Responsable final de la deuda hipotecaria, llorando en la caja de seguridad de un banco, donde fue depositado como aval.
Se os van a poner los dientes largos: allá por los años veinte, Henry Ford pagaba a los trabajadores de su fábrica de automóviles el equivalente a lo que actualmente serían ciento cincuenta euros diarios. Al final de mes, un obrero de su fábrica podía llevarse a casa el equivalente a seis mil euros actuales.
Sus competidores se burlaron entonces de él y en vez de combatirlo decidieron esperar tranquilamente a que se arruinase. Aún siguen esperando, bajo las flores.
Lo de Ford no era magia negra ni mucho menos: al ofrecer salarios superiores logró que los mejores especialistas y los trabajadores manuales más cualificados de todo el país compitieran como locos por trabajar para él. Mientras los demás perdían horas de trabajo en huelgas y conflictos, Ford trabajaba todos los días del año a tres turnos y ni siquiera las convulsiones de la ley seca consiguieron detener sus factorías. Además, consiguió meter en la cabeza a la gente que un coche era algo necesario y venderle uno a cada uno de sus empleados, con lo que, por otro camino, recuperó parte de lo gastado. Cuando su procedimiento se popularizó en Estados Unidos, se creó la clase media y esto hizo posible, con otras circunstancias que no es lugar para entrar a describir, el nacimiento de una nueva superpotencia.
La idea, resumiendo, consistía en fomentar el consumo pagando buenos salarios, porque el que gana mucho acaba gastando mucho.
Actualmente, a mi juicio, la idea es la contraria: se trata de conseguir que los demás paguen buenos salarios para que compren tus productos, mientras tú produces en China o en Macao. El capitalismo actual se basa en vender en Occidente a precio de oro lo que se ha producido en Oriente a precio de risa. Ahí es donde está el margen más que en la innovación o en la mejora técnica.
El inconveniente es que sólo se puede vender en Occidente a precio de oro mientras alguien pague salarios de oro en Occidente, y como algunas empresas se marchan, las que quedan ven que si siguen pagando tan buenos salarios como antes no podrán competir con las que se han ido. Y si en Occidente se dejan de cobrar buenos salarios, no valdrá la pena seguir vendiendo en Occidente. El único camino para competir con Chna es hacerse chino. Pero ellos tienen mucha más experiencia que nosotros siendo chinos, así que tampoco.
La cosa está tristemente clara: si tengo una empresa y pretendo vender mucho, desearé que se paguen buenos salarios para que la gente tenga dinero. Por eso algunas grandes corporaciones apoyan a los movimientos sindicales de Occidente mientras ellas se van a toda prisa a producir a otro lado.
Su mecanismo se describe muy fácilmente: la prosperidad está en pagar mucho, pero que lo paguen los demás. Filosofía de piojo, ya veis.
Siguiendo este sistema, podremos comprar barato durante unos años, mientras no se haya estabilizado el bajón, pero luego, o ahora mismo, no tendremos con qué seguir comprando, porque el currante que entraba en nuestra tienda se fue al paro, el ganadero mató las vacas por una subvención, el agricultor arrancó las viñas (también por una subvención, qué curioso) y hasta el dentista se quedó sin clientela.
A esto se le llama hipotecar el futuro, a tipo fijo, y a sabiendas de que no lo vamos a poder pagar. Es una hipoteca vital y lo que se deja en prenda es el sudor y el bienestar de los hijos.
De todos modos no os preocupéis, que no es tan grave: ¿a nosotros qué más nos da lo que pase con la industria productiva si por aquí sólo hay bares y funcionarios?
Estoy muy de acuerdo con la última frase. Igual todavía no exclusivamente hay bares y funcionarios, pero dentro de poco será lo único que habrá. Si me fijo en mi grupo de amigos de toda la vida, que seremos unas diez personas, cuatro son funcionarios o aspiran a serlo. ¿Os imagináis un país con un 30 o 40% de funcionarios respecto del total de trabajo existente?
La burocracia es un monstruo retroalimentado, y sei se le deja, lo devora todo.
El panorama que pinta, señor Ladríllez, es cuando menos desolador. Me parece muy acertado y basado en hechos, pero desolador. Bajo esta perspectiva a los currantes no nos queda otra que trabajar para el Estado –hasta que éste también se agote- o esperar a que venga un Ford a “inventar” una nueva clase media, que se llamará de otra manera.
Estamos inmersos en una era de cambios con las nuevas tecnologías. Algo tendrán que decir éstas respecto a nuevos cambios en la producción, en la inversión y en el futuro de los trabajadores, digo yo. ¡Algo esperanzador!
¿Esperanzador? Con estas perspectivas, lo único que se puede esperar es que cada vez sean menos necesarios los trabajadores, ya que la mecanización de la industria y la mejora de las tecnologías está siempre encaminada a reducir el tiempo de producción y, por supuesto, los costes. Y esto incluye la mano de obra. Los únicos puestos de trabajo que van a tener futuro a este paso van a ser los dedicados a cuidar a los niños y a los ancianos, que cada vez son más y cada vez tenemos menos tiempo (y ganas) de ocuparnos de ellos.
Lo gracioso del tema es que cada vez se necesitamenos a los trabajadores, pewor no se ha inventado un sistema nuevo por el que la gente pueda vivir sin trabajar…
No se puede pretender que consumamos a nivel del año 2009 con salarios de 1.990. Es lo que ha estado ocurriendo los últimos 10 años: que pasaban los años y los precios subían y subían (y con lo del euro, para qué vamos a contar), mientras que los sueldos subían el IPC… los que tenían suerte; bueno, y los ejecutivos, claro. Con esta coyuntura, la única manera de adquirir bienes de consumo cuyos precios habían subido tanto era hipotecarse, y es lo que hacía la gente. Se hipotecaban hasta para irse de vacaciones. La actual crisis no es más que la consecuencia de todo este tinglado.
Muy bueno el sarcasmo de la última frase, Ladríllez. Nos creemos que la deslocalización progresiva de la industria europea no nos afecta porque nuestra economía está claramente terciarizada. Pero, ¿quién mantiene una economía de servicios? Los turistas que nos visitan son en su mayoría europeos, de los países cuyas fábricas están cerrando. Si bajan sus ingresos, ¿creéis que querrán venir aquí a gastarlo?
Esto ya lo estamos experimentando en nuestras carnes desde el año pasado: cada vez hay menos turismo extranjero (la crisis afecta a casi todo el mundo), cada vez los turistas gastan menos cuando vienen… El descenso de los ingresos por esta actividad en nuestro país es muy peligroso, habida cuenta de que aquí, por lo menos en los meses de verano, muchísima gente vive de aquéllos que vienen a buscar sol, playa y fiesta. Y no sólo es por causa de la crisis: la industria del turismo está matando la gallina de los huevos de oro construyendo de manera salvaje en las costas, contaminando las playas e inflando los precios a nivel europeo.
Es cierto, en parte en mi opinión, porque una de las gallinas de los huevos de oro no son los turistas de temporada, sino aquellos de todo el año: los jubilados. Ingleses y alemanes, mayoriatriamente, cada vez más vienen a España a vivir. Se compran una casa y a disfrutar de sol y playa. Sólo queda que también paguen aquí sus impuestos.
Tengo la esperanza de que se cumpla lo que ya comentaron por aquí no hace mucho: que los grandes empresarios tengan un poco de conciencia y se acuerden de sus países. ¿De qué les servirá tener esos cochazos si no podrán ir por la calle?
Pueden slir a la calle cambiando de residencia. Hay muchos que se han idoa vivir a Tahilandia, no te creas…
Ya bueno, pero la tierra tira mucho. Llámame inocente, pero yo creo que la gente todavía conserva unos valores. Por mucho que puedan huir a otro sitio a vivir, no creo que sea agradable ver como se hunde el país que te ha visto nacer.
Además de por los hijos que aún no tengo, la industria productiva me importa porque como se vaya al garete no voy a cobrar ninguna pensión dentro de 40 años.
Ladríllez, ¿entonces crees que el modelo está agotado? Creo que algún día sería interesante escribir sobre si el actual sistema económico está acabado, por qué y cuál podría ser el futuro.
Creo que uno de los objetivos no esperados de este blog (y muy acertado) ha sido precisamente el de la discusión, al menos en las últimas semanas, sobre si el capitalismo está sobrepasado, vencido y machacado por él mismo. Y la opinión predominante, creo yo, es que sí, que está acabado, pero que aún le queda bastante tiempo de colear y que aún no hay un sistema sustitutivo.
¿Nos brindarán un post sobre el tema, señores blogueros?
El problema no es si el modelo está agotado; yo considero que la respuesta a esa pregunta es claramente: sí. Pero a pesar de que esté agotado, hay que seguir viviendo de él porque sencillamente no conocemos otra manera de salir adelante, y aunque la conociéramos, los que manejan el cotarro no nos iban a permitir el cambio, ya que para ellos la situación es ideal. Esto me recuerda a las palabras del escritor Emilio Lledó, una de las mentes más preclaras de nuestra sociedad: él decía hace tiempo que hace falta una revolución social, no violenta pero sí necesaria. Si el sistema termina por reventar será el momento de dicha revolución, pero mientras sigamos tirando (aunque sea con migajas), nadie va a mover un dedo.
Yo puedo estar de acuerdo con usted, soempre que esa revolución no pase por robar.
Cuando el cambio comienza enun atraco, desconfío.
Hace poco hablábamos un grupo de amigos acerca de este asunto, y después de mucho comparar esta situación con momentos similares de otras épocas, llegamos a la conclusión de que algo debía de haber cambiado en la sociedad. En situaciones de crisis (entendiendo por crisis la falta de confianza, de esperanza o de futuro, no las dificultades, que eso son consecuencias) de otros momentos de la historia, los hechos habrían desembocado ya en disturbios, huelgas, manifestaciones, revoluciones…
¿Qué nos pasa a los ciudadanos del siglo XXI? ¿Debemos esperar a que explote todo para quejarnos de verdad?
Los medios de masas y el Estado del bienestar nos tienen amodorrados. Como bien han dicho antes, la oligarquía no va a permitir un cambio a un sistema en el que ellos pierdan su dominio. Así pues, por desgracia, todos los cambios tienen que ser violentos. Y la gente no quiere sangre, al menos hasta que deje de tener pan.
Muy interesantes todas las opiniones. Rubio, buen apunte el de los medios de masas, que se tienen poco en cuenta y son herramientas de consolidación del sistema. Es como en el libro de 1984, en cuanto alguien se sale de los cánones marcados por el sistema, se le acusa de terrorista y se pone a la opinión pública en contra de dicha persona (que quizás tenga buenas intenciones, quizás las tenga malas…)
Esa misma conversación la tenía yo con unos amigos en una cena, Dioscoro. En Vigo sí vemos cómo salen a la calle los trabajadores del sector del Metal, pero no parece tan significativo porque Vigo siempre ha abanderado protestas violentas de los trabajadores en distintos sectores. Lo cierto es que en otras épocas ya tendríamos a la gente en la calle, a nivel general, como ocurre en Francia. Creo que tengo que darle la razón a Rubio cuando menta a los medios de comunicación. En ellos vemos a los sindicatos, tan tranquilos con la que está cayendo. Si no fuera por los medios, sí, no habría tanta tranquilidad en el ambiente.
Lo que nos pasa, sencillamente, es que ya formamos parte del sistema. La gran mayoría de la población mundial está viviendo en la pobreza, y los que formamos parte del primer mundo somos los ricos, en realidad, aunque no tengamos conciencia de ello. Por esta razón, la revolución violenta no la tendríamos que hacer nosotros, ya que saldríamos totalmente perjudicados y perderíamos lo que tenemos; y si la llevan a cabo aquéllos que realmente no tienen nada que perder, pues ya podemos empezar a temblar.
Lo que hizo Ford fue establecer un sistema rotatorio para que el dinero que él se gastaba en pagar los sueldos altos de sus trabajadores volviera de nuevo a sus manos cuando éstos le compraban el coche. Esto me recuerda algún caso que he conocido en el que un trabajador está “obligado” a contratar o comprar los productos de su propia empresa.
Por ejemplo, creo recordar el de un empleado de una caja de ahorros y el de otro de una cadena de grandes almacenes de todos conocidos: estaban obligados a tener cuenta abierta en la propia entidad para el pago de las nóminas. Así, el primer movimiento del dinero siempre era de ida y vuelta a las mismas arcas. Quieras o no, eso tiene un beneficio para la empresa, digo yo.
Hemos pasado de una economia de “emprendedores” a una economia de “especuladores”. La antigua colonias industriales y las empresas paternalistas si bien pedían mucho a sus trabajadores, les correspondían el esfuerzo mediante dinero y/o prestaciones. En muchas colonia el “amo”, ponía la guardería y “permitía” que las madres fueras a ver a sus niños durante el horario laboral…
“Explotaban” a los trabajadores puede ser, pero muchas de las ventajas sociales de hoy ya existierón en muchas empresas antes de que el consumismo las llevo al productivismo a toda costa.
Muchos de estos imperios se desmantelaron y/o pasaron en manos de administradores regidos por la cultura del beneficio a toda costa (fondos de pensiones americanos, magnates especuladores…)y así les va ahora…
Lo perverso de esta economia de especuladores es que estos gigantes llevan décadas pidiendo al Estado que no se meta en sus asuntos porque todo les iba muy bien sin el… y ahora están todo reclamando a gritos que el Estado reparta su apreciada y obligatoria ayuda… Muy sútil.
Ahora bien, que intervenga el Estado, vale. Peo al menos que se asegure que el dinero sigue el caminoque tiene que seguir!! Que el dinero que da a los bancos para que presten se reparta de verdad en creditos. Que las Pymes, los autónomos no se queden apartados de las ayuda. Y que los curreles, perdón la clase media, pueda esperar tener un sueldo digno para poder comprar lo básico.
Al hilo de esto me surge una pregunta. ¿Qué condiciones pone el Estado a los bancos a los cuales presta dinero? Uno de nuestros blogueros decía hace unos días que el problema del préstamo hipotecario es asegurar que se va a devolver una suma tan elevada y que por eso se garantiza con un bien inmueble y con los bienes presentes o futuros.
Así, dado que en el caso de estos préstamos a los bancos también se prevé esa dificultad, pues hablamos de cantidades “multitrillonarias”, ¿cómo se garantiza la devolución al Estado?
Es decir, haciendo una comparación algo amplia: ¿los bancos se hipotecan con el Estado? ¿Qué ponen de garantía? ¿Qué pasa si no pagan/devuelven los préstamos?
Para responderte a esa pregunta, me remito a las fotografías que se hizo el presidente del Gobierno con los representantes de la banca cuando firmaron un acuerdo para inyectar liquidez en el sector financiero español. El acuerdo tuvo dos reuniones importantes que fueron fotografiadas por los medios de comunicación. La primera foto nos mostraba a todos los asistentes, junto con el presidente del Gobierno, sentados cómodamente en sillones, como tomando el te. En la segunda, todos aparecieron en mesas de trabajo, cuasi pupitres, alrededor de Zapatero. Moncloa quiso escenificar un cambio de actitud desde la colaboración hacia la exigencia. ¿Has visto más fotos? Seguramente no las veamos. Un banco no se gasta millones de euros en su imagen para que el Gobierno se la cargue en dos reuniones. Y te llamo la atención sobre una cosa, lo primero que hace el Estado con los bancos es invitarles a tomar el te.
Ya te digo… tomando el té para que al final se la cuelen cómo siempre.
Podría tomar ejemplo en algunos de sus compis “progresistas”.
A principios de los 80 cuanto Francia salia de las “30 Gloriosas” para meterse en un principio de recesion, el Estado nacionalizo entre otros unos cuantos bancos para poder tenerlos a raya.
Ahora mismo Obama, en un pais que no tiene por costumbre nacionalizar empresas asi como asi, pilla GM y la nacionaliza para salvarla de la desaparición total…
Lo que falta aquí es un par de h…s para dar un puñetazo en la mesa y poner unas reglas claras con las cuales todos tengan que cumplir para el Bien General, empezando por los bancos
Con lo cual, de lo que dices debo deducir que lo que les dijo Zapatero no debió de gustarles. Es decir, que o los metió en vereda de alguna manera o los amenazó con meterlos. Me sigue quedando, de todos modos, en el aire la respuesta. ¿Cómo articula el Estado los préstamos que está haciendo a los bancos y qué obligaciones –en el sentido contable del término– adquieren éstos al suscribir esos acuerdos?
El Fondo de Adquisición de Activos funciona a través de subastas. En realidad, el Fondo convierte al Banco de España en un agente de mercado más, pero en este caso en un agente de mercado “bueno” que se queda con los activos que las entidades financieras a la de tres. Es decir, el Banco de España suple la principal función de los mercados internacionales de capitales, que son la compraventa de activos financieros con ánimo de difuminar el riesgo de estos activos. Para el banco, se trata sólo de adquirir liquidez a un tipo de interés no excesivamente caro.
Si trasladamos este ejemplo a una empresa con bienes normales y no financieros, equivaldría a decir que la empresa tiene un stock inmovilizado, no puede colocarlo en el mercado y generar ingresos, por lo que no puede pagar a su vez a sus proveedores. Si le compras una parte del stock, la empresa genera liquidez y paga a sus proveedores y se reactiva parcialmente el mercado. Esa es la lógica que reside en el Fondo.
Con lo cual, Carol, el Estado se queda durante un tiempo con todo aquello que no tiene cabida en el mercado. Te agradezco la información, pero sigue sin quedarme clara la segunda parte del mecanismo: ¿qué ocurre cuando el banco no paga al Estado si éste le requiere para que devuelva lo recibido?
El banco adquirirá alguna obligación, digo yo… ¿O es una subvención a fondo perdido?
A ver si aprende alguna empresas española y empieza a romper el mercado con sueldos altos, pero… sinceramente… no me imagino a ningún empresario español haciéndose eco de la filosofía fordiana. Aquí somos más de sol, playa, fiesta, jornadas de trabajo interminables, hipotecas altísimas y despidos masivos para luchar contra una crisis.
Lo de los sueldos lo veo muy complicado, pero quizás muchas empresas podrían empezar a mejorar ciertas condiciones que significarían un cambio a mejor en la vida de sus empleados. Por ejemplo: flexibilidad horaria, guarderías en el centro de trabajo o cerca de él, seguros médicos subvencionados, facilidades para trabajar desde casa… Ya sé que hay empresas que ponen a disposición de sus empleados este tipo de servicios, pero me parece que son las menos. Esto, además, repercute siempre en favor de la empresa: sus empleados trabajan más a gusto y mejor, y la imagen de la empresa sube como la espuma.
Ay, Mesalina, dónde están esas empresas porque yo, con una trayectoria de varias empleos, aún no he visto ninguna así. Que me digan que no sólo les envío el curriculum vitae, sino que me presento allí y de allí no salgo hasta que me contraten. Haberlas hailas, como dicen en mi pueblo, pero yo por ahora no las he visto nunca.
En la industria del automóvil norteamericana se han estado pagando unos sueldos altísimos a los trabajadores hasta el año pasado. ¿Qué ha ocurrido? Pues que ha reventado, pero no creo que haya sido por los sueldos, sino porque en la actual situación a mucha gente le es imposible pagar lo que vale un coche nuevo, y esto hace imposible ya no pagar esos sueldos, sino incluso mantener los puestos de trabajo. Y hablando de coches: ¿alguien se ha dado cuentaque compré hace 7 años , y por el mismo precio ahora me podría pagar uno bastante mejor. No puedo evitar tener una sensación de engaño: ¿mi coche valía mucho menos y yo pagué como un primo?
Y el engaño, querido Mariano, no se queda ahí. ¿Alguien se ha parado a pensar por qué los coches de antes duraban tantos años, mientras que los de ahora empiezan a tener “achaques” a los dos años? Es evidente que pertenecemos a la cultura del “usar y tirar”, y, sobre todo, del aparentar. Las empresas del sector del automóvil hace coches muy caros y con fecha de caducidad, para que sigamos consuiendo. Sin embargo, es posible que con la actual coyuntura empecemos de nuevo a cuidar nuestras pertenencias y hacer que duren, y así además haremos un favor al planeta, que ya no da abasto para tanta chatarra.
Perdón, mi comentario se ha cortado: preguntaba si alguien se había dado cuenta de que los coches habían bajado de precio de manera estrepitosa; porque yo compré el mío hace ya 7 años, y ahora mismo se puede comprar un modelo bastante mejor por el mismo precio.
Hay una frase que es totalmente cierta: el que gana mucho acaba gastando mucho. Yo he pasado por varias etapas en mi vida laboral, desde una época en la que ganaba muchísimo (por hacer más bien poco, todo sea dicho) y me daba todos los caprichos, sobre todo en viajes, hasta otros periodos en los que había que apretarse el cinturón porque estaba en el paro. Pero siempre me he adaptado a vivir con lo que tenía. Creo que ése debe ser uno de los secretos de la felicidad.
A mí me sorprende mucho lo que yo llamo “la invasión china”. El último sector en el que parece que hemos perdido la partida es el del textil y el del calzado. Sí, un par de sandalias salen más baratas si lo compramos en el chino de la esquina. Pero, ¿se puede comparar su calidad con la de unos zapatos fabricados en Elche?
La preguna msala, ilicitana, es: ¿Importa realmente que sean peores que las de Elche si las vamosa tirar en cuanto no estén de moda?
ahí está la cosa.
¿Pero qué vamos a esperar de un país donde la Administración paga 600 euros por ser guía turístico en verano? Es que ya no hablamos de empresas privadas, ¡sino de puestos ofertados por la Administración! Eso sí, para optar a ello hay que ser universitario, saber idiomas y a ser posible con experiencia previa. Increíble.
Yo sé muy bien lo que es ajustar los precios. Soy óptico independiente y mantengo mi negocio porque en el último año he ajustado muchísimo los precios de mis gafas, y por lo tanto el margen de mis beneficios. No me ha quedado más remedio.
Hoy la cosa está tan mal y hay tanto desempleo y temor en la población que incluso la gente se lo piensa a la hora de comprar artículos de primera necesidad como pueden ser unas gafas o unas lentillas. Por eso mis gafas valen hoy lo mismo que valían hace cinco años.
Pues lo mismo que los coches, Blas, como decía Mariano un poco más arriba. Ese ajuste de precios afecta a toda la cadena de producción y el consumidor que compró ayer se siente estafado porque hoy se mantiene el mismo precio. Por ejemplo la vivienda, según leía ayer, está ahora al mismo precio que en el año 2005, y en el año 2005 los precios eran realmente asequibles. Como para no sentirse engañado.
Blas, soy miope perdido y hace un mes rompí la montura de las únicas que tenía. En mi óptica de siempre (una cadena) me dijeron que podía soldarlas (con riesgo de nueva ruptura, 10 euros) o –lo que hice– aprovechar los cristales para otra montura (elegí una de 120 euros, no eran la más caras).
Lo pensé mejor cuando vi que ofrecían un gran descuento para gafas nuevas. Así, lo que habrían sido 10 o 120 euros, se convirtió en gafas de repuesto (soldadas) y otras nuevas (por casi la mitad del precio: de 600 a 350).
La pregunta es: ¿ésta es una estrategia para ganar mercado o es que en época de no crisis los márgenes son tan amplios que permiten un 40% de descuento y seguir ganando una pasta?
Obviamente, donde dice “únicas que tenía” debería decir “únicas gafas que tenía”. Disculpen.
Bueno, que yo soy funcionario y es lo que hay. Aparte de que me gusta, acabé aquí porque las condiciones laborales eran mucho mejores que en la empresa privada.
Igual que ahora me estoy pasando a Simyo porque ofrece unas condiciones mejores que Orange.
Pero a lo que iba, que también los funcionarios hemos perdido multitud de poder adquisitivo en estos últimos años. Y lo que te rondaré, morena, que ya se escuchan ecos de congelación salarial para el año que viene (2009 puede ser el primer año en casi 2 décadas en que los funcionarios “recuperemos” poder adquisitivo).
Yo no critico a los funcionarios ni me parece mal que nadie mire por su futuro. Es más, si yo encuentro un puesto de trabajo en la Administración que me satisfice, me presento y hago las pruebas. Sin embargo, he tenido experiencias con la Administración Pública y algunas instituciones son sólo un ejemplo de baja productividad y reúnen todos los tópicos de los chistes sobre funcionarios. Hace falta una reforma de las AAPP y que la gente cobre por trabajar, no por pasarse los días quejándose.
Opino lo mismo, Carol. De vez en cuando oigo en la radio o leo a algún político que menta una reforma de las Administraciones Públicas, pero siempre se queda en agua de borrajas. Reconozco que algunos funcionarios sí trabajan, pero otros es que para despedirlos ipso facto. Yo fui una vez a un edificio de Educación para ver a una inspectora de la que necesitaba una firma. Pues tuvo la desfachatez de presentarse ante mí -sobre la una de la tarde- con dos bolsas de Carrefour, y encima toda feliz, como si fuera algo normal.
Siempre he pensado lo que dices: cuanto más se gana más se gasta, por lo que pagar buenos salarios resulta rentable.
Lo que me parece muy hipócrita por parte de los empresarios es pretender que se paguen, apoyar las reivindicaciones sindicales y producir en el gurugú del mundo.
Pero te olvidas de las pymes y de los puestos que no se pueden externalizar y que forzosamente se han de desempeñar en España, así que la teoría de Henry Ford se les podría aplicar a ellos.
Cuando pagas ese pastizal compiten por trabajar para ti los más cualificados, los más vagos, los animales de la selva, la granja y quien haga falta. Cualquiera se mataría por ganar ese dineral con ese puesto, yo el primero. ¿Por qué no se inventará una máquina del tiempo para darle a Henry Ford mi curriculum vitae?
Eso sí, a lo mejor es que todo estaba mucho más caro y el dinero cundía menos o igual que ahora. Por cierto, tremenda la ironía del pie de foto. ¡Me encanta!