Si tenemos en nuestros planes realizar inversiones mediante adquirir algún bien inmueble es muy importante que consideremos que existen diversos esquemas de inversión, en unos vendemos el inmueble a un precio superior, mientras que en otros casos nuestra finalidad es la de rentar la misma construcción. En este articulo nos centraremos en esta última opción, por lo que haremos alusión a los distintos tipos de contratos que existen.
La primera opción que tenemos si nuestra finalidad es la de rentar nuestro inmueble, es realizar contratos temporales, esto implica que los periodos que se obliga al arrendatario a pagar el alquiler son cortos, por lo general de medio año o menos.
Este esquema es utilizado para poder maximizar la rentabilidad de la inversión, sin embargo, también se requiere de un mejor control, pues hay que considerar que cuando un contrato termine, debemos encontrar quien sustituya al inquilino, esto de forma casi inmediata, con la finalidad de no desperdiciar tiempo y dinero. Por lo general este tipo de inmuebles deben de tener un fácil acceso a los centros turísticos o a las zonas comerciales de la ciudad, de esta manera resultaran mucho más atractivos y fáciles de rentar.
Otra opción que tenemos son los contratos largos, los cuales suelen ser de 36 meses, es decir 3 años; en este tipo de esquema lo más común es adquirir un inmueble que resulte amplio y cómodo, pues la finalidad es que el inquilino disfrute su estancia durante un periodo de tiempo mucho mayor.