Archivo del Autor: Ladríllez

Acerca de Ladríllez

Javier Pérez Fernández (Zamora, 1970) Director durante 10 años de la revista universitaria dela Universidad de León, ha participado en casi todos los foros asociativos y juveniles de la ciudad. Escribe desde los 14 años en periódicos y revistas, especialmente Bedunia, como satírico, y en el diarioLA CRÓNICA-EL MUNDO, donde realizó un suplemento dominical sobre historia militar leonesa. Profesionalmente, se especializó en marketing y economía agraria. Trabaja como comercial de publicidad para medios de comunicación y dirige una casa de turismo rural en la montaña leonesa. En cuanto a trayectoria literaria, empezó por el verso satírico, estudió métrica y composición clásica y es autor de más de mil poemas, aunque jamás se consideró poeta. Más constante ha sido su dedicación al columnismo de prensa, medio en el que ha publicado más de ochocientos artículos en los últimos veinte años. Como autor de relatos cortos, ha tratado de conciliar la temática escabrosa con el estilo irónico, lo que le ha valido más reconocimientos que amistades. En total tiene escritos más de doscientos relatos y ha recibido casi una veintena de premios en este campo. Pero el género donde considera que mejor se desenvuelve es el de la novela. Escribió su primera obra de más de doscientas páginas a los dieciocho años, aunque afirma que sólo permitiría su difusión bajo amenaza a punta de pistola. Desde entonces, ha escrito una enorme epopeya espacial de más de dos mil folios, y cinco novelas, una de las cuales,la Crin de Damocles, le valió el premio Azorín 2006. La espina de la amapola, Ed. Planeta 2008. El Gris. Ediciones B. 2010 -La crin de Damocles, Ed. Planeta 2006. Premio Azorín de novela. -Viento Divino. Caja Murcia. Instituto Castillo Puche. -Antología poética Antonia Pérez Alegre. Fundación Espejo 2005. -Apagar el sol. Ayuntamiento de Toledo. Premio narrativa femenina 2005 -Historias para catar. Tropo Editores 2007 -Diversas antologías y colecciones de cuentos.

La vivienda y la reforma fiscal

Debate sobre la reforma fiscal

Debate sobre la reforma fiscal

El grupo de expertos ha entregado por el fin sus consejos para la reforma fiuscal y , como no podía ser de otro mod, nos hemos echado todos a temblar. Es evidente que España necesita recaudar más, pero eso significa necesariamente que lo van a sacar de algún lado y ya sabemos a quiénes no se lo van a sacar.

Por lo que a nosotros se refiere, una de las cosas que más escama es el tratamiento que se le da a la vivienda en propiedad.  En el informe se menciona este asunto con dos líneas principales de actuación: la eliminación de la deducción por vivienda y la incorporación al IRPF de los rendimientos de la vivienda habitual.

Lo intentamos detallas un poco, aunque no se sepa todavía qué saldrá adelante y qué no, sobre todo con un Gobierno como este, que no ha visto aún ningún tema que no convenga dejar parea más tarde.

1.- Eliminación de la desgravación por compra de vivienda habitual.  La idea es llevar adelante esta supresión poco a poco, en cinco o diez años, ya que no tiene sentido seguir fomentando la compra de vivienda por razones fiscales después de la burbuja inmobiliaria que nos hemos comido. Y digo yo que razón no le falta, pero me gustaría que explicase cómo vamos a vender así las viviendas del banco malo. Y digo “vamos” porque son de todos, ya que entre todos las hemos pagado.

2.- Gravamen de los rendimientos de los bienes inmuebles en el IRPF. Hasta ahora se consideraba rendimiento el 2% del valor de las segundas viviendas y se pretende ahora que sea ingreso también un porcentaje de la vivienda habitual. Quizás otro día explique en más detalle esto, pero por norma general quiere decir que vas a declarar más ingresos de los que tienes realmente, porque la casa en la que vives es para eso, para vivir. Lo que viene a significar, en el fondo, es que la casa es un bien de luijo y por eso te exigen que pagues por ella aunque sea tuya. La leche…

3.- Los rendimientos del alquiler pasan a tributar al tipo impositivo del ahorro y se elimina la deducción sobre esos rendimientos existentes en la actualidad (60%). No parece buena idea, porque desincentiva al propietario a poner la vivienda en alquiler, lo que encarece los alquileres.

4.- Eliminación de la deducción por obras de mejora en la vivienda habitual.  Todos sabemos que es  un colader0 enorme, pero de ahí a suprimir las deducciones hay un abismo, porque con esto se consigue retrasar más aún la necesaria adaptación de los inmuebles antiguos a las nuevas necesidades energéticas, por ejemplo.

5.- supresión del impuesto de Transmisiones Patrimoniales: con esto desaparecería ese impuesto salvaje que se llevan las autonomías y que supone en general el 8% del valor del inmueble. Este impuesto desincentiva la compraventa de vivienda usada y es en realidad un caso de doble imposición por el mismo bien, ya que se pagó el IVA al comprarla nueva. A mí me parece buena idea.


Se habla de otras muchas cosas, como la actualización del catastro, pero en eso ya no entramos porque en vez de dinero da trabajo, y no creo que estén por la labor.

 

La hipoteca y los fondos buitre

Quebrantahuesos es un nombre más expresivo...

Quebrantahuesos es un nombre más expresivo…

Vivimos en unos tiempos de aversión al riesgo, eso está claro. Por eso, quienes se arriesgan pueden obtener unos beneficios tan gigantescos. Y por eso, quien necesita a alguien que asuma el riesgo tiene que pagar unas cantidades tan descomunales por ello, pues la demanda de riesgo es tan sumamente baja que su coste se ha disparado.

El riesgo es una de esas cosas que casi nadie valora a la hora de echar cuentas. Se habla de costes y de beneficios, pero casi nunca se habla de riesgos, como si se reconociera que el concepto es demasiado difícil de evaluar para meterlo en una cuenta seria. Y no es así: los riesgos existen y se pueden evaluar, en cifras con decimales y en euros contantes y sonantes: a eso se dedican las matemáticas actuariales y en eso c0nsiste precisamente el negocio de las compañías de seguros.

Cuando alguien habla de los beneficios que obtiene una empresa y los tacha de excesivos, que se pregunte qué riesgos está dispuesto a asumir y cuales no, y quizás entonces le parezcan (o no) las cuentas más ajustadas.

El caso es que los fondos buitre, que reciben ese nombre por rondar a las empresas que están a punto de quebrar para poder comprarlas por poco (asumiendo el riesgo de perderlo todo) son las que están haciendo su agosto en España con los cadáveres del boom inmobiliario. Según el Wall Street Journal, casi 200 fondos extranjeros rastrean España con 40 mil millones de euros listos para “invertir”, mientras BBC estima la cifra en 58 mil millones de euros. ¿Mucho dinero? Pues imaginad lo que se metió aquí para que esos sean los restos mortales…

Por lo general, Estos fondos de inversión esperan una rentabilidad mínima del 15 por ciento anual y no se detendrán si hay que trocear empresas, pedir desahucios o hacer lo que tengan que hacer para lograr ese rendimiento.

Las hipotecas impagadas o impagables, son objetivo preferente de estos fondos. Por ejemplo, Blackstone compró 2.000 viviendas protegidas al Ayuntamiento de Madrid por 125 millones de euros. La jugada consiste en comprar grandes paquete de viviendas de modo que el precio unitario sea ridículo aunque el monto total, el que recibe el vendedor sea importante.

Después, poco a poco, y con el tiempo que no tenía el vendedor, o sin las cortapisas políticas que el vendedor sufría, trocear esos paquetes y sacarles rendimiento.

Así que imaginaos lo que irá pasando, poco a poco, con el tiempo…

 

 

 

La hipoteca y la sensación de pobreza

Bombillas apara aumentar la sensación de tristeza...

Bombillas apara aumentar la sensación de tristeza…

Voy a hablar de riqueza y de sensaciones económicas, aunque muy podría referirme también a pobreza moral, esa condición que estamos adquiriendo poco a poco, sin que podamos echarle la culpa a la crisis. De hecho, voy a empezar por ahí…

Hace apenas una semana, se encontró muerta a una mujer en las Vegas después de que se le agotara el dinero en la cuenta del banco. ¿Y es que se había suicidado pro quedarse sin dinero? No. Lo que sucedía era que llevaba seis o siete años muerta, pero como seguía pagando sus recibos, nadie se había preocupado por ella. Comenzaron a llamarla y a intentar visitarla cuando el dinero se agotó y algunas facturas comenzaron a devolverse. Dicho esto, dicho todo, ¿no os parece?

Pero no obstante, insisto, creo que tengo que hablar de pobreza material.

Estamos ya en plena deflación. La vivienda ha bajado del orden de un 35% y los salarios, aunque no han ido tan abajo, llevan el mismo camino. La gente no sólo no tiene dinero, sino que si preguntas por ahí te dicen que no cree que vaya a tenerlo en algún tiempo. No ha bajado sólo la riqueza, sino también la esperanza…

Esto tiene un doble efecto: no sólo somos más pobres, sino que además nos sentimos más pobres, con lo que la demanda se resiente doblemente. ¿Y qué ocurre con las hipotecas? Pues lo mismo y por ese mismo camino.

A medida que los pisos bajan, en lugar de ser más asequibles se convierten en más difíciles de comprar, pues disminuye el número de compradores potenciales a los que los bancos consideran “clientes cualificados“, que son aquellos a los que se les puede prestar el dinero sin riesgo de que en una prueba de estrés cualquiera se entienda que ese préstamo es dudoso.

Y por el lado de los bancos, el balance gime lo mismo que el bolsillo de los ciudadanos: a medida que lso pisos se devalúan, resulta que el dinero que se prestó se ha ido de la caja y lo que quedó en su lugar, que es un piso como garantía, vale cada vez menos. De ahí la situación famélica de las cuentas bancarias.

Por tanto, la deflación de precios y salarios genera un efecto pobreza para todos: para los ciudadanos, porque los ahorro de toda la vida, a menudo invertidos en un piso, valen cada día menos, y para los bancos, porque las hipotecas que que sirven de soporte a sus préstamos valen también cada día menos.

O sea que nada de pensar en dos bandos: cuando baja el nivel del agua, corren peligro de ncallar todos los barcos. Tanto los grandes como los pequeños. Y primero los grandes…

 

 

 

La hipoteca y el tío que pasea

Pues busqué el paso de la oca y salió esto...

Pues busqué el paso de la oca y salió esto…

A ver si el señor Rajoy se entera de una vez: un líder sin seguidores es un tío que pasea.

Si nuestro Presidente se enterase de eso comprendería el por qué de tanta desafección entre sus ciudadanos, de tan poco aprecio entre sus votantes y la altísima intención de abstención entre los que le apoyaron la última vez.

Y con las hipotecas pasa igual.

Un banco que no da préstamos, es una churrería sin humo. Un banco que no se dedica a tomar el dinero de muchas personas, pagar un interés a los depositantes y prestar más tarde ese dinero a un interés superior al pagado, se sigue llamando banco, pero ha dejado de serlo en el modo en que lo conocíamos para dedicarse a otra actividad. Y la naturaleza del negocio debe de ser del todo inconfesable, puesto que no hay quien quiera meterse a describirla.

¿Y qué está pasando? Pues un poco eso. Que nos dicen que el crédito a las empresas mejor a un poquito, y que mejora también un poco, mínimamente, la concesión de hipotecas, peor luego resulta que si nos ponemos a mirar los requisitos para estas operaciones y las condiciones de solvencia para los clientes a los que van dirigidas, nos quedamos otra vez encogidos de hombros: empresas públicas, o clientes subvencionados, como los jóvenes a los que en algunas comunidades autónomas se les dan subvenciones para su primera vivienda.

¿Tenemos entonces un negocio bancario o hipotecario? ¿Tenemos algo que se parezca a instituciones financieras, que recogen el ahorro y lo canalizan para convertirlo en inversión, como dice la teoría clásica? No. Tenemos no sé qué, montando una vez más no sé sabe cual tejemaneje para ganar dinero si se puede o conseguir que lo paguemos a escote si se pierde, como ya sucedió. Si esta vez el plan pasa por cobrar las pérdidas de antemano, a través de subvenciones, en vez de cobrarlas a posteriori a través de rescate, pues oye, ¡que me alegro”!

Pero no, de momento, con las condici0nes que vemos, los intereses que pagan por las cuentas corrientes y los requisitos que ponen para conceder una hipoteca a un tipo normal de la calle, no consiguen convencerme de que un banco es un negocio normal que hace operaciones normales.

Nuestros líderes son tíos que pasean y nuestros bancos, pues no sé… mejor no pensarlo.

El clima como factor a la hora de elegir vivienda

Mapa de la pobreza energética

El precio de la energía es un factor tan determinante a la hora de elegir residencia que el mercado se ve distorsionado por sus fluctuaciones más de lo permisible.

Hoy, además de la hipoteca y otros modos de pagar la vivienda, vamos a acercarnos también a otro tipo de problemática que se empieza a hacer cada vez más aguda con las abusivas subidas de la electricidad y el modelo de planificación energética que disfrutamos.

Hoy vamos a hablar de pobreza energética.

El concepto de pobreza energética ha pasado en poco tiempo de ser un absoluto desconocido a figurar en la primera línea de todas las discusiones sobra acción social, redistribución de renta y problemática ambiental.

Como idea, la pobreza energética se acuñó en Gran Bretaña a finales de los años ochenta y se considera pobres energéticos a los consumidores que destinan más del 10% de sus ingresos a pagar las facturas de energía o que no logran mantener sus viviendas a 20ºC en invierno o 25ºC en verano. Estas temperaturas, por supuesto, son orientativas, y sirven para tomar medidas homogéneas así que no vamos a entrar a discutir ( y se podría) si no son un verdadero exceso o se trata de unos mínimos.

La pobreza energética implica >varios impactos sociales, sanitarios y medioambientales. En una casa mal climatizada, las personas están más expuestos a problemas de salud relacionados con el frío y la humedad. Los enfermos crónicos, niños y ancianos son los más afectados.

Una de las causas principales de la pobreza energética es la mala calidad de las viviendas, pero la principal es la creciente escasez de energía y su encarecimiento progresivo, por vía de precios o por vía de reducción de salarios, que son las dos maneras que nos están llevando a ser más pobres cada día.

Según la Asociación de Ciencias Ambientales, la pobreza energética puede estar causando en España entre 2500 y 9000 muertes prematuras al año, una cifra muy superior a la que causan los accidentes de tráfico y que no deja de incrementarse año tras año debido al raro vodevil de nuestras tarifas eléctricas.

La gran pregunta que ahora se plantea el ciudadano es si vale la pena ahorrar energía o no. Seguramente sigue valiendo la pena, pero la estrategia de las eléctricas consiste en transmitirnos la idea de que podemos ahorrar electricidad, pero no dinero, y precisamente para lograr ese objetivo cargan todas las subidas sobre las cuotas mínimas en vez de hacerlos sobre las tarifas de consumo o precio por kilowatio.

¿Y por qué hablo hoy de este tema? Porque la compra de vivienda, la hipoteca y todos los cálculos que apareja se están viendo cada días más condicionados por el precio de los suministros domésticos, dejando la renta disponible en cantidades ridículas.

Y así no hay recuperación posible

Renegociación de hipoteca. Una estrategia posible

Tampoco les gusta que sueltes de golpe..

Tampoco les gusta que sueltes de golpe..

Cuando se habla de estas cosas, el principal problema es que somos tos unos pequeños pringadetes con pequeña o nula capacidad de presión, pero lo cierto es que la actual situación de los bancos convierte nuestro problema hipotecario en algo mucho más complejo que pagar o esperar a que te embarguen.

Vamos a ver la cuestión un poco más de cerca a ver si así nos hacemos una composición de cuales son nuestras posibilidades:

En el año 2008, la crisis de Lehman Brothers dio el pistoletazo de salida al gran pánico financiero o, si se prefiere, al nuevo paradigma económico. Lo de Lehman fue sólo una erupción cutánea, porque el problema era mucho más profundo y extendido, y aunque se echó la culpa a las hipotecas subprime, había mucha más porquería en el sistema financiero. Y la sigue habiendo.

Y con eso cambió la mecánica de las cosas. El dinero ya no era sólo dinero, sino también masilla para cubrir un boquete en el balance. Y resultó que las pérdidas eran sólo una faceta de todas las posibles maneras de irse a tomar viento, con el añadido de que a nivel legal y político era mejor tener pérdidas que un mal balance.

La cuestión es que, en el nuevo orden de las cosas, a veces los bancos valoran más el balance que la disciplina y que, puestos a reducir los daños, prefieren negar que la pérdida existe antes que intentar cobrare lo que se pueda de esa deuda. ¿Cómo se expresa eso en el mundo real? Renegociando créditos y renegociando hipotecas, incluso con gente que saben que no las pagará nunca, porque de lo que se trata es de que las provisiones no haya que hacerlas ahora y de que la pérdida posible no se convierta en pérdida real.

Por tanto, sabiendo esto, si tenemos problemas con la hipoteca, la estrategia a seguir es asegurar cualquier cosa y de cualquier manera, inventarse la garantías si hace falta, pero tratar de posponer el problema. Es lo que necesitamos nosotros y muy posiblemente también lo que ellos necesiten.

Todo lo que sea hablarles de lo malos que son, lo mucho que nos esforzamos y el daño que nos hace que nos quiten la casa será tiempo perdido. Pero si algo puede funcionar es intentar convencerlos de que poco a poco pagaremos. De que si nos bajan las cuotas y nos suben el número de años, podemos seguir pagando. Y de hecho, hay que seguir pagando, poco a poco,  para sostener esta estrategia. Una estrategia que se parece peligrosamente a la suya: tirar del calendario para adelante a ver si llega un milagro o un rescate.

Y a lo mejor existe tal cosa. Hablaremos de ello otro día…

 

Hipoteca y derechos. ¿Sabemos de lo que hablamos?

Pues no: no es una oveja...

Pues no: no es una oveja… Ni tampoco una foto trucada.

Vengo de leer ahora mismo un saco de comentarios sobre el referéndum suizo sobre la limitación de entrada en el país a los miembros de la Unión Europea y he terminado de convencerme de que al gente no tiene ni idea de lo que son una serie de conceptos básicos que marcan el sentido de nuestra sociedad y nuestras instituciones.

Y ya me pasó el otro día leyendo los comentari0s a mi último artículo sobre las expropiaciones, multas y demás castigos contra los pisos vacíos. Conste que me encanta que se comenten los artículos y debatir con los lectores, siempre que se puede, pero cada vez me convenzo más de que algunas cosas, que consideraba bromas o intentos de desviar la atención hacia lo populista, las piensa la gente en serio. Y alucino.

Así que una vez más, y van cien, me veo obligado a ir al origen de los conceptos.

¿Sabemos lo que es el derecho al trabajo? ¿Sabemos lo que es el derecho a la vivienda? ¿sabemos, incluso, lo que significa el concepto de democracia? ¿O simplemente tenemos una idea caga que leímos en el envoltorio de una piruleta?

El derecho al trabajo que consagra la constitución, significa, más ni menos, que nadie puede impedirte trabajar, ni siquiera por sentencia judicial. Te pueden encarcelar, poner multas, expulsarte el país o lo que regule la ley para cada caso, pero nunca y bajo ninguna circunstancia se te puede prohibir  ganarte la vida con el trabajo. Este artículo legal pretende combatir aquella práctica comunista mediante la cual no se podía trabajar sin estar afiliado al sindicato, y no se podía uno afiliar al sindicato si no te avalaba el partido o los respresentantes de zona (o sector), con lo que se conseguía que un elemento no afín se muriese de hambre, pues no lo afiliaban al sindicato y no podía trabajar.

Eso significa el derecho al trabajo, y no que alguien tenga que darte un empleo, pagarte un salario y afiliarte a la Seguridad Social. Eso ya no es un derecho propio: eso es imponerle, porque sí, una obligación a otro.

Con el derecho a la vivienda sucede los mismo: el artículo de la constitución que regula el derecho a una vivienda digna se refiere a que nunca se te puede obligar a vivir en un puñetero cuchitril, o en condiciones insalubres. Y se refiere a un hecho que ahora ya no vemos tan a menudo, pero que en su momento era muy habitual: las viviendas que facilitaba la empresa a sus trabajadores y en las que a. a menudo, era obligatorio o casi obligatorio residir.

Un ejemplo, por poner uno cualquiera, eran las casa cuartel de la Guardia Civil, donde los guardias debían residir obligatoriamente o los pabellones obreros de las minas o de las azucareras, que yo recuerdo tan bien.

Por lo tanto, el derecho a la vivienda que regula la constitución hace alusión a que no puedes ser obligado a vivir en la calle (derecho a que no te echen de casa como se hacia con los judíos durante el III Reich, antes de pasar a medidas peores) ni tampoco se te puede forzar a vivir en una vivienda que no cumpla las condiciones mínimas.

Pero no significa que te tengan que regalare una vivienda, ni que los demás te tengan que pagar tu casa, ni tu alquiler, ni tu hipoteca, porque la vivienda es un derecho. Tienes derecho a residir en una vivienda digan, pero te la pagas tú, la consigues tú y la barres tú. El derecho alude a lo que no te pueden obligar, no a lo que te tienen que dar.

Y si la vivienda deja de ser digan porque no has sacado la basura en un año, no tienes derecho a exigir que vengan los vecinos a sacarte la porquería. ¿Se entiende mejor así?

Porque es increíble lo que uno tiene que leer y escuchar algunas veces…

 

 

Las multas a los pisos vacíos

Expropiada por poco uso, para venderla luego como argumento electoral.

Expropiada por poco uso, para venderla luego como argumento electoral.

En algunas esquinas de la geografía española ya no saben qué hacer para que no se hable de la situación real de las arcas públicas. O eso es lo que prefiero pensar, porque si tengo que creer que se trata de asuntos serios, sin cortina de humor por el medio, todavía es peor.

Según informa el diario barcelonés La Vanguardia, el Ayuntamiento de Barcelona ha realizado el pasado viernes día 31 de enero una declaración institucional en el Pleno municipal apoyando las reivindicaciones que la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, de modo que se tomen medias inmediatas para intentar acabar  con las viviendas vacías en la ciudad.

La declaración también recoge el compromiso del Ayuntamiento de iniciar procesos sancionadores que pueden acabar con tres multas “de hasta 100.000 euros” si las viviendas se mantienen vacías. Este ha sido el último punto del orden del día del antes citado Pleno .

Suena muy progre, muy guay y muy chupilerendi, pero digo yo que lo mismo que no se puede despedir a un trabajador con una ley retroactiva no se podrá multar con una ley retroactiva a un tío que compró el piso cuando estaba permitido tenerlo vacío, convertirlo en churrería o usarlo para picadero.

Y más nos vale que la cosa siga así, porque si empiezan los despidos con la legislación actual a contratos con legislación antigua, no se libran ni los funcionarios.

Lo que yo quiero decir con esto, sobre todo, es que en España la chirigota está llegando a límites impensables en un país serio. Ahora, no sólo te cobran impuestos, te chulean con robos de dinero público y te oprimen con toda clase de de normativas y reglamentos, sino que además pretenden decirte qué es lo que puedes hacer con lo tuyo y lo que no, incluso a sabiendas de que es ilegal, de que un ayuntamiento no tiene competencias para ello y de que se trata sólo de un brindis político para asustar a alguna pobre vieja y satisfacer a un par de pirados.

Pero claro, si la Generalitat puede cambiar fronteras, ¿por qué no va a poder meterse a censor de la propiedad el Ayuntamiento?

Es la lógica de los majaderos, la misma que me permite preguntar a mí, con su misma razón y su misma mecánica, cuanto cobrarán a quien tenga una moto con menos de 10.000 Kilómetros y una pareja con menos de cien revolcones.

Por decir algo, vaya…

¿Cual es nuestro hueco en el mercado?

Fabricado a seis mil kilómetros

Fabricado a seis mil kilómetros

El otro día hablaba de que vivimos en un mundo de precios únicos, y creo que hay que explicar qué es eso.

Los precios son únicos cuando las trabas del comercio exterior y las dificultades de transporte se reducen hasta el punto de que un competidor a dos mil kilómetros, o a siete mil, puede ser quien decida el precio máximo al que puedes vender. A esto, algunos le llaman efectos d ela globalización, pero la globalización es un fenómeno mucho más complejo y , por eso, al hablar de comercio y competitividad, prefiero siempre hablar del problema de los precios únicos.

El ejemplo más claro lo viví yo mismo hace dos semanas, al querer buscar un proveedor de latas de metal para un pequeño artefacto que podía ser comercializado como regalo: busqué en primer lugar en España y acabé recomendando hacer el pedido en Corea, con un prtecio qure no alcanzaba la quinta parte del español.

Así las cosas, ¿cual es el lugar de nuestra economía?

Cada vez parece más evidente que el hundimiento del sector de la construcción supuso un daño doble: por una parte, se perdió un sector que generaba un volumen gigantesco de empleo directo e indirecto, y por otro lado, se hundió uno de los sectores más difíciles de deslocalizar. Con los problemas de la construcción, por tanto, nuestra economía no sólo era más pobre, sino también más vulnerable.

Pero de nada sirve llorar. Nadie va a pagar dos euros por una lata que puede comprar a cuarenta céntimos. Ni siquiera nosotros lo hacemos. ¿Cual es la salida que nos queda? ¿Bajarnos los salarios para competir en precios, como China, o Bangladesh?, ¿o subir la calidad para competir en marca, como hace Alemania, con su Made in Germany, a la que no parece afectarle el precio?

Nuestro nicho natural debería ser la innovación, pero nuestro sistema educativo, basado en que todos somos guays y nadie es tonto, parece conducirnos a un escenario bastante sombrío, en el término medio, donde los hay que trabajan más barato que nosotros y los hay que trabajan mejor.

¿Cual es nuestra esperanza? Que la globalización termine. Que el mundo se haga cada día más grande y el transporte suponga, cada día, una parte mayor del precio final de un producto.

Ya veis qué curioso: quizás la subida del precio del petróleo sea nuestra única salvación. No hay problema que no se pueda convertir en oportunidad.

Cosas del mundo actual…

La hipoteca y la sospecha

Población mundial, en miles de millones de personas

Población mundial, en miles de millones de personas

Hoy voy a hablar del tema hipotecario en un tono completamente distinto al habitual, y lo aviso para que los lectores habituales no crean que alguien me ha suplantado o me ha abducido algún sustituto.

Amigos, aquí está pasando algo raro. Los tipos de interés han bajado a extremos inimaginables en el mundo entero, y la inflación, por su parte, no se dispara. De hecho, ni se despeina. ¿Y eso por qué? Porque esta crisis se basa en dos problemas que no han recibido ni atisbo de solución y, por tanto, su origen permanece intacto.

—Por un lado tenemos la fabulosa deuda pública de nuestro país, de todas las naciones desarrolladas de nuestro entorno y de los países que hemos considerado referencia en los últimos años. ¿Cómo es posible que yodos estemos, a al vez, endeudados hasta las trancas?  La respuesta es bastante fácil: porque tenemos un nivel de gasto que no tiene nada que ver con el nivel de ingresos de los Gobiernos. La explicación para esto puede ser técnica o política, meterse en semejante berenjenal puede llevarnos a una discusión absurda, pero lo resumiré diciendo que puede ser que el dinero se haya refugiado donde no paga impuestos (paraísos fiscales), o que los Gobiernos son incapaces de recaudar más impuestos sin perjudicar a su vez al empleo, sobre todo en un mundo de precios únicos. ¿Y que´es eso de losa precios únicos? Un día de estos lo cuento…

—En segundo lugar, tenemos el problema energético y poblacional. Mientras el sistema económico capitalista se base en el crecimiento, tendremos que asumir que su base teórica es falaz, ya que el crecimiento no puede ser ilimitado en un entorno limitado. Crece la población, crece el consumo de recursos y crece el consumo energético. Con esto comienza la escasez y de ahí el encarecimiento, pero un encarecimiento que no es temporal, sino estructural.

¿Y dónde está mi sospecha? Mi sospecha reside en que todo el dinero que se está inyectando en los mercados a través de los bajísimos tipos de interés está sirviendo para cubrir agujeros pasados, pero no para reactivar la economía real. Los agujeros pasados son aún mucho, muchísimo más gordos de lo que nos dijeron.

La prima de riesgo española, por ejemplo, mejora por esta abundancia de liquidez, no por una mejoría de nuestras finanzas. Lo que va a costar mucho tiempo será ver fluir el crédito de nuevo a empresas y particulares. Y sin ese crédito no hay ni consumo, ni hipotecas, ni recuperación que dure más allá de un par de trimestres.

Lo que dura la euforia del que ya está hato de crisis y quiere creer que ha terminado, vaya…

Toda insistencia es poca...

Toda insistencia es poca...

Los pisos no van a subir en 2014. Razones (IV). Batacazo demográfico

Lo que dejaron a medias...

Lo que dejaron a medias...

Cuando hablo de batacazo demográfico soy plenamente consciente de que se trata de un concepto que puede estar muy claro en unos sitios y no tan claro en otros. Siempre habrá más demanda de vivienda en el Paseo de la Castellana que en mis queridas tierras cepedanas o del Bierzo, pero lo cierto es que el c0ncepto demográfico, en conjunto, afecta y mucho a las expectativas que se puedan crear sobre el precio de la vivienda.

La primera pregunta que cabe hacerse es qué pasa con las viviendas que ocupaban los que se dedicaban a la construcción de viviendas. Parece una broma, pero es un hecho que los muchos cientos de miles de obreros, a menudo foráneos, que posibilitaron el boom de la construcción hace una década, vivían en alguna parte. A medida que el sector de la construcción se fue debilitando, no sólo quedaron vacíos los pisos recién construidos, sino también los pisos que ocupaban los albañiles que se tuvieron que marchar. El efecto vacío fue, por tanto, doble. Y no se aplica sólo a la construcción.

Esto, que podría parecer una anécdota, se convierte en un síntoma de algo mucho más grave cuando se echa un vistazo a los datos para ver que que desde 2012 se observa y cito el informa de Catalunya Caixa “un notable colapso en la creación de nuevas familias, con una media escasa de 59.800 hogares anuales entre 2012 y 2017, y con una marcada tendencia decreciente

Esto viene a significa que nuestro aumento de población ( España ha pasado de tener  41 millones de habitantes del año 2002 a más de 46,5 millones en 2013) no se ha convertido en una creación de nuevos hogares, que es lo que realmente necesita el mercado inmobiliario.

¿Razones? Muchas: Brusco descenso de la natalidad, retorno de inmigrantes a sus países de origen, emigración de españoles, o simplemente jóvenes que siguen con sus padres, han regresado con ellos, o viven en pisos compartidos sin emanciparse ni residir en una vivienda independiente.

Con esta debilidad latente de la demanda, y lo que he explicado en capítulos anteriores, es muy difícil que la demanda supere a la oferta empujando hacia arriba los precios en este año que comenzamos. Quizás todo lo contrario.

Y en algunas ciudades del interior, tremendamente dependientes de los flujos migratorios del medio rural, la subida no se producirá ni a medio ni a largo plazo. Mi pronóstico es que no subirán nunca, pero tampoco quiero pasarme.

Los pisos no van a subir en 2014. Razones (III). Desesperación por vender

Gente esperando a que baje un piso

Gente esperando a que baje un piso

Que no, que los pisos no suben. Que la jugada esa de compre hoy, y compre ahora, porque dentro de veinte minutos pagará el doble, sólo funciona con los billetes de algunas aerolíneas de bajo coste, y sólo si no borras las cookies o no vas a buscar a otro sitio, como el ordenador de una biblioteca.

Con la vivienda, es mejor no caer en ese canto de sirena, porque los precios no van a subir en 2014 y, nos cuenten lo que nos cuente, no estamos ahora ante la gran y única oportunidad de nuestra vida. Si somos caprichosos y queremos un piso determinado, pase. Si lo que queremos es un sitio para vivir, mejor esperar un poco porque de momento, no suben los inmuebles.

¿Y cómo podría ser de otro modo con los descuentos que plica el Sareb, nuestro bienamado banco maloso?

El descuento en el valor de los activos inmobiliarios que han sido transferidos a la Sareb  llega a nada menos que el 54,3% en vivienda y el 63% en obra comenzada. Esto provocará que en los próximos trimestres salgan al mercado viviendas con unos precios reducidos, y que además hay que vender cuanto antes, porque la cosa apremia.

A esto, hay que añadirle la profecía autocumplida que se genera en la calle viendo la preocupación de los que tienen necesidad de vender y no venden:  las compras de vivienda se aplazan por la expectativa deflacionista, con una componente añadida que es la muerte del mito. Parece una broma, pero el hecho de que se haya demostrado falsa la frase “los pisos no bajan nunca”, inclina también los precios a la baja por la defección, y desafección, de todos los seguidores de esta frase, casi mantra religioso.

Por tanto, añadimos una razón más para no prever subidas en 2014: expectativas bajistas combinadas con desánimo por parte de los vendedores.

¿Y las hipotecas? Bien, gracias. Durmiendo las dejé.