Los prestamos variables. Seguro que tus padres te han recomendado que si vas a pedir un préstamo, lo pidas de interés variable debido a que no hay inflación y porque fue lo que más se llevó en los 90, sin embargo, no debes fiarte de este tipo de consejo, ya que la inflación puede volver en cualquier momento.
Revisa que la cuota no sobrepase el 40% de lo que ganas. El cierto que el banco te va a prestar el dinero, pero esto no quiere decir que puedas pedir cualquier cantidad de dinero que a la larga te va a llevar a endeudarte demasiado. No admitas un préstamo en el que tengas que pagar más del 40% del sueldo, aunque existen bancos que te van a permitir endeudarte hasta el 60%.
No juegues con las hipotecas multidivisas. Aprender de nuestros padres es de sabios. Durante la época de nuestros papás, uno de los errores más notables en lo que se refiere a hipotecas fue la inversión en yenes japoneses. Cuando el yen se reducía, nuestros padres tenían meses desahogados, ya que pagaban menos, sin embargo cuando se reforzó el yen, muchos pasaron de pagar una hipoteca de 700 euros a 2.000.
Lee los contratos por completo. Antes era muy popular firmar los contrato de los bancos sin leerlos ¿cómo va a engañarte tu banco de confianza?. Sin embargo, es claro que los bancos van a buscar el interés para ellos y protegerse, por lo que te recomendamos leer los contratos al completo.