La CAM nos ha demostrado una vez más que nunca terminaremos de verlo ni de escucharlo todo, con una medida que ha levantado ampollas en el sector financiero por tratarse de algo que va en contra del sentido común y de cualquier política anterior.
Y es que la caja valenciana ha decidido ofrecer un 10% de descuento en la compra de las viviendas que comercializa su filial inmobiliaria a todas aquellas personas que traigan una hipoteca contratada con otra entidad diferente, o que, en su caso, paguen al contado.
Se trata de una medida desesperada en tiempos desesperados, ya que pretende dejar de ofrecer hipotecas y que, a cambio, la venta de las viviendas que acumula en su cartera por culpa de los embargos y desahucios no se vea afectada de manera negativa. Y es que la CAM no puede apalancarse más, y concediendo más hipotecas caería en esa condena del medio-largo plazo.
La consecuencia negativa, sin embargo, es que la concesión de hipotecas es uno de los negocios fundamentales de las entidades financieras y el decidir no utilizarlo nunca más no es sino una muestra de rendición ante los mercados y ante las circunstancias.
En este escenario no sería descabellado pensar que la CAM acabara saliendo de las reglas del juego en breve, condenada por su mala gestión previa, porque una entidad tendrá muy difícil mantenerse en el mercado si no cuenta con las herramientas de beneficio habituales.
Por otro lado, en el juego de la venta de viviendas también lo tendrá complicado, ya que los compradores que quieren lanzarse, y pueden hacerlo, a la compra de una vivienda lo que necesitan es financiación y no un descuento del 10%, así que esta medida acabará por pasar factura, sin duda.
Además, la actitud de la CAM coincide con las palabras del director de estudios de la Caixa, que ha afirmado que para poder salir de la crisis como país se necesitará que algunas entidades financieras queden en el camino, y me temo que la CAM tiene casi todas las papeletas compradas, en una clara muestra de que la gestión política de una entidad financiera es algo nefasto a todas luces.
La CAM es un desastre de caja de ahorros. En mi pueblo ya cerraron una oficina y los trabajadores de la otra temen por su futuro.
No me extraña nada que se hunda. Por que aún en el tiempo de la bonanza económica trataban a sus clientes bastante mal.
Tuve mi nómina allí y un día fui a sacar dinero en la ventanilla porque el cajero no funcionaba y me trataron muy mal. Meses más tarde, volví con mi marido que tenía una importante suma en el banco y nos ofrecieron un café. Como él estaba al tanto de todo, dijo que no quería el café gracias, pero que quería su dinero que tenía prisa. El gerente no sabía que hacer para hacernos la pelota, pero no funcionó. Al día siguiente pasamos a recoger el montante de la venta de una vivienda y lo llevamos a otro banco.
Me sentí como Julia Roberts en Pretty woman cuando le dije que me habían tratado fatal por que mi nómina era muy humilde.