¿Conocéis a Thomas Carlyle?
Escribió una obra titulada LOS HÉROES en la que se habla de la importancia de los líderes para el destino de las naciones. Carlyle sostiene que el héroe, o el hombre destacado, POR SUU FUERZA, SU TALENTO, O SU CREATIVIDAD, es como el 1 que da sentido a todos los ceros que van detrás, que seríamos el resto.
Es una manera un poco burda (mucho) de explicar una obra tan impresionante, pero espero que sea suficiente para entendernos. Si el uno se coloca delante de todos los ceros, la cifra resultante es millonaria, pero por cada cero que ponga delante de él, disminuye diez veces el valor del conjunto. Y los ceros, según Carlyle, cuando no saben estar en su sitio, son eso y sólo eso: ceros.
Esta teoría, abandonada hoy en día por poco democrática, se enfrentó desde siempre a la idea de que son los pueblos los que forman a los líderes, por lo que cada pueblo moldea o forja sus grandes hombres según la necesidad del momento; si os apetece leer algo más sobre esta tesis opuesta podéis echarle un vistazo al epílogo de Guerra y Paz, de Tolstoi, por ejemplo.
A los cantamañanas que dicen que todos somos iguales, permitidme que les dedique una línea de silencio.
¿Y esto a qué viene?
Pues a la impresión de que cada pueblo parece abocado a regresar a su propia esencia, como si de verdad existiera aquello del destino en lo Universal, que decía el abuelo Paco. Y lo peor de todo es que, si es verdad, la nuestra parece ser la de colocar a toda costa los ceros delante, porque al que tiene talento, para lo que sea, no se le deja llegar a líder de ningún modo.
El odio español al que es mejor, el odio a la inteligencia, el desprecio al esfuerzo y el ansia cainita de machacar a cualquiera que destaque nos han llevado dando tumbos poo la Historia, una veces con más fortuna y otras con menos, pero siempre apegados a la boina, la pandereta y el moquero.
Alemania quiere mandar, y manda, independientemente del número de guerras que tenga que ganar o perder para conseguirlo. Y cuantas más pierde, más manda.
Los anglosajones quieren hacerse ricos y se hacen ricos. En los andurriales del oeste americano, en los desiertos del quinto carajo australiano o donde crezca cualquier cosa o haya cualquier piedra que pueda valer un duro.
¿Y nosotros?, ¿qué distancia real hay entre el Lazarillo de Tormes, o el Buscón, y el adolescente cuarentón que sigue en casa, el concejal que recalifica a sueldo o el chapuzas que compatibiliza el paro con los trabajillos en negro que vayan saliendo?
A veces, creedme, tengo la impresión de que sólo nos ponemos en marcha cuando viene el lobo detrás. Los tiempos de paz y prosperidad nos devuelven a nuestro ser: el del que se levanta después de un aplauso para silbar. Todos lo habéis visto alguna vez. ¿Y creéis que ese elemento silba al torero, al futbolista, o al cantante? En absoluto, porqué él también aplaudió antes.
Silba al plauso.
Mientras el que se ha hecho rico con su empresa tenga que ocultarlo para que no llamen de todo y salga, en cambio, en la tele el que se hizo rico robando, o encamándose con según qué momia, seguiremos como estamos.
O peor, porque cada día que pasa influye más la capacidad de competir con lo de fuera.
Lo de silbar al aplauso ocurre desde el colegio. ¿Por qué se descalifica al chaval que saca sobresalientes diciendo que es un empollón y se le ridiculiza caracterizándole con unas gafas de culo de botella y una personalidad un tanto huraña? ¿No sería mejor ensalzar sus virtudes para que sus compañeros se parecieran a él? Lo de hundir al que destaca no es algo innato, sino aprendido. Los niños lo aprenden de sus padres, y así vamos repitiendo comportamientos hasta la saciedad.
En el colegio era de los primeros de la clase y me hacían ‘mobbing’, pero como ni se llamaba así, te tenías que callar porque parece que sacar buenas notas era peor que robar no matar.
Me escupían en el asiento, me empujaban por los pasillos, me marginaban… Yo siempre quise pasar desapercibida y ser una más pero cuando pasas 14 años en el mismo colegio no hay manera.
Pues yo era de las últimas de la clase, pero me hice amiga de la empollona. Un día nos pusimos a hablar en un recreo y vi que no era una persona rara. Simplemente, que desde pequeña parecía tener las cosas claras, y eso entre tanta bruta que había en mi clase, era como ser tuerto en el país de los que ven de maravilla.
Yo tengo una teoría sobre el cambio de actitud hacía los que destacan culturalmente. El “homo lectoris” ha sufrido una evolución de unos siglos a esta parte que queda reflejada en nuestra formación. En la época clásica, la lectura era un lujo muy apreciado, reservado para una minoría. Los parvulitos que aprenden a leer antes, son admirados por el resto de preescolares y la maestra los distingue con una pegatina de color azul. Después, conforme se toma la primera Comunión, llega la época del oscurantismo. Como si se tratase de la Edad Media, se exterioriza el orgullo de la indiferencia por todo. No sólo no se lee, sino que se persigue al lector pagano para quemarlo en la hoguera del bullying a gritos de “empollón, empollón”. Sin embargo, llega la Ilustración de todo escolar: el Bachillerato. “El rincón del vago” se queda corto para participar en las conversaciones de cafetería y la curiosidad lleva a los adolescentes a leer los best-seller antes de que los estrenen en el cine.
Ya, Joseba, pero si las conversaciones de cafetería se empobrecen, y le aseguro que se han empobrecido, sobre todo en la Universidad, el que lee y sabe algo distinto acaba pareciendo un friki, ¿ o no?
Pero mejor ser un “friki” que no un mediocre que se traga el GH o cualquier otra porquería televisiva. Y lo digo con el ánimo de ofender a todo el que se dé por aludido, porque estoy harto de quedar siempre con un bicho raro al que todos (los aludidos ofendidos) toman por excéntrico.
Tienes razón Mcdonut. De ser un friki s epuede vivir, peor de ser un mediocre se come mal, proque hay mucha competencia…
🙂
¿Mucha competencia? No te creas. ¿Cuántos grandes hermanos van en no sé cuántas temporadas? Pongamos que cien. Cien es una competencia mínima comparada con los cientos de fontaneros, electricistas, obreros, oficinistas y demás que tenemos todos por competidores. A mí no me extraña que la gente vaya a gran hermano, aunque sólo sea para ganar un par de decenas de miles.
Poner como ejemplo al que no hace nada es, en el fondo, mucho más cómodo, porque imitarlo sale gratis.
Yo creo que es por eso.
Hay filosofías enteras, y religiones, que se basan em mirar al sol y no dar palo al agua.
Y creo que es por lo que tú dices.
La culpa de todo esto la tenemos los padres, siento decirlo. Lo de ridiculizar al empollón comienza desde casa; todos les decimos a nuestros hijos que saquen buenas notas, pero cuando vemos a un chaval estudioso y “formal”, no falta quien se ría de él o lo critique. Yo esto lo he escuchado en la puerta de los colegios más de una vez.
Y por supuesto, al que en nuestra empresa trabaja constantemente en lugar de leer la prensa o chatear, también le dejamos fuera y le ponemos verde, y por supuesto nos reímos de él cuando no le echa cara dura como los demás.
Es normal: es aquello de la zorra y las uvas…
Pues en la empresa donde yo trabajo, al que se mira mal es al compañero que es capaz de pisar al de al lado, dejarlo en evidencia delante de los jefes, ponerle una zancadilla o cosas parecidas. Al que trabaja, se le deja en paz, pero al que quiere subir a costa de los demás, se le echa mal de ojo.
Siempre me he preguntado qué tiene que pasar para que el destino te ponga como presidente del Gobierno. ¿Eres mejor que el resto? ¿Tienes más capacidad? Evidentemente no. Quizá influya el hecho de estar en el momento justo y en el lugar adecuado. O puede que también influyan las zancadillas que les han puesto al resto de candidatos. O tal vez es que destacas por tu mediocridad y eso es lo que ha hecho que los demás te consideren menos peligroso, por lo que has podido alcanzar más cómodamente el puesto.
Si damos la hipótesis de Ladríllez como válida, lo cual no sería nada descabellado, es evidente que los que mandan son puestos a dedillo en función de su capacidad para hacer nada. El caso más flagrante y actual es el de ZP. Podía haber copiado el modelo alemán hace años, no ahora, después de haber tirado el dinero con el Plan E y con todas las otras medidas “taparrabos”, que tampoco le salvarán el culo.
Ya lo dijo Ladríllez en un post hace tiempo. La empresa privada paga muchísimo mejor que la empresa pública. Así pues, las personas más preparadas y con mayor eficiencia están a nómina de las multinacionales. Los que quedan y los que quieren mangonear, para administrarnos a nosotros.
Siempre cargamos contra los funcionarios y estoy seguro de que los hay eficientes y responsables, pero el otro día fui a hacienda a hacer una gestión y estuve hora y media esperando con solo 7 personas delante de mí. De los 4 puestos que había de atención, dos estaban vacíos porque estaban desayunando (ojo, ¡hora y media!). No doy crédito.
Pues prueba en el ayuntamiento, o al menos en el mío.
O no están, o si estñán hacen corro hablando entre ellos y dándote la espalda para que no lesd puedas llamar…
Desde luego que los hay eficientes y responsables, Nacho, pero esos intentan pasar desapercibidos para que no les hagan “moobing”. Exactamente como cuenta “Desde el Paro” que le pasaba en el colegio. En realidad, que ocurra esto no hace más que reafirmar lo que nos cuenta nuestro querido Ladríllez.
ahora ponlo a nivel econñómiuco, y verás: ¿Por qué está tan mal visto ser ico?
¿No os dais cuenta de a lo que cionduce eso?
El que tiene dinero, en vez de invertyirlo, prefiero esconderlo.
Estar en el lugar oportuno, en el momento oportuno, eliminar al que te haga sombra, que la alternativa sea nula y que te eche una mano el que te la tiene que char, aunque en este caso lo de la mano y de quién se la echó es mejor no hablar…
¿Una mano o una bomba?
Habla claro, Ladríllez…
No me busques movidas, anda…
Esta sociedad es hipócrita porque te enseña que hay que ser estudioso, bueno, cumplidor, honrado, etc., para luego premiar socialmente a los que no lo son haciendo que esté mejor visto y que “mole” más portarse peor siendo un pringado el que sigue las normas.
Esta dualidad no es buena en ningún sentido porque te educan para seguir el camino recto pero cuando sales al mundo real las reglan son otras y si no eres pícaro o malitencionado eres un idiota que no sabe de qué va la vida, haciendo que la gente honesta se sienta mal por ello y por no adaptarse.
Me refcuerda usted que tengo que hablar un día de incentivos y motivaciones.
Gracias
A mí ese tema me interesa, Ladríllez, porque en la empresa para la que trabajo los hay y a mí jamás me han concedido uno. El año pasado dieron un viaje como incentivo a un grupillo de compañeros que yo me quedé alucinado: de los 3 que se fueron, 2 no han hecho ni el huevo en los años que llevo en la empresa. El otro, una chica, sí, la verdad es que es curranta como la que más y se deja la piel en el día a día.
A mi tambien me interesa, asi que estare deseando leer ese articulo sobre incentivos y motivaciones porque muchas veces parece que solo hacemos las cosas esperando ver que obtenermos a cambio. Por cierto, totalmente de acuerdo con Gonzalo.
Me pongo a ello. Pero no esperéis maravillas, que ya sabéis que hay romos y tomos al respecto..
Mi marido es directivo en una cadena de televisión y es incríble lo que tiene que lidiar a diario. Ahora mismo está intentando que echen a una persona que, además de no cumplir ninguno de los objetivos marcados en su puesto, pasa facturas de 600 euros mensuales para ir al trabajo en taxi (y encima llega tarde). Mi marido va en tren a trabajar y llega antes de su hora, pero no puede hacer nada porque esta persona está enchufada por un jefazo.
Lo peor, Itziar, es que lo que comentas no se quede en una anécdota o en algo extraordinario. Lo peor es que he visto situaciones similares en más de una ocasión y me apuesto algo a que lo mismo le ocurre a más de un lector de esta web. Evidentemente, lo mejor sería que estas situaciones no nos definiesen como pueblo, pero lamentablemente creo que sí nos definen.
Así es, Gonzalo. Y además añadiría que la incoherencia entre lo que aprendes de pequeño y lo que te toca aprender de mayor te hace desconfiar de todo cuanto te quieren inculcar. Al menos, a mí me sucede. Con los años me he convertido en un escéptico, especialmente frente a aquello que recibe el beneplácito de la mayoría.
Venga a verme.
Soy campéon regional de natación contracorriente
🙂
Desde siempre hemos sido el país del enchufe, en donde lo más importante es conocer a quien te pueda colocar (laboralmente) y no el propio conocimiento, aptitud o actitud para el puesto de trabajo. Como resultado tenemos empresas ineficientes e ineficaces y políticos que no saben tomar decisiones. Lo peor del caso es que nosotros no hacemos nada para cambiar lo que tenemos. Será que tampoco nos va tan mal.
Es que no nos va mal. Nos va de lujo: sdi compraramos lo que se hace con lo que se tiene, es la leche…
Aquí lo que ocurre es que, como se apunta en otro comentario, la gente con talento pasa totalmente de formar parte de la política, porque se gana mucho menos dineroque en la empresa privada y se está siempre expuesto a ser destrozado por la opinión pública, sobre todo si eres honrado y pretendes hacer las cosas bien. Así que en los puestos que dirigen el país, tenemos a un montón de incompetentes que se piensan que la masa somos una caterva de bobos y que necesitamos de su sapiencia para dirigir nuestros destinos. Así de bien nos ha ido con ellos…
Lo preocupante del asunto es que a veces sí que parecemos bobos, porque no protestamos, no alzamos la voz para hacer oir la opinión del pueblo, un pueblo que les ha elegido como representantes. Deberíamos ser más activos y que se diesen cuenta de que no somos una masa manejable.
la actividad está reñida con la democracia representativa.
Y si le digo la verdad,, a mi no me gustaría NADA que nos gobernasen las pancartas…
Por cierto, se prevé una manifestación de los sindicatos para el día 12 de diciembre. Según el Gobierno, es para que “expresen su malestar”. Me imagino que apenas tendrá repercusión, pero lo comento al hilo de lo que dices, Nacho. Los sindicatos quieren calma y hasta cierto punto es comprensible. Las tensiones entre la ciudadanía tampoco pueden conllevar a nada bueno.
Mas que bobos, yo diria que borregos…es mas facil protestar porque nos quitan el botellon, que porque nos lleven a la ruina….me pregunto en qué piensa la juventud de este pais, no se dan cuenta de lo que se avecina??
agarremonos los machos que segun los entendidos, las subidas del euribor comienzaran antes de lo que se piensa…
En marzo, me pronosticó Ladríllez “in person” un día.
🙂
en marzo, insisto.
:-/
Tienes razón, Andoni. Me has hecho pensar en qué pasa con la juventud de este país. Lo más normal, al menos para mí, es que los estudiantes de las facultades de Economía o de Empresariales se echasen ahora mismo a la calle. No entiendo su inactividad. Será que están muy ocupados con el botellón que mencionas. Y así vamos.
Un tema bastante interesante, gracias por plasmar estas líneas.
Desafortunadamente y en otros casos afortunadamente la idiosincrasia que esta en los individuos de una nación es heredada de generación en generación; no hace falta ir muy lejos yo veo a un amigo que tiene un padre sumamente soberbio y hasta cierto punto violento , y el hijo ha comenzado a comportarse igual que él , y lo peor de todo es que esto es bien visto por la sociedad ( mexicana en este caso , pues yo vivo en esa nación) ; pues el jefe de familia debe de ser alguien que imponga autoridad , no se quiere aquel hombre cabal ,prudente, sagaz, nooooo; se admira al violento , al que tiene sujeta a su familia , aquel indocto de todo tema . Bueno ahora saben porque México sigue siendo un país subdesarrollado , pues esa es la ideología aceptada por los ciudadanos de mi país.