Las hipotecas tienen grandes cifras, grandes letras, grandes cuestiones que todos entendemos, más o menos, y que son las que acabamos por usar a la hora de comparar hipotecas entre sí, pero mucho me temo que pocos se preocupan por leer realmente la letra pequeña, esa que al fin y al cabo es la que termina por encadenarnos a condiciones que desconocíamos.
Unas condiciones que en época de vacas gordas nadie echa en cuenta porque cuando el dinero fluye pocos se paran a mirar por que vías se les está escapando, pero que aparecen como una permanente espada de Damocles cuando las vacas empiezan a adelgazar y todos nos tenemos que agarrar a cualquier clavo ardiendo.
Esta letra pequeña es la que nos habla de la cláusula suelo, de la cláusula techo, de las comisiones escondidas, de la imposibilidad de permuta, etc., toda una serie de disposiciones que nos afectan, y mucho, cuando nos tenemos que enfrentar a la realidad de nuestra hipoteca.
Pues bien, ahora algunas asociaciones de consumidores están empezando a realizar algo realmente positivo por la ciudadanía, más allá del derecho al pataleo que en ocasiones funciona, como es el ayudarles a comprender el significado de la letra pequeña de las hipotecas que firman de manera que dejarán de estar indefensos ante los posibles abusos de las entidades financieras.
Esta iniciativa es realmente positiva ya que se trata de una acción proactiva para ayudar a los ciudadanos de verdad, de manera preventiva, para que no vuelvan a cometer el mismo error que tantos y tantos cometieron, ese error de no leer, o al menos no leer bien, la letra pequeña y quedar, por tanto, encadenados a un contrato hipotecario que no se esperaban.
De hecho, es evidente que a medida que la complejidad en los contratos financieros aumenta y la economía se ha convertido en el pan nuestro de cada día parece claro que se debería de reforzar esta asignatura en la educación obligatoria, convirtiéndola en una asignatura troncal, como pueden ser las matemáticas o la lengua.
Otro gallo nos cantaría si así fuera.
Las disposiciones de un contrato, son a veces de gran complejidad. Para evitar el abuso en algunas de sus cláusulas, habría que contar con el asesoramiento de un experto, lo que resultaría bastante costoso. No obstante hay partes del contrato, que por gravosas, onerosas y por sentido común, nunca deberían figurar en un contrato, y para eso están las Leyes que establecen que un desgraciado, muerto de hambres si roba una gallina pueda ir a la cárcel. Pues por lo mismo, entiendo que las cláusulas abusivas como su propio nombre nos indica no deberían figurar en un contrato y para eso están las Leyes, los gobiernos, los parlamentos y la justicia
Precisamente la economía se hizo compleja a proposito para que el ciudadano medio no comprenda el engaño que hay detrás de muchos contratos, productos financieros, etc..
Ya, pero la gente tampoco entiende otras cosas complejas, Y VOTA.
Así que ya que nos jorobamos con sus decisiones, que apechuguen ellos también con las consecuencias de su ignorancia.
Propongo.