Con esto de las hipotecas, y siguiendo con mi serie veraniega, pasa un poco como aquel invento de las play pump: que la idea está muy bien para venderla desde lejos, sin mirar las circunstancias de quienes van a utilizar el producto.
A alguien, a mediados de los noventa, se le ocurrió la feliz idea de combinar la ayuda a los adultos con el desarrollo de los niños, y así surgió la Play Pump.
¿Y eso qué es? Se trata de una bomba de agua conectada a un profundo pozo que en vez de ser accionada manualmente par sacar agua se accionaba jugando en un tiovivo infantil, con caballitos y otros juguetes. Así, además de jugar los niños, sacaban agua en las zonas más necesitadas de África, liberando de ese trabajo a las mujeres, que eran las que tradicionalmente realizaban la tarea.
Fueron varios los países beneficiarios de esas Play Pump, pero se instalaron sobre todo en Malawi y la República del Congo.
¿Y qué pasó? Que para nosotros, en nuestra sociedad, era una idea muy buena, pero allí resultó que los niños jugaban sólo algunos ratos al día, y que el resto del tiempo lo dedicaban a otras tareas. Y resultó que las mujeres y los niños, cada vez que necesitaban agua, en vez de tener que mover con su esfuerzo una bomba manual, tenían que mover todo un artefacto de Micky Mouses, caballitos y demás chorradas, con todo su peso, para poder beber.
Y resultó que no sólo era más trabajoso, mucho más trabajoso, sino también terriblemente humillante y que los hombres, que antes rara vez participaban en esta tarea, dejaron por completo de hacerlo. El único momento en que los niños jugaban en el tiovivo y sacaban agua era cuando llegaban los europeos a hacerles fotos, así que durante mucho tiempo el proyecto pareció un éxito.
Hasta que a alguien, un buen día, se le ocurrió preguntar en una aldea si querían que la nueva bomba fuese de las de siempre, o un tiovivo, y la respuesta fue clara: 100% en contra del tiovivo. A un pedagogo desconfiado se le ocurrió pensar que se estaba marginando a los niños, y les preguntó aparte: 100% también en contra del tiovivo, para que no les obligasen a pasarse el día entera dándole vueltas, como si fuesen asnos.
O sea, un exitazo.
La conclusión, por si alguien la quiere, es que no podemos arreglar los problemas de otras sociedades pensando que funcionan como la nuestra: con gente sana, alegre y con ganas de jugar para pasar el rato. Porque lo cierto es que allí, sacar agua, no es una cosa de juego, ni una necesidad que se pueda cubrir mientras se pasa el rato.
Ha habido mucha gente a la que se le ha colocado una hipoteca porque no tenerla era como no ser adulto cuando en realidad hubiesen vivido mejor, y más felices, con un alquiler y la posibilidad de cambiar de ciudad.
¿Le llamamos a la hipoteca Play Pump financiera?