de lo que pidió prestado.

La explicación es sencilla: hoy, cada euro equivale a noventa y siete yenes aproximadamente frente a los ciento sesenta y cuatro de hace cinco años.

¿Y a que no sabéis lo que dicen los afectados? Pues que les engañaron los bancos, por ponérselo todo demasiado bonito y demasiado fácil. Que les explicaron que el riesgo era otro, y que les dieron todas las facilidades para jugar al mercado de divisas con la hipoteca de su casa. O sea, que la culpa es del ferretero, que vende los cuchillos, y no del tío que da la puñalada.

Por lo visto, lo que más nos cuesta entender en este país es que somos responsables de lo que hacemos. Somos responsables de nuestra ignorancia, y especialmente, muy especialmente de nuestra avaricia. Porque este caso concreto, que afecta a unas treinta mil personas, es difícild e negar que la avaricia y las ganas de o9btener una ventaja fue la causa principal del desastre posterior.

A los que se encogen de hombros y dicen que unas veces se gana y otras se pierde, todos mis respetos y mis aplausos, porque así es la vida y así es el riesgo. A los que el echan la culpa al banco, tres collejas, por ir de espabilados si sale bien (habría que oírles hablar con los amigos cuando ganaban) y por no saber perder con gallardía cuando toca perder.

A ambos, de todos modos, mis condolencias. Y al resto, ojo a las combinaciones en las que además de los plazos normales del pago de una hipoteca se introduce, a mayores, la variable del azar. Si quieres ir al casino, pues vale, pero si no, mejor dejar la ludopatía para un par de euros dedicados a la lotería primitiva…

Hipoteca e incertidumbre. La hipoteca unicornio.

Por ahí fuera nos retratan. Lo más triste es tener que leer a corresponsales extranjeros para enterarnos de algunas cosas o para que alguien se atreve a decir lo que pensamos muchos. No os perdáis este artículo de la alemana Stefanie Claudia Müller sobre la situación de España.

Una hipoteca esperando a su cliente

Una hipoteca esperando a su cliente

Mientras tanto, la decisión sobre si pedimos o no el rescate sigue sin tomarse, y algunos, como el presidente del BBVA empiezan a ponerse nerviosos por el daño que esta simple dilación produce a la economía española y su credibilidad.

¿Y cuales son los hechos? El hecho es que ya pedimos el rescate de la banca y aún no ha llegado un duro. El hecho es que aceptadas las condiciones, se procedió a iniciar la batería de reformas requeridas, pero por nuestra parte nos e ha avanzado gran cosa y por parte de la Unión Europea nos e ha desembolsado un céntimo, con lo que nuestro sistema financiero sigue sin un chavo de lo liquidez y las hipotecas continúan siendo animales mitológicos, como los unicornios y los pegasos.

La razón profunda de todo este inmenso despropósito hay que buscarla, creo yo, en la escasa voluntad reformadora del gobierno español, de este y de cualquier otro. De lo que se trata, parece, es de capear el temporal, apaciguar a los mercados y dejar que el tiempo vaya pasando, pero sin molestar a los votantes propios y mucho menos a los grupos de poder que en estos momentos disfrutan de una situación ventajosa. Se trata de que las reformas las pague otro, de que en Alemania haya elecciones y llegue alguien con ganas de soltar la pasta. Se trata de que el tipo de interés, o la prima de riesgo (que viene a ser lo mismo) se reduzca en los mercados de capitales para poder volver a la vieja costumbre de pedir un poco prestado todos los años para no tener, así, ni que recortar gastos ni que aumentar ingresos.

Somos adictos a la deuda y nos comportamos como yonkis. Decir que sí, agachar la cabeza, prometer buena conducta y esperar la ocasión para intentar meternos otros pequeño o gran chute de dinero ajeno.

Con el dinero propio no nos llega, y subir impuestos, ya sea a los ricos, a los pobres o al Sursum Corda no sirve para que suba la recaudación. Lo Impide la curva de Laffer y ya está: hay una cantidad máxima que se puede recaudar, se suban lo que se suban los impuestos.

Si dinero no tenemos y ganas de decidir lo importante tampoco, ¿qué tenemos?

A una pandilla de diletantes esperando que se le pase el cabreo al vigilante. Pero me temo que esta vez no tendremos suerte. Nos han tomado la medida: nosotros prometemos hacer reformas y ellos prometen darnos dinero.

Hacer que hacemos, que dicen en mi pueblo.

Euribor a 0,75 %. Plusmarca a la baja (y truco)

Lecciones de gravedad

Lecciones de gravedad

El Euribor sigue en su senda descendente, dicen que descontando los futuros descensos en el precio oficial del dinero. Y el dinero sigue bajando, como mercancía de relumbrón que se ofrece en en el escaparate en busca de quien se anime a entrar en la tienda a pedirlo.

La buena noticia es que el Euribor afecta a todas las hipotecas contratadas, esas que cada evz nos cuesta más pagar, y que este descenso, para los que vean ahora revisada su hipoteca supone un ahorro anual de uno novecientos euros. Todio un pellizco.

La mala, pro supuesto, es que se trata de un tipo de interés teórico, porque en la práctica estamos ante el escaparte de un país comunista, que vende mantequilla y se harta de anunciarla, pero cuando la gente entre a la tienda, no hay nada en las estanterías más que un peine casposo y un paquete de jabón amarillento. Y eso lo viví personalmente, así que no me vengáis con que es un tópico.

Todo esto lo dice cualquier otro blog, así que trataré de diferenciarme contando algo, aunque sea una simple hipótesis. ¿Y a qué se deben estas bajadas, si no hay dinero para prestar ni clientes solventes a los que prestarles? ¿Qué ataque de generosidad les ha dado a los bancos para permitir que baje el manipuladísimo Euribor, con la pasta que eso les hace perder al revisar las hipotecas antiguas?

Yo lo tengo claro: el miedo a que aumente la morosidad y la insolvencia. Cuanto más baje la hipoteca, más posibilidades tienen de que quede sin pagar. Yo, por supuesto, no tengo los datos, pero ellos sí los tienen: si una bajada meda de novecientos euros al año permite seguir cobrando al porcentaje suficiente de hipotecados, valdrá la pena.

Sobre todo con las provisiones a que obligan los insolventes.

Sobre todo con el miedo a que les revisen las cuentas.

Ahora que estamos acojonados todos y no sólo algunos, parece que la cosa mejora. El mal de muchos no siempre es consuelo de tontos, a lo que parece.

Hipoteca y rescate. La escopeta cargada

Insiste en que es un caballo purasangre...

Insiste en que es un caballo purasangre...

Los mercados descuentan desde ya hace tiempo que España acudirá a una especie de rescate light con el que podremos eludir el monstruo de los vencimientos de octubre, cercanios a los veintiocho mil millones de euros.

Lo que a todos nos pide el cuerpo es hacer caso a todas las voces que dice, machaconamente, que los recortes no hacen más que ahondar la recesión, porque la gente que no tiene dinero no puede consumir, y sin consumo no hay trabajo ni salida de la crisis.

Es verdad. Tienen razón. Y como además de ser cierto desde el punto de la ortodoxia económica significa que tienen que aflojarnos la soga del cuello, pues apoyamos esa idea.  Sin embargo, me temo que hay algo más, y ese algo más es lo que no nos apetece ver.

Para que aumente el consumo y podamos salir de la recesión hay que ser prudente con los recortes, pero lo cierto es que las cuentas no cuadran. Evitar los recortes significa gastar un poco más. Y para gastar ese poco más hay que pedirlo prestado, porque con lo nuestro no llega. Y pedirlo prestado está muy bien, pero el caso es que hay es donde nos espera la oveja (la madre del cordero) porque podemos pedir prestado todo lo que nos dé la gana, pero el caso es que no nos quieren prestar.

Por eso estamos en la tremenda tesitura de que necesitaríamos subir el gasto para salir de la crisis, pero el gasto supone endeudamiento y nadie nos quiere prestar. Así que la solución es la otra, la que nos joroba, porque la idea de que te vuelves más solvente cuanto más debes (que es la que defienden los guays estos días) no se sostiene por ninguna parte.

Llevado a lo diario, sería como decir que al banco le conviene ampliarnos la hipoteca para que sigamos pagando. Y puede sonar bonito, pero lo cierto es que el banco, puesto ante el dilema de ampliar la hipoteca y poder perder más, o perder ya lo que sea, acaba decidiendo cerrar las pérdidas a fecha actual sin correr más riesgos.

Porque esa es nuestra tragedia: nadie se cree ya que en el futuro podamos pagar mejor de lo que podemos pagar ahora, seguramente porque analizan nuestras costumbres y nuestras exigencias y no les gustan un pelo.

Pero de eso, de sociología, costumbres y poses de deudor en plan hidalgo ya hablaremos otro día, que ahora aún es demasiado pronto para que se reconozcan los errores cometidos en ese sentido.

Lo fácil que es crear trabajo (y lo idiota que resulta)

Ya sabe cómo acabar con el paro.

Ya sabe cómo acabar con el paro.

Llevo tanto tiempo leyendo que el problema de España es la falta de trabajo, que voy a acabar por creérmelo, así que he decidido reflexionar un poco a ver si me despego de esa costra de tópicos, tonterías y lugares comunes que amenazan con pegarse para siempre a los restos de mi pobre lógica.

El problema de España no es que no seamos capaces de crear trabajo, sino que no somos capaces de crear riqueza.

El trabajo lo crea un chimpancé o un comunista cualquiera: basta con darle una escoba a cada desempleado y pagarle un sueldo por barrer el arcén de la autopista transiberiana (cosa que ya se hizo, más o menos) o crear empleos públicos para gestionar la gestión de la gestión de la gestión de la administración del negociado de timbre, rúbrica y papeleo (que aún se hace cuando se puede).

Lo difícil, y a ver si nos enteramos, es cada trabajo genere la riqueza suficiente para pagarse a sí mismo, el uso de los recursos que emplea y la construcción y mantenimiento de las infraestructuras que utiliza. Lo difícil es darle un sueldo a la gente y conseguir que esa propia gente sea la que se lo gane, sin tener que sacarle ese dinero a otros.  Hacer cucharas de madera en el río Volga, o cavar zanjas en los Monegros puede ser una manera interesante de saber quién necesita de veras un empleo y quién no, pero desde luego es un sistema perfectamente inútil y perfectamente inmoral de salir de una crisis o de intentar conducir un país por el camino de la prosperidad.

Por eso, los que creen que saliendo del Euro crearíamos más empleo se olvidan de que con semejante medida podríamos tener trabajo todos, pero nuestro trabajo no valdría gran cosa, y nos resultaría complicado conseguir, por ejemplo, las divisas necesarias para comprar el petróleo que consumimos. Por decir algo.

Cualquier remedio económico que no pase por producir más o producir mejor, es en el fondo un retorno a las cucharas de madera, los limpiadores de autopistas o los empleos de farolero, uno para cada farol, con tal de no ver a nadie parado.

Un autoengaño.

Alemania y la caza del tiburón. Un aviso

Váyanse preparando

Váyanse preparando

Todo lo que afecta a los tipos de interés afecta tarde o temprano a las hipotecas, a la liquidez del sistema financiero y, a la postre, a nuestras posibilidades de comprarnos una casa, o simplemente una lata de sardinas para ir tirando. Cumplida la justificación, paso al desvío:

El reciente anuncio del Banco Central Europeo de que comprará deuda de manera ilimitada y sin exigir que su pago sea preferente sobre otros acreedores me suena a caza de tiburones. Y me suena, por razones históricas, a estrategia totalmente germánica, con ese ramalazo de sutileza y garrotazo perfectamente mezclados.

Aunque no tenga espacio aquí para explicarlo, más de uno recordará la salvaje caza de tiburones que organizó el gobierno alemán hace unos cuantos años contra los especuladores que apostaban por la absorción de Volkswagen por parte de Porsche. En aquella ocasión, el asunto se saldó con la absorción de Porsche por parte de Volkswagen (justo lo contrario), una ruina catastrófica para miles de especuladores y la vieja fabricante del “Escarabajo” valorada en bolsa, ella sola, por encima de toda la capitalización del IBEX.

En esta ocasión, y quizás se trate más de un deseo que de otra cosa, creo que simplemente se ha avisado de que podría suceder algo similar. Intento explicarme:

Desde hace varios meses existe un fuerte movimiento especulativo contra algunas economías de la zona Euro. La jugada es simple: se trata de atacar uno a uno a los países más débiles para obligarles a pagar intereses por encima de sus riesgos reales. La solución tradicional es gastar menos y de ahí los recortes, pero como la contracción del gasto no puede ser automática, los especuladores pretenden lograr beneficios multimillonarios en ese espacio de tiempo.

Llegados a ese punto, ¿qué sucede si el Banco Central Europeo compra deuda a mansalva? Que todas las apuestas bajistas se desmoronan de golpe, originando pérdidas tremebundas a los que las mantenían.

Con este anuncio, por tanto, el Banco Central Europeo da a entender que no va a tolerar los ataques especulativos, pero mantiene al exigencia de una larga serie de condiciones para los países que quieran venderle su deuda.

La amenaza, por tanto, es doble: los mercados deben andarse con tiento y los países endeudados deben seguir con las reformas, o se les dejará caer de nuevo al mar.

Para mí, lo que ha hecho Draghi, es sacar el sable y enseñarlo. A los mercados y a nosotros. Todo a un tiempo.

Y el que quiera, entenderá.