Creo que más o menos lo suponíamos todos, pero ahora hay incluso estudios que nos dicen que el nuevo cliente de la hipoteca tiene un perfil muy distinto al de otros tiempos.
Cuando el mundo funcionaba en aquello que en otro tiempo llamábamos normalidad, el cliente típico de la hipoteca era una persona joven que después de consolidarse en su trabajo formaba una familia y pensaba, pro su estabilidad laboral, que no valía la pena pagar un alquiler cuando por el mismo dinero, o un esfuerzo suplementario, podía convertirse en propietario de su propia casa y dejar un pequeño patrimonio a sus hijos.
Hoy, ese individuo, verdadero pilar de la clase media, motor del consumo y soporte de la economía, ha desaparecido prácticamente, ya sea porque los jóvenes siguen viviendo con sus padres, porque formar una familia es u deporte de riesgo no menor que el parapente o el puenting, o porque la estabilidad en el trabajo se ha convertido en algo demasiado infrecuente.
El caso es que el Banco Sabadell ha hecho un estudio, seguramente para mejor determinar el objetivo de sus campañas publicitarias, y ha descubierto que el perfil ideal de un comprador de vivienda es un funcionario de 42 años. Y además, paga aproximadamente un cincuenta por ciento del importe de la vivienda al contado, lo que reduce la cantidad media solictada.
Lo que se me ocurre a mí con este análisis es que, de nuevo, se deja claro que vivir del Estado es más rentable que buscarse la vida, que hay que tener nietos en vez de hijos y, mucho me lo temo, es necesario esperar a heredar para comprarse una casa, porque la edad y el importe de lo que paga al contado a mí me huele a funeral, ya sea de padres o abuelos. Y no es que sea malpensado, sino que combinar datos con casuística vital y calendario a veces produce estos extraños monstruos.
Por lo demás, ya lo sabéis: el Euribor ha entrado en terreno negativo y mientras se aterrorizan los banqueros a los que les han anulado la cláusula suelo, los informáticos se frotan las manos, porque vete a saber qué se les habrá ocurrido hacer a los ordenadores con sus cálculos al tener que manejar ese signo.
No entiendo muy bien esto. ¿Tienen que hacer un estudio para determinar que el ideal es un funcionario cuarentón con una hucha de dimensiones considerables?. Ahora como tienen el dinero al 0% y la gente no tiene renta para pedir préstamos se dedicar a gastárselo en estudios absurdo. Porqué no añadir que el funcionario sea del grupo A de las oposiciones y tenga ya una segunda residencia pagada en la playa. Por pedir…
Sí, Marta, a mí también me parece una chorrada de estudio… 🙂
La verdad es que lo de los resultados de los estudios dependen de quién pague por ellos.
Yo me quedaría con lo de “42 años”. Éso sí que se asemeja a la media de edad de las personas que solicitan y se les concede la hipoteca.