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Acerca de Ladríllez

Javier Pérez Fernández (Zamora, 1970) Director durante 10 años de la revista universitaria dela Universidad de León, ha participado en casi todos los foros asociativos y juveniles de la ciudad. Escribe desde los 14 años en periódicos y revistas, especialmente Bedunia, como satírico, y en el diarioLA CRÓNICA-EL MUNDO, donde realizó un suplemento dominical sobre historia militar leonesa. Profesionalmente, se especializó en marketing y economía agraria. Trabaja como comercial de publicidad para medios de comunicación y dirige una casa de turismo rural en la montaña leonesa. En cuanto a trayectoria literaria, empezó por el verso satírico, estudió métrica y composición clásica y es autor de más de mil poemas, aunque jamás se consideró poeta. Más constante ha sido su dedicación al columnismo de prensa, medio en el que ha publicado más de ochocientos artículos en los últimos veinte años. Como autor de relatos cortos, ha tratado de conciliar la temática escabrosa con el estilo irónico, lo que le ha valido más reconocimientos que amistades. En total tiene escritos más de doscientos relatos y ha recibido casi una veintena de premios en este campo. Pero el género donde considera que mejor se desenvuelve es el de la novela. Escribió su primera obra de más de doscientas páginas a los dieciocho años, aunque afirma que sólo permitiría su difusión bajo amenaza a punta de pistola. Desde entonces, ha escrito una enorme epopeya espacial de más de dos mil folios, y cinco novelas, una de las cuales,la Crin de Damocles, le valió el premio Azorín 2006. La espina de la amapola, Ed. Planeta 2008. El Gris. Ediciones B. 2010 -La crin de Damocles, Ed. Planeta 2006. Premio Azorín de novela. -Viento Divino. Caja Murcia. Instituto Castillo Puche. -Antología poética Antonia Pérez Alegre. Fundación Espejo 2005. -Apagar el sol. Ayuntamiento de Toledo. Premio narrativa femenina 2005 -Historias para catar. Tropo Editores 2007 -Diversas antologías y colecciones de cuentos.

Hipoteca, miedo y sensatez

Ratio entre hipoteca e ingresos

Ratio entre hipoteca e ingresos

Comenzamos el artículo con un gráfico de la Web Idealista.com en el que se nos muestra la evolución de la carga que supone la hipoteca para las personas que la pagan y la evolución de este esfuerzo económico.

Según la Universidad Pompeu Fabra, Tecnocasa y la asesoría de gestión www.gesdocument.com  la cuota media que pagan los hipotecados ha pasado desde los 976 Euros de media en 2007 a los 378 € que se pagan en la actualidad.

Pero ojo, que semejante dato es engañoso: no se trata de que se haya reducido el EURIBOR, que también, sino que se refieren fundamentalmente a las hipotecas nuevas concedidas.

Mientras que antes de la crisis se financiaba el 110% o el 120 % del inmueble, ahora la media gira entorno al 75% con algunos casos puntuales en que se puede llegar a un porcentaje superior, sobre todo cuando el inmueble adquirido forma parte del inmenso almacén de invendibles de la propia banca. Cosas de tener que sanear el balance como sea,  no os quepa duda.

Pero en esta gráfica podemos ver algo más que el simple desplome del crédito: vemos también cómo, por arte de magia, llegó la prudencia al mundo de la banca. Antes del estallido de la burbuja a nadie le parecía extraño comprometer el 60% de sus ingresos futuros, ¡y para treinta años!, mientras que ahora estamos hablando de alrededor del 25% de los ingresos medios, cuando en otros países la cifra es del 35%.

Sucede por tanto como siempre, que vamos dando bandazos, unas veces por exceso y otras por defecto, pero sin ser capaces de hacer que las cosas funcionen razonablemente.

Lo mismo sucede con el plazo de las hipotecas. Antes de la crisis, las hipotecas ultralargas, esas que llamaba yo “hipoteca biznieto”, y que se concedían a 40 años, eran casi la mitad. Hoy son solamente un 8%.

Y todo esto, no lo olvidéis, en un escenario e el que el BCE Europeo no sólo regala el dinero a la banca, sino que le cobra por depositarlo allí en vez de prestarlo al mundo real.

O sea que vosotros veréis si es creíble o no esa cantinela de que nos estamos recuperando…

Y veremos lo que pasa a nivel fiscal con las desgravaciones a la vivienda cuando el Estado tenga que dar una nueva vuelta de tuerca a los recortes porque el endeudamiento, cada día en nuevos records, no puede dar más de sí…

La vivienda y las cuentas públicas

Lo que el Estado recaudó con el mercado de la vivienda. Grafico de Idealista.com

Lo que el Estado recaudó con el mercado de la vivienda. Grafico de Idealista.com

Ya es oficial: el agujero en nuestras cuentas ha llegado a un billón de euros. Ese es el importe de nuestra deuda pública, del que el 86 % corresponde al Estado, un 10 % a las Comunidades autónomas y un 4% a los ayuntamientos. En realidad, es el Estado central es responsable de una parte un poco menor, ya que ha soportado el fondo de liquidez de las comunidades en quiebra y los fondos para pagos a proveedores de las administraciones locales.

El caso es que las cuentas del Estado no cuadran, y son muchas las razones. Una de ellas, que nuestras hipotecas le facilitaban unos maravillosos ingresos que, de pronto, han desaparecido. Y los gastos nunca desaparecen, porque para suprimir gastos hay que cabrear a alguien, y el mayor deseo de cualquier político en nuestro sistema es poder tener a todo el mundo contento, aunque sea a costa del futuro, un futuro en el que a lo mejor gobiernan otros, que serán los que tengan que lidiar con ese toro, o comerse ese marrón, si hablamos más claro aún. De eso va la democracia, se supone

Echad un ojo a la gráfica: esos eran los ingresos que el mercado de la vivienda, a través de distintos impuestos y cargas, facilitaban al Estado, y su evolución en estos años.

El caso es que de 2007 a 2013, los ingresos tributarios procedentes de la vivienda se han quedado en menos de una tercera parte de lo que eran. ¿Veis ahora por qué nadie estaba dispuesto a detener aquella locura de los millones de pisos construidos, las hipotecas concedidas hasta al perro del apuntador y la euforia de los políticos? ¿Comprendéis ahora pro qué Rodrigo Rato, todo un ministro de Economía, dijo que “las viviendas suben porque la gente las compra y las puede compra”?

Al final las cosas siempre tienen una explicación y rara vez tiene que ver con la buena fe, al menos en estos casos en los que aparece involucrada la codicia o la especulación.

Los presupuestos municipales, los de las Comunidades Autónomas y los del Estado siguen anclados en unos tiempos en los que disponían de ese dinero. El caso es que ya no existe esos ingresos, ni tampoco existen las Cajas de Ahorros para seguir metiendo el sablazo al ciudadano por la puerta de atrás, y las cuentas acaban por cantar solas. O por desplomarse.

Acabo con una anécdota esclarecedora: en la mayoría de los ayuntamientos, los presupuestos no se diseñan viendo los ingresos y decidiendo en qué se puede gastar ese dinero. Lo que se hace, en el mundo real, es decidir primero el gasto y luego, sólo después, ir buscando de dónde va a salir ese dinero.

Y si no lo creéis, porque es increíble, preguntad a cualquiera que haya estado alguna vez en política municipal.

Es de risa.

La vivienda como bien regulado. El caso turístico

Alojamientos túrísticos

Alojamientos túrísticos

Supongo que a estas alturas ya habréis oído todos hablar de eso que llaman economía colaborativa y que para unos es el intercambio comercial del futuro, eliminando intermediarios, mientras para otros es un simple refinamiento de la evasión fiscal y una vuelta más de tuerca a la competencia desleal.

La aparición de aplicaciones como Uber, Blablacar y Airbnb han supuesto una revolución en varios sectores. La primera de ellas sirve para unir a quienes deseen un trayecto en coche con los particulares que estén dispuestos a llevarlos por un precio predeterminado. la segunda hace lo mismo para trayectos largos y la tercera alquila alojamientos entre particulares.

En el primer caso se subieron a los árboles los taxistas, diciendo que no se podía permitir que el transporte urbano lo realizasen particulares sin licencia, pues para dar ese servicio ya cumplen ellos unos requisitos, pagan unas licencias y pagan sus impuestos.

En el segundo caso se encabronaron las compañías de transporte de viajeros, por la misma razón, porque si un particular te lleva de Madrid a París por 50 € (precios reales) y te lleva tranquilamente en su coche, ¿cómo diablos puede competir un autobús o un tren?

En el tercer caso, que es el que nos ocupa , por aquello de la vivienda y la hipoteca, protestaron los hoteles y los alojamientos turísticos, alegando que un particular no puede alojar en su casa a quien quiera, y que el alquiler de alojamientos turísticos es una actividad regulada que no puede ser desempeñada por un particular.

La verdad es que la cuestión es peliaguda, porque el Estado no  puede meterse nunca entre los acuerdos entre particulares, siempre que el bien que se preste sea propio y la voluntad de las partes esté clara, pero por otro lado, las autoridades entienden muy bien que de donde se cobran impuestos es de dónde las actividades ¡se realizan con un alta fiscal, una licencia y un negocio en regla.

¿Qué hacer? Buscar medios de entorpecerlo.

Por ejemplo, la Comunidad de Madrid acaba de prohibir que se ofrezcan alquileres de pisos y viviendas vacacionales por menos de 6 noches. Para plazos inferiores a seis noches el único contrato válido será el de los estalecimientos hosteleros.

Baleares ha seguido esa estela y obliga a que loa vecinos del inmueble den su consentimiento para que se pueda alquilar como apartamento vacacional (norma de dudosa legalidad a mi juicio) y que el inmueble tenga más de cincuenta y cuatro años. Los inmuebles nuevos, quedan excluidos.

Las espadas siguen en todo lo alto, y no parece fácil combatir la piratería, o falta de licencia legal, según se mire, en cada vez un mayor número de sectores.

Por cierto: también hay una para guisar en casa y que la gente se apunte a tu menú, si le gusta lo que ofreces. Ya veréis cómo se ponen los restaurantes en cuanto la cosa se extienda…

Seguiremos hablando del asunto

El Gobierno como agente inmobiliario

A ver si era eso...

A ver si era eso…

Todavía no he conseguido encontrar un tema que el Gobierno de Mariano Rajoy no haya considerado oportuno dejar para mañana. De hecho, he entrado en sospechas de que esos tíos querían ganar las elecciones precisamente parea no gobernar, y les salió la gran jugada de poder permitirse no gobernar con mayoría absoluta.

Un ejemplo glorioso de esto que digo es el tema de poner a la venta los edificios públicos que consideraban sobrantes: en octubre de 2012 el gobierno hizo pública una de las medidas estrella de la denominada “comisión para la reforma de las administraciones públicas”: la puesta en el mercado de más de 15.000 edificios públicos, y además con plazo. Sería entre 2013 y 2015.

¿Qué fue de la reforma de las administraciones? Pues no lo sabemos, porque al final nadie quería reformar nada, pro aquello de que una reforma perjudica a alguien, el perjudicado se cabrea y al Gobierno no le gustan los cabreados en su bando. El caso es que en el tema de los inmuebles, a día de hoy sólo ha vendido 2.134 inmuebles, un 14% del total. ¿Pensarán venderlos todos de un golpe en el año entrante o querrán colocárselos en paquete a algún amigazo?

La idea, en teoría, era utilizar estas ventas para sanear las cuentas públicas (mala idea vender para gastar, pero bueno) y para ello se creó un listado de 15.135 inmuebles a enajenar. En ese catálogo había un poco de todo, pero resulta que todos los edificios están en alguna parte, y entre alcaldes, diputaciones autoridades autonómicas y chupatintas varios, parece ser que siempre sale alguien que le ve mejor destino ale edificio. O que tiene una idea mejor, lo que da más miedo todavía. Al parecer, los edificios se pueden pudrir y llenar de ratones hasta que alguien piensa venderlos: a partir de ese momento, salen cien amigos del ladrillo mohoso para reclamarlos y loare su infinita utilidad social. Curioso, ¿no?

También estaban previstas reubicaciones de servicios públicos, pero ahí sí que ha sido peor: ¿os creéis que es fácil conseguir mover a los funcionarios de un  lado de la ciudad a otro, cuando muchos se han comprado una vivienda que quede cerca de su puesto de trabajo? Como os podéis imaginar, ha habido trabas e impedimentos de todo tipo y la cosa, en la mayor parte de los casos, se ha quedado en nada. Ya os hablaré un día del “nuevo” hospital de Salamanca, por poner un ejemplo…

En este tiempo el número de edificios enajenados ha sido  de 2.134, de los que 1.587 se vendieron mediante subasta o concurso público y los otros 547 de forma directa. Además, según dice el Gobierno, en 2013 se dedicaron sobre todo a mejorarlos y rehabilitarlos para sacares mejor precio.

No sé yo.. ¿Vosotros les daríais a estos tipos una hipoteca?

Hipoteca en chino

Pues no sé si dice hipoteca o no por aquí, pero creo que algo de eso hay.

Pues no sé si dice hipoteca o no por aquí, pero creo que algo de eso hay.

Dicen por ahí que España empieza a ser una ganga para los compradores extranjeros, y algo de verdad tiene que haber en semejante afirmación cuando la compra de vivienda en España por parte de extranjeros ha subido un 21% en los íltiumos tres meses.

El caso más peculiar es el de los compradores chinos, que han desembarcado con fuerza en nuestro país, por varias razones:

-En primer lugar, el mercado inmobiliario español está relativamente barato desde su punto de vista, sobre todo si se compara con la enorme, descomunal burbuja inmobiliaria que está viviendo el gigante asiático. De esa burbuja hablaremos en mejor ocasión, pero su estallido, y todas las burbujas estallan, puede tener consecuencias devastadoras para la economía global.

-En segundo lugar, se busca la rentabilidad. Dados los paupérrimos tipos de interés, la abundancia de liquidez provocada por la expansión monetaria de los bancos emisores y la aversión al riesgo de los inversores mundiales, la compra de un piso en España puede ser una salida para conseguir rentabilidades un poco superiores a las que ofrecen otros productos. Esto, unido a que el mercado inmobiliario español tiene recorrido a la baja, pero mucho menos que el que podrían tener los pisos en otros países, puede convertir a nuestro mercado inmobiliario en un mercado atractivo. O al menos, en una solución menos mala.

-En tercer lugar, y no menos importante, para los compradores chinos es especialmente atractivo comprar un piso en España porque a partir de ciertas cantidades esto les otorga el permiso de residencia. De hecho, al comprar el piso están comprando también el acceso a nuestra sanidad, nuestra educación y nuestras infraestructuras, y todo en el mismo paquete, pagando al que vende el piso y sin que el resto de españoles veamos un duro. No niego que puede ser una idea positiva, sobre todo tratándose de gente emprendedora como suelen ser los chinos, pero sigue rechinando un poco que la posibilidad de comprar un piso o suscribir una hipoteca otorgue derechos civiles al que lo hace.

En resumen, en muchas zonas, sobre todo en la costa y en las grandes ciudades, las inmobiliarias están empezando a contratar personal que hable chino. Hay que adaptarse al cliente, y no se puede desaprovechar ninguna oportunidad de deshacerse del excedente de todos estos años.

Hipoteca y recuperación

La historia es un poco vieja, pero vale..

La historia es un poco vieja, pero vale..

Que sí, que yo entiendo que la mitad de le economía se basa en las expectativas, y que convencer a la gente de que la cosa va mejor es el primer paso para que la economía se mueva un poco, tanto por el lado de la oferta como el de la demanda.

Mientras el sentimiento general sea que pintan bastos, los que tienen algo para invertir no lo harán, esperando un momento mejor, y los que todavía tienen algo de dinero para gastar preferirán esperar a más adelante, ya sea para conseguir mejores precios o por la precaución del vete a saber.

Lo entiendo y es la base teórica de la deflación: el aplazamiento de las decisiones de inversión y consumo. El aplazamiento conduce a la paralización, eso al desempleo, y de ahí a la espiral destructiva de la economía. Todo muy clásico y ortodoxo, vaya.

Por lo tanto, desconfiar de la recuperación puede ser una idea insolidaria, antipatriótica y antisocial, Pero, puñetas, seamos serios:

-Estamos con el tipo de interés cercano al 0% y el interbancario en cifras negativas. Si la economía se recupera, ¿cómo es que los bancos emisores están metiendo doping monetario en vena de ese modo?

-La deflación es mayor problema que la inflación. El mandato del BCE es controlar la inflación, pero ahora pelea con el problema contrario.

-Hemos metido putas y drogas en el PIB y aún así no crece. El PIB, medios por medios indirectos, es muy inferior al oficial, y eso hace desconfiar, y mucho, de todo lo que cuenten después.

-Dicen que hay crecimiento de la economía pero no del nivel de precios. 

-La población que trabaja baja en 600.000 personas. No sabemos si se han muerto, se han jubilado o han emigrado. Pero el hecho es el que es.

-El precio de la vivienda, que es el principal activo de capital y ahorro, sigue cuesta abajo. Y de momento sólo se habla de buenas noticias cuando se menciona el atenuamiento de su caída, que no es lo mismo que su recuperación.

-El endeudamiento del sector público crece a un ritmo anual cercano a los ochenta mil millones de euros.

Si estos datos los extrapolásemos a un hospital, con el enfermo en la UVI, ningún médico medio sensato diría a la familia del enfermo que lo más probable es que llegue a las rondas clasificatorias del próximo Decathlon olímpico.

Y Rajoy es lo que nos dice. Nos cuenta, sacando pecho, que de estos datos del paro era de los que quería informar hace tiempo. Lo malo es que ya estamos en un momento en que los datos del paro carecen del valor social y político que tenían en otros momentos.

La gente ha dejado de escuchar lo que escuchaba y ya ni eso sirve, realmente, para creer en la recuperación. Ahora toca pagar la hipoteca, apretar los dientes y callar.

O rezar, quien aún crea en algo.

La hipoteca y el cojón de mulo (con perdón)

Celebración por la venta de un piso

Celebración por la venta de un piso

Además del fútbol, que eso se da por descontado, la pasión más furibunda que compartimos los españoles es la de ser más listos que nuestros vecinos y no dar nuestro brazo a torcer en cuanto a aceptar que hemos hecho un mal negocio o nos hemos equivocado gravemente en algo.

En ese sentido, los brujos que manipulan la contabilidad nacional aprovechan el asunto para valorar las carteras inmobiliarias de los bancos por el precio de compra de los inmuebles, y no por su valor actual de mercado.

¿Y qué hacen los particulares? Pues lo mismo. Es el signo del país.

Hablando con varios sufridos agentes inmobiliarios, una de las cosas que más a menudo he escuchado es que los vendedores de una vivienda no se bajan del burro si no es a la fuerza, casi a tiros, y por causas de extrema necesidad. Si no, repiten una y otra vez: yo este piso lo compré por doscientos mil euros y no lo vendo no por un céntimo menos. ¿O me voy a dejar robar yo?

La realidad,. a muchos vendedores, les importa un huevo. Así, sin paliativos.

Lo mismo sucede con el trato a los posibles compradores: ahora no cojo el teléfono, el precio no lo digo más que personalmente, se lo enseño solamente los domingos por la tarde,, o quiero verle a usted personalmente antes de decidir si se lo vendo o no.

Todas estas frases, por extraño que parezca, se siguen repitiendo diariamente por toda España. Esas y otras aún más duras como “el que necesita donde vivir es él, así que le pueden ir dando por, etc., etc.

¿Cuento esto por folclore? En absoluto. Lo cuento, porque la resistencia psicológica a ajustar los precios a la realidad del mercado es lo que ha hecho y hace que el descenso de los precios inmobiliarios en España haya sido menor y más lenta de lo que todos los expertos esperaban. Y también, que se haya prolongado más en el tiempo, sin una verdadera y sana corrección que permita hacer borrón y cuenta nueva.

Los españole se niegan rotundamente a reconocer que fueron el último tonto de la cadena, el que compró caro y no va a poder vender más caro, el que compró mal y tendrá que vender peor. “Antes que venderlo en eso, lo quemo”, dijo esta misma semana un vendedor a la inmobiliaria como respuesta a una oferta.

En ese sentido, y aunque resulte doloroso reconocerlo, son las hipotecas las que ponen un punto de cordura: el que tiene que pagar una hipoteca mes a mes, ya no es tan cabezota, ya no tiene tanto orgullo y es mucho más fácil que se avenga a negociar.

Pero es duro que tenga que ser así…

 

El plan de vivienda y las VPO

VPO (Vísperas Para Órgano)

VPO (Vísperas Para Órgano)

Bueno, pues parece que el Gobierno se ha decidido de una vez a cumplir la vieja expectativa de algunos sectores sociales, aunque todavía no hay nada hecho y se trata de un plan, uno de esos planes que acaban en leyes, en aguas de borrajas o en inquilinos mediopensionistas sin derecho a desayuno.

¿Y de qué se trata? De acabar con la construcción de Viviendas de Protección Oficial en régimen de propiedad para poner todo el énfasis en la Vivienda de Protección Oficial en régimen de alquiler.

Como siempre, en estos casos, hay opiniones para todos los gustos, pero a mí, personalmente, me parece una medida positiva, sobre todo en un momento en el que la vivienda ha dejado de ser un bien exclusivamente de utilidad para convertirse en un refugio de capital.

Precisamente por eso, el bien debe ofrecer su utilidad, que es servir para que la gente viva en él, peor me parece injusto, y hasta diría aberrante, que el resto de españoles paguemos a escote la propiedad de unos frente a la de otros.

La vivienda de protección oficial no deja de ser una subvención que unos ciudadanos, por unas determinadas circunstancias y condiciones, reciben del erario público. Que se permita su utilización en condiciones ventajosas puede ser justo, pero que se convierta en una riqueza familiar por el hecho de que alguien haya ganado un sorteo (o más frecuentemente porque haya tenido cierto tipo de mano entre quienes la concedían) no es de recibo.

Lo que, de todas maneras, no se termina de entender es que siga subvencionando pro un lado la creación de un parque de viviendas públicas en alquiler y por otro se rescate a los bancos con dinero público sin obligarlos a que todas esas hipotecas que lastran sus balances y sus carteras no pasen precisamente a engrosar el parque público de vivienda.

¿En qué quedamos? O necesitamos vivienda pública, y en ese caso podemos quedarnos con toda la que queramos a cambio de las jugosas, chorreantes, catarátricas ayudas públicas a la banca, o no la necesitamos, y en ese caso no queda claro qué pintan estas promociones.

Lo que se sospecha, al final, es que necesitamos que se construyan viviendas, porque el cemento es la droga que pide en vena nuestra economía, llena de políticos que no saben hacer otra cosa y, pro qué no decirlo, millones de trabajadores que tampoco saben hacer otra cosa.

Pena, oigan…

 

La hipoteca y el crowding out

Obreros trabajando en busca de la fuga por la que se escapa la pasta...

Obreros trabajando en busca de la fuga por la que se escapa la pasta…

Que sí, que el mercado de la vivienda está muy mal y que los bancos andan como locos buscando clientes solventes para darle una hipoteca porque su negocio consiste en eso, prestar dinero y cobrar un interés por ello.

De todas maneras, dicen que  las hipotecas solicitadas aumentaron un 19% en junio. Ya veremos…

Todo esto suena muy bien en teoría y es muy razonable, pero hoy voy a tirar de un concepto de libro de texto para explicar lo que tantas veces he venido repitiendo: el crowding out.

El crowding out es el efecto que se produce en la economía financiera cuando del sector privado es expulsado del mercado por la voracidad del sector público a la hora de captar recursos financieros. Cuando un estado, como por ejemplo España, está desesperado por captar los recursos de los ahorradores, o de los bancos emisores, para cubrir sus emisiones de deuda pública, los particulares y las empresas se ven expulsado del mercado, ya que los bancos ven un menor riesgo en la deuda pública, un negocio seguro (piden al banco central a un tipo bajo y prestan al Gobierno a un tipo alto), y piden, además, utilizar esa deuda pública como colateral (garantía) para pedir nuevos préstamos a los bancos emisores.

El negocio es redondo para todos, excepto para los ciudadanos, que se ven perjudicados de varias maneras:

-Por una parte, quedan fuera de los mercados financieros, con lo que ni logran una hipoteca ni consiguen que se renueva o conceda una póliza de crédito para sus empresas o negocios.

-Por otro, a través de impuestos y presupuesto público, son los ciudadanos los que tendrán que devolver esos préstamos que tan alegremente piden los Gobiernos, y que tan ricamente y con tanta facilidad conceden los bancos.

-Por último, los bancos se capitalizan de manera ficticia, utilizando la garantía del Estado, que es la de todos, para pedir mayores préstamos. Eso e slo que significa, ni más ni menos, que la deuda pública pueda ser colateral de nueva deuda pública.

En nuestro caso, sólo os daré un dato: en 2008 debíamos 401.000 millones de euros. Hoy debemos 982.000 millones.

Otro día, cuando queráis, hablamos de dónde ido a parar ese dinero…

 

Inteligencia y mudanza. Estudios para todo

Cortando por lo sano

Cortando por lo sano

Como empieza el verano, o eso decían antes que me cayera un chubasco de todos los demonios, creo que hay que mejorar un poco el humor y relajar el tono tremendista. Al fin y al cabo hablamos de hipotecas, y no de enfermedades mortales.

Como ya sabéis, hay estudios para todo. Estudios, casi siempre pagados con fondos públicos y que sirven para que Fulano o Mengano se saquen su título de doctor con tesis del tipo “la importancia del acento circunflejo en le francés bajomedieval de Borgoña”. ¿Que me he pasado? Ojalá: semejante tesis existe y ni siquiera me la he tenido que inventar.

Pues bueno: uno de esos estudios dice ahora que las personas con mayor inteligencia tienen una tendencia más acusadas a cambiar de vivienda, y que cuanto menor está capacidad intelectual del individuo, con mayor ahínco se apega a su lugar de residencia. Lo dice un tal Markus Jokela, y lo dice en la Universidad de Helsinki.

El trabajo ha consistido en un análisis de los movimientos migratorios interiores en los últimos cincuenta años y la conclusión es que la gente con mayor inteligencia suele mudarse de los pueblos o las ciudades pequeñas a el centro de ciudades más grandes para, una vez alcanzados sus objetivos personales y profesionales, buscar de nuevo una mudanza hacia el extrarradio de esas grandes ciudades o el regreso paulatino a sus lugares de origen.

Yo, que no he hecho ningún estudio, os aporto también una visión personal sobre la emigración en el medio rural: marcharse requiere osadía, capacidad de sacrificio, capacidad de aprendizaje para nuevos trabajos o idiomas y una buena dosis de inteligencia emocional para lidiar con situaciones desconocidas. Por tanto no es de extrañar que se marchasen quienes se viesen con más posibilidades y prefiriesen quedarse los que no veían claro todo ese montón de requerimientos.

En cuanto al estudio escandinavo, ignoro cómo estará el tema de las hipotecas en Finlandia, pero tengo que darle la razón a nivel español: aquí, el que consigue una hipoteca, consigue salir de casa de sus padres o consigue mudarse a una residencia mejor, la mayor parte de las veces es un lince. No se puede negar.

 

El estacazo que se prepara contra la vivienda. Un extraño impuesto sobre la inflación

Política fiscal

Política fiscal

La clase dirigente lo tiene claro: buena parte de nuestro problemas y de la burbuja hipotecaria proceden de eso que se dio en llamar “apetencia de capital” por parte de las clases medias y bajas.

¿Y eso qué es? Pues dicho en cristiano viene a significar que todo se jorobó el día que las clases medias y bajas dejaron de interesarse solamente por sus sueldos y su nivel de vida y empezaron a meterse en temas financieros, tales como bonos, acciones, mercados de capitales y e inversiones. Lo disfrazan de bonito porque la frase, en el fondo, significa que los pobres empezaron a meterse donde nadie les llamaba.

Ahora, y quizás por esa causa, se suceden las declaraciones y consejos sobre la necesidad de gravar la propiedad y no sólo la renta, seguramente porque las casas no son tan propensas a salir corriendo de un país como pueda serlo el dinero u otras formas de riqueza.

¿Y qué creéis que ha pensado nuestro ínclito Gobierno, ahora, en plena reforma fiscal? Pues m´ñas o menos lo mismo, pero tratando de disimular la cosa para que la gente no se cabree, ya que el año que viene es año electoral.

Al leer la letra pequeña de la reforma, nos encontramos con algunas joyas que van a afectar, y mucho, al mercado de la vivienda. Por ejemplo, y es crucial, Hacienda elimina los coeficientes de inflación y actualización que corregían a la baja las plusvalías y por lo tanto reducían de manera muy sustancial  la tributación en el Impuesto de la Renta por la venta de un inmueble.

Lo explico: antes, pagabas plusvalías pro la diferencia entre el valor al que compraste una vivienda y el valor por el que la vendías, ya que eso se consideraba plusvalía. Pro claro, como los dineros del año noventa no valen como los de hoy, había una serie de coeficientes de actualización. Esos coeficientes son los que desaparecen en muchos casos, o se reducen en otros, para que pagues el gran estacazo cuando vendas, porque se entiende que tienes unos beneficios muy superiores a los que disfrutas en realidad, ya que buena parte de la subida no es enriquecimiento, sino inflacióm

En principio parece una medida que va exclusivamente contra el vendedor, pero estas cosas siempre se trasladan al mismo: al pagano.

Si, ya sé que parece una barbaridad, pero el caso es que va en serio…

Hipoteca no, y ahora, alquiler tampoco

San Pedro se está pensando entregar las llaves...

San Pedro se está pensando entregar las llaves…

Desde hace ya algunos años la hipoteca es una aspiración casi ilusoria para muchos españoles, en primer lugar porque el trabajo se ha convertido en algo precario y en segundo, y no menos importante, porque el grifo del crédito no es que esté cerrado, sino que parece llevar a una cañería atascada por mil bichos, porquerías y podredumbres diversas.

La ausencia de eso que los bancos llaman demanda solvente, y que no es otra cosa que gente con capacidad para devolver el dinero que se le presta, ha acabado de anquilosar a un mercado inmobiliario ya medio defenestrado por el exceso de oferta.

¿Cual era la salida? El alquiler. Hasta hace poco se ha hablado del alquiler de la vivienda habitual como la opción más razonable y que más aleja a un bien básico del mercado especulativo.

Pero ahora resulta que el Gobierno, loco por meter mano en alguna parte sin que se note mucho, ha anunciado que terminará con la deducción por alquiler de vivienda para los inquilinos, lo que desincentiva también el alquiler de vivienda y deja una nueva puerta abierta para el fraude fiscal.

Desde el momento en que los inquilinos no pueden desgravarse de algún modo el importe pagado pro su vivienda están en franca desventaja frente a quienes consiguieron comprarla en propiedad, lo que dificulta la emancipación de los más jóvenes. Además, hasta la fecha, al declarar los inquilinos el contrato de alquiler para poder desgravarse una parta de lo pagados, los caseros se veían obligados a declarar, por su parte, estos ingresos, generando de este modo un control de los contratos. ¿Qué impide ahora al casero volver a los viejos tiempos en que se alquilaba en negro?

¿Por qué va ahora el inquilino a declarar su contrato, si no recibe nada a cambio? Con la nueva situación, el casero puede negociar mucho más fácilmente, y con menos coste, la posibilidad de mantener ocultar la vivienda alquilada, pues nadie tiene un verdadero interés personal en dar a conocer a Hacienda el verdadero importe de lo cobrado.

Así, lo que se ahorra con el importe de las deducciones desaparecidas, se esfumará por el camino de los ingresos no declarados. O sea que el mismo dinero, o menos, para las arcas del Estado, y un ladrillo más de injusticia en este muro que parece no tener techo.