La sociedad española se ha tenido que adaptar a las nuevas circunstancias sociales en las que se encuentra, y comprender que la tradicional voluntad de compra ha tenido que pasar a mejor vida ante la falta casi absoluta de concesión de créditos por parte de las entidades financieras españolas, que siguen empeñadas en guardar toda la liquidez posible para afrontar los tests de solvencia que se les vienen encima.
Por ello, el número de viviendas en alquiler sigue creciendo año a año, con familias que tienen que apostar por esta opción al encontrarse con que no pueden obtener la financiación que necesitan para su vivienda, y apostando por el alquiler antes de caer en la red familiar, tan importante en nuestra sociedad.
Esta creciente demanda de viviendas en alquiler provocaría, en una situación normal, un incremento, a su vez, del precio de las rentas mensuales, el cuál no se está produciendo, sí en términos nominativos, pero no en términos reales, que es lo realmente importante.
Este crecimiento de la renta por debajo del valor de la inflación se debe, sin duda a que cada vez más propietarios optan por colocar sus viviendas en el mercado de alquiler ante la imposibilidad de lograr deshacerse de ellas a través de la venta de las mismas.
Por tanto, en el mercado inmobiliario, o más concretamente, en el mercado inmobiliario de alquiler, se está produciendo una doble fuerza que está logrando mantener los precios de manera estable durante estos meses de crisis. Por un lado, la demanda crece y tira del precio hacia arriba, pero, por otro lado, la oferta también crece, tirando del precio hacia abajo, y compensando cualquier subida teórica.
Un escenario con el que hemos cerrado el año 2011 y con el que seguiremos durante todo 2012, a poco que la situación se mantenga como hasta ahora, como parece. Y es que el horizonte temporal de los tests de solvencia exigidos por el Banco Central Europeo, que tendrán lugar a mediados de este año, es demasiado restrictivo e importante como para que las entidades financieras se quieran jugar su presencia en el mercado por la concesión excesiva de hipotecas.