Desde que existe el mercado inmobiliario dentro de la población española, han existido las personas que han comprado una vivienda para vivir de manera diaria y aquellas que, además, han realizado la compra de otra vivienda como inversión.
Esta segunda opción ha ido aumentando a lo largo de estos últimos años gracias a los precios que ha dejado la crisis económica dentro del sector inmobiliario. Se ha convertido en una oportunidad perfecta para comprar segundas viviendas y convertirlas en una inversión, ya sea para alquilarlas y que se paguen a través de un alquiler o para utilizarlas como segunda residencia.
Ahora bien, el perfil de aquellas personas que buscan una vivienda habitual a los que buscan una vivienda para invertir es totalmente diferente, de la misma forma que lo son los motivos por los cuales se deciden por una opción o por otra.
Decidir entre comprar para invertir o como vivienda habitual
Como hemos comentado con anterioridad, existen diferentes perfiles de personas que ven en el mercado inmobiliario una manera perfecta para invertir y obtener beneficios a largo plazo pero de manera sólida.
Sin embargo, existen otras personas que realizan una inversión en la compra de una vivienda para convertirla en una segunda residencia y financiarla a través de un alquiler, ya sea anual o vacacional.
En este segundo caso, la mayoría de las personas que han optado por invertir en una segunda vivienda lo han hecho con la intención de alquilarla en régimen de larga duración, garantizándose así el pago de la hipoteca de manera segura.
Estamos hablando de casi un 79% de los inversores en este tipo de vivienda, gracias a la rentabilidad que les ofrece un alquiler de este tipo.
¿Qué perfil tienen las personas inversoras en segundas viviendas?
Podemos encontrarnos diferentes personas que opten por este tipo de operaciones, pero la mayoría tiene un perfil más o menos marcado.
El 59% de las personas que ven la inversión en una vivienda como una segunda residencia para alquilar son hombres de más de 50 años que tienen unos ingresos mensuales que superan los 5.000€ y que disponen, mínimo, de una vivienda en propiedad.
Lo que buscan es encontrar una vivienda que se encuentre en la misma localidad en la que viven, aunque en otra zona diferente a la de su residencia habitual, que no tenga un precio demasiado desorbitado. Intentan que los alquileres que coloquen estén acordes a los de su alrededor, reconociendo que están bastante elevados, pero con la intención de que sean de larga duración.
La intención principal de estos inversores es conseguir pagar la hipoteca de su nueva residencia a través del alquiler de sus inquilinos de larga duración, intentando no sufrir de impagos ni desperfectos en su vivienda.
También nos podremos encontrar con personas que, aún adquiriendo su segunda vivienda como inversión, no la alquilen por miedo a sufrir destrozos, okupación, impagos, etc., y prefieran buscar otras maneras de financiación de su nueva residencia, ya sea destinando parte de sus propios ingresos, alquiler a familiares, reformas y posterior venta, etc.